LA INVITACIÓN
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cierta vez llegó a mi caja de mensajes electrónicos una invitación para participar de una orgía. El convite decía que podía participar cualquiera que quisiera disfrutar de sexo homosexual excluyendo prácticas sadomasoquistas y drogas. Los participantes deberían ser mayores de edad entre los 18 y 50 años y que no fueran muy obesos. Que me invitaban porque habían visto una foto mía y que yo reunía los requisitos de edad y físico. Aclaraban que todo el sexo practicado sería usando condón para evitar enfermedades y que la higiene personal era importante.
Que caso alguien rehusara bañarse sería eliminado de la orgía. Acepté la invitación porque conocía el lugar donde se realizaría. Sería un sábado por la tarde y duraría hasta el domingo. Todos los participantes irían contribuir con el gasto envuelto. Acepté todas las condiciones y ahí estaba yo presente para ver qué sucedería. Luego de entrada hubo un convivio regado a cerveza y whisky para relajarnos y conocernos. Éramos trece.
Casi todos con menos de cuarenta años. De buena apariencia. Kleber, el organizador había sabido escoger. Luego ahí en el convivio algunos comenzaron a besarse y a chupar penes. Otros como yo decidimos primero darnos un baño e ir para las camas. Localizadas en una amplia sala. Yo me quedé pelado y me acosté en la cama central, redonda que giraba. Luego se me aproximó un mulato y me besó mientras otro comenzó a mamármela. El que me la mamaba se quedaba de cuatro y al instante otro se aproximó y se la metió.
Entonces Gustavo dejó de mamar mi verga porque luis quería espacio para cogerme. Me abrió las piernas, escupió en mi culo, arrimó su verga y me la metió. El mulato ahora se quedó de rodillas y quería que se la mamara. Yo se la mamé mientras Luis me la metía. Y este chico me la ensartaba hasta que vino otro para continuar cogiéndome. La verga de amaro era muy gruesa y no entraba. Entonces me pidió que me pusiera de cuatro patas. Yo me puse. Ahora empiné mi culo y la verga de amaro se abrió camino y entró. Mi ano comenzó a arder. Le pedí a amaro que me la sacara pero no lo hizo. Por el contrario me agarró de la cintura y me la metió más. Asi me tuvo hasta que gozó. Cuando me la sacó mi culo se quedó abierto y demoró para cerrarse. Yo fui a lavarme. Cuando regresé vi un culito libre de un pibe blanco muy lindo. Encapé mi camote y se la arrimé. Se la metí. Comencé a cogérmelo moviéndome cadenciosamente mientras Beto chupaba a Álvaro que chupaba a otro que era cogido por el mulato. Que orgía.
Solo de ver uno gozaba. Kleber inspeccionaba que se obedecieran las reglas. El tipo era muy profesional. Parecía que el lucro de él era ver. Era eso que le excitaba. Porque mismo teniendo tremenda erección se mantenía apartado, solo observando. Me gustó ese detalle. Pero personalmente quería coger con él pues tenía todo bello. Su verga, su culo peludo, su cara, su cuerpo producido.
Después de un rato cogiéndome a Beto decidí probar otro culo. El de Anisio que me guiñaba un ojo para que me le acercara. Me lo cogí en la posición de gallinita asada mientras le besaba en la boca. Anisio era super caliente. Me metía la lengua, me mordía el labio, sentía su respiración ardiente mientras gemía a cada embestida mía. Estuve en esa posición hasta que me corrí. Salí. Otro vino y siguió cogiendo a Anisio. Y después vino otro. Y otro. En el quinto que lo cogió Anisio se corrió mientras me besaba. Yo de vez en cuando miraba a Kleber y con un gesto le preguntaba por qué no entraba en la orgía. Él me mandaba a esperar. En una de esas me hizo una seña y yo salí de la cama. Kleber me tomó de la mano y me llevó a otro cuarto bien amplio donde había columpios y sillas colgadas y mesas y consoladores para practicar todo tipo de perversión. Me quedé sorprendido. Kleber entonces tomó sendo consolador como de unos 30 cm de largo, se desparramó en una silla erótica y me mandó que se lo metiera. Yo le unté primero una crema que había cerca y después le arrimé la verga de plástico. Se la empujé. Eso, eso, así, despacito. Me dijo Kleber.
Otro chico llegó. Kleber lo invitó para que se la mamara. Hugo así lo hizo. Yo para mientras le metía el consolador en el culo. Se lo metí todo. Entonces kleber le pidió a Hugo que se sentara en su verga que estaba dura como piedra. Y a mí me pidió que lo cogiera con la verga de plástico. Hugo se sentó en la verga de Kleber mientras yo empujaba el consolador. Hugo rápido gozó y salió. Kleber se quitó el condón comenzó a masturbarse hasta que gozó con el consolador en el culo.
Después quiso que yo probara otro dildo. Pero yo le dije que lo que quería era cogérmelo a él. Él accedió. Se puso de cuatro en una mesita y me ofreció su culo. Yo lo ensalivé y metí. Mi verga entró fácil. Estaba asi cogiéndome a Kleber cuando alguien me arrimó una verga y comenzó a frotarla en mi ano. Al rato estaba empalado por tremendo pene mientras me cogía a kleber.
Marcos gozó dentro de mí y yo acabé en el culo de Kleber. Sentí que las piernas me temblaban de tanto esfuerzo. Decidí descansar. Tomé una ducha y un baño a vapor. Dormí un poco. Creo que cogí con todos los doce. Al final del día siguiente casi no salía más nada de leche de mi verga y mi ano ardía. Salí con ojeras de tanto coger. Kleber prometió organizar otra fiesta de esas. Y lo hizo. Pero esa yo cuento después.
FIN
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