La Lengua Que Sacia A Papá E Hijo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eventualmente_Sexual.
Se me sale por la abertura del calzoncillo, golpea mi glande contra el cobertor. Me toco y palpo mi palo, jalo un poquito y palpita duro. Esta seca y no huele a nada, luego abro los ojos y las ganas de comenzar una paja, se quitan cuando ya me descubro del cobertor.
A espaldar de mi cama, casi pegando al techo hay una ventana, dividida en dos, ni muy ancha, ni muy larga. El sol afuera está calentando, oigo ruido de la casa del fondo y me extraña porque los vecinos que vivían ahí, la semana pasada se han mudado. Curioso me pongo de pie sobre la cama, echo a un lado la cortinita y me asomo.
Un vecino que ni cuenta me he dado que se ha mudado pronto. Es primera vez que le veo ¡y vaya manera de verlo! Es un hippie o bueno más bien como uno de esos, que son hipster. Esta desnudo, solo un bóxer todo de licra color rojo tiene puesto, está lavando y tendiendo ropa al tendedero. Una canción de Janis Joplin suena en su interior de la casa, le veo mover los labios, debe estar tatareando. Es un chamo apenas, y me pregunto si vivirá solo, o vino junto con la demás familia. O quizás también ande con un grupo de amigos hipster << me gustaría que fuesen amigos míos entonces >>.
El chamo es blanco, pálido pero ya el sol lo está enrojeciendo en el hombro. Trae unas gafas oscuras, el cabello negro, con un corte de cabello de los años 40, solo que no se peina de lado, sino que el flequillo le cae en la frente, a la altura de los ojos. Es delgado, no tiene músculos, tan solo lo necesario para que se note un cuerpo esbelto, un abdomen plano, pecho normales, un trasero que probroca darle unas nalgadas << ¡Nalgadas! ¡Nalgadas! >>. Se me ha puesto dura y choca contra la pared. No es que yo sea un maricón, tampoco ando pendientes de ellos, pero mi primo Alex, dos veces me la ha mamado… y se siente bien.
Los vecinos anteriores, tenía una hija, con ella, también la veía desde mi ventana, pero lástima que nunca se puso a tender ropa como lo hace ahora mi vecino.
El chamo no tiene pinta de rudo, más bien de tranquilo, tal vez me equivoque, pero creo que es gay << ¿Qué edad tendrá? >> Me pregunto. Es joven, debe tener mi edad, sus padres deben ser cool le dejan hacerse tatuajes. Tiene uno que le cubre casi toda pierna. Sigo pensado que debe ser mi amigo, pero nunca he tenido uno por aquí en el barrio.
¡Tin, tin, tin!
Suena el timbre, mi erección todavía es dura, pero creo imaginar quien debe ser. Me bajo de la cama, y salgo de mi habitación. Estoy solo en la casa, porque tanto mamá como papá, trabajan y soy hijo único.
Bajo a la sala, y antes de abrir la puerta que da al porche, me detengo, porque pueda que sean “testigos de jehová” me asomo por la ventana que da a la calle, y sí, es quien creía en un principio << ¡Alex! >>.
Siempre esperaba que fuese él quien me buscara para mamarme la verga, pero esta mañana soy yo el que está caliente. Abro la puerta, me asomo y le veo, le lanzo el mazo de llave y él entra. Cuando viene hacia dentro, frunciendo mi ceño, lo espero con mi verga afuera. Alex es un chamo, un año mayor que yo, es moreno, de pelo corto y labios gruesos. Es todo un machito, no se le nota lo marica y eso lo que me da morbo.
Vio a mis ojos, apenas sonreía, se quedó un tanto en shock. Asió mi pene con una mano, tuvo tan cerca de mí, que creía iba a darme un beso. Mi piel se crispó, por un momento pensé en dejarle hacer, cerré los ojos, y voy sintiendo su respiración por mi esternón, luego mi abdomen, y se me contrae de cosquilla. Termina de bajar mi calzoncillo, mi verga se dispara. Primero da un beso en mi glande, la chupa con delicadeza, apoyo mi mano en su hombro, luego la traga toda, jadeo y siento como su boca me lo cubre toda.
Lamio mis bolas, se pegaba a mi ingle y olía el olor de mi vello púbico. Se la sacaba toda, chupa mi glande, lame el tronco, acaricia mis bolas, yo su cabeza, y luego se la mete toda. Empino mi pelvis, y empujo su cabeza. Mi glande chocaba con su garganta, palpitaba y sentía un cosquilleo fuerte, a la vez como una comezón, y mis huevos comenzaron a ponerse duros. Pensé en hacerme la paja para acabarle en la cara. Y cuando iba a hacerlo, Alex me sorprende, se puso de pie y lo veo a los ojos, giña un ojo, y se está soltando el pantalón. Le cae a las rodillas, trae un calzoncillo rojo, se lo baja también y veo su pene erecto << primera vez que se lo veo >>. Sus nalgas están duras, son morenas, bellas también. Moviéndose un poco lento, se arrima al sofá que esta de primero dando la espalda a la puerta, ahí Alex se apoya y me deja ver su culo. Es moreno como el resto de su piel, con un botón rojo. Me agacho (en otra ocasión, no hubiese llegado tan lejos, pero esta mañana estoy muy caliente y ocioso) le hurgo el upite, esta cerradito, introduzco un dedo, está muy cerrado y seco. Me escupo los dedos ahora entra mucho mejor.
Trae un olor a culo que me mata, tanto así, que cierro los ojos y se lo lamo. Entierro mi nariz en esa raja, mi barbilla le rapaba los cachetes de las nalgas. Jadeaba y eso me excitaba. Me puse de pie y apunto mi verga a su upite cerrado. Hice presión y vi gesto de dolor en su rostro, pero no me impedía que continuara. Por ello empuje con alevosía, le dolió que joda, ahí me detuve y esperamos un ratico. Por seña con sus dedos, me indica que le dé, suave e inexperto comienzo a bombear.
Nunca antes había cogido, también es mi primera vez << creo que de Alex no >>. Me excito sobremanera, empuje dos veces adentros, y mi primer polvo se fugó sin poderlo detener. Fue una corrida sabrosa, tan febril, tan pulsante en mi cuerpo. Sude a mares, y caí sobre la espalda de mi primo. Empuje una última vez, y debí tener una expresión de haber muerto en la acción.
DOS
Tengo un buen trabajo, y las cosas en mi vida van de muy bien. Mi mujer trabaja y los créditos del banco, ninguna cuota hemos dejado de pagar, por ello trabajamos duro, y los fines de semana, para mí no es un peso trabajar por las noches. La primera vez mi mujer, me dijo que no hacía falta, se reusó, pero más bien ella también lo veía oportuno. No se dijo más y entre a una línea de taxi a trabajar.
La primera jornada de la noche hice varias carreras, luego ya cuando pensaba irme a casa, la central notificaba una carrera cerca por la avenida del centro, muy cerca de donde yo me encontraba, le contesto, que yo estoy cerca del punto. Me indica a donde llegar, copio y me dirijo al lugar, un sitio de la noche que no he escuchado antes, pero igual voy. Unos de mis compañeros, comunica por la radio, logro oír, que dice “al compadre le salió ñapa la primera noche” y luego una risa acompaño a varios. Pensé que trataba porque era la última carrera que haría, cuando ya me iba a casa, pero cavile que como debía saber mi compadre, que ya iba a terminar yo de trabajar, cuando muchos de ellos trabajaban hasta las 5:30 de la mañana, y apenas iban hacer las 2:00 de la madrugada. No quise preguntar, sino que sonreí e ignore, luego otra noche preguntaba.
Llegue al sitio, si se trataba de un club nocturno, no parecía. Un joven muchacho esperaba afuera, en compañía junto con tres porteros del club. Al ver el carro con el logo de la línea, debió saber que era yo quien lo venía a buscar. Frene frente al lugar y el joven muchacho, se vino hacia a mí, sonreía pero sus ojos indicaba que debió haber llorado antes. Antes de montarse al auto, se despidió de los gorilas, y luego me indica que lo lleve a su casa. La dirección era relativamente cerca de donde yo vivo, pensé que era mi noche de suerte, no debía cruzar toda la ciudad para llegar de nuevo a mi casa. Me pareció perfecto.
La fragancia que emanaba era dulce, fresca e indudablemente iba a acorde con su vestir, y para la ocasión; rumbear de noche. Vestía de negro, un pantalón que parece ser de cuero, pero no lo era, una camiseta sin manga, con una figura de calavera hecha en tela de lentejuela.
Según mis tiempos, en mi época, considerábamos que esta forma de vestir, era para los maricas, hoy en día también lo considero, pero como los tiempos ha cambiado, no se decir, si el muchacho lo sea o no.
Había un silencio, volteo a verlo de nuevo, tiene frío y le pregunto lo evidente. Me contestó que si tenía un poco de frío, pero que no me preocupara por ello. Al hablarme, vi sus ojos verdes, un rostro pálido, con una nariz respingada, labios rosas, el joven era espectacularmente hermoso.
Como dije, mis tiempos eran otros, y el machismo es lo que nos identificaba en esa época, pero la verdad no he tenido problemas con los maricas <<…siempre y cuando, en mi familia no haya uno >>.
La piel de sus brazos, estaba todo erizado por el frio, en el espaldar de mi butaca está mi chaqueta. Ni siquiera pensaba en lo que estaba haciendo, solo que tenía tiempo sin coquetear con nadie, aunque nunca, tampoco lo he hecho con un hombre.
Detuve un poco el auto, el debió de asustarse, porque de inmediato me vio a los ojos, agarro mi chaqueta y se la paso por la espalda. Entendió lo que me proponía y la cogió sin decir más. Le giñe el ojo y le dije (a casi susurro) que se la pusiera.
Se la puso y pareció abrazarse. Olió por un lado el aroma que tenía mi chaqueta. Sus ojos se cerraron e inspiro hasta saciarse. Luego de abrir los ojos, mirando a los míos, me dice con mucha sensualidad, que olía rico…
Mi verga estaba durísima, hacía tanto tiempo que mi mujer y yo no hemos echado un polvo. El trabajo nos ha inspirado mucho, pero la relación nos la ha socavado un poco. Esa noche me sentí todo un galán ¿Qué importaba si era un muchacho? Nunca antes he pensado en la homosexualidad, pero ya, a mis casi 41 años, creo que sería bueno probar.
Comencé a sobarme la entrepierna, de inmediato él lo nota, hizo una mueca, la cual no pude interpretar. Creo que he sido muy directo, pero no tengo claro, como se liga con un homosexual. El muchacho después de ver unos minutos a la ventana, gira de nuevo y mete la mano en mi entrepierna. Sobando con mucha paciencia, palpando mi paquete, imaginando como debía tenerlo. Yo como todo hombre y sobre todo seguro de lo que tengo, pienso que se va enamorar de mi verga. Gruesa, hermosa y lo más importante… se usarla sabrosa.
Cuando hemos llegado a su casa, vive en un pequeño apartamento, tiene entrada independiente. Imagino que la casa de abajo, viven los que arrendan. Estacione en la siguiente casa y no exactamente en frente, así como me dijo él. Nos bajamos rápido, estaba oscuro y sola la calle, abrió la primera reja, subimos y abrió la siguiente puerta.
Estando adentro no sabía qué hacer, él se quedó viéndome; como pensado si debía besarme o no. Se acercó y olio mi pecho, aprovecho y lo aprieto contra mi cuerpo, saboreando con mi olfato su aroma, busco si boca y la beso. Fue un beso rico, luego lo beso de nuevo, pero con lengua, se pega mucho a mí, introduce su lengua y hace algo rico, que pido con el pensamiento, lo haga de nuevo.
— Te queda bien el bigote — me dice.
Nos quitamos la ropa, se arrodilla, baja el cierre de mi pantalón y de un jalón baja mi bóxer. Mi verga dura, el joven aprecia mi herramienta. Primero da un chupito en la cabeza, y poco a poco se la va tragando completica.
Chupo mis bolas y hasta el culo deje que le pasara la lengua.
Desnudo era un efebo hermoso, delgado sin ser flaco, pero no había nada abultado en su cuerpo que dañara su figura esbelta. Unas nalgas redonditas y perfectas, un hoyito rojo y limpio, sin ningún pelo.
¡Es mi primera vez con un hombre! Y vaya que me está gustando.
En el mueble, sentado frente a mí y sobre mis piernas, nos besamos y devoramos nuestras bocas. Poco a poco se va sentado en mi palo, hundiéndose cada vez más adentro, exhala y tiembla un poco. Le siseo al oído y empujando un poco se lo termino de meter en el recto. Esperó un poco, a acostumbrarse, sus ojos verdes brillaban, son hermosos, le beso tiernamente.
No solo fue tener sexo… yo le hice el amor.
Suave le bombee, y tan solo a lo último, se lo hundí profundo y con fuerza. Toda mi leche acumulada y caliente, le acabe en su ser…
TRES
Tuve que mudarme de ese anexo, Hugo venia todas las noches, y eso me gustaba, pero todo cambio cuando yo me enamore de él. Creo que no era suficiente para él, pero yo lo supe desde un principio, es un hombre casado <<…pero me hace el amor tan rico >>.
No quise sufrir más, por ello me fui de ahí y no lo he vuelto a ver más.
Cada vez que lavo, lo hago en ropa interior, y es que ya nada tengo limpio, y también porque me gusta hacerlo. Tengo una semana en esta nueva casa, la cual he podido pagar, bueno, la verdad la pago fue papá. Me molesta, quise independencia, pero creo que todavía el arregla los problemas de mi vida.
Salgo al sol, a atender la ropa, tan solo estoy con un calzoncillo azul marino con pequeñas figuritas rojas. Tendiendo la ropa, me percato que alguien me está viendo desde la venta de la casa del fondo. No pude disimular y quien debía estar viéndome, se percató también y se escondió rápido. Sonreí y no le di importancia. Voy de nuevo a la secadora y saco más ropa, de vuelta, con la ventana cerrada, se ocultaba quien debía estar espiándome.
Ahora si me importa, no me molesta, pero si me pongo sigiloso. Regreso a adentro, y cojo una pamela negra de terciopelo, me pongo los lentes y salgo de nuevo. Ahí mismo donde tenía la ponchera de ropa por tender, me quito el calzoncillo y quedo totalmente desnudo.
Tal como lo pensé, tenía el celular en su mano. Si iba a grabarme, al menos mi rostro no se veía, por los lentes y por la pamela. Me baje un poco los lentes, y le giñe el ojo. Cuando ya iba de nuevo hacia adentro, mi acosador, abrió la ventana. Sentí un alivio que fuese un muchacho, sobre todo ya grande. Aunque desde mi punto no lograba deducir que edad tenia, pero al menos se veía que ya pelos en la verga debía de tener.
Tenía una expresión dura, se veía que recién ha despertado. Me quite los lentes completamente y le giñe el ojo. Me hizo una seña (aunque no lo entendí) asentí y me devolví adentro.
CUATRO
Saque de una gaveta, rápidamente una bermuda y una franela. Me puse unos tenis y a penas peine mi cabello, y salgo de la casa directo a la otra calle. Él me dijo que sí, estoy emocionado, creo voy a meter de nuevo la verga en un culo apretado.
Al llegar a la casa, ya traía la verga dura. Desde que se la metí a mi primo, no he pensado en otra cosa, que repetir, y llevo una semana cazando al vecino del fondo. De nuevo lo vi en ropa interior y nunca pensé verme aquí.
Toque el timbre varias veces, hasta que salió.
Se quedó viéndome, como si no me conociera, hasta que le dije que era el vecino del fondo. Luego hizo ademan, pero parecía como si no.
— Te dije que venía.
— La verdad es que no te entendí la señal que me hiciste —me responde con una sonrisa. Se acerca y abre la reja, dejándome pasar al porche.
— ¿Qué edad tienes? —frunce el ceño viendo mi cara al hacerme la pregunta.
— 16.
— Eres un niño.
— No, claro que no. Ya tengo pelos en la verga y acabo full leche ¿sabes? —les respondo con un deje de amargura.
Sonríe y me invita a tomar un vaso de agua. Le sigo y me da es un vaso de jugo de naranja.
— Eres lindo— me dice.
— ¿Y qué edad tienes tú?
—23.
— No parece, creía que eras de mi edad— le respondo.
No paraba de sonreír y cada vez que habla me doy cuenta que la verdad es que no es de mi edad. Su manera de hablar es mucho más madura.
— Tu si eres un niño — es lo último que le oigo decir.
Me acerco lo suficiente como para oler su aroma.
— ¿Me la vas a chupar si o no? — le dije con toda la seriedad de mi ser.
Se quedó viendo a mis ojos de hito en hito, sonreía a media, bajo la mirada a mi entrepierna, que se notaba lo dura que la tengo. Luego me ve de nuevo a los ojos, su sonrisa se borra y la seriedad de su cara me hace fruncir mi ceño.
Me empujó un poco y se apartó de mí. Como hombre me sentí humillado y por ello iba rumbo a salir de su casa con un mal humor.
Me detuvo, cogiéndome de un brazo “espera” dijo. Quise hacerme el bravo, al ponerme de frente suyo me estampó un beso en mis labios. Abrí los ojos de golpe y me eche hacia atrás, él sonreía con malicia, como sabiendo que yo iba a retroceder, que eso no me iba a gustar. Luego me termina de empujar a la pared, se arrodilla y con ávida rapidez saca mi verga del bóxer y de la bermuda. Se la mete hasta al fondo, saborea mi falo, le aprieto la cabeza y le cojo la boca con mucha arrechera. Se la saco de la boca y se la tiro en la cara, saca la lengua y golpeo mi glande en ella, se la vuelve a tragar, hizo algo con la lengua… y me hizo acabar.
Quede pasmado y con los ojos muy abierto. No me esperaba eso, yo me lo quería coger también, ahora me empezaba a preocupar de ser un eyaculador precoz. Pero también esta ese movimiento en su lengua que me hizo erizar mi piel. Se puso de pie y me veía con una sonrisa, a mi rostro avergonzado. Luego puso una expresión de compasión sincera “no te preocupes, todavía eres un niño” de nuevo me coge por sorpresa y me da un beso en mi labios. Esta vez no puse resistencia y solo me respingue de excitación.
CINCO
Tocaron dos veces el timbre, salgo a ver quién es, lanzo la mirada hacia afuera, y me parece ver a Jonathan. Sonreí a mis adentros, seguro al chico le gustado como selo he mamado. Cuando termino de salir hacia al porche, no es Jonathan quien ha venido, sino Hugo. Y fue una sorpresa, no sabía cómo vino a dar a aquí.
— ¿Cómo se te ocurre venir a vivir al mismo vecindario que vivo yo? —me pregunta desde afuera.
Viéndole con el ceño fruncido, me hizo recordar a Jonathan, en mi sexo hubo pulsaciones al recordarlo. Y ahora que veía de nuevo a Hugo, aprecie un parecido. El mismo rostro duro, cejas rectas, labios rojos y nariz quebrada en el tabique. Solo que Hugo tiene el corte de cabello muy corto, en cambio Jonathan lo tiene largo y alborotado.
— No sabía que vivías por aquí mismo ¿Y cómo fue que tú llegaste aquí?
— Hice una carrera en la discoteca esa. Pregunte si te conocían y me dieron esta dirección — me responde, aun desde afuera en la calle.
— ¿Y te la chuparon también?
— ¡Ábreme!
Su rostro comenzó a ponerse rojo, di un paso atrás y regrese al porche de nuevo. Abrí la puerta y antes de entrar le dije que no volviera por aquí. Golpeo varias veces la reja, y escupiendo al suelo se fue sin decirme nada.
Un montón de pensamientos se vino a mi mente. Me enamore de Hugo y quise mucho de él, pero desde hoy que vino Jonathan, estar con ese adolescente, casi por completo me ha sacado del guayabo que tenido estos meses.
SEIS
Llegue a su casa por la tarde. Santiago me vio con una mirada de ganas que llegase pronto. Me aprovecho de eso, y actuó con arrogancia. Pero una vez estando en la sala, se acerca, lo pego a mi cuerpo y le agarro por las puntas de la nalgas, le doy beso y ahora es él el sorprendido.
Acostado en su cama, boca abajo, pude apreciar todo su cuerpo. Le escondí su verga acomodándolo en la almohada, le he pedido que levante el culo y me pregunto <<…si olerá a igual que el de Alex >>.
Nada más hago apartar una nalga, se muestra su culito cerradito y apretadito, ensalivo mi dedo y escupo en su hoyito, introduzco el dedo y me sale limpiecito —cosa que me llama la atención y me pregunto cómo le hacen—. Ahora sí, metiendo mi lengua en su raja, le estoy comiendo el culo, noto como su piel se crispa, aprieto sus nalgas y luego le doy unas cachetadas fuertes, hasta dejarlas rojas. Él voltea y hay ira en su mirada, me muerdo el labio y le giño un ojo, le vuelvo a pegar duro y ahora intenta ponerse de pie todo molesto, pero antes que lo hiciera, me lance sobre él, lo apretuje y coloque mi verga en su raja, moví la pelvis y lo bese apretándole. También le mordí el labio, ahora mostraba una sumisión, y me gusta, porque se nota que no es de fácil dominar. Me levanta el culo, pidiendo que lo coja, hago caso a su querer, le empuño mi verga y se mete mi glande en su recto. Le dolió, veo muecas en su rostro y sus manos intentan parar mi pelvis, me acuesto sobre él, y siseando a su oído, lo penetro suave pero decidido a metérselo muy profundo. Cuando chocan mis bolas con sus nalgas, comienzo mi vaivén suave a rápido, y a medida que lo hago, Santiago chilla como mujer, lo cojo fuerte y siento un gran alivio que mi segunda vez metiéndolo en culo, no me voy tan rápido como la primera vez.
Se la vuelvo hundir profundo, él levanta el culo y aprieta fuerte, sin verlo venir, pero si sentir, me corro adentro en su culo. Pasmado y vibrando acabé full leche, caliente y toda se eche adentro con ricura plenitud.
SIETE
Mi pensado era irme a la casa directo, pero ya que estaba cerca, me atreví meterme por la misma calle que vive Santiago, cuando voy cerca de la casa, casi al frente de ella, frene de golpe. Mi ira se vino a la cabeza, aun así no se me volaron los tapones. Solo baje la ventanilla del auto y primero llame al nombre de mi hijo.
— ¡Jonathan!
Mi hijo frunció el ceño, Santiago palideció de inmediato.
— ¿Qué haces aquí? —le pregunto.
— Aquí en la casa de un amigo.
— ¿No deberías estar en la casa?
— Papá solo fue unos segundos.
— ¡Ven móntate!
Así lo hizo, pero en Jonathan no se le notaba temor. ¿Y que temor podía sentir? Subí la ventanilla, no antes de echarle una mirada a Santiago, quien todavía me veía pasmado de miedo.
No podía reclamar a Jonathan, porque me iba a preguntar como sabía yo que ese muchacho era marica ¡quedaría en evidencia!
—Ese muchacho parece gay —le digo.
No sé cómo le hace el coñoesumadre ese, pero Jonathan no se inmuta para nada. Tanto así, que creo que nada haya pasado entre ellos dos.
— Todavía no me la ha chupado entonces — me responde con arrogancia.
Y ahora si se me volaron los tapones.
Detengo el auto y le demando respeto. Tuve que pelar mis ojos y hacerle que viera mi ira. Aun así el muy hijo mío, me retaba con su ceño fruncido. Mi ira comienza a disminuir, y ahora estoy pensando que Jonathan sepa algo, que a lo mejor Santiago le ha dicho algo.
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