La mascota del equiipo – capitulo 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por arielpasma.
A pesar de los escasos casi doce años que tenía cuando me inicié en el sexo aprendí como para dar cátedra en una sola semana, dado que en dos secciones de sexo y lo hice con siete muchachos.
Acuérdense que mis anteriores relatos les contaba que un vecino dos años más grande que yo, y un amigo de él que me superaba en cinco años me habían desvirgado y enseñado gozar del sufrimiento anal con su tremendas vergas. Y al volver al mismo lugar una semana después para encontrarme con ellos nuevamente, cinco muchachos, que escondidos habían visto todo la semana anterior, me sometieron bajo la amenaza de divulgar lo que habían visto, saciando su sed de sexo y sadismo hasta el punto de meterme dos verga juntas en el ano y la boca e incluso la mano de uno de ellos totalmente en el culo, abriéndomelo como una flor. Y aunque había sufrido muchísimo, increíblemente había gozado como una yegua.
Si mal no recuerdo allí había dejado mi relato, cuando estos chicos se iban, ha pedido mío ya que llegaba la hora en que vendrían a ese rincón escondido del bosque Fernando y Marcelo, mis dos primeros amantes.
Yo luego de la aventura sexual que había tenido estaba con el culo la miseria y sangrándome, totalmente desnudo me acerqué al arroyo, me lavé y volvía esconderme entre los arbustos, encima de mi ropa boca abajo, mire mi reloj y aun quedaba media hora para que los chicos llegaran. Con mi cara entre mis brazos relajado, me dormí.
Caricias sobre mi espalda y mis nalgas me despertaron, eran ellos.
-Hola, que bien, ya estás preparadito- dijo Marcelo en tono irónico.
Quise levantarme y me quejé, tenía todo el cuerpo dolorido.
-¡¡Hey!! ¿Qué pasa?- Dijo Fernando.
Tuve que contarle lo que me había pasado y la que me habían hecho hacía un rato. Se enojaron mucho, hasta querían ir a buscarlos para pegarles. Yo los frené, argumentando que ya estaba hecho y nada iba a cambiar, yo me repondría tarde o temprano. Además ya estábamos a ahí los 3 y no tenía por qué cambiar nada.
-Pero en estas condiciones no estás para divertirte con nosotros.
-Sí Marce, me duele todo pero puedo probar, hacemos hasta donde pueda- argumenté
A pesar de haberme destruido cogiendo rato atrás, quería más. Ya nada me podía saciar.
-¿En serio mi amor? ¿Harías eso por nosotros?- Dijo Marcelo
-Sí- dije, poniéndole una mano su bulto.
Inmediatamente ambos empezaron a desnudarse, cuando estuvieron tal y como vinieron al mundo se recostaron uno a cada lado mío. Marcelo puso su boca sobre la mía y la abrió con su lengua para introducirla hasta la garganta, mientras acariciaba mis piernas. Fernando comenzó a chuparme las tetillas, descendió con su boca mi cuerpo, mi abdomen, mi ombligo, mis piernas. Ambos me acariciaban todo el cuerpo, yo gemía y jadeaba.
Marcelo me chupaba el cuello cuando Fernando con su boca peinaba mi pubis lamiéndome los alrededores de mi pija totalmente parada, la tomó con sus manos, me dió primero un beso en la cabecita, y luego la fue poniendo entre sus labios, haciendo que ingresara lentamente su boca.¡¡Mi Dios!!! Esa sensación era fascinante, luego la sacó y comenzó a besarme los huevos.
-Levanta un poco las piernas así de doy un beso al Pupo. ¿Sí?- Dijo.
Flexione mis piernas mientras el gozaba su boca en mi ano, me dolía todo, casi no podía moverme.
-¡¡¡Huy!!! Como te lo dejaron esos hijos de puta, que animales que son- dijo Fernando
Marcelo mientras tanto se sentaba sobre mi cabeza para que lamiera sus huevos, poco a poco fue corriéndose hasta que mi lengua quedó sobre la puerta de su ano, a pedido de él comencé a mover la y tratar te penetrarlo, él jadeaba, gemía y gozaba.
-Así putito, así, que lengua divina que tenés- decía
Fernando con su lengua en mi ano yo con la mía en la de Marcelo, éramos en trío perfecto.
-Cambiemos de posición- dijo Fernando.
Marcelo se recostó boca arriba –besame la pija- dijo. Me incorporé y puse mi vientre en el suelo y puse lo que pude de ese tremendo trozo en mi boca. Fernando habría mis nalgas y volvía a posar su lengua en mi hoyito lo devoraba, lo mojada, me besaba las nalgas. Yo seguía con la pija de Marcelo en mi boca, mirándolo como gozaba lo mamaba con más ganas.
Fernando se incorporó y puso la punta de su pija en mi ano, y presionó. Pegué un grito.
-¡Nó, Fernando! Por favor me duele mucho, la tuya es muy grande, mejor que puede Marcelo que la de él es más chica.
-Está bien- dijo Marcelo –pero cambiemos de posición, acostate de espalda te quiero con los pies en mis hombros, así nunca lo hicimos.
Me acosté, flexioné nuevamente mis piernas, cuando Marcelo me apoyó, Fernando dijo.
-Esperá que los lubrico-
Puso su lengua en mi cola y fue poniendo bastante saliva mojándome todo, luego, tomó la pija de Marcelo se la puso en la boca repitiendo la operación, y con su mano la dirigido hasta la puerta de mi ano. Marcelo empujo y yo gemí dolorido, entonces se frenó. –Seguí, Seguí- lo alenté, y lentamente la fué undiendo hasta los huevos.
-Ya está- dijo triunfante.
A mí me dolía todo me ardía, pero así lo había decidido y no me podía echar atrás. Fernando, a nuestro lado acariciaba nuestros cuerpos, recorriendo los de punta a punta en las zonas más erógenas. Al acariciar el cuerpo de Marcelo le prestó mucha más atención a sus nalgas hasta que comenzó a acariciar su ano, mientras éste, comenzaba un lento vaivén en mi ano. Después se puso detrás, puso su boca donde había tenido su mano. Marcelo me enterró hasta el fondo su pija y ahí se quedó quieto, para que la lengua que tenía su cola hiciera su trabajo.
-¡¡Hay!! Hijos de puta, cómo me están haciendo gozar guachos…¡¡Qué lindo!!…. Seguí Fernando. Seguí que tu lengua me hace vibrar-
Fernando siguió lamiéndolo, mojándole toda su raya, en un momento lo vi incorporarse y con su verga en mano lo apoyó.
-¡¡No, hijo de puta, sabes que me duele!!
-Dale no te hagas el rogado, te duele pero sé que te gusta-
-Sí, pero es muy grande me mata-
-Shh, cállate y seguí cogiendo el pendejo que yo te voy a ser gozar a vos.
En ese momento comprendí por qué Marcelo conocía tan bién las virtudes de la monstruosa verga que Fernando tenía entre las piernas. Marcelo con la suya totalmente ensartada en mi, me miró los ojos.
-Báncatela, cómo me hiciste tragar la tuya, demostrarme que podes, como pude yo- le dije, y le di un beso de lengua.
Justo en ese momento Fernando daba su primera estocada, Marcelo infló mi boca con aire de un grito que logré sofocar con el beso. Un nuevo empujón y un nuevo grito de Marcelo empujando también su pija dentro de mí.
-Pará, frená hijo de puta que me estás haciendo mierda-dijo.
Ya, no jodas que ya casi está- tenía media verga dentro –sufrí como hiciste sufrir al pendejo el otro día. Dale, aguantátelas sí sós tan macho como decís.
Yo bajé mis piernas y rodil cuerpo de Marcelo con ellas, para que él estuviera más cómodo.
Abrázate al nene que ahí voy hasta el final-dijo Fernando.
Marcelo me abrazó e hizo fuerza, esperando lo peor. Fernando empujó con fuerza, con mucha fuerza, haciendo que Marcelo me aplastara, yo recibía el peso de los dos, me estaban sofocando. Fernando siguió empujando hasta sentir sus huevos chocar contra las nalgas de Marcelo, este mientras, se mordió los labios y se tensaba. Cuando levantó su cara tenía los ojos llenos de lágrimas, su pija había perdido rigidez y aunque estaba blandita aún permanecía dentro de mí.
Fernando recostándose sobre Marcelo dijo…
-Ya está, misión cumplida, ahora quedate tranquilo yo ya no me muevo, vos solo vas a marcar el ritmo cuando te dispongas-
Yo le besaba su cara, sus ojos, su boca y le decía….
-Viste mi amor, ya está, ya terminó, ahora aceme gozar a mi- y metí mi lengua en su boca.
Lentamente fue rindiéndose a mis caricias, comenzó a chuponearme la cara, el cuello, los hombros, metía su lengua en mi boca. Su pija comenzó erguirse nuevamente hasta llenarme todo. Había vuelto a calentarse, hasta que al moverse para serrucharme, se dio cuenta que tenía en su interior la de Fernando, le dolió y quedo nuevamente quieto.
¿Querés que me mueva yo?- Dijo Fernando
Ante el silencio comenzó a hacerlo, en cada embestida las expresiones de Marcelo no se sabía sí eran de dolor o de goce. Fernando sacaba casi totalmente su pija dejándole espacio para que Marcelo hiciera lo mismo, para luego, con un empujón enterraba nuevamente su pija en Marcelo y la de Marcelo en mi.
-Fernando me estás matando, me estás haciendo mierda adentro, me revuelves los intestinos-decía Marcelo.
-Ya lo sé, pero te gusta, decirme que te gusta-
-Sí, me están haciendo gozar hijos de puta, tomá pija vos también, tragátela toda-
Yo soportaba el peso de ambos, era la máquina en el trencito de sexo que habíamos formado, en el que Marcelo tenía la mejor parte, gozaba por delante y por detrás. Los movimientos se iban haciendo cada vez más rápidos.
-¡¡Hay, hay!! Me estoy por acabar- dijo Marcelo.
-Esperá, no te muevas que quiero acabar junto con vos- respondía Fernando, serruchando aún más rápido.
Marcelo, totalmente enterrado en mi recibía los empujones de Fernando y sin moverse comenzó a decir.
-¡No puedo, no puedo!…. ¡Acabo, acabo!… ¡Haaaaa! Toda mi leche. ¡Toma! Tomá te la toda con ese culito tragón. ¡¡¡Haaaa!!!- Su pija escupió un río de semen llenándome los intestinos.
-Ahí va la mía para vos, Marce- dijo por su parte Fernando. –Ahí va, ¡¡¡Haaaa!!!…. Mi vida, que culito apretadito… Ahí tienes leche vos también – mientras daba los empujones temblando con los últimos espasmos.
Fernando sacó su pija de Marcelo y Marcelo las usa de mí, ambas totalmente erectas aún. Yo comencé a reír.
-¡Viste que al final te la tragaste, y toda……ja, ja, ja, y te gustó he!- Dije irónicamente riéndome.
-¿Así que ahora te reis, y no querías mi pija porque te dolía?- Dijo Fernando –ahora no te vas a reír más-
Tomó mis piernas y las volvió a flexionar. Tapándome la boca me metió su pija hasta el final, mis ojos casi se salieran de mi cara.
-Ahora reíte pendejo- mientras me abrazaba rodando poniéndose de espaldas en el piso conmigo arriba.
-¡Dale! Reíte. Con nosotros te haces el estrecho mientras que con los otros pendejos te bancaste dos pijas juntas….¿O no es eso lo que nos contraste?…. Vení Marcelo, demostrémosle que nosotros también podemos-
Entre los dos me tomaron fuerte para que no me escapara. Fernando fue sacando su pija hasta quedar solo su cabeza, era la parte más fina, y le dejaba lugar a Marcelo.
Este, después de poner muchas saliva a puso su cabeza.
-¡¡¡Ahora!!!- dijo Fernando, y los dos empujaron a la vez. Casi me muero, grite, me dolía horrores. Pero no habían entrado totalmente porque los troncos de esas pijas eran muy gruesos.
-Sufrí guacho, ahora sí tiene dos machos en serio para que goces. Sufrí que vos te gusta- decía Fernando sin dejar de empujar a pesar que mi ano no quería resistirse.
Tenía algo más de media pija de cada uno dentro mío, entraban y salían seleccionando mi culo por dentro con fuerza, estirándolo al máximo. Eran enormes, mi ano se abría cada vez más.
-Vamos Marcelo con fuerza, se las tiene que tragar todas, ayúdame-
-¡¡¡Ahora!!! – y empujaban los dos, en cada embestida se me aflojaba todo el cuerpo. Volvieron a sacar casi todo el tronco y…
-¡¡¡Ahora!!! – decía volviendo empujar, de mis ojos caían lágrimas.
-Basta, que no aguanto más basta- decía yo sollozando.
-Sufrí pendejo, es inútil que llores, ahora bancátelas para que no prendas a desafiar, para que aprendas lo que son todos machos verdaderos.
-Sacala casi toda, pero no la cabeza Marcelo. Así se traga la mía hasta el tronco-
Marcelo lo hizo y le dio un respiro en mi ano
Me fue bajando despacito mientras el iba empujando desde abajo, hasta que me trague la totalidad de los centímetros esa pija maravillosa, Marcelo aún seguía con la cabeza de la suya en mi interior tratando que no se saliera con nuestros movimientos.
-Bien, te toca a vos Marcelo-dijo Fernando- movete voz que yo lo mantengo perforados para que no se mueva-
Me atrajo hacia él, me abrazó y tomándome de los hombros empujó con su mano hacia abajo mientras hacía presión con su pelvis hacia arriba revolviendo me los intestinos con su pija, Marcelo comenzó empujar y sacar, y en cada empujón su pedazos escondió poco más, tomándome también de los hombros para ser más presión.
Como me apretar la pija nene, ¡¡Qué lindo!!- Y empujaba otro poco.
Lentamente la verga de Marcelo también fue introduciéndose casi hasta el final. Mi culo estaba totalmente abierto. Latía con fuerza alrededor de esas dos tremendas pijas. Mis ojos estaban todo mojado por mis lágrimas. Fernando, que aún me tenía abrazado comenzó a besarme en la cara, el cuello, la boca, haciéndome distender, iniciando ambos un movimiento acompasado, frotando sus pijas dentro de mí.
-Ya está bebé, ya tenés las dos adentro mi amor, ahora gozá, gozá junto con nosotros- Decía Marcelo
-¡¡Huy!! Marcelo, cómo me estás haciendo gozar con tu pija en la mía, que hermoso- dijo Fernando –hace un rato me hiciste gozar con tu culo y ahora con tu pija… ¡¡que divinos que son putito míos!!… Decirme que vos también gozá Marce.
-¡¡¡Síiiii!!!, Estoy gozando como loco, es hermoso sentir tu pija pegada a la mía, ¡¡¡Haaaa!!!, Qué bueno, más adentro Fer, más adentro-
Enterraba sus armas hasta el tronco revolviendo me los intestinos por dentro, se dándome hasta el paraíso, aumentaba el ritmo, cuando ellos empujaban hacia mí yo los hacía hacia ellos, moviendo mi cola hacia un lado y hacia el otro, eso los enloqueció.
-¡¡¡Así pendejo!!!, movete putito. Movete así te damos lechita- decían.
El final se acercaba así lo estaba presintiendo, el aumento a sus movimientos se ha acrecentaba.
-¿Querés leche mi amor?, ya llega- decía Marcelo-aumentando el ritmo de sus movimientos– ya llega.
-Así Marcelo, movete así que me haces acabar-
-A mí también me viene,¡¡¡Haaaa!!!…. Cómo me haces acabar con tu pija.
-Ahí voy yo- dijo Fernando –¡¡¡Ya!!!… ¡¡¡Ya!!!… ¡¡¡Yaaaa!!!… ¡¡¡Haaaaa!!!!…… ¡¡¡Aaaay!!!..¡Que buenooo¡¡¡…. Toma, toma pendejo. Tomate toda la leche…..¡¡¡Haaaaa!!!!
Acabaron los dos juntos estrellando su semen contra las paredes de mi intestino.
-Hijo de puta pendejo, que culo tragón que tenés, que divino que sós- dijo Fernando.
Sus pijas latía en dentro mío en los últimos espasmos
-¡¡¡Huuuauu!!!…¡¡¡¡Qué bueno!!!, No doy más. Decía Marcelo sacando su pedazo de mi mientras se recostaba a nuestro lado.
Yo descanse arriba de Fernando aun con su pija dentro mío que no quería ablandarse. Mi cuerpo nos respondía me dolía los músculos de cada rincón de mi maltratado cuerpo. Lentamente la pija de Fernando se fue ablandando dentro mío –bueno, vamos- dijo, quise levantarme, y no pude, no tenía fuerza. Los chicos me ayudaron a llegar al arroyo para poder lavarme un poco. Luego de vestirnos Marcelo que iba para el barrio me llevó hasta mi casa en su bicicleta.
Mi vientre de me acosté con el pretexto que la escuela nos habían matado a gimnasia. Recuerden que me había hecho la rata para poder encontrarme con los chicos en el bosque.
Al día siguiente algo repuesto de la aventura sexual que había experimentado, me animé y me fui a la escuela a pesar de que apenas podía caminar. El culo me dolía mucho, pero cuando uno tiene cierta edad se banca cualquier cosa, además, los músculos del ano son por demás flexibles y vuelven a la normalidad en corto tiempo, cuanto más actividad, más acostumbran. Eso pasó con el mío, me había descontrolado, aparte de ese momento nunca me alcanzaba lo que tenía, siempre quería más. Eso me llevó a tener aventuras con cualquier posibilidad que se me cruzará, y cuanta más or cantidad de hombres por ves, mejor. Incluso llegue a practicar la zoofilia inducido por mi parte amantes. Pero eso se los contare en futuros relatos.
Volviendo al día después que me abrieron el ano con dos pijas. En la escuela fue por demás de normal, no pasó nada fuera de lo común y sirvió para que normalizara mi estado que era terrible. Cuando salí decidí volver a mi casa caminando, total no estaba tan lejos y yo ya no estaba tan dolorido. María caminaban y dos cuadras cuando se paró un auto mi lado.
-¿Hola como éstas? Subí-
Era Luis el más grande de los cinco chicos que me habían hecho la fiesta el día anterior. Yo no me acordaba que habíamos quedado en encontrarnos en el bosque después de la salida de escuela.
Subí a ese auto, por supuesto que subí……
Pero eso se lo cuento en el próximo…….
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