La mascota del equiipo – Sumando sexo 5 – capitulo 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por arielpasma.
El jueves había llegado, estaba totalmente recuperado de la dolorosa iniciación que me habían hecho la semana anterior Marcelo y Fernando con sus tremendas pijas. Estaba ansioso porque llegara el momento de encontrarnos tal como habíamos quedado de acuerdo.
Almorcé al mediodía y me vestí para ir a la escuela tenía casi doce años y estaba en los años finales de la primaria. Tomé mis útiles y salí pero en vez encaminarme para la escuela lo hice para el bosque donde había quedado de encontrarme con ellos.
Recorrí el sendero haciendo tiempo era muy temprano todavía, jugaba con las ramas y tirando piedras al agua, aún faltaban tres horas y media para que llegaran Marcelo y Fernando, al llegar al puente que cruzaba el arroyo nuevamente me encontré con la bicicletas de la vez anterior, escuché voces que empezaron a salir de entre los arbustos, eran cinco chicos de entre quince y dieciocho años, eran lindos pibes. Uno de ellos me saludó y yo le respondí el saludo, luego me dijo.
-¿Te hiciste la rata?
-Sí, no tenía ganas de ir a la escuela hoy.
-¿Vienen tus amigos hoy?
-¿Qué amigos?
-Con los que estuviste el otro día.
-¿Dónde?- Yo me hacia el estúpido.
-Vení- dijo uno de ellos.
Evidentemente sabían todo, y me llevó hasta donde habíamos estado cogiendo con Marcelo y Fernando.
-Acá – dijo, señalando lugar, y los otros amigos que nos habían seguido sonrieron.
-Yo,… yo – empecé a tartamudear.
-Sí, vos. Estuviste cogiendo acá con dos más, nosotros estábamos escondidos del otro lado del arroyo.
-¡Como te gusta la pija he! – Dijo el más grande – te dolió porque te escuchamos gritar, pero te las bancaste las dos, y eso que eran grandes por lo que pudimos ver – yo estaba muy nervioso y asustado.
-Por favor, no le cuenten a nadie – les decía – ¡Por favor!
-Nosotros no le decimos a nadie si vos también nos haces un favor a nosotros.
-Lo que quieran pero no le digan a nadie.
-Tenés que coger con nosotros.
-¿Con todos? – Dije asustado
-Sí… ¿Qué hay? Te pasaste dos y con pijas grandes, ¿qué te hacen cinco?
-¡Nooo! Son muchos.
-Bueno, sí vos no cumplís con nosotros, nosotros no tenemos por qué cumplir con vos.
Trate de pensar lo más rápido posible, no quería que se enterara mi familia o mis compañeros de escuela, y en realidad tenían razón, 2,5, ¿qué más daba?
-Está bien – les dije – pero que alguno se quede en el puente por si viene alguien.
Los tres más grandes se encaminaron hacia el puente y me quedé con Piqui un rubiecito de quince años y Lalo también de la misma edad. Se sentaron en el suelo y se sacaron los pantalones.
-Vení – dijo Lalo, y me llevó hasta su bulto. -Acariciala.
Comencé a hacerlo. Y cuando su pija comenzó aumentar de tamaño me la puse en la boca, succionaba como si estuviera tomando una mamadera, tenía unos 15 o 16 centímetros de largo y no muy gruesa, con una mano y acariciaba los huevitos casi sin pelos. Piqui quizá ya se había sacado los pantalones se frotaba contra mi cola por encima de los míos, sentía que su pija también estaba dura.
-Desprendete el cinto – dijo, así lo hice, y me bajó los pantalones y siguió frotándose mi raya piel a piel.
Seguía chupándolo con ganas, él comenzaba a gemir cuando Piqui dijo…
-Chupame a mí y que Lalo venga acá.
Cambiamos de lugar y me puse el pedazo de Piqui en la boca, eran pijas muy parecidas, Lalo por su parte puso saliva en su mano, mojó mi ano, apoyo y comenzó a penetrarme, me dolió un poco pero entró fácil hasta los huevos.
Todo transcurría en silencio sin emitir ningún sonido, Lalo comenzó a moverse, entraba y salía fácilmente masajeándome el ano, haciéndome vibrar de goce. Piqui mientras tanto movía sus caderas enterrándome su pedazo en mi boca hasta la garganta. Uno por detrás, otro en mi boca, asi estuvimos un rato hasta que los dos comenzaron a moverse cada vez más rápido gimiendo cada vez más.
-Ya viene, ya viene! – decía Lalo
-Esperá, espérame que a mí también me viene – decía Piqui, cogiéndome la boca, mientras yo apretaba mis labios para acelerar su final.
-¡Acabo, acabo! ¡Haa! ¡¡¡haaaaaa!!! ¡haa! ¡que lindo! ¡ahí va la leche! ¡Te lleno culito de leche!…¡haaaaaaaaa! Lalo acabó dentro de mí.
-Chupá, chupá, así te doy todo, ¡¡¡Assssiiii!!!… ¡¡Que bien chupas la pija!!… ¡¡Tomá leche, tomá!!! – era Piqui que me llenaba la boca con su espeso licor.
Se recostaron a mi lado comentando – que bueno habías sido pendejo, que bueno –
Los dos se vistieron, antes de irse dijeron que me quedara allí a esperar a los demás. Yo corrí hasta el arroyo a lavarme, cuando volvía a los arbustos los más grandes estaban esperando, se habían sacado sus pantalones se encontraban recortados en el suelo aún con sus slips puestos. Eran tres machos impresionantes. Daniel, de diecisiete años, un rubio menudo pero lindo; Jorge, un morocho de dieciocho años, bastante alto, flaco pero apuesto; y Luis, rubio, algo musculoso y con unos ojazos verdes espectaculares.
Me arrodillé entre Jorge y Luis, y sabiéndome dueño de la situación comencé a acariciar sus bultos para nada de despreciables por encima de la tela de sus slips.
-¿No se desnudan? – Pregunté.
Inmediatamente los tres sacaron las únicas prendas que les quedaban, contemplé tres pedazos de pijas espectaculares, ya totalmente paradas. Daniel, con una pija más grande que las de Lalo y Piqui, muy pareja desde la punta hasta la raíz. Jorge la tenía más larga y bastante gruesa, no tan gruesa como la que Fernando me había destrozado el culo la semana anterior, pero si en largo. Luis tenía un trozo descomunal, le calculé unos 24 o 25 centímetros, pero pareja en grosor desde la punta hasta los pendejos, contemplé asombrado ese monstruo. Y Luis me dijo – tocala que no muerde, la tomé con mis dos manos, con una no me alcanzaba.
-Es inmensa – dije.
-¿Sí?… Dale no te hagas el asustado que el otro día te tragaste una parecida – acotó.
-Vení mi amor, acostate entre nosotros así te vamos abriendo de a poco, chupame un poco la pija que Daniel te va acostumbrando el culito – dijo Jorge.
Así lo hice, me recosté entre las piernas de Jorge y me puse su pija la boca mientras tomaba la de Luis, podía con mis manos. Daniel mientras tanto le pasaba su boca por mi raya y su lengua por mi ano llenándome todo con su saliva, salivó también su pene y recostándose sobre mí puso la punta de su pija en la entrada de mi culo, abrió mis nalgas y comenzó movimiento suave y en redondo presionando cada vez más. Eso me gustaba, me daba placer. La pija fue entrando muy a poco y comenzó a dolerme. Lo dije, y Daniel me respondió.
-Sí, aguantá que ya casi está – dijo, mientras retrocedía un centímetro y avanzaba dos.
De pronto su verga traspasó la barrera del esfínter y sola se fue hacia adentro, una exclamación de triunfo exhaló Dani.
-¡¡¡Yaaa!!! …Listo ya entró – dijo, mientras se empezaba a serruchar para dilatarme un poco más, ya no me dolía, sentía placer.
-Le toca a Jorge ahora para que te abra un poco más, mientras me chupas un poco a mí –
Me la sacó y se recostó delante de mí mientras Jorge se ponía encima a posándome su trozo en mi ano, en la confusión, mientras le tomaba la pija a Danny y me la ponía en la boca, me di cuenta que Luis se había levantado, pensé que quería ver la penetración más cerca, y así era.
Jorge presionó poco y me gusto, Danny y me había dilatado bastante bien, hasta que en el segundo empujón una puntada en mi culo me hizo pegar un grito.
-¡hay! Me duele Jorge –dije.
-Tranquilízate que falta lo mejor –y me dio otro empujón, la pija se escondió otros dos o tres centímetros más.
-¡Nooo! Basta que me duele mucho, basta sacala.
-Quieto bebé, quietito que ya entra toda, como a vos te gusta – decía mientras se movía en redondo, apenas un cuarto de pija tenía dentro.
Se recostó encima de mí y tapando me la boca con su mano enterró firme la totalidad de la pija, solté un grito que sólo se escuchó ahogado entre los dedos de Jorge.
-Ya está– dijo -¿viste que no era tanto?-
Comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás y en redondo. El culo me dolía, me latía, pero comenzaba a gustarme. Jorge se frenó y dijo que iba a poner un poco más de saliva.
-Vos seguí mamando Danny –
Mientras yo me ponían la pija Danny en la boca, él saco la suya. Sentí que me acariciaba el culo poniendo mucha saliva mientras se acomodaba con las rodillas a mi lado y una mano en mi espalda. Abrí mis ojos cuando sentí que me pasaba la pija por la raya y lo vi a Jorge sentado al lado de Danny. Con pánico en mi cara me di cuenta que el que estaba encima de mí era Luis.
-Quieto no te muevas que si no es peor- dijo – relájate que cuando comience entrar no frenaré hasta que esté toda adentro. Gritá si querés que en el bosque a esta hora no hay nadie-
Y comenzó a empujar, su pija entraba decidida desgarrando me todo poco a poco, enterrándose mi interior lentamente pero sin pausa. Un grito desgarrador salió de mi garganta, pero así y todo no frenó ese monstruo que iba alojándose lentamente en mi interior.
Abriéndose camino entre mis carnes los 25 centímetros de esa enorme pija se escondían en mi intestino revolviendo mi interior, hasta hacer tope bien adentro. Solo en ese momento Luis frenó empuje y pegó un grito de victoria.
-¡¡¡Siiiiii!!!…. ¡¡¡Lo hice!!!…. Al fin pude cogerme un culito, al fin alguien que se la aguantó-
Yo lloraba, me dolía todo. Luis de la emoción comenzó a moverse sin importarle mi sufrimiento. Sacaba casi totalmente en ese trozo descomunal y lo volvía enterrar a pesar de la resistencia de la estrechez de mi ano. La punta de su pija chocaba con fuerza en mi vientre, mis intestinos parecía como si se me fueran a cortar dentro mío. Luis resoplaba en mi nuca, a pesar que el ano me dolía tanto comenzó a gustarme ese dolor en mi interior en cada pijazo.
-Que apretadito que estás- decía – que lindo, cómo me gusta –y aumentaba su ritmo haciéndome soltar el aire cada embestida.
-Qué lindo putito- decía, mientras pasaba su mano por debajo de mis brazos para tomarme de mis hombros y poder imponerles más fuerza a sus movimientos.
-Que culo hermoso pendejo, cómo me haces gozar. ¡¡Qué bueno!!- Resoplaba Luis en mis orejas.
-¿Te duele?
-Sí.
-¿Pero te gusta mi amor?
-Sí
-Entonces tomá un poco más- y enterraba aun mas, yo pegaba otro grito.
-Dale Bebé, tragátela toda, yo sé que podes- y otra vez volvía a empujar.
-¿Querés lechita mi amor? Decirme si querés lechita bebé.
– Si quiero, la quiero bien adentro- yo estaba descontrolado y a pesar del dolor estaba gozando
-Sí putito, papito te va a dar toda su leche bien adentro, ya viene – seguía serruchando cada vez con más fuerza.
-Movete mi amor, mové la colita que te doy toda la leche- comencé a moverme y su pija enfureció, me revolvía todo los intestinos por dentro, y me gustaba, eso lo enloqueció.
-¡¡Así mi amor, así que ya viene!! Dale, dale que acabo. ¡¡Ahí va más adentro para que tengas tu lechita!!…..¡¡¡Haaaa!!!…..¡¡¡haaaa!!! ¡¡¡Tomá!!! ¡¡¡Tomá leche!!! –
Mientras enterraba la totalidad de esa monstruosa pija, que no se por donde entró, pero me entró hasta los huevos. Era increíble. Luis se desplomó arriba mío agotado y agitado, yo otro tanto. Estaba todo dolorido no podía creer que hubiera tenido enterrado en mi, semejante trozo. Su pija se hinchaba dentro mío en los últimos espasmos de esa acababa infernal, mi ano estirado al máximo latía rodeando ese falo impresionante.
-Que lindo culito tenés nene, que bien que lo haces, como te gusta la pija. Ahora que estás bien abierto te vas a poder tragar cualquier cosa –decía Luis sacando su verga de mi.
-Ahora te vamos a hacer la fiestita para que vayas aprendiendo a ser un buen putito.
-Vengan chicos háganle una doble- les dijo a Jorge y Danny.
-Pero no es una mina- dijo Danny – le falta un agujero.
-No importa a este con uno sólo le alcanza – respondió – y le sobra vas a ver.
Yo no entendía nada, pero estaba totalmente entregado. Daniel se acostó boca arriba con una pija totalmente paradas y me dijo de mí siéntate arriba mío, móntame. Con mis piernas a sus costados de me arrodillé frente a él, mientras colocaba su pija mi ano.
-Sentate- dijo-
Así lo hice y me entró de una sola estocada. Estaba totalmente abierto y su pija prácticamente bailaba dentro de mí.
-Voy a buscar a los chicos así le hacemos la fiesta entre todos- dijo Luis y se fué.
Danny comenzaba a serrucharme, Jorge me acariciaba la espalda y mis nalgas. Los chicos vinieron enseguida y se arrodillaron a nuestro lado con sus vergas en sus manos.
-agáchate un poco más- dijo Danny
Mientras sacaba su pija y la reemplazaba por la de Jorge que estaba detrás de mí arrodillado también. Su trozo, no tan fácil como la de Danny, se enterró haciéndome gozar de lo lindo.
Qué abierto que estás, te tragas una o la otra como si nada- decía Jorge, mientras sacaba su pija de mi y volvía a poner la de Danny que estaba a sólo unos centímetros de mi ano.
-Vamos a ver si te tragaste las dos- dijo.
Danny empujo y su pija entró desde abajo y volvió sacarla casi toda, Jorge que tenía la suya en la puerta de entrada a la de Danny empujo en un momento sentí que las dos cabezas estaban dentro mío. Parecía como si estuviera la de Luis, pero claro las puntas de esas pijas no eran tan grandes como en el tronco. Acomodaron sus movimientos para no superponerse en la introducción, así el ano se me dilataba cada vez más.
El acelerar el ritmo de los movimientos hizo que perdieran la sincronización en un momento empujaron juntos, el dolor fue terrible y grité, quise levantarme.
-Quieto- dijo Danny
Abrazándome me atrajo hacia él haciéndome agachar mientras enterraba más su pija, Jorge desde atrás hacía otro tanto. Comenzaron a dar los empujones juntos, en cada embestida yo pegaba otro grito.
-Sufrí guachito- decía Jorge mientras pegaba otro pijazo
El ano se me ensanchaba cada vez más, parecía que se iba a reventar, me dolía, me ardía, pero me gustaba. Mis gritos fueron transformándose en gemidos de goce, mientras ambas vergas iban escondiéndose cada vez en cada empujón. Era increíble, tenía dos tremendas pijas juntas enterrándose lentamente en mi culo y gozaba como nunca lo había hecho en mi vida.
Danny aflojó sus brazos que medianamente podía e hizo que me incorporará para que nuevamente me sentara sobre su pija-
-ahora vas a tragártelas toda-
Puso sus manos en mi pecho y Jorge en mis hombros para que no me fuera hacia arriba, más de media pija tenía dentro de mí y empujaron los dos juntos.
-¡Más! – decía, y enterraba otro poco.
-¡Más! – y otro empujón de los dos juntos.
Ya estaban haciéndome tope muy dentro mío en mis intestinos, no entraban más, habían logrado su meta, las dos pijas juntas totalmente dentro mío. Comenzaron a moverse unos centímetros hacia atrás, algunos hacia delante, frotándose las pijas entre sí con el anillo de mi ano ajustándolas, son sufriría pero la gozaba, ellos disfrutaban. Gozábamos los tres.
Luis y los pendejos azorados por lo que estaban viendo se manoseaban sus pijas. Lalo y Piqui se arrodillaron a los costados de la cabeza de Danny y pusieron sus pijas en mis labios, comencé a chuparlos uno por vez.
-Las dos- decía Lalo –trata de poner las dos en la boca- y eso hice.
Mientras tanto Luis se acercaba un costado y agarrando una de mis manos la puso sobre su verga para que lo pajeara. Era increíble, cinco macho juntos gozando con mi cuerpo, tenía a la vez dos pijas en el culo, dos en mi boca y una en mi mano, estaba en el paraíso.
A pesar de ser aún prácticamente un niño, la vida me estaba enseñando a gozar con mi cuerpo de toda la forma posible.
Danny y Jorge comenzaron aumentar sus movimientos, mi cuerpo temblaba, ambas pija recorrían mi ano a veces desordenadas a veces juntas. Yo solté y a Luis y saque de mi boca la pija de los pendejos y le preste más atención a quienes estaban cogiendo.
Cuando ellos empujaban hacia mí, yo lo hacía hacia ellos. Me abrían, me perforaban, me estaban partiendo en dos.
-¡Huy! pendejo que puto que sós, que divino- decía Jorge y enterraba más esa pijota rozando con la de Danny.
-Y como nos haces gozar a los dos, que hermoso- replicaba Danny, apretando me las tetillas y aumentando el ritmo.
-Pará, pará Danny que me vas a ser acabar, quiero que acabemos los dos juntos y que le llenemos el culo de leche.
-Seguí junto conmigo que yo también estoy por acabar, dale Jorge, que no aguanto más- entraban y salían los dos juntos rozando sus pijas, abriéndome, raspando las paredes de mis entrañas.
-Movete bebé, ¡así!….¡Asíiiii! así mi amor….. Acabo Danny, dale que acabo.
– ¡¡¡Yo también…. vamos a darle leche!!! ¡¡¡así!!! Haaa……Haaaa.
-¡¡¡Ahí va la Mia, abríte más que ahí va!!!…..¡¡¡Haaaa, que acababa por Dios!!!!
Enterraron las pijas hasta que sus huevos se juntaron, el culo me dolía aun mas cuando su pija se hinchaba ron largando de un mar de leche que es estrellaba contra las paredes de mis intestinos.
Yo en el medio de la vorágine, ocupado por el goce que me brindaban en mi ano no me había dado cuenta que también había acabado encima del pecho de tan.
Lentamente fueron sacando su pija de mi culo, me recosté exhausto y dolorido boca arriba, los pendejos más chicos que habían estado observando, estaban calientes nuevamente y querían volver a coger. Pero yo no quería levantarme.
-No importa- dijo Piqui –chupámela así acostado boca arriba.
Puso sus rodillas a mis costados poniendo su pene en mi boca, lalo mientras, levantaba mis piernas y posándolas sobre sus hombros comenzó a penetrarme.
¡¡¡Huy!!! Qué abierto que te dejaron, mi pija ni siquiera te roza, más que una pija parece un dedo en semejante agujero, y un dedo no haría nada necesitarías una mano entera para llenarte.
-Y… Dale… Probá- alentó Luis, que sobaba su pija observando cómo me cogían los pendejos.
Lalo no se hizo esperar, puso sus dedos y mi culo con bastante saliva y enterró en mi ano cuatro dedos de su mano. Giró hacia un lado hacia el otro y la sacó.
-¡¡Te tragás cuatro como si nada he!! Ahí va otro más-
Junta el pulgar con los otros cuatro y empujó. La cosa iba bien hasta que me empezó doler.
-Pará, pará bestia- dije -ponele más saliva que me está rayando.
Luis le ayudo sosteniéndome las piernas bien flexionadas y comenzó a presionar con su mano de punta en mi ano, les tiraba saliva desde arriba y Lalo presionó, presionó hasta que no iba más, no quería entrar más, Luis lo alentaba.
-Empujá fuerte, empujá que tiene que entrar- le decía, y a mí me dolía horrores.
Piqui aun con su pija dentro de mi boca la enterró chocando contra mi garganta, me hizo ahogar, y tosí. El movimiento y la fuerza que hice para toser ayudó para que Lalo siguiera avanzando. Desaparecieron los dedos, luego desaparecieron los nudillos. Lo más difícil estaba pasando hacia adentro. Volví a toser, estaba ahogado y Lalo aprovechó y enterró su mano hasta la muñeca. Mis ojos se querían salir de mi cara, el dolor y la sensación que sentí fue inenarrable. Lo anterior no era nada comparable con esto. Cuando Lalo hubo tenido su mano dentro de mí lentamente cerró el puño, sós sentía los movimientos de su mano en mi vientre, era impresionante la sensación. Siguió poniendo saliva en la puerta de mi ano y enterrando aún más su mano, parte de su brazo comenzó entrar, y luego, comenzó cogerme con su mano, con su brazo. Con el puño cerrado era como estar abotonado porque no podía salir cuando llegaba la puerta entonces volvía enterrarla. A todo esto, Piqui serruchando me llenaba la boca de leche.
-Ahora me toca mi-dijo Lalo y con mucho dolor de mi parte comenzó a posicionar nuevamente su mano estirada para tratar de sacarla, tarea que me dolió tanto o más que al ponerla.
Puso su pija en mi boca y comenzó a serrucharme, era tal la calentura que tenía que enseguida se acabó llenándome la boca de leche que se me escapaba por la comisura de los labios.
Aún no se había retirado cuando sentí que nos manos de separaba las piernas levantando la un poco para posar una pija mi ano, era Luis, con su tremenda pija.
-¡¡Já!! Ahora sí no le tengas miedo.
Apoyó ese tremendo trozo y empujo un poco, sola se fue para dentro, se tiró encima de mí y comenzó cogerme con mis piernas abiertas como si fuera una mina. Para que entrara mejor rodeé su cintura con mis piernas y levanté la colita eso alentó y se apoyó con todo tratando enterrarme cada uno de los centímetros que tenía entre sus piernas. Grité, me dolía mucho los golpes de su pija allí dentro.
Me colgué de su cuello y me animé a posar mis labios en su boca, eso enloqueció, me abrazó, me besaba la cara, los ojos, la boca, el cuello, me mordía despacio por todo lugar de donde llegara su boca, y enterraba su pija enfurecida.
-Qué lindo que sós putito, sós mejor que una mina- y seguía chuponeándome, hasta que acabó gritando
.¡Haaaaa!…. Te acabo mi amor…… Ahora sos totalmente mío, putito lindo…….¡Haaaaa!…… Cuanta de leche, cómo me haces gozar, que hermoso que sós-
Yo quedé más que exhausto, no podía mover ni un músculo, me di vuelta panza abajo a puse mi cara en mis brazos, y me relajé. Luis se levantó y se fué a lavar en el arroyo, Lalo y Danny que nos habían estado observando todo el tiempo querían coger nuevamente, me lo dijeron.
-Por mi hagan lo que quieran pero yo no me muevo- les dije.
Primeros Danny y luego Lalo volvieron a la carga. Después de un rato de serrucharme me volvieron llenar el culo de leche, me dolía y ardía terriblemente. ¿Cómo haría ahora para satisfacer a Marcelo Fernando?
-¡¡Huy, los chicos!!- Dije, me fijé la hora y en las tres y 20, ya estaban por llegar. Dije a los chicos que se fueran, que me perdonaran, pero no quería que los encontraron conmigo, en otro momento nos volveríamos a ver. Ellos se vistieron y salieron caminando, Luis se volvió y me preguntó…
-¿Mañana a qué horas salís del colegio?- . -A la cinco- dije.
-5:30 te espero en la entrada del bosque, quiero estar a solas con vos, me diste vuelta la cabeza pendejo- me dijo, mientras me tomaba de la nuca y me metía la lengua en la boca hasta la garganta.
-Bueno- respondí mientras él se iba.
Ya me gustaba la fiesta, cuanto más eran, mejor. Creo que ya nunca podía gozar sino tenía dos o más, pijas a mi disposición para que me llenaran. Para que me cansaran como esos cinco machitos que me cogieron de las formas más insospechadas. Cinco pijas que abrieron, gozaron, desgarraron, haciéndome feliz. Pero aún faltaban dos más y estaban por llegar……..
Hasta la próxima….
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