LA MEJOR BEBIDA; SEMEN

Me encanta el semen, desde que comencé a probarlo en mi niñez, no he parado, es demasiado delicioso y me deja lleno.
Desde pequeño fui curioso por el sexo, sobre todo el sexo entre hombres, espiaba a mis hermanos mayores cuando se bañaban o me metía en sus camas para estar con ellos y sentir ese olor a macho, no me importaba que fueran mis hermanos. Una noche me metí a la cama de mi hermano mayor, yo no sabía nada de sexo, y era muy chico para eyacular, pero mi curiosidad, mi instinto y mi deseo de tocar y sentir a un macho era superior a todo. Mi hermano me tomaba como lo que yo era, el niño menor de todos, el querubín y me acurrucaba en su pecho peludo, en mí se producía una serie de sensaciones inexplicables, mis manitos jugaban con el vello de su pecho, lo apretaba contra mí, le decía te quiero hermanito y no dejaba de tocarlo. Mi hermano se dejaba querer, pero luego me decía que me fuera a mi dormitorio, que tenía sueño. Yo me iba, pero no entraba a mi habitación sino que me pasaba a la pieza de mi otro hermano y me metía en su cama, mi segundo hermano no era velludo como mi hermano mayor, pero tenía una piernas muy gruesas porque hacía mucho deporte y yo se las tocaba y él me decía que lo dejara dormir, pero mis ansias no se saciaban así que lo tocaba, lo apretaba, le decía te quiero, pero después de un rato, al igual que mi hermano mayor me decía que me fuera a mi dormitorio. Cuando estaba en mi pieza, sentía un calor que me recorría el cuerpo, entonces me desnudaba entero y mis manos recorrían todo mi pequeño cuerpo, me sentía con deseos, muchos deseos, pero no sabía bien de qué.
Mi primera aventura no fue con mis hermanos como hubiese querido, fue con un vecino, un hombre que vivía con su mamá, cerca de nuestra casa, según los vecinos decían que era medio enfermo mental, pero inofensivo, no era feo ni bonito, no me llamaba la atención hasta que por casualidades de la vida mi mamá fue a la casa de este hombre porque su madre cosía ropa y necesitaba coser unos pantalones y unos abrigos, porque según mamá no había que desperdiciar la ropa, usarla hasta que no diera para más. Acompañé a mamá a la casa de este hombre, era una casa pequeña, con lo básico, mamá se puso a conversar con la madre y yo me quedé mirando aquí y allá, al rato entró el hombre y su mamá le dijo que me llevara jugar un rato para que no me aburriera, el hombre que se llamaba Ismael, me llevó al patio y nos pusimos a tontear un rato, luego me dijo si quería ir a su dormitorio a ver unas figuritas de deportistas que coleccionaba, le dije que bueno y nos metimos en su habitación, tenía muchas figuritas de futbolistas, tenistas, ciclistas etc, se notaba que era un poco obsesivo con los deportes porque me hablaba de todos, después me preguntó si me gustaban las cosquillas, yo me quedé un poco aturdido, no me preguntaban eso a menudo, pero lo dije que sí, entonces sin más preámbulo comenzó a hacerme cosquillas, yo no paraba de reír, me tiró a la cama y seguimos, yo reía, pero también notaba que Ismael, entre cosquilla y cosquilla me tocaba el cuerpo y me gustaba mucho, no era como mis hermanos que no hacían nada, sólo dejaban que yo los tocara un rato y luego me echaban a mi pieza, Ismael me tocaba, fue la primera vez que un hombre me tocaba y por puro instintos sabía que esa forma de tocar era diferente a todo, me dejé llevar y lo abracé y luego metí mi mano por su camisa buscando los vellos en su pecho. Ismael ya no me hacía cosquillas sino que me tocaba por todos lados, en determinado momento quedó sobre mí y me mordió el cuello suavemente, sentí como sus manos me abrían el pantalón, eso era algo completamente nuevo, pero no dije nada, cuando me estaba bajando el pantalón, sentí el llamado de mí mama, nos asustamos ambos, nos arreglamos la ropa y salí, mi mamá no dijo nada, ni siquiera se percató que yo estaba rojo y acalorado, Ismael salió detrás mío y puso en mis manos una de las figuritas.
Dos días después me encontré a Ismael en la calle, yo volvía de comprar el pan y él andaba paseando a su perro, me preguntó si quería ir a jugar con él otro día le dije de inmediato que sí quería, pero tendría que pedirle permiso a mi mamá, esa tarde le pregunté a mamá si podía a la casa de Ismael a ver más figuritas y aceptó, pero que no volviera tarde, me fui casi corriendo y con el corazón en la mano, su mamá no estaba había ido a dejar una ropa a unas vecinas según me dijo Ismael, nos fuimos a su habitación y sin demora, Ismael me abrazó y empezó a tocarme y yo también, como hacía calor yo iba sólo con pantalón corto así que fue muy fácil bajármelos y luego bajarme el calzoncillo, me acariciaba, me decía cosas, después comenzó a besarme el cuerpo hasta llegar a mi pene y sin mediar palabra se lo metió en la boca, fue mi primer orgasmo aunque todavía no me salía leche…desde ese día, todos los día iba donde Ismael. En una ocasión estábamos desnudos sobre la cama y él me tomó la mano y la puso sobre su pene erecto, me enseñó a masturbarlo, luego a chupar su miembro y la primera vez que se corrió en mi boca fue una maravilla, fue como si estuviera esperando por su leche toda mi corta vida, me tomé cada gota de su semen y a partir de ese instante fui su corderito que se colgaba de su verga hasta que me llenaba la boca de leche y me la tragaba toda. Ya no tenía necesidad de pasarme a la cama de mis hermanos, todos los días me dedicaba gozar con Ismael. Un día fui a su casa como siempre, pero estaba de visita uno de sus tíos, me dio rabia porque no podría «jugar» con Ismael, así que me dispuse a volver a mi casa, sin embargo Ismael me dijo que fuéramos a su pieza y que su tío también jugaría con nosotros, la mamá de Ismael nuevamente no estaba, yo no me di tiempo a pensar si el tío sabía de los juegos que teníamos con Ismael, sólo me metí a su pieza, detrás mío llegó Ismael con su tío, se tiraron a la cama y yo con ellos, Ismael me empezó a meter mano y para mi sorpresa el tío también, vi que se besaron y yo que ya había aprendido a besar también los besé luego les desabroché a ambos el pantalón en busca de mi tesoro predilecto y comencé a chupara alternadamente ambas vergas, mi pequeño cuerpo se estremecía de placer cuando engullía ambos pedazos de carne, el primero en correrse fue el tío, con desesperación me tomé todo su líquido delicioso y luego el de Ismael.
así fui creciendo y desarrollando una pasión sin límites por el semen. Después de Ismael vinieron algunos compañeros de colegio, amigos del barrio y por fin pude sacarles la leche a mis hermanos. Eso lo contaré en un próximo capítulo.