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Gays, Travestis / Transexuales

LA MICROFALDA ME CONSIGUIÓ UN GANGBANG

Gracias a mi provocativo outfit un grupo de chicos se turnaron para cogerme bien rico..
Ese día de mayo hacía mucho calor, y yo estaba tan caliente que quería que alguien me hiciera gemir de placer, pero no había nadie conocido que estuviera disponible, así que me fui a trabajar como cada día. Sin embargo, decidí que al menos le haría frente al calor que se sufría en la calle. Primero, la ropa interior: una tanga amarilla fosforescente que se me metía entre en mis proporcionadas nalgas; después un minishort cachetero igual amarillo, de esos que sólo me cubren la mitad de mi paradito y redondo culo; por encima una microfalda rosa neón, era tan corta la falda que solo me cubría la mitad de mi trasero y dejaba mostrar parte del short que resaltaba por su llamativo color y tamaño que parecía que urgaba dentro de mí para competir directo con la tanga.

En la parte superior, un crop top (ombliguera) mega ajustada, color blanca y manga corta de color rosa, a juego con la falda, un collar discreto, aretes largos, un poco de maquillaje muy natural y la cereza del pastel, zapatilla de tacón del 12, que me formaba una gran figura, mis piernas se veían extra largas y firmes, mis nalgas tan antojables, mi cintura de 64 cm, hacían que las mujeres voltearan a verme con envidia y de algunos vatos con morbo.

En fin, trabaje casi todo el día con normalidad ya que soy dueño de mi propio negocio puedo vestirme como me dé la regalada gana, ya eran las 6 pm y como era viernes quería salir a bailar por lo que cerré temprano. De camino a casa, suelo irme por la plaza principal de mi ciudad, pero ese día tuve que cambiar de ruta para pasar a mi licorería favorita, por lo que atravesaba un centro deportivo, y ahí fue donde mi día me dio una grata sorpresa.

Me encontraba caminando al lado de las canchas de frontón (este deporte se practica en espacios grandes rodeadas de 2 o 3 paredes muy altas, donde los jugadores golpean una pelota parecida a la que usan en el tenis con la mano, para que este rebote en la pared principal y hacer que el otro jugador no la pueda golpear, y se juega tanto individual como en equipo), cuando un grupo de 6 chicos de entre 22 y 30 años estaban jugando algún partido.

De pronto, uno de ellos golpeó la pelota de tal forma que ésta se dirigió en dirección donde iba yo caminando, fue en ese momento que se percataron de mi presencia y uno de ellos me gritó para que le pasara la pelota. Sonreí, caminé muy segura meneando mis caderas hasta llegar a donde se había detenido la pelota, me incliné sugestivamente mostrando todo lo que había debajo de mi falda, me enderecé suavemente, giré hacia ellos y caminé para dárselos en sus manos.

Mi mirada sugestiva y mi meneo de cadera dejaba bien en claro que estaba en busca de macho y ellos lo notaron; ya que me percaté que a dos de ellos se le comenzaba a marcar su miembro por la erección que estaban teniendo entre esos aguados shorts que usan los hombres para jugar futbol. Para mi buena suerte, aquel que se le veía más grande se acercó a mi para que le devolviera su pelota.

– Ten cuidado, casi me golpeas con esto- Le entregué su pelota en la mano, que acaricié brevemente con sutil roce – Digo, sí me gusta que me peguen, pero así no.

– Perdona hermosa. No te había visto, y no me explicó por qué. Te robas miradas con ese cuerpecito tuyo, que está para comerse a besos.

– Gracias papi – Giré en mi propio lugar para que admirara todo mi cuerpo – Creo que si está apetecible, ¿o no? – Miré como de reojo se comenzaban a acercar poco a poco sus amigos.

– Claro que sí mamacita, y esa faldita que no deja nada a la imaginación me puso bien duro, sólo chécate – Se agarró su bulto remarcándolo entre la tela, se veía hermosa, de aproximadamente unos 20 cm de largo y tan grueso que comencé a salivar.

– Ya me di cuenta – Dirigí su mano hacia su paquete y lo acaricié lascivamente. Sus amigos entusiasmados se acercaron inmediatamente, con sus perversas sonrisas y sus evidentes toqueteos. Uno se puso a un lado de mí y se atrevió a acariciar mi nalga derecha – Muchachos, tranquilos. Estamos en un lugar público y a plena luz del día, pero iba en dirección a comprar algo de alcohol, ¿les parece si nos vamos todos juntos a algún lugar donde podamos divertirnos?

El mayor de ellos respondió inmediatamente – Vamos a mi casa, yo pongo el lugar.

Nos subimos todos a una camioneta, pasamos por varias botellas y un cartón de caguamas (cervezas). En veinte minutos ya estábamos todos entrando a un pequeño departamento, ya con algunos tragos servidos. El dueño puso música y comenzamos a divertirnos como cualquier fiesta de fin de semana. La diferencia, eran seis hombres calientes que querían hacerme suya esa noche.

Obviamente, no iba a demostrar mis ansias desesperadas de verga, así que comenzamos a beber, tequila para unos, cervezas para otros; y yo, mi cóctel de vodka, ron de coco, jugo de piña y arándano. No pasó mucho tiempo, cuando el chico que se me acercó primero, me tomó de la mano y me pidió que bailara con él. Aunque no es mucho de mi agrado el reggaeton, debo admitir que soy muy bueno perreando. Así que este chico se puso tras de mí, yo me incliné hacia delante y comencé a mover mis caderas para que rebotaran mis nalgas mientras el me arrimaba lo más que podía su duro pene. Era todo un show.

El más jóven, un chico delgado, rubio, de cabello corto pero rizado, con unos labios hermosos; se paró frente a mi, intentando de seguir el ritmo; por lo que ya me encontraba en un sándwich entre dos vergas bien erectas. Sus manos comenzaban a acariciar mi piel morena por todos lados. Cuando sentí que alguno de los dos metió sus dedos entre mis nalgas, y fue cuando el rubio me besó apasionadamente. El chico de atrás aprovechó para bajarme rápidamente mi short y subir recorriendo mis piernas con su lengua hasta llegar a mi ano.

Inclinándome, le di mi consentimiento para que hiciera a un lado mi fosforescente tanga e introdujera su lengua hasta lo más profundo de mi culo; al mismo tiempo, saqué hábilmente la verga de 16 cm del jovencito y la introduje a mi boca. Lamí su cabeza rosada, y poco a poco le fui metiendo a mi boca. Riquísimas mamadas estabamos recibiendo, yo en mi culo, el otro en su verga que me metía hasta la garganta. Abrí los ojos y los otro cuatro ya estaban sin pantalones, alrededor de nosotros, masturbándose con tremenda escena, como sacada de videos porno.

Mi verga estaba a reventar, cuando el mayor se acercó por un costado, con una mano me acarició mis nalgas y con la otra mi pene. Estaba en un éxtasis de placer. Cuando escuché.

– Tremenda putita nos hemos encontrado –

– ¡Qué caray! Está noche nos deslecha a todos –

Mi primer hombre se paró, nos empujó hacia el sillón, cayendo el rubio primero, con las piernas abiertas y su polla mirando al techo, después yo en cuatro, y detrás de mi sentí como su cabecita rozaba mi esfínter, poco a poco se fue abriendo camino, el dolor era prácticamente inexistente de lo dilatado que estaba, y el placer aumentaba a cada embestida que me daba, mientras se la mamaba al güerito, el otro comenzaba a sudar que gotas caían en mis nalgas rebotando en sus huevos.

Los tres gemíamos de placer, cuando mi hombre comenzó a gritar que se venía, apreté y aflojaba repetidamente mi ano, para exprimir hasta la última gota de su leche, el rubio comenzó a follarme la boca con mayor velocidad y comenzó a lanzar chorros de espeso semen directo en mi garganta.

Una vez llenita de leche, sacaron sus miembros de mi cuerpo, y fue el mayor que aprovechó que estaba sentada, me levantó mis piernas y las colocó en sus hombros, y me enterró su enorme verga en mi culo, casi de un sólo movimiento. Grité. Lo abracé de su cuello, y embistió como toro salvaje por unos quince minutos, mientras los demás se relajaban con sus tragos, sus cigarrillos o sus mutuas masturbaciones.

– Este wey, parece que la va a romper – Exclamó uno de ellos que se pajeaba suavemente sentado a un lado de nosotros. Yo volteé a verlo, agarré su barbilla y lo atraje a mis labios. Me sentía la mujer más afortunada en ese momento. Cuando mi toro calenturiento soltó todo su esperma dentro de mí, sacudiéndo todo su cuerpo y hacerme estremecer de placer.

Había llegado el momento de los dos chicos que se parecían entre ellos, los dos morenos claros, ojos marrones, barbas tupidas, músculos definidos y unas vergas de muy buen tamaño. Mateo escuché que se llamaba, se sentó en el sillón individual y me dijo «Ven preciosa y siéntate aquí» refiriéndose a su erecto pene; sin dudarlo me enterré yo mismo de un sentón todo su miembro, hasta que sus testículos tocaron mis redondas nalgas, las cuales me abrió con ambas manos y después de un minuto de estar subiendo y bajando en ella, Ricardo coloco su glande en mi entrada.

Debo admitir que nunca había tenido un dos romano, y me puse algo nervioso, pero estaba ya tan dilatado, que al penetrarme esta segunda verga, el dolor fue mucho más tolerable, para poco a poco sentir más y más placer.

Ricardo era quien embestía con rítmica frecuencia, mientras Mateo gemía como loco, y yo me percató que el último de ellos tenía su miembro en la mano, que de alguna manera había logrado acercarla hasta mi cara. Abrí mi boca, y la metió gustosamente para follarme al mismo ritmo que me cogían por el culo.

Una sensación recorrió mi cuerpo, que surgía desde lo más profundo de mi culo, pasaba por mi espalda, lo sentía en mis brazos, mi garganta, hacía que me temblaran las piernas hasta retorcer los dedos de mis pies. Sin venirme siquiera, tuve un orgasmo anal, duró mucho más tiempo que ninguna otra ocasión que tuve un orgasmo en el que derramaba mi semen, fue espléndido, fascinante, maravilloso.

Saqué la verga de mi boca y grite de placer como nunca lo había hecho, apreté mi culo tanto en ese momento que los dos chicos que estaban dentro de mi se vinieron casi simultáneamente, y para no quedarse atrás, el chico que estaba parado arriba del sillón lanzó su lechita, dejándome toda lacara embarrada de sus mecos.

Terminando de esta primera ronda, nos tomamos un merecido descanso, bebiendo y disfrutando de la música y la fiesta. Esa noche, disfrutamos de muchas rondas hasta las 4 de la madrugada, estando todos desnudos, ebrios y deslechados. Eso sí, mi faldita rosa fue la única prenda que seguía en su lugar, como testigo de tremenda cogida.

115 Lecturas/3 septiembre, 2025/0 Comentarios/por mhaiohauregui
Etiquetas: amigos, anal, culo, jovencito, mayor, orgasmo, putita, semen
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