La noche que todo cambió y probamos el culo de Dani
Ohhhh, Alex, mi Alex querido. Metió la mano por la cintura de mi calzoncillo y ahora sí me agarró de los huevos..
Estábamos en Carnavales y era sábado, dispuestos a salir y pasar la noche divirtiéndonos.
Habíamos quedado en reunirnos en casa de Daniel, mi mejor amigo desde que íbamos a parbulitos, allí nos reunimos a media mañana mi novia Andrea, Miguel y su novia Laura, además de Leyre la hermana pequeña de Daniel y yo mismo.
Era el mejor lugar para reunirnos y pasar la tarde jugando y divirtiéndonos hasta que llegara la hora de salir a la noche, los padres de Dani y Leyre estaban fuera y además que eran unos señores liberales y permisivos con sus hijos, sobre todo la señora Lara, su bella mamá a la que siempre había mirado y deseado echarla un buen polvo desde muy pequeño.
Mientras las chicas preparaban la comida que había dejado la señora Lara, y Miguel se encargaba de reservar el local donde iríamos, Dani y yo mirábamos los disfraces que nos pondríamos.
-Me gusta ir de gladiador romano, le dije mirando el logrado disfraz tan escaso de ropa, pensando que me iba a helar, aunque eso quedaba arreglado con la capa que se le había ocurrido comprar a Andrea en el último momento.
-Y tu, de que te disfrazarás, le pregunté.
-Leyre dice que me disfrazará de colegiala, con ropa que ella acaba de dejar, y señaló un uniforme de colegio colgado de una percha en el armario abierto.
Daniel es para mi como un hermano, nos encontramos en el jardín de infancia donde nuestras madres, amigas íntimas, nos llevaban. Él es un chico delicado, delgado pero con buenas nalgas, muy parecido a su hermana Leyre dos años menor que él.
Todos sabemos que es gay y no lo oculta, tampoco lo va anunciando pero se le nota, y a veces tanto Miguel como yo hemos tenido que defenderle en el colegio de los abusones de costumbre.
Es el chico más bueno que puedas imaginar, ayudando siempre a sus compañeros, con los apuntes que todos le saqueábamos de su mochila al subir al autobús que nos llevaba al colegio, y sin darse importancia por las mejores notas que obtenía. Yo le quería un montón, creo que todos los demás le apreciaban.
Comimos lo que había preparado y después de recoger la mesa las chicas se llevaron a Daniel para, según ellas, prepararle para el disfraz, mientras Migue y yo nos sentamos en la sala para echar unas partidas a la consola.
Cuando bajaron del piso superior ni Migue ni yo podíamos dar crédito a lo que veían nuestros ojos, habían transformado a nuestro amigo en una bellísima chica, o colegiala, la falda tableada le subía por encima de las rodillas, le resaltaba el culito respingón y subido de nuestro amigo, las piernas embutidas en unas medias grises le hacían parecer más largas, llevaba zapatos de tacón pero no muy altos, una camisa blanca donde se le notaban unos bultitos que sería algún relleno simulando tener senos, por encima una chaqueta de lana verde a juego de la falda, le habían maquillado la cara, sin exagerar, y como colofón le habían puesto una peluca rubia que le caía hasta los hombros.
Miguel dejó escapar un silbido y yo me quedé con la boca abierta y sin poderla cerrar por la sorpresa, mientras las chicas reían de nuestro asombro, Leyre abrazaba la cintura de aquella beldad, que si no supiéramos que era nuestro amigo Daniel, podríamos haber pensado que era realmente una chica. A Dani, a pesar del maquillaje se le notaba que estaba rojo.
Luego nos vestimos los demás, yo con mi traje de gladiador que no me sentaba nada mal según las chicas.
Al final, una vez todos listos cogimos el coche Miguel y yo, Miguel iba en el suyo con Laura su novia y yo llevaba a Andrea a mi lado y a Daniel con Leyre en la parte trasera.
A través del espejo no podía evitar mirar a Daniel sin terminarme de creer lo que veía, a veces nuestras miradas se cruzaban y Dani bajaba la suya dándole un aire mas de chica si se podía.
A Leyre la dejamos con unos amigos suyos con los que había quedado y nos dijo que nos nos preocupáramos por ella para el regreso, que un amigo la devolvería a casa cuando terminara la fiesta.
Nosotros aparcamos los coches y entramos en la sala donde Miguel había reservado las entradas, nos sentamos y Miguel y yo fuimos a la barra a buscar las bebidas.
Lentamente la sala se iba llenando, nosotros aún sentados veíamos en la pista de baile como se iba animando, y aunque aún estaba medio vacía ya el ruido se escuchaba muy alto y la gente comenzaba a levantar la voz y a gritar para entenderse.
Laura y Andrea hablaban teniendo entre ellas a Dani que parecía encontrarse a gusto en su papel de chica colegiala. Yo sabía que a Andrea no le caía muy bien Daniel, Miguel y Laura decían que a veces se sentía celosa por la atención que yo le prestaba a mi amigo, pero en el fondo se llevaban bien.
Nuestro rincón ya se había llenado con otros amigos que se iban incorporando al grupo, a veces volvía la mirada para observar a Daniel, la gente se equivocaba y lo tomaban por una chica provocando la risa de todos.
De repente vi a Daniel que se levantaba y con otros dos chicos que tenía a su lado se dirigían a la pista de baile, les perdí de vista y me centré en atender las demandas de Andrea queriendo que le hiciera caso.
Nos dimos unos besos mientras bebíamos, Andrea es una chica preciosa que me tiene loco, aún no he conseguido llevármela a la cama a pesar de llevar un año juntos, no pasamos de darnos besos bien calientes, me deja sobarle las preciosas y grandes tetas que luce, y hasta alguna vez meterle la mano abajo para acariciarle su conejito peludo, claro que todo eso solo consigue ponerme como caballo desbocado y que tenga más ganas, ella lo soluciona con una rica mamada que me regala, como sustituto de lo que yo deseo.
Antes de Andrea ya había tenido otras novias a las que pocos días después de empezar a salir ya me las había follado, pero Andrea era diferentes y más difícil de conquistar.
Entre beso y beso miraba la pista viendo a Daniel bailando y a varios chicos rondándole, aproximándose a él para rozarle sus vergas en el perreo, supongo que porque le creían una chica.
Así pasamos un rato largo y yo ya no daba más, ya que contra todo pronóstico el mirar a Dani me excitaba, cosa que nunca antes me había pasado, le pedí a Andrea que fuéramos a bailar para ver si se me pasaba la erección que me causaba dolor de huevos.
Cuando regresamos no vimos a ninguno de nuestros amigos y le dejé allí a Andrea para ir a la barra y pedir una consumición, a la vuelta mientras bebíamos mirábamos a todas partes, yo buscando donde se podrían haber metido MIgue y novia, también esperando ver a Daniel.
De repente le vi, estaba en un extremo de la barra, sin mucha gente y algo apartado, de lejos me costaba reconocerle si no fuera por el disfraz que conocía de sobra, se llevaba un vaso a los labios y también hablaba con un camarero de dentro de la barra, vi como se acercaba a él un individuo, ya mayor al que le brillaba la cabeza sin pelo, los focos del techo se le reflejaban haciendo que le brillara, Daniel parecía hablar con él, hasta que el tipo colocó una mano en su cintura mientras con la otra sostenía un vaso, entonces me pareció que discutían y el camarero intervino.
El tipo se sujetó de la barra y el camarero alargó un papel a Daniel que recogió, acto seguido abandonó el mostrador para ir de vuelta a la pista de baile.
Yo miraba intrigado la escena y asentía sin escuchar lo que Andrea me hablaba, nada más que Daniel cogió para irse a la pista el tipo aquel le siguió. Pronto a mi amigo le hicieron espacio para que se incorporara al baile, le veía bailar mientras reía alguna gracia que le soltaban al oido los que estaban cerca, y luego llegó el tipo aquel que se le notaba beodo y hacía como si bailara, así estuvieron unos minutos hasta que consiguió acercarse al lado de Daniel, mi amigo parecía estar gritándole, dejó de bailar y se intentó apartar, el tipo lo sujetó del brazo para pasar a rodearle la cintura y llevarle hacía él intentando besarle.
Daniel se defendía como podía, aunque no tenía nada que hacer ante la fuerza de su oponente y de golpe que se cae el vaso que llevaba y veo que los que estaban cerca se apartan, el tipo seguía cogiéndole a Dani de la cintura apretándolo contra su cuerpo, hasta que sin remedio le puso los labios en cara, creo que en los labios de mi amigo, eso me revolvió el estómago, me levanté sin decirle una palabra a mi novia y me moví rápido hasta la pista donde el tipo aún seguía comiéndole la boca a Dani.
Llegué donde estaban ellos y cogiendo a Dani de un brazo tiré de él, el tipo se vio arrastrado, perdió el equilibrio y cayó al suelo entre los cristales del vaso y la porquería que allí había.
La gente hizo corro y alguno ayudó a aquel hombre para levantarse, cuando cogió la vertical se volvió hacia mi e intentó atacarme con su puño levantado, entonces llegaros dos hombres de seguridad que lo sujetaron, todos se habían quedado suspendidos en la sorpresa de lo que pasaba, vi a Dani mirándome asustado y como mareado, Andrea a mi lado gritaba histérica.
No sabía si atender a Daniel a punto de caer al suelo desmayado, o a la histérica de mi novia que no cesaba de gritar, al fin fui donde ella y la cogí del brazo llevándomela para la mesa, Migue y Laura se había incorporado y Laura llevó a un asiento a mi novia abrazándola e intentando que se calmara.
Miré hacia la pista buscando a Dani y no estaba, entonces le dije a Migue que lo iba a buscar.
Al fin lo encontré en los aseos, acompañado por el camarero con el que lo vi hablando en la barra, estaba sentado en una silla y el camarero le sujetaba la mano, aquello me dejó extrañado pero tampoco le di importancia, Dani me dijo que ya había hablado con el personal de seguridad y que el tipo era conocido en la sala por otros incidentes que habían pasado.
El camarero era un chico joven de más o menos nuestra edad, guapo de cara, alto y bastante fornido, se le notaba muy interesado en Dani y le hablaba tan en voz baja al oido que a duras penas pude escuchar lo que le decía.
Ya se despidieron y nosotros volvimos a la mesa, para cuando llegamos encontramos a Miguel solo, nos dijo que las chicas habían salido a la calle ya que Andrea no terminaba de calmarse, me hablaba intentando que Dani no le oyera, al parecer mi novia echaba la culpa a Daniel por lo que había pasado.
Daniel también dijo que quería volver a su casa, tenía la ropa manchada con la bebida que el tipo le tiró encima, Miguel nos trajo algo de bebida y luego salió para buscar a su novia y a Andrea.
Yo mientras, bebía lentamente de mi vaso y miraba a mi amigo, pensaba que vaya lío en que nos metió, todo por culpa del disfraz que llevaba y que le hacía aparecer tan guapa.
A Daniel ya se le veía calmado, me sujetó de la mano y me dio las gracias por “salvarle” del tipo aquel y que sentía que Andrea y yo nos hubiéramos enfadado por su culpa.
Luego llegaron algunos conocidos que nos preguntaban sobre lo que había pasado, hasta que Migue regresó, nos hizo señas para que le siguiéramos.
Salimos a la calle, hacía frío y Daniel con los brazos cruzados me miraba, Migue nos dijo que Laura había decidido llevarse a Andrea a su casa y pasar la noche con ella, o sea que nos habían dejado solos.
Nos quedamos un poco en la puerta como aplastados y con el sentimiento de que la fiesta se había chafado, entonces les sugerí que nos fuéramos a casa de mis abuelos que ahora estaba deshabitada y seguir nosotros las fiesta, pero Daniel no estaba de acuerdo ya que no tenía ropa para cambiarse y quería ir a su casa.
Nos fuimos a recoger mi coche y nos pusimos rumbo a su casa, a la vuelta estaba un poco triste pensando en Andrea y en porqué se había puesto de esa manera, cuando llegamos Dani se disculpó y dijo que se quería dar una ducha y cambiarse de ropa.
Miguel y yo pasamos por la cocina para coger un par de latas de cerveza y nos sentamos en la sala esperando a que Dani bajara, En la tv no daban nada interesante, Miguel jugaba a pasar canales hasta que apareció uno de mayores, y a esas horas daban una peli porno, porno hetero.
Así nos encontró Dani cuando bajó, se había duchado y vestía un pantaloncito corto donde se le veían sus largas piernas sin un pelo, arriba llevaba una camisetita sin mangas que le flotaba en el cuerpo, la verdad que ahora que no vestía de chica también le veía bien guapo a mi amigo, me sorprendió mi pensamiento, en otras ocasiones ya lo había mirado en detalle y si me parecía un tipo atractivo, pero ahora lo miraba diferente.
Dijo que iba a buscar una cerveza para él, cuando volvió
traía en una bandeja un envase con sandwiches que había encontrado en la nevera, una bolsa de patatas fritas y un frasco de avellanas.
Le hicimos sitio para que se sentara entre Miguel y yo.., y tranquilamente, como otro día cualquiera, nos pusimos a comer y ver la pantalla. La peli no era nada del otro mundo, una más para ver las tetas de la rubia de turno, que estaba bien buena, y la pareja de dos tíos algo mayores, de razas negra y blanca, calzando sus vergas en los agujeros de la actriz.
En otra ocasión igual no la hubiera prestado atención, pero la sesión de magreo que me había dado con Andrea ya me tenía predispuesto para excitarme, Miguel también parecía interesado en la acción y se acariciaba el bulto que se le veía en el pantalón.
Se terminó la comida y miraba como Miguel continuaba acariciando lo suyo que se le notaba despierto, Nos habíamos visto muchas veces desnudos después de hacer deporte los tres, pero sin darle importancia, Miguel tenía una verga que de largo era parecida a la mía y a la de Daniel, quizá algo menos pero bastante más gorda que las nuestras y la más fina era la de Daniel.
Tanto Miguel como yo, a veces dejábamos de mirar la peli donde los machos ya se había corrido llenado a la mujer de leche que le tiraron por la cara y las tetas, y mirábamos a Daniel, los dos sin saber el motivo.
De repente Daniel nos peguntó si nos quedábamos a dormir, que sus padres no volverían hasta el domingo a la tarde y si queríamos podíamos ocupar la habitación de ellos.
Miguel y yo nos miramos sorprendidos y Migue dijo que bueno pero que dormiríamos los tres en la habitación de Daniel, ( entre risas) que no íbamos a profanar la cama matrimonial de sus padres.
La cama que tiene Daniel no es muy grande, pero a quién le podía importar eso si nos íbamos a dormir al instante de tocar la cama, total que recogimos el desastre de la sala, los zapatos que Migue y yo habíamos dejado tirados y subimos al piso alto.
Daniel rápidamente saltó a la cama y se tapó con la sábana hasta el cuello, desde allí nos miraba mientras Migue y yo nos desnudábamos, tenía la cara encendida y no perdía detalle, nos dejamos el calzoncillo y nos metimos bajo la ropa, la verdad que la cama si era pequeña para tres, como siempre Daniel se quedó en el centro, apretadito entre nosotros.
Nos dimos las buenas noches, yo apague la luz de la mesita y la habitación quedó a oscuras, luego fui notando, al hacerse mis ojos a la oscuridad, que por la luz que llegaba de la ventana podían verse los objetos.
Miguel dejó salir una especie de bostezo, casi rebuzno, y se volvió de espaldas para ocupar menos sitio, Daniel seguía mirando al techo, podía ver su perfil, tenía los ojos cerrados, su nariz sobresalía y la piel se le veía muy blanca de la luz que entraba.
Me llegaba su olor afrutado, de alguna colonia que se hubiera dado, algo como infantil, sentía el calor que despedía y veía subí la sabana cuando su pecho se hinchaba para respirar.
Por un lado sentía una hermosa ternura al verlo así, ya otras veces habíamos dormido juntos, pero este día había algo especial que me hacía verlo de otra manera, diría que con deseo sexual, y eso me preocupaba, nunca había tenido atracción por ningún chico y hasta pensaba si también yo podía ser gay como él, pero joder!, que a mi me gustaban las chicas, y mucho, y deseaba cogerme a Andrea cuanto antes.
Intenté pensar en otras cosas pero mi verga no respondía a los deseos que mi mente le mandaba.
En el silencio escuchaba la respiración fuerte y algo ronca de Migue y la suave, casi inexistente de Daniel.
Creo que lo hice sin querer, o quizá por la falta de espacio, coloqué mi pierna sobre Daniel, encima de su abdomen intentado no dejarle todo mi peso para no despertarle, de pronto siento que la mano de Daniel acaricia mi muslo y la rodilla, pasaba su mano con suavidad tanteando el abundante bello que lo cubre.
Mi corazón comenzó a galopar, Dani estaba despierto y respondía a mi acercamiento, algo se me nublo y tiré mi cuerpo hacía él, mi polla ya muy dura pegó contra su cadera y de repente le escuche emitir un débil gemido.
Así estuvimos unos minutos, ninguno hacía nada, solo los latidos de mi corazón que bombeaba sangre a mi verga se notaban, pensé que me había equivocado, que lo que tomé por un gemido había sido otra cosa, y su mano se había detenido sobre mi muslo.
No podía, no debía continuar con aquello, lentamente fui deslizando mi pierna y me di la vuelta para quedar mirando al techo como estaba él. Por el rabillo del ojo vi como Dani se dio la vuelta para mirar hacía mi, y ahora fue él quien colocó su pierna sobre mi abdomen, y su mano extendida sobre mi pecho que comenzó a acariciar el vello que tengo y a enredar sus dedos en él.
Ohh, Alex, le escuché susurrar. Mi Alex.
Sus labios ardiendo se posaron en mi brazo dándome un ligero beso.
Hoy me salvaste la vida. Giré la cabeza, teníamos las cabezas casi pegando, no sabía que responderle y entonces Dani se adelantó y posó sus labios en mi boca, quedé paralizado pero al momento, sin moverme, devolví sus beso moviendo mis labios y sacando mi lengua para encontrarse con la suya.
Había comenzado el delirio, ahora no había fronteras, le sujeté la nuca con mi mano y le apreté para que nuestras bocas se unieran y se pegaran.
La respuesta de Daniel fue resbalar su mano por mi abdomen hasta caer encima justo de mi verga, la sujetó agarrando el calzoncillo y la apretó convulso.
El beso terminó cuando necesitamos tomar aire para continuar.
Ohhhh, Alex, mi Alex querido. Metió la mano por la cintura de mi calzoncillo y ahora sí me agarró de los huevos.
Dani… Yo jadeaba a punto de correrme, me apretaba con suavidad los huevos a la vez que sus labios recorrían mi cara y volvían a mi boca que ansiosa lo esperaba.
Nos habíamos olvidado de Miguel, yo al menos hasta ahora no me había acordado de que estaba allí pegado a nosotros. Daniel se sentó en la cama y comenzó a quitarse la camisilla que llevaba y el pantalón corto, sentía mucho calor y a mi vez me bajé el calzoncillo, me agarré la polla que me dolía de lo dura que estaba y a apreté fuerte en la base para evitar correrme.
Pronto Daniel me apartó la mano y se apoderó de mi verga bajando y subiendo la mano con una suavidad que me volvía loco, se arrodilló a mi lado y bajando la cabeza comenzó a darle besos a mi verga, besos suaves mientras hablaba algo que no le comprendía.
Yo no podía aguantar más, sentía que mis testículos hervían y pronto lanzaría el torrente de esperma que estaba burbujeando en mi huevos queriendo salir y explotar.
Ay Dani, Dani, me voy a correr, haces que me vaya.
Tenía los ojos cerrados intentando aguantarme la corrida y cuando los abro me encuentro a Miguel, detrás de Daniel acariciándole la espalda, me llevé un susto de muerte y eso evitó que eyaculara.
Ehhh, qué, qué?…
La boca de Dani me calló, metió su lengua en mi boca, me sabía diferente, tenía gusto a mi polla, volví a cerrar los ojos dando por bueno lo que estaba pasando. Sentía a Daniel moverse mientras me besaba ardorosamente buscando entre mis dientes no se que.
Cuando volví a abrir los ojos, justo había dejado de besarme y entonces si que le escuché salir un hondo gemido de su garganta, miré sobre él y vi los hombros y la cabeza de Miguel detrás del culo de mi amigo, adiviné que sin duda Migue le estaba comiendo las nalgas.
Los gemidos de Dani ahora no cesaban, eran un rosario de: ah, ah, ah, ah, ah, por cada lamida que le daba Miguel en su culo.
Ay Dios, que rico Migue, sigue por favor. Y a la vez Dani empezó a lamer y chupar mi pija, gemía pero me la seguía chupando, me besaba los huevos y luego se la metía en la boca hasta atragantarse, pero volvía a intentarlo y cada vez tragaba más, era increíble lo que aguantaba. Nunca, ninguna de mis novias o Andrea me la habían comido así.
Así siguió unos minutos, a veces se la sacaba para suspirar o gemir por la labor que Migue le estaba haciendo, y volvía a su labor ansioso de comerse mis testículos y mi verga.
Hasta que ya no puede más y el temblor de mi cuerpo lo anunciaba.
Me voy a correr Dani, me corro, oh Dani! Intenté retirarme pero Dani no me dejaba, me tenía cogido de los testículos y si yo tiraba me dolían, entendí que deseaba que me corriera en su boca, y ya sin remedio los temblores se convertían en estertores donde expulsaba mi semen dentro de la garganta de mi amigo.
Terminé y Dani continuaba mamando, ya no podía aguantar por la sensibilidad de mi polla y rogué.
Dani, no más por favor.
Entonces se desenchufó de mi polla pero siguió lamiendo todo lo que se le había salido de la boca y caído entre mis vellos y los huevos, luego pareció que le había pasado algo y dejó caer la cabeza sobre mis partes, gimiendo pero como si algo le hubiera hecho daño.
Miré detrás de él y Miguel se sujetaba fuerte de sus caderas, bien pegada su pelvis al culo de Daniel, imaginé que ya lo tenía clavado y en seguida comenzó a bombearle, la cabeza de Dani golpeaba en mis genitales, gemía y sollozaba al mismo tiempo.
Ah, ah, ah, ah, si, si, si. Ah, ah, ah…
Yo le acariciaba la cabeza sin saber que más hacer, o no debía hacer nada ya que se le veía gozar de la cogida que Miguel le daba por la cola.
Así estuvieron unos minutos, me daba cuenta de lo que estaba pasando? Creo que no, ahora solo salía lo animal de nosotros, dos machos gozando de una hembra entregada y que gozaba lo que le dábamos con fervor.
Sin saber que hacer comencé a acariciarle la espalda y los hombros que se agitaban con el goce que experimentaba mi buen Daniel. Hasta que aquello se deshizo, cuando Miguel lo sujetó de las caderas dándole la vuelta y dejando a Daniel tumbado mirando al techo, le puso las piernas en sus hombros, volvió a clavarle y reanudó el bombeo.
Daniel movía alocado la cabeza de lado a lado, lanzando hondos gemidos de placer y Miguel se inclinó hasta llegar a su boca y lo besó, entonces algo extraordinario sucedió, cuando Miguel dejó de bombearle el culo, Dani comenzó a mover sus caderas siendo él mismo quien se auto follaba en la gorda verga de Miguel.
Cuando Migue dejó de besarle, le dijo.
Dame más Migue, métela duro mi amor, haz que me corra ya….
Aquello no me lo esperaba, no creía que Daniel fuera tan caliente y deseara tanto la verga, Miguel entonces le atacó como todo un macho, se hundía profundamente en su cuerpo, nunca había follar de aquella manera tan violenta, pero a nuestro amigo Daniel le encantaba al parecer. Ver todo aquello había hecho que mi polla volviera a cobrar vida y comencé a pajearme lentamente mientras curioso y excitado observaba todo aquel infernal deleite.
No pasaron dos minutos cuando Miguel tiró su cabeza hacia atrás a la vez que se metía profundamente en el culo de Daniel, y comenzando a temblar explotaba llenándole de semen, Daniel con la boca abierta parecía deglutir con el culo lo que su macho le inyectaba.
Finalmente Miguel se desplomó encima de Dani y éste lo abrazó con piernas y brazos para que no se saliera.
Lentamente las piernas de Dani se desenredaron de la cintura de Migue y dejó caer los brazos a su costado, Migue se levantó terminando de sacar su roja polla goteando semen, y antes que nos diéramos cuenta Daniel se había colocado de rodillas y le estaba limpiando la verga a Migue con la lengua, dejándola limpia e impoluta sin una gota de leche.
Yo observaba todo aquello con el culo de Dani en primer plano, veía como se la abría y cerraba dejando resbalar hilillos del esperma que Migue le había inyectado.
Cuando pensó que había terminado se volvió hacia mi sonriendo maliciosamente.
Te apetece? sigues tu…
No me lo tuve que pensar, mi dura polla hablaba por si sola, me tiré encima de mi amigo y mientras lo besaba apasionadamente, saboreando el sabor de la lefa de Migue que aún tenía en su boca, le encajé mi verga en su hoyo y fue entrando con una facilidad pasmosa, sin duda ayudaba que la verga de Miguel era más gorda y que aún su semen lo tenía dentro de él.
Ahí si me desquité, si le gustaba jugar duro yo le daría lo que le gustaba, me lo cabalgué sin misericordia, disfrutaba escuchándolo gemir y pedirme con voz de suplica que le diera más duro, saqué todo mi salvajismo que ni yo me conocía, hasta que lo vi temblar, convulsionarse bajo mi cuerpo, y como su leche salía disparada salpicándole hasta su cara y mi pecho, y después de esperar que se repusiera proseguí hasta que yo también me vine preñándolo con mi corrida.
Nos metimos al baño y estaba amaneciendo, Leyre aún no había vuelto de la fiesta.
Veía que todo estaba bien, ninguno nos sentíamos mal y solo había entre nosotros risa y bromas, dentro de mi pensaba si habría otras veces, y me dije para mi que sí, a los tres nos había gustado aquello…, por qué no repetirlo.
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