LA NUEVA FAMILIA DEL PEQUEÑO MARIO PARTE 24 (GUSTAVO QUIERE RECUPERARSE)
Gustavo no podría creer lo que le había sucedido en el hospital, pero estaba encantado con la gran habilidad que tenía ese pequeño niño, así que desde ese día, el se propuso a no desaprovechar ninguna oportunidad que se le presentara..
Al día siguiente, cerca del medio día, Magdalena toco el timbre de la casa de su hija Araceli, ella había llegado junto con el pequeño Mario para visitar a Gustavo, pues ella tenía que saber cómo seguía de salud.
Araceli de inmediato le comento a su madre, que él estaba muy bien y que solo le dolía un poco el cuerpo por los golpes que había sufrido, así también, ella dio a conocer que manejaría la férula de yeso por unos días y fuera eso, todo estaba muy bien con él.
Araceli y Magdalena se quedaron en la sala conversando un momento, así que Mario pidió permiso a su tía para prender la tv y ver las caricaturas, pero en ese momento Araceli le comento a su madre que tenía que ir al súper mercado a comprar algunas cosas y que sería bueno que la acompañara.
Magdalena acepto de inmediato, ya que no tenía otras cosas que hacer, así que en ese instante, Araceli subió a su recamara para informarle a su esposo Gustavo que saldría por un rato hacer unas compras y que pronto regresaría.
Las 2 mujeres estaba listas para irse y en ese momento, Magdalena llamo a Mario para que las acompañara, pero él le hizo saber a su abuela que se quedaría viendo la tv, pues él no tenía muchas ganas de ir, así que mejor se quedaría viendo las caricaturas.
Araceli dijo que estaba bien y en ese instante recomendó al pequeño niño que no fuera hacer mucho ruido, ya que su tío Gustavo estaba en su habitación; estas palabras fueron música para los oídos del pequeño niño, así que en cuanto las vio partir de la casa, rápidamente fue subiendo las escaleras y busco de inmediato la habitación de su tío.
Al pequeño niño no le fue difícil encontrar la habitación, ya que escucho ciertas voces que provenían de un televisor, entonces fue acercándose lo suficiente y ahí se dio cuenta, de que la puerta estaba un poco abierta.
Segundos después, la puerta se abrió completamente, así que en ese instante, a Gustavo le brillaron los ojos, pues vio entrar a su recamara a su pequeño sobrino; Mario se fue acercando muy lentamente a la cama y ahí saludo con una linda sonrisa a su tío Gustavo.
Mario: ¡hola tío Gustavo!
Gustavo: ¡hola pequeñito! ¿con quien viniste?
Mario: “vine con mi abuelita Magdalena, pero se fue con mi tía Araceli”
Gustavo: “cierto, fueron al supermercado” ¿y porque no fuiste?
Mario: “no quise ir” ¡además dijeron que de regreso me comprarían algo!
Gustavo: ¿y vino alguien mas con ustedes?
Mario: “solo mi tío Héctor” “pero solo vino a dejarnos y se fue”
Gustavo: ¿y no viste si hay alguien más en la casa?
Mario: “no hay nadie” “mi abuela pregunto por mis primos, pero mi tía Araceli dijo que habían salido después de desayunar”
Gustavo: ¡qué bien! (sonriendo con picardía)
Mario: “tío” ¿y tú cómo estás?
Gustavo: ¡ya estoy un poco mejor gracias a ti!
Mario: ¿a mí?
Gustavo: ¡si a ti! ¡ya que tú me mamaste la verga en la clínica! ¿te acuerdas? (sobando su bulto con su mano)
Mario: ¡si tío! pero, “shhhhhhh” ¡no vayas a decir nada! “jijijiji”
Gustavo: ¡claro que no voy a decir nada, ese es nuestro secreto pequeñito! ¡pero ahorita quiero que me ayudes a recuperarme!
Mario: ¿a recuperarte? ¿Cómo puedo ayudarte tío?
Gustavo: “pues” ¡si tú me la vuelves a mamar! ¡me voy a curar pronto! “jejeje”
Mario: ¿enserio te vas a curar pronto?
Gustavo: ¡así es! ¡si lo haces me curare muy rápido! ¿me quieres ayudar?
Mario: ¡si tío, quiero ayudarte!
Mario se subió de inmediato a la cama, ahí el pudo tener una mejor visión de la entrepierna de aquel hombre, entonces, en ese momento, el pequeño niño se quedó contemplado aquel enorme bulto en reposo, el cual visiblemente se podía apreciar sobre la delgada tela de esa ropa interior color blanca.
Mario fue acercando su pequeña mano y entonces empezó a sobar sobre la tela a aquel gran bulto, pero unos segundos después, sujeto con ambas manos el elástico de ese bóxer y de inmediato empezó a deslizarlo hacia los pies de Gustavo, el cual de inmediato levanto la cintura para que el pequeño lograra su propósito.
Con algo de prisa, Mario tomo entre sus manos aquella verga aun flácida, la sacudió un par de veces, para después empezar a tocar aquellas enormes bolas llenas de pelo, así que, tiempo después de ver satisfecho su curiosidad, el pequeño niño se metió en la boca aquella verga algo morcillona.
Al sentir el contacto de aquella rica boquita, a Gustavo se le erizó la piel, así que entonces cerro los ojos por un momento y dejo que el pequeño se diera gusto por sí solo con su enorme verga.
Aquella gruesa verga rápidamente alcanzo su total rigidez, así que para este momento, el pequeño Mario ya había tragado fácilmente media verga; en ese instante, Gustavo fue abriendo los ojos y quedó totalmente sorprendido, pues estaba disfrutando de la gran habilidad que ese pequeño niño poseía.
Sin duda alguna, Gustavo veía complacido a su pequeño sobrino, pues él niño muy tranquilamente iba devorando poco a poco a aquella enorme verga, así que por un momento, aquel hombre tuvo que apartarlo para que no se hiciera daño, pero aquella rica sensación era tan magnifica, que Gustavo no tuvo otra opción que dejarlo continuar.
Un minuto después, la punta de aquella verga traspaso la pequeña garganta del niño, así que en ese instante, Gustavo se estremeció y dejo escapar uno gemido de placer “aaaahhhhhh” ¡que rico! Ante estas palabras de placer, Mario enseguida fue retirando aquella gruesa verga de su pequeña boca y entonces pregunto de inmediato.
Mario: ¿te gusta tío?
Gustavo: ¡me encanta pequeño! ¡eres maravilloso! (Con voz entrecortada)
Mario: ¡qué bueno que te guste! ¡y si tú quieres también me la puedes meter! (Sonriendo feliz)
Gustavo: ¿meter? ¿meter qué? ¿y en donde?
Mario: “ay tío” ¡Que si tú quieres, me puedes meter tu verga en mi culito!
Gustavo: ¿Qué te meta mi verga en tu culito? ¿es enserio?
Mario: ¡si tío Gustavo! ¡ándale! ¡yo si quiero que me la metas!
Gustavo: ¿pero no te va a doler?
Mario: ¡nooo, porque ya vengo listo! ¡mira!
En ese instante y de un tirón, Mario se bajó el pantalón junto con su pequeña trusita, así que después y sin pena alguna, se acomodó en posición de perrito y ofreció su pequeño culito a su tío Gustavo, quien de inmediato observo el proporcionado traserito del pequeño niño y le pegunto.
Gustavo: ¿y qué es eso que tienes metido ahí?
Mario: ¡es un juguete que me regalaron y me gusta mucho!
Gustavo: ¿juguete? ¿haber enséñamelo?
En ese momento, Mario fue retirando el plug anal de su culito, así que cuando lo tuvo totalmente fuera, de inmediato se lo enseño a su tío Gustavo.
Mario: “vez” ¡esto es lo que lo traigo dentro casi siempre, y a mi gusta mucho!
Gustavo: ¿y no te duele?
Mario: “nooo” ¡se siente bien rico cuando está adentro! “jijiji”
Gustavo: ¿y tú crees que esta entre en tu culito? (apretando su verga)
Mario: ¡si entra! ¿quieres probar meterla?
Gustavo: ¡claro que quiero probar! (con la cara llena de felicidad)
Mario: “bueno, pero tienes que ponerle mucha saliva para que entre”
Gustavo vio su celular y noto que solamente habían pasado 15 minutos desde que su esposa se había ido; entonces, volvió a ver al niño y se llevó una grata sorpresa, ya que él se había desnudado rápidamente de la cintura para abajo y de inmediato se montó sobre aquel hombre.
Gustavo ni tarde ni perezoso, de inmediato dejo caer una buena cantidad de saliva en su mano y rápidamente lubrico toda su verga, así que cuando estuvo listo, indicó al pequeño niño que se fuera sentando poco a poco, pero Mario no hizo mucho caso, así permitió, que la cabeza de aquella gruesa verga traspasara su pequeño esfínter muy rápidamente.
Con este acto por parte del niño, Gustavo logro notar que un líquido blanquecino había escurrido hacia su pubis, así que lo tomo entre sus dedos y de inmediato los llevo a su nariz, donde muy rápidamente sintió aquel olor tan característico de la leche de un hombre; en ese momento, Gustavo recordó que el niño había sido llevado por su cuñado Héctor y entonces se puso a pensar si la leche le pertenecía a él o a otro hombre.
Ese fluido sirvió como lubricante, así que ese pequeño niño, rápidamente pudo alojar media verga en su interior; en ese momento, Gustavo volvió a cerrar los ojos nuevamente y no dejaba de estremecerse, pues sentía, como ese estrecho culito se iba comiendo cada centímetro de su gruesa verga.
Gustavo siempre le había hecho fiel a su esposa, pero aquella rica y magnifica sensación que estaba sintiendo en ese instante en su gruesa verga, era diferente a la vagina a la que estaba acostumbrado, así que después varios años de casados, nunca más se rehusaría a probar un culito aunque fuera de macho.
Gustavo luchaba y se concentraba en no terminar, pero no pudo esperar más, así que acomodo sus grandes manos en la pequeña cintura del pequeño y empezó a colaborar con movimientos de su pelvis y con los movimientos del pequeño trasero del niño.
De repente, Gustavo se detuvo, ya que su mente le hizo recordar que estaba en su casa y que lo que estaba haciendo con ese niño no sería bien visto por otra persona, así que viendo a los ojos a Mario le hizo saber, que lo que lo que estaban haciendo lo continuarían en el baño, ya que ahí nadie sospecharía sobre el acto sexual que estaban realizando.
Ambos tomaron su respectivas ropas y en ese momento, Gustavo no tuvo que pedir ayuda para poder llegar al baño, ya que en ese instante, su cuerpo ya había liberado una buena cantidad de endorfina y adrenalina, las cuales le permitieron movilizarse fácilmente a ese lugar.
En el baño, aquel niño contemplaba aquel enorme cuerpo totalmente desnudo, el veía embobado aquellos brazos fuertes, ese pecho y abdomen cubierto por una buena cantidad de pelo, así como también esas fuertes piernas que también estaban cubiertas de pelo, que en verdad hacían que Gustavo se conservará muy bien a sus 45 años.
En ese momento, Gustavo no quiso cerrar completamente la puerta, pues de esta manera, él se daría cuenta si alguien llegaba a la habitación y lo llamaba, así aprovecharía para cerrar la puerta del baño y fingiría estarse bañando.
El pequeño empezó a mamar aquella gruesa verga con gran devoción, así que Gustavo empezó a disfrutar una vez mas de aquella rica boquita, la cual tragaba una buena parte de su verga, pero en ese momento, Mario quiso complacer aún más a su tío, así que intentó tragarse por completo aquella verga, pero su tío Gustavo lo aparto, pues ahora el quería disfrutar de aquel rico culito.
Gustavo hizo que Mario se subiera sobre la tapa del inodoro y una vez que lo tuvo en posición de perrito, aquel hombre lubrico con abundante saliva su gruesa verga y la acomodo en la entrada de aquel culito, donde de inmediato fue enterrando la punta.
En cuanto Gustavo sintió que la punta de su verga estaba adentro, de inmediato empezó con sus movimientos de vaivén, con los cuales, con cada empuje que hacia, deslizaba cada vez más de su gruesa verga en el interior del pequeño niño.
Gustavo: “aaaaahhhhh” ¡que rico, ya te comiste la mitad! “aaaaaahhhhh”
Mario: “mmmmm” ¡métela toda tío, yo quiero que te recuperes pronto” “mmmm”
Gustavo: “pero” ¿será que la vas aguantar toda?
Mario: ¡si tío, métela! ¡que ya estoy sintiendo bien rico!
Gustavo: “conste he” ¡si tu dices que aguantas! ¡pues la aguantas! “jejeje”
Terminando de decir estas palabras, a la casa estaba entrando el hijo mayor de Gustavo; Cesar notó que en el televisor de la sala estaba pasando un programa de animación para niños, pero no vio a nadie ahí, así que se dirigió a la cocina donde tampoco encontró a nadie.
Cesar creyó que todos estaban en la habitación de su padre, por eso de inmediato fue directamente a buscarlos; pero al llegar, él se extrañó al encontrar la puerta abierta y no ver a nadie, rascándose la cabeza, se le vino a la mente que podrían estar en el patio, así que intento ir para allá, pero cuando se dio la vuelta, claramente escuchó unos pujidos que provenían del baño.
Cesar empezó a reírse, pues rápidamente creyó que sus padres estaban intimando, así que bajo a comer algo a la cocina, pero en ese instante, su teléfono celular empezó a sonar y al sacarlo de su bolsillo, el se dio cuenta que la llamada era de su madre.
Cesar: ¡hola mama!
Araceli: ¿hijo donde estas?
Cesar: “en la casa mama” ¿y tu donde estas?
Araceli: “salí hacer el súper con la abuela”
Cesar: ¿necesitas algo?
Araceli: ¡bueno si, pero mejor lo platicamos en la casa!
Cesar: “esta bien mamá ”
Araceli: “por cierto, ya viste si tu papa no necesita algo”
Cesar: “ahorita veo mamá” “bye”
Cesar se apresuró a subir a la habitación de sus padres y al entrar, muy cautelosamente fue asomando la cabeza por la puerta del baño; en ese instante, Cesar se quedó completamente perplejo y boquiabierto, pues estaba viendo que su padre estaba totalmente desnudo y frente a él tenia a su primito Mario en cuatro patas.
Cesar se quedó petrificado viendo aquella escena y no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, pero en ese momento rápidamente reacciono y se tuvo que apartar de la puerta, pues claramente escucho las siguientes palabras.
Gustavo: “aaaaahhhhh” ¡que rico culito tienes pequeñito!
Mario: ¡siento bien rica tu verga tío Gustavo! ¿ya la metiste toda?
Gustavo: ¡ya casi pequeñito, ya casi! (dando un fuerte empujo)
Mario: “ay, aayyy” (estremeciéndose)
Gustavo: “shhhh” ¡tranquilo pequeñito que ahora si ya entro toda! Dime ¿te gusta mi verga?
Mario: ¡si tío Gustavo! ¡me gusta mucho!
Gustavo: “dime” ¿te hago daño con mi verga?
Mario: ¡no tío! ¡es muy grande, pero se siente muy rico!
Gustavo: ok pequeñito, ¡entonces déjame seguir disfrutando de tu rico culito!
Cesar asomó nuevamente la cabeza y ahí vio, como las grandes manos de su padre sostenían la frágil cintura del niño y mientras tanto, su pelvis se movía a buen ritmo metiendo y sacando en su totalidad aquella gruesa verga de ese estrecho culito.
Cesar tenía muy buena visibilidad de lo que estaba sucediendo, así que eso lo motivaba a seguir observando, como aquella gruesa verga adulta se deslizaba sin ninguna complicación en el interior del pequeño Mario, pero que además eso no era todo, ya que también podía escuchar aquel el sonido que se producía, cuando la pelvis y las grandes bolas de su padre chocaban con aquellas redonditas nalguitas del niño.
Gustavo no pudo aguantar más, pues aquella rica sensación era tan grandiosa para él y para su gruesa verga de 19 centímetros, la cual era deliciosamente apretada por aquel estrecho culito. Tras varios minutos de sexo, Gustavo quiso contenerse por unos minutos y posteriormente continuar, pero al estar disfrutando de tan rico culito, el no pudo hacerlo.
Gustavo se aferró fuertemente a la cinturita de Mario, luego dio varios fuertes empujones con su pelvis; en ese momento, el pequeño niño sintió, como aquella verga empezó a palpitar en su interior y al mismo tiempo, expulsaba una buena cantidad de leche muy calientita, sintiendo esto, Mario se quedó quietecito y espero a que su tío terminara de deslecharse.
Gustavo: “aaaaaaahhhhhhh” ¡que rico culito tienes! “aaaaaahhhhh”
Mario: ¡es tuyo tío! “mmmmmmmm” “mmmmmmmm”
Gustavo: “aaaaahhhhhhh” ¡que rico, te lo voy a dejar bien lleno de leche! “aaaaaahhhhh”
Cuando Gustavo logró reponerse, respiro profundamente y luego en ese instante, agradeció al pequeño niño por tan rico acto sexual, ya que nunca pensó, que algo tan maravilloso le fuera pasar en su vida, entonces esta fue la razón, por la cual el no quiso desaprovechar esta oportunidad que se le estaba presentando.
Gustavo: “ufff” ¡que rico estuvo esto pequeñito!
Mario: ¿te gusto tío Gustavo?
Gustavo: ¡no me gusto! ¡me fascino!
Mario: ¡tío, a mí también me encantó tu gruesa verga!
Gustavo: “dime pequeñito” ¿te podré seguir cogiendo?
Mario: ¡si tío, cuando gustes! ¡Pero no lo digas con nadie, porque es nuestro secreto!
Gustavo: ¡está bien pequeñito! ¡no lo diré nunca, esto será nuestro secreto! ¡pero ándale, vamos a bañarnos antes de que llegue tu tía y tu abuela!
Cesar vio como su padre fue retirando del culito de Mario su gruesa verga de 19 centímetros, después, ambos se metieron a la regadera; así que en ese momento, Cesar salió de la recamara de sus padres y se dirigió a la sala a pensar, pues sin duda alguna, el no podía asimilar lo que acaba de ver.
Pero en ese instante se topó con su madre, la cual estaba subiendo las escaleras e iba a ver a su esposo, en ese momento Cesar detuvo a su madre y la hizo dar vuelta hacia la cocina, pues le mintió en decirle “que su padre le había pedido agua fresca de naranja”
Entonces, Cuándo Araceli tuvo el agua lista, de inmediato se la llevo a Gustavo, pero en el momento de subir el último escalón, vio como su pequeño sobrinito salía de esa recamara.
Araceli: ¿y que hacía Mario aquí?
Gustavo: ¡amor, es un niño y anda jugando! (tapando su desnudes con la toalla)
Araceli: ¿te bañaste?
Gustavo: ¡sí, es que sentía mucho calor!
Araceli: ¡por cierto, aquí te dejo la naranjada que le pediste a Cesar! ¡Ahora te dejo un momento, porque voy a preparar la comida!
Ese día Gustavo terminó de descubrir que al pequeño Mario le encantaba la verga, pero unos segundos después, el se quedó muy pensativo por el comentario que había hecho su esposa, ya que el “en ningún momento le había pedido agua de naranja a su hijo Cesar”
(MI TELEGRAM @Angelblacks, ya cuento con canal para mis relatos) saludos……
CONTINUARA…
como sigue
@AngelBlacks Que te ha pasado? Está Última entrega me dejó un mal Sabor. Una historia express, hecha sin ese morbo que invita al placer. El personaje de Mario perdió esa inocencia que lo caracterizaba. Y sobre tu forma de escribir es diferente. De verdad eres tú quien la escribió AngelBlacks?
Me volvio loco esta saga de relatos! Me lei todos los capitulos de una! Excelente!
Nos tienes olvidados. Como siempre ¡Fantástico! Pero no nos dejes esperando mucho tiempo para saber que sucede y por favor podrías aclarar ¿Qué edad tiene Cesar? Abrazos y mucha leche en tu honor
Muy rico relato amo como escribes Coincido con Dante mucha leche en tu honor ufff que relato
Me encantan tus relatos!
Espero la continuación…