"LA PIJAMADA EN MI CUMPLEAÑOS"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era el día de mi cumple y mis cuatro mejores amigos se quedaron a dormir en mi casa de campo. Todo había sido organizado por mis papás ya que ellos querían que yo fuera festejado el mero día de mi cumpleaños. Me habían ya hecho una fiesta porque sabían que tenían algo muy importante el verdadero día de mi cumple, así que para compensarme invitaron a mis amigos a una pijamada.
Nos dejaron desde la 1 de la tarde solos en la casa y no llegarían hasta el día siguiente en la noche ya que el trabajo los requería en otra ciudad.
Mis cuatro amigos se llamaban Sebastián (el más grande y más guapo a mi parecer), Fernando (un chico moreno y un poco gordo y brusco), Cristian (el segundo más pequeño después de mí), y Diego (callado, guapo e inteligente, diría que era mi mejor amigo de ellos).
Cerraron la puerta con seguro al instante en que mis papás nos dejaron.
-Bueno Max, ahora sí, ¡que comience la diversión! -gritó Sebastián.
-¿De qupe hablas? -quise saber.
-¿Qué? ¿Crees que te cocinaríamos un pastel mientras tus papás nos dejaban?
Me sonrojé y no respondí. No era precisamente lo que esperaba pero (no sé si era porque era el más pequeño) mis intenciones eran muy inocentes.
-No. Trae todo Diego.
Diego fue por su mochila y sacó de ahí lo que parecía un DVD pirata, unas latas de cerveza y varias cosas a las que ya no presté atención. Vi que se le cayó un paquetito cuadrado y lo levanté. Sólo alcancé a leer una palabra antes de que me lo quitara y era "placer". Se lo guardó en el pantalón. Cristian me tomó del hombro y me dijo:
-Feliz cumpleaños mi Maxi.
Pusieron el DVD. Mientras cargaba, tomé la caja y el efecto fue instantáneo: la chica completamente desnuda del frente me provocó una erección al verla. Nos acomodamos todos en un sillón: Diego en medio, con Fernando a la izquierda y Cristian a la derecha; yo al lado de Cristian y Sebastián al lado de Fernando.
Sebastián fue el único que a mitad de la película ya tenía su mano en su pene, haciendo movimientos arriba abajo. Yo lo miraba y le ponía más atención a él que a la película.
En una escena, a pesar de que la película era heterosexual, dos de los actores se emborrachaban y comenzaban a coger. Mientras observaba mi pene creció en mi pantalón. Cristian me dijo en un susurro al oído:
-Vaya que la tienes grande.
Me sentí incómodo y me la tapé con un cojín sin decir nada.
-¿Puedo? -dijo inocentemente estirando el brazo en dirección a la parte de mi ser que tapé.
-¿Qué?
-¿Que si… Ya sabes…
Me destapé inconscientemente. Le tomé la mano y la puse sobre mi polla. Comencé a sobarme con su manita, que era más pequeña que la mía a pesar de que él era mayor.
-Max, yo… -dijo pero se interrumpió.
-¿Sí?
-Quiero… meter mi mano.
Abrí mi cierre y él estuvo a punto de meter su mano cuando Diego se levantó de un salto diciendo:
-Iré al baño.
Cristian apartó su mano el resto de la película.
Todo lo que quedaba del día lo utilizamos en ver vídeos porno en mi laptop. Sebastián se masturbaba mientras los veíamos y en una ocasión eyaculó tan ferozmente que su semen cayó en mi lap. Lo limpiamos con una toalla y continuamos.
Ya en la noche, comimos pastel que había dejado mi mamá en el refrigerador e hicimos un volado. Sólo había cuatro camas, así que 2 de nosotros dormirían juntos.
Giramos una botella en el centro de un círculo que formábamos y al que señalaba la tapa, ese sería el primero de los 2 que dormirían juntos. La tapa me señaló y en la segunda vuelta a Diego.
Fuimos al cuarto y nos bañamos por turnos. Cuando entré al baño me encontré con Fernando, que se masturbaba. Abrió los ojos como platos y dijo:
-No lo comentes.
Se paró y se fue. Sebastián entró mientras me desvestía.
-Casi no hay agua. Qué suerte cumpleañero mariconcito, me bañaré contigo.
Se desnudó sin importarle si yo lo veía. Se metió a la regadera y dijo:
-¿Qué esperas?
-¿Perdón? Ah, nada, sólo yo, sólo…
-Cálmate Max, somos todos unos hombres.
Y -dando un giro irónico al asunto- me tomó de la mano para meterme con él. Charlábamos todo el tiempo. Talló mi espalda y yo la de él.
-¿Qué tal la película? -me preguntó.
-Bien -mentí.
-¿Sí? A mí no me gustó tanto. Todas las malditas mujeres son iguales. -Yo no sabía a qué se refería ya que no había visto la película.
-Vamos Sebs, tú has salido con millones. ¿Qué hay de Lucía? (su entonces novia)
-Terminamos antier. Pero mira, yo ya no caeré en más trucos feministas.
-Entonces…
-Estoy buscando algo nuevo. -Creí que se refería a chicas mayores o algo así, pero luego dijo-: Un chico. Alguien así como… así como tú Max.
Se me acercó, me rodeó con los brazos y me atrajo hacia él.
-¿No crees que… podríamos intentarlo?
-Max yo… -quería zafarme, alguien podía entrar- Eres un chico muy apuesto pero yo…
-¿Qué Maximiliano? No me digas que no sientes lo mismo cuando me ves. Siempre me negué a creerlo ¿sabes? Algo en mí me lo decía. Estoy enamorado de ti. Por 2 años me negué a creerlo, me excusé diciendo que necesitaba novias. De hecho una de mis ex terminó conmigo porque mientras la besaba dije: "Te amo, Max".
-Yo… yo…
Me besó. Mi primer beso… con un chico. Me paralicé por unos momentos. Luego seguí su juego, por alguna razón no me importaba. Jugué con sus cabellos largos y mojados mientras gotas de agua aún nos caían. Como él dijo: el agua se estaba acabando. Me recargó en la helada pared y me tomó de las pompas. El beso se intensificó y yo le rodeé el cuello con mis brazos. Salté a su cadera y el me detuvo con sus fuertes manos. Salimos de la ducha sin necesidad de cerrar la llave pues se había terminado el agua y me bajé de su cintura. Amaba la sensación de la cabeza de su pene en mi panza. Mi pene estaba tocando sus huevos y yo me movía de arriba abajo para masturbarme. Toquidos en la puerta me sacaron de mi fantasía, lo aparté de un empujón y pregunté:
-¿Quién?
-Fernando -dijo mi amigo del otro lado-. Tengo una emergencia y ustedes no salen jotitos. Besuquéense afuera si quieren, me da igual, sólo… déjenme pasar.
Abrí la puerte y al instante aclaré:
-No estábamos besándonos.
-¡Me da igual, Max! Lárguense.
Sebastián y yo salimos y Fernando cerró de un portazo. Sebastián y yo reímos y la voz de Cristian impidió que nos besáramos:
-Diego ¿me prestas un calzoncillo? Olvidé empacarme uno.
-Más te vale no llenarlo de mierda ¿eh Cris?
-Seré como tú.
-¿De quién será cada cama? -preguntó Sebastián a Cristian.
-No lo sé. ¿Por qué?
-Por nada solo…
-Quiero ésta -dije señalando la que estaba pegada a la pared-. ¿Te parece Diego?
-Da igual.
-Eh, yo quiero ésta -dijo Sebastián señalando la que estaba al lado. Pensó un momento y se dirigió a Diego-: ¿Quieres cambiarme la cama para que tengas una para ti?
-¿Por qué me lo ofreces?
-Yo sólo…
-No me importa. No, me gusta más estar al lado de la pared.
Nos acostamos todos a la 1 de la mañana ya que estuvimos platicando. Cerré mis ojos sin poder dormir, sólo pensaba en Sebs. Sebs, Sebs, Sebs. ¿Estaría despierto? ¿Estaría pensando en mí? A mi lado, Diego se movió bruscamente, se despertó con respiración agitada y se sentó al borde la cama.
-¿Qué ocurre? -pregunté sin hacer ruido.
-Pesadillas.
-Ah, ¿que pasó? -me senté a su lado.
-Yo… no quiero hablar de eso. -Me miró-. ¿Max… hay algo entre tú y Cris?
-Pero ¿por qué me preguntas eso? -dije y solté una risa muy baja.
-Porque vi cómo te tocaba hoy.
Me sonrojé y dije:
-Yo sólo… quería ver qué se sentía.
-¿El qué?
-Ser tocado por un chico.
-Ah. -Se me acercó y me besó. Sus labios eran carnosos y me hicieron ponerme caliente muy rápido. Metió su lengua en mi boca y jugaba con la mía. Luego me preguntó con un susurro-: ¿Te puedo desvestir?
-Ah, eso no se pregunta. -Tomé mi playera y me la quité. La arrojé y abracé a Diego. Él lo hacía también. Luego me dijo:
-Quiero cogerte.
Se puso de pie y yo también. Nos desnudamos y nos seguimos besando. En ningún momento nos acostamos. Me sentí culpable por olvidar tan rápido a Sebs. ¿Qué haría si me viera? Ese pensamiento desapareció cuando sentí cómo la cabeza del pene de Diego entraba en mi ser. Pero… había algo más. Noté cómo el pene entraba fácilmente y llevaba un condón. Él comenzó con el mete y saca y yo le pregunté entre jadeos:
-¿Y ese condón?
-Ya lo llevaba puesto. Sabía que hoy era mi día. Me lo puse después de bañarme.
-¿Siempre llevas condones contigo?
-Sip.
-Bueno, pues no te preocupes. Hasta hace dos minutos, yo era virgen.
-¿En serio? -Casi me grita-. ¿Tú? ¿Siendo tan guapo?
-¿Te parezco guapo?
-Pero claro. Eres la perfección en su forma pura.
Sentí que me sonrojaba. Supe que Diego había eyaculado cuando oí un apenas audible "aaaah" detrás de mí. Se sacó el condón -que tenía su semen- y me lo dio.
-Feliz cumpleaños -dijo sonriendo.
-Lástima que no vayan a durar…
-¿Qué?
-Sí…
Abrí el condón y me lo llevé a la boca, vaciando su contenido en mi garganta seca por el agotamiento.
-Yuuuum, mucho mejor -dije de broma.
Nos vestimos y nos acostamos de nuevo. Me abrazó, poniendo su bulto en mi culo, toda la noche.
Si les gustó mi relato, comenten (; Tengo mucho más que contar.
¿Quién nos habrá visto esa noche? ¿Dónde quedó Sebastián en mi vida? Vamos, comenten 🙂
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