La primera de muchas veces 2: la primera mamada
Nuestro primer sexo oral .
Quien quiera conocer toda nuestra historia que vaya al relato anterior. https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/la-primera-de-muchas-veces-1/
Después de esa primera vez, cada vez que lo veía, me producía una erección y me revoloteaban mariposas en el estómago, creo que ya me había enamorado de él. Pero las cosas no siempre son fáciles, después de muchas masturbaciones juntos que yo cada vez estaba más enamorado de él. Apareció la culpa, no tenía que haberlo hecho, esto está mal, pero la excitación era mayor. A él creo que le pasaba lo mismo pues se llevó un tiempo como evitándome, eso por un lado me molestaba y por otro me desanimaba. Hasta que un día, me entero de que se mudaría.
Estuve un tiempo bastante mal, ya qué la persona que más quería me estaba rechazando y además se iba. Lo nuestro, había durado muy poco. Me llevé un tiempo observando su patio, buscando por cada rincón de nuestra calle, ya se había ido. En mí surgió un nuevo sentimiento. La nostalgia: lo echaba de menos, y eso, producía en mí inseguridad. Hasta que llegó un día , un par de años después, en el que por los azares del destino nos volvimos a encontrar. Era un sábado por la tarde, yo me dirigía a un centro juvenil para tratar de hablar con alguien por Chat, y allí estaba él.
En el momento en que lo vi, en mi volvieron a surgir esos mismos sentimientos que había tenido con él, me volvieron las mariposas al estómago. Pero no estaba solo, y me daba miedo acercarme a él. En un momento que lo vi a solas me acerqué a saludarlo, lo que más me sorprendió es que aún se acordaba de mí, el miedo y la inseguridad me hacía no tocar el tema. Y solo me atreví a preguntarle, si al día siguiente volvería venir, a lo cual él me dijo que probablemente. Y sin más me fui.
Al día siguiente, me levanté temprano, me duché y cogí una cuchilla de afeitar de mi padre, y recordando aquella primera vez, me depile la parte íntima (si recuerdan, me dijo que la mía también era hermosa, pero con muchos pelos), quien no ha hecho eso alguna vez. En cada pasada, con la cuchilla, pensaba algún plan para volver a hacerlo, pero no se me ocurría nada. Entonces fue pasando la mañana, y se me ocurrió ofrecerle algo como chuches, golosinas, algo que le interesara, o algo de dinero, junté todo lo que tenía y salí para el centro juvenil.
Mi sorpresa fue mayúscula, estaba más guapo que de costumbre, y además estaba solo, mi corazón se me iba a salir de lo fuerte que latía, y mi pantalón iba a estallar por tanta erección. Sin que se notara mucho, me acerqué a él, le propuse hablar un rato en un sitio más privado, hay que decir que se centro juvenil tenía un balcón en el que normalmente cuando era de día estaba vacío, pero al llegar la noche muchas parejas, iban allí a darse el lote. Nos dirigimos allí, después de preguntarle dónde vivía, cómo estaba y algunas chorradas más, fui al grano y le pregunté: ¿te acuerdas de aquellas veces? ¿no las echas de menos? porque yo sí. Él me dijo que sí, pero que había descubierto que eso no se hacía, que eso era cosa de maricones. Eso destrozó mi corazón, él ya no solo ya no quería cosas conmigo, sino que además consideraba que eso, estaba mal. ¿Qué hago? Me pregunte yo, ¿se lo pido? Ahí me armé de valor, y le dije: pues yo, lo volvería hacer, pero solo contigo aunque me pidas lo que quieras.
Él empezó a tartamudear, y dudar. Entonces le mostré todo lo que llevaba. Estaba seguro que se negaría, pero la sorpresa se dió. Abajo hay un baño, me dijo, yo no lo dude y le dije allí te espero, bajé rápido y veloz para asegurarme que estuviera vacío, y lo estaba.
Cuando entró en el baño puse el pestillo para que nadie nos molestara, él se bajó el pantalón y unos boxer que llevaba muy sexis, de color rosa fluorescente y al ver su churrita que había crecido considerablemente, eso me calentó tanto que, cuando baje los míos, la mía, saltó como teniendo prisa por ser aprisionada en sus manos. Él la miró y muy sorprendido, me dice, está diferente y yo le dije la tuya, también está más grande y peluda, a lo que también él me dice la tuya también está más grande y está más bonita. Y me dice: y no tiene pelos. Nos dimos las gracias, y le dije que teníamos que darnos prisa, a lo que él la aprisionó en sus manos empezó ese sube y baja característico, al igual yo, ahí estábamos los dos en un baño público, pajeándonos el uno al otro. Se me ocurrió preguntarle mientras lo hacíamos que si en este tiempo había visto alguna porno, a lo cual me respondió que sí, yo le pregunté ¿qué era lo que más le había gustado? a lo cual me respondió que el sexo oral. Y yo le dije: ¿quieres que lo probemos? Si quieres yo te la chupo primero y luego tú a mí. Los ojos se le pusieron como platos, no pudo decir palabra solo asintió con la cabeza.
Nunca se me va olvidar el sabor que tenía la primera vez que la puse en mis labios. Su gusto dulce, con fragancia a coco, pues, me contó después venía recién duchado. Después de la primera lamida me la introduje entera en la boca, como si quisiera devorarla, no sabía que él ya soltaba semen. Ni siquiera me importaba solo quería disfrutar. Mi lengua trataba de rodear todo su glande y jugar con la apertura de su uretra mientras se deslizaba dentro y fuera de mi boca. Yo no podía parar, solo se le escuchaba respirar agitadamente, mis manos agarraban fuertemente, sus glúteos, blanditos y esponjosos, y en una de esas me soltó una agüilla transparente y espesa que me supo gloria, la cual me tragué. Cuando miré su cara, estaba roja y sudorosa. Después, me di cuenta que había tratado de separarme para no correrse en mi boca.
Ahora era mi turno, el con muchas dudas se puso de rodillas, la agarró con su mano derecha y se la introdujo en su boca, nunca se me va a olvidar cuando sentí la humedad de su boca en mi miembro. Empezó a introducir y sacar mi churrita de su boca cubriéndola de su saliva. Lo hacía muy duro ya que me arañaba con sus dientes, pero yo estaba super excitado y no me importaba, en un momento lo saco de su boca y me dijo: avísame antes de correrte que no quiero que te corras en mi boca, yo asentí con la cabeza y prosiguió. Yo estaba tocando el cielo y la verdad que aunque fue sin querer me vine en su boca. Él al sentirlo inmediatamente se la sacó y empezó a escupir. En mi mente volvió la culpa, porque me había cargado toda posibilidad de volverlo a hacer o incluso de seguir avanzando en lo nuestro.
Le pedí perdón en repetidas ocasiones y él empezó a reírse, creo que se dio cuenta de lo mal que lo estaba pasando y que de verdad no lo había hecho queriendo, sino que me había dejado llevar. Y entonces vino la respuesta que no me esperaba: la próxima vez me avisas. Mi corazón dió un vuelco y pensé: ¿va a haber una próxima vez?
Salimos de uno en uno del baño, y cada uno se fue por su lado. Yo con esa ilusión de que se repetiría y que aún sería mejor.
Espero su comentarios para seguir contando
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