La primera de muchas veces 3: primera penetración.
Día de la casa abandonada, donde descubro la verdad.
Después, de ese reencuentro tan rico, me empecé a obsesionar con él. No sabía qué hacer, ni cómo para hacerlo mío. Y empecé, a buscarlo por dónde vivía, a espiarlo, como lo había hecho años atrás. Yo creo que se había dado cuenta, porque era innumerables ocasiones, la que salía su puerta solo con ropa interior, eso me provocaba una excitación terrible. Un día con las mismas, atravesó la calle en ropa interior y me preguntó: qué es lo que hacía ahí. Y yo le dije ya sin miedo, que buscarlo para repetir lo nuestro. Entonces él me dijo: yo también quiero repetirlo, y me citó en un campo que había cerca.
A mí en ese momento se me aceleró el corazón y volví a sentir las mariposas en el estómago, solo me pasaba con él. Y me dirigí a ese campo, lo estuve esperando una hora y no llegaba. En mi mente ya empezaba a dudar, realmente quería volverlo hacer, realmente había disfrutado, o simplemente se estaba riendo de mí. Siempre he sido una persona con la autoestima muy baja, y la verdad que esto no ayudaba. Entonces decidí volver a ver si lo veía, y si no me iría a casa. Cuál fue mi sorpresa que cuando estaba de regreso él apareció y me preguntó que dónde me había metido, que él había ido al campo y no me había visto, eso trajo paz a mi corazón. Yo le dije que había estado allí, esperándolo, pero que él nunca apareció. Entonces me dijo que lo siguiera, y así lo hice. Me llevó a una casa abandonada, donde nadie podía vernos, ni escucharnos.
Ya en esa casa abandonada, empezamos hablar, y le pregunté: qué si realmente le había gustado aquello que habíamos hecho. Me dijo que sí, que le había encantado y que quería volverlo a hacer, yo me puse muy contento, y le dije que yo también quería volverlo hacer, pero no solo eso, sino muchas cosas más. Él me preguntó a qué me refería, y yo le contesté con otra pregunta qué más has visto en esas pornos. Pues la verdad, me contestó él no mucho más, o por lo menos no mucho más que podamos hacer. Yo le dije que hacer podíamos hacer todo, él me contestó bueno si hay una cosa que podemos hacer que yo ya he probado con mi primo. Sorprendido, le pregunté que qué había hecho con su primo (hay que decir que su primo es gay, por eso mi sorpresa) a lo que él me respondió meterla. En mis pensamientos me vino solo un pensamiento de verdad va a querer que se la meta, lo haré bien le dolerá, pues era mi primera vez.
La verdad que esa casa daba toda la privacidad que se necesitaba para hacerlo, a lo que yo como el que no quiere la cosa, y por la alta temperatura me desnude por completo. Él al ver eso, hizo exactamente lo mismo. Nos encontramos una tabla y encima de la tabla como una sábana, que podría valer como cama improvisada. Nos acostamos haciendo el 69 donde los dos nos la Chupábamos sin control. Cabe aclarar que ya no me volvería a correr más en su boca, ya que no quería que se enfadara otra vez, pero la verdad es que estábamos gozando el uno del otro. Yo notaba que mi churrita estaba siendo devorada de una manera exquisita con mucho cuidado y mimo, esta vez no está utilizando los dientes y si la lengua, la cual me la estaba dejando muy babosa a causa de qué estaba soltando mucha saliva. Y churrita estaba más dura que nunca y podía descubrir su cabecita entera con mi lengua. Podía sentir por cada parte que pasaba su lengua, si la primera había sido increíble esta estaba siendo espectacular, incluso tuve que pararlo en innumerables veces porque si no me correría. A partir de ese día con él, siempre me pasaría eso, tenía un manejo de su boca y de su lengua de dioses.
En eso estábamos los dos cuando él se levanta de encima mía, se tiende boca arriba y se agarra de los tobillos. Y me dice solo la cabeza, yo no entendí y le pregunté: qué, a lo cual él me dijo solo la puntita. Ya empecé a frotarla por su rajita, para que la saliva que había dejado en mi churrita se esparciera por su ano, y cuando lo vi brillante y palpitante empecé a empujar poco a poco, me paraba cuando él me lo pedía porque le dolía. A la vez para que no le doliera, y le diera más gusto, lo masturbaba echándole saliva en su churrita, la cual estaba durísima. Cuándo introduje la puntita empecé a sacarla y meterla. Y a la vez le pajeaba su resbalosa churrita.
Estaba escalando el cielo, lo cogí en peso, lo cual provocó que mi churrita se metiera más. No me dijo nada, por tanto no le dolía, yo seguía. Aún lo sostenía en mis brazos nuestra respiración era agitada, su boca estaba casi pegada a la mía, yo ahí mismo lo habría besado y mordido el labio inferior, pero me contuve por si se molestaba. Decidí volverme a acostar, con él encima mía, cuando me acosté encima de esa tabla recia, sentí que algo se rompía, mi churrita se había introducido entera en su culito. Ahí escuché cómo él decía ¡ay!. A mí también me dolía la cabeza de mi churrita, pero él, en vez de pedir que se la sacara. Comenzó a moverse más rápido, y mi churrita entraba y salía a mucha velocidad. Yo volví a sostener su miembro durísimo manos y lo pajeaba frenéticamente. Tanto, fue así que se corrió potentemente y su leche llegó hasta mi cara, su ano empezó a apretar mi churrita. Yo sentía una mezcla de dolor y de placer, hasta que no pude más y me vine adentro de él. Le pedí que se la sacara porque me ardía mi churrita, en ese momento aproveché para coger un poco de su semen e introducírmelo en la boca para degustarlo. Él fue sacándosela despacito y cuando la saco vi que mi miembro estaba sangrando.
Había sido increíble, él me había desvirgado a mí. Ya cuando nos vestimos y nos volvíamos, le estuve preguntando por las cosas que había hecho o que hacía con su primo, a lo cual me dijo que solo meterla. Entonces le pregunté que con quién se lo pasaba mejor conmigo o con él, a lo que me respondió que conmigo porque hacíamos más cosas. Llegó el momento de separarnos y él me preguntó que cuándo sería la próxima. Yo en mi mente quería decirle que ya pero tenía que esperar a que se me sanara la herida de mi churrita. Solo me salió pronto muy pronto.
Antes de irme él me pasó su número de teléfono móvil, para que pudiéramos quedar. Nos despedimos y, yo ya estaba pensando en que la próxima vez tendríamos que besarnos, que aún no lo habíamos hecho.
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