La primera vez, con adulto…casado!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Muchos hombres casados y maduros, me hacían insinuaciones e invitaciones a estar con ellos, pero siempre los rechazé porque no me atraían y si me gustaba tal tipo, entonces ese no me hacía caso a mi, pues había vecinos casados que estaban buenísimos. Otras veces cuando se iba a dar la gozadera, llegaba alguien o me llamaban en casa y no se podía hacer nada. Ahora le contaré mi relato, muy verídico por suerte. Cerca de mi casa vivía un matrimonio sin hijos, de edad promedio como de 40 años o más. Ambos les gustaba beber mucho alcohol y peleaban mucho. Recuerdo que él tenía una vaca y la llevaba a pastar a una vega cerca del río, que había dónde me crié.
Me gustaba verlo y conversar con él, a quién llamaré Pedro. Era bien alto, blanco de un pelo canoso, y muy guapo. Su rostro era precioso. Se que muchas veces nos seguía con la vista, cuando nos sorprendía a un amigo y a mi saliendo de la maleza o escondiendonos en ella, para dar rienda a nuestros deseos sexuales. Pienso que Pedro sabía, lo que yo hacía con ellos y su mirada me lo decía. Ese hombre me comenzó a llamar la atención. Un día su esposa Tana, llegó con bolsas del mercado y yo me brindé a ayudarla, a llevarlas a su casa. Cúal fue mi sorpresa al yo entrar con las bolsas, a casa de Pedro y Tana, mientras Tana de quedó atrás hablando con una vecina. Pedro estaba completamente desnudo, en la cocina! En aquellos días había seguridad en los vecindarios y las puestas de las casas, no se cerraban. Me quedé perplejo mirándolo, nunca había visto a un hombre adulto desnudo! Pedro tenía un cuerpo perfecto, vientre plano, por su trabajo fuerte, pecho ancho y semi peludo…pero lo que no dejaba de ver, era su enorme verga, que aun flácida, era enorme y su cabeza sobresalía!
Pedro se dió cuenta de mi turbación, y me preguntó si ya Tana venía por ahí, le dije gagueando por mi nerviosidad, que las bolsas eran de ellas y que yo la estaba ayudando. Y sin esperar salí disparado de allí. Tana seguía hablando con la vecina y me dió unas monedas por ayudarla. Me fui a casa y eso que vi, no se me quitaba de la mente, cada vez que lo recordaba, mi penecito se me paraba, y me arrepentía de no haberme quedado allí, para ver si me dejaba tocarle aquella enorme verga. Al otro día cuando de llegué de mi escuela, me bañé y cambié de ropa. Me fui al río y allí estaba Pedro, me saludo y me dijo que Tana iba a salir, que la vigilara cuando se subiera al taxi y que entonces fuera a su casa, que me iba a enseñar algo.
Así yo lo hice, pero me preguntaba, que sería eso que Pedro me iba a enseñar. Cuando Tana se fue en el Taxi, me fui a su casa, allí Pedro me esperaba, me llamó que entrara a la habitación, y cuando entré Pedro estaba acostado en la cama, desnudo completamente. Inmediatamente vi como aquella enorme verga comenzó a pararse y el se la subía y se la bajaba. Me dijo tiernamente que se la acariciara, que él sabía que me gustó cuando la vi. Como hipnotizado me acerqué y la comenzé a tocar, la subía, la bajaba y esta botaba mucho precum…Pedro gemía y suspiraba y ahora con su mano manoseaba mi culo. Estaba yo bien caliente y sin que él me lo pidiera, como pude me la metí en la boca, la quería mamar, la deseaba. Ahi que rico, que rico, cometela toda nene, así, así, nadie me la había mamado, a Tana no le gusta. A todo este yo mismo me bajé los pantalones short que tenía, para que él pudiera tocarme sin la ropa. No pensaba en nada, ni siquiera al peligro que nos descubrieran.
Pedro me ensalivó mi hoyo, e igual hizo con su dedo, y comenzó a meterme el dedo, dilaté pronto y me incliné más. Pedro me decía que mi culo era precioso, suavecito, que me la iba a clavar completa. Mientras más me metía un dedo y luego otro, más fuerte yo se la chupaba, y le acariciaba las bolas. De repente me sentí levantado en el aire, y fue que Pedro estaba tan ardiente, que me puso encima de él de manera que mientras él me mamaba el culo, yo siguiera mamandole su enorme pene, duro como roca. Su lengua recorría mi hoyito, la entraba y la sacaba, mordía luego mis nalgas, y con sus manos me las apretaba y abría más. Que mucho gozabamos ambos! Me pidió luego, que me sentara en ella poco a poco. Lo dudé, me dio miedo, nunca me había metido algo tan grueso y grande, que no sabía sus medidas, por que en aquellos días no sabía de eso.
Yo mismo me puse más de mi saliva y me fui sentando de a poco. La cabezota me entró fácil, el gimió igual que yo, poco a poco, él me dejaba a mi, cuando me dolía mucho, me la sacaba yo mismo y cuando el dolor pasaba me la volvía meter. De repente el gritó que no podía más y tomádome de la cintura, comenzó a metermela y a sacarla, primero lentamente y luego fuerte, ya la vergota me la había tragado hasta las bolas, las sentía en mi piel a cada embestida, yo gritaba, ahhhhhhhhh, ay, Pedro, me muero, me muero, me vas a matarrr! De placer te voy a matar, cuanto he deseado tenerte así clavado, que rico me la aprietas, ahhhhhhhhhhhhhhh! Javielito, verdad que nadie te ha cogido asi? Te gusta? Yo le afirmaba que sí, y de echo así era,pues estaba gozando como nunca y aquel macho no se venía rápido como los jovencitos. Me puso en cuatro y me dejó la ir, grité nuevamente por un poco de dolor, me llegó a la boca del estomago, exagerando, él me pidió disculpas, yo le dije que siguiera, que siguiera fuerte. Que clavá me dió Pedro! Grito fuerte un a ahhhhhhhhhhhhhh, se estaba viniendo, dentro de mi culo, luego de gozarmelo hasta el cansancio.Era mi primera vez con un adulto casado, y bien proporcionado. No se como su esposa desperdiciaba, aquella rica verga. Pedro me volvía loco, su calentura sexual, su trato delicado hacía mi, me hacía pensar, que quería más, y más de él.
Fue mucho tiempo que me estuvo cogiendo, luego de aquel día y siempre se inventaba algo nuevo, a veces creo que en mi corta edad, yo me enamoré de aquel hombre!
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