La primera vez con Ezequiel
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ezequiel y yo nos veníamos escribiendo por watsap desde hacía mucho tiempo.
En alguna página de internet intercambiamos números, y desde entonces chateabamos los fines de semana.
Habíamos quedado en vernos en varias ocasiones, pero por el trabajo o por otras cuestiones nunca habíamos podido concretarlo.
En nuestras cyber conversaciones, habíamos pactado que yo lo esperaría en una esquina oscura, sentado en la parte de atrás de la camioneta con vidrios negros.
El subiría, se sentaría, y yo metería mi mano dentro de su pantalón y así empezaríamos el encuentro, el que iría subiendo de temperatura hasta las nubes.
Habíamos intercambiado fotos y videos, y siempre terminaba esas conversaciones con él con una enorme erección, que generalmente desembocaba en una aliviadora paja.
Finalmente un sábado a la noche, pudimos encontrarnos.
Yo lo espere en la esquina pactada, pero esta vez en otro vehículo que no se prestaba a nuestros planes.
El llego, subió, y arrancamos hacia alguna zona más oscura.
Me sorprendió por lo lindo y agradable que resulto, joven, de bello cuerpo, amena charla y hermoso rostro.
Dimos varias vueltas, pero los dos estábamos muy ansiosos y nerviosos, y también un poco bloqueados.
El me pidió varias veces que no me enojara, pero que prefería que ese día solo nos conociéramos.
No podía enojarme con alguien tan amable, agradable y lindo.
Y finalmente lo deje cerca de donde había subido, y quedamos en vernos otro fin de semana.
Volví a mi oficina deseando ya por adelantado que nos volviéramos a ver.
Nos habíamos calentado tanto en el chat previo, que ya de vuelta me desnude, me tire en la cama, cerré los ojos e imagine todo lo que hubiéramos hecho esa noche, y tuve una eyaculación monumental.
El viernes siguiente, cuando iba en el micro camino a mi oficina, me escribió preguntándome si ese fin de semana iba a estar en el trabajo.
Me alegre mucho, ya que temía que no nos volviéramos a ver después de ese primer encuentro.
Le dije que sí, y pase las siguientes horas esperando que volviera a escribirme.
Lo hizo el sábado ya a la tarde noche.
Me pregunto si nuestros planes seguían en pie y le dije que por supuesto que sí.
Volví a esperarlo en la esquina acordada, esta vez con un vehículo más acorde a nuestras necesidades.
Me senté en el asiento trasero, protegido por los vidrios negros y espere pacientemente.
La esquina era oscura, y hacía calor con todos los vidrios cerrados.
Los minutos no pasaban más y la ansiedad era muy grande.
Repentinamente la puerta se abrió, y Ezequiel subió y se sentó a mi lado.
Me miro con los ojos en llamas y ni siquiera nos hablamos.
Se reclino hacia atrás, estirando las piernas hacia adelante.
Yo había corrido las butacas delanteras, asique el lugar era más amplio de lo normal.
No espere un segundo, y tal cual habíamos imaginado tantas veces, acaricie su entrepierna por encima del pantalón, comprobando que ya estaba totalmente duro, igual que yo.
Metí una mano por debajo de su remera, y acariciando su vientre, baje, metiéndome por dentro de sus pantalones y su slip, hasta que hice contacto con su pija, que ya estaba húmeda y dura como una piedra.
Puse la palma de la mano sobre el tronco de su miembro y empecé a acariciarlo muy muy despacio, apenas moviendo la mano.
Su verga despedía un calor excepcional y podía sentir en la mano como latía.
El recostado hacia atrás, con los ojos cerrados, disfrutaba las caricias con una media sonrisa en su cara.
Sin detener las lentas caricias, con la otra mano desprendí su pantalón y le baje el cierre.
Ahí el reacciono, y con un rápido movimiento se sacó completamente pantalón y slip, quedándose desnudo de cintura para abajo y en la misma posición en que estaba antes.
Su hermosa pija, de buen tamaño y extremadamente sura, apuntaba al techo de la camioneta.
Verlo así tan hermoso, me puso aún más al palo y siguiendo con el itinerario de todo lo que habíamos planeado por chat, me coloque entre sus piernas y quede con mi rostro a pocos centímetros de ese hermoso miembro.
Olía a limpio y a perfume y su pija totalmente erguida, tenía la cabeza aun cubierta por el prepucio y se veía brillar en la punta.
Apoye mi lengua en la base de sus huevos y como si fuera un helado subí por su tronco hasta la cabeza, sin descubrírsela.
Su cuerpo se tensó, y emitió un pequeño gemido.
Subí y baje por ese tronco lamiéndolo, mientras él estaba cada vez más entregado al placer y sus gemidos comenzaban a hacerse oír más claramente.
Baje con mi lengua hasta sus testículos y comencé a lamerlos y chuparlos con los labios, dejando por un rato desatendida el resto de su pija.
Ezequiel me acariciaba la cabeza con ambas manos, mientras yo hacía danzar mi lengua entre sus bolas.
Después de mucho rato de este juego, subí de nuevo con mi lengua por su tronco y me detuve en la punta ya empapada, jugando allí con la punta de mi lengua.
El gemía ya intensamente, asique decidí no torturarlo más.
Rodee su prepucio con mis labios y muy despacio hice presión hacia abajo dejando al descubierto la cabeza empapada de su pija.
Tenía una verga de buen tamaño, hermosa y durísima.
De nuevo con la lengua empecé a juguetear con su glande, y esto lo enloqueció.
Los gemidos se transformaron en un ronco sonido de placer, abrí mi boca y recibí toda la cabeza de su verga dentro de ella.
Él se tensó aún más y yo comencé a lamerlo y chuparlo dentro de mi boca, acompañando esto con movimientos de sube y baja de la cabeza, y con cada movimiento su pija se enterraba más dentro de mi boca.
Le agarre el tronco de la pija con una mano y comencé a pajearlo muy muy despacio, mientras la mitad de su pija estaba clavada dentro de mi boca recibiendo las caricias de mi lengua y la succión de mis labios.
Cada tantos movimientos la sacaba, la rodeaba con la lengua y los labios, y la volvía a introducir.
Sus gemidos habían cambiado a un continuo ahhhhh ahhhhh ahhhhh, que demostraba que estaba disfrutando mucho, y baje el ritmo de mis movimientos, temiendo hacerlo acabar.
Aproveche y me deslice con toda la boca hacia abajo ensalivándole todo el tronco de la pija y los testículos y me sumergí más allá de sus huevos.
Cuando sintió mi lengua dirigirse a lo profundo de su intimidad, abrió lo más que pudo las piernas y me sujeto la cabeza con las dos manos, empujándome más abajo aun.
Lamí y ensalive el comienzo de sus nalgas y enseguida me encontré con su cola.
Con una mano aun le acariciaba suavemente la verga haciéndole una delicada paja a la vez que mi lengua hacia contacto por primera vez con su cola.
Comencé a lamérsela en círculos a la vez que la besaba con mis labios.
Ahora si sus gemidos de placer estaban descontrolados, y movía todo el cuerpo hacia mi boca mientras yo intentaba clavar mi lengua en su ano.
Y estábamos en un ritmo frenético, yo todavía completamente vestido y con la verga a punto de romper mis jeans por la calentura.
Me perdí completamente mientras lo chupaba y pajeaba, hasta que me arranco de su cola con ambas manos y me dirigió hacia él y nos fundimos en un profundo beso de lengua.
Nuestros labios y lenguas no daban abasto para recorrer nuestras bocas, y yo sin siquiera saber lo que hacía comencé a desvestirme y a los pocos segundos estaba completamente desnudo.
Él se había sacado la remera en algún momento sin que yo me diera cuenta, asique estábamos cuerpo contra cuerpo, recorriéndonos bocas y cuellos desesperados con nuestras lenguas.
Nuestras pijas como dos calientes barras de hierro se apoyaban una contra otra, y mientras nos besábamos profundamente y nos acariciábamos mutuamente todo el cuerpo, nuestras vergas se restregaban una contra la otra causándonos un placer insostenible.
Estábamos totalmente entregados uno al otro, extraviados en el placer que nos dábamos mutuamente.
En un momento me acosté sobre el asiento trasero y él se colocó arriba mío en posición de 69.
Sin previo aviso se tragó mi pija completa.
Su boca estaba caliente y muy mojada, y sentí que entraba en el paraíso.
Mi calentura ya no tenía límites, abrí la boca y recibí su verga que se clavó profundamente haciendo tope con mi garganta.
Comenzamos un movimiento perfecto, cada uno dedicado con sus manos sus labios su lengua, toda su boca a dar placer al otro.
Nos movíamos con una perfección acompasada difícil de imaginar.
No se cuánto tiempo estuvimos así entregados completamente a disfrutarnos sin límite, hasta que sentí que sacaba mi pija de su boca y gritaba Leooo Leooooooo!!!!!!! Y volvió a tragarse lo más que pudo mi pija.
Su verga profundamente clavada en mi boca se hincho increíblemente y exploto en un incontenible torrente de semen, a la vez que el apretaba mi pija hasta hacerme doler y me chupaba con desesperación a causa de su propio orgasmo.
Empecé a tragar como pude semejante cantidad de leche, todo su placer se estaba derramando en mi boca y no quería dejar escapar una gota de todo lo que me estaba dando.
Lo caliente de la escena y la chupada infernal que me estaba dando hicieran que sintiera un profundo calambre en el bajo vientre, el abdomen se me puso completamente duro y sentí nacer mi orgasmo desde lo más profundo de mi ser.
Quise gritar por el inconmensurable placer pero tenía la boca llena de su verga y su leche.
La sensación me recorrió completo hasta los testículos y la verga y explote en enormes chorros de caliente leche como nunca lo había hecho en mi vida.
La sensación era tan poderosa que me templaban las piernas y todo mi cuerpo convulsionaba mientras no paraba de derramarme en su hermosa boca.
Así seguimos dándonos todo nuestro placer, toda la esencia de nuestra lujuria en interminables espasmos y chorros de semen, en lo que resultó ser el más largo y terrible orgasmo de mi vida.
No sé cuánto tiempo paso, pero quedamos tendidos así como estábamos, los dos con la verga del otro dentro de la boca, lamiéndonos suavemente y besándonos los miembros mutuamente.
El auto estaba completamente empañado y dentro hacía un calor infernal.
Habíamos gritado de placer pero estábamos totalmente ajenos al exterior, dedicado cada uno a seguir lamiendo la verga del otro, ambas un poco más blandas, pero todavía duras.
No queríamos despegarnos, y pese al calor y la transpiración seguíamos acariciándonos y lamiéndonos en posición de 69, mientras todo el interior del auto olía a sexo y placer.
Nunca había seguido jugueteando después de un orgasmo, pero su boca en mi pija era una sensación tan caliente y tierna a la vez, que no quería parar nunca, y por tanto yo a mi vez seguía con las caricias de lengua a su pija y sus testículos.
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