La primera vez de André
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por aslex.
Del Diario de André
André es un buen amigo de aquí de SST. Me ha pedido que escriba sus experiencias. Gracias por la confianza 🙂
Encontré el libro de adultos que mamá guardaba debajo de varias cosas en el armario. Yo ni sospechaba en qué grado el contenido de ese libro iba a cambiar mi vida. Desde muy pequeño ya me sentía atraído por hombres, compañeros de la escuela, primos y empleados de papá, pero nunca me pasó por la mente que se pudiera hacer algo entre hombres, hasta que leí ese libro.
Trataba la historia de amor y sexo entre dos hermanos, mujer y hombre. Pero lo que me trastornó fue la escena donde ella le pide que se siente, le embarra el pene con lubricante y comienza a sentarse encima de él mientras le entra el pene por… ¡el culo!
Para mí fue la suprema revelación, mi mente se comenzó a llenar de ideas, la mayoría donde yo era la chica sentándose encima de aquella vara de hierro.
Pero hasta ahí, ya que ni me pasaba por la mente la idea de que pudiera hacerlo con alguien cercano hasta que un día le dije a un trabajador de mi papá, que yo tenía un libro de adultos.
Él se llama Lucio y en ese entonces tenía como 15 años. De piel morena, delgado, pelo rizado y unos labios supercarnosos que luego me volverían loco de placer, pero me estoy adelantando. Él me pidió que sacara el libro, y con miedo y todo lo hice. Papá tenía tierras de siembra y de ganado, por lo que era posible estar en medio de la soledad, además había en las tierras varias construcciones algunas abandonadas, otras en uso, como las que los trabajadores utilizaban para dormir si les tomaba la noche en la zona mientras pastaba el ganado.
Así Lucio y yo nos alejamos de la casa y nos refugiamos detrás de una loma baja para leer el libro. Fue una situación muy intensa porque mientras él leía me daba cuenta que se estaba calentando mucho. Sus ojos y su boca se le abrían y se tocaba el bulto como si le doliera, ¡órale! me dijo, esto está muy cachondo. Ya para ese momento yo me imaginaba que él podría ser quien me hiciera realidad mi sueño, pero no sabía cómo decirle, y es que en las comunidades de ese tipo es casi imposible hablar de homosexualidad y esas cosas, pero tampoco quiere decir que no ocurra, con el tiempo me di cuenta que era una práctica común, pero que había que saber cómo insinuar sin mostrarse muy maricon. Afortunadamente el calenturón que se cargaba Lucio fue de mucha ayuda, le pregunté que porque se sobaba ahí en la entrepierna y me dijo que el libro se la había parado. Le pregunté entonces, haciéndome el inocente que qué era lo que se le había parado y me dijo que la verga, y luego me preguntó que si a mí nunca se me había parado, no, le dije. Y me le quedé viendo al bulto; sentí que él miró mis ojos y luego siguió mi vista y volvió a verme la cara y me preguntó: ¿quieres verla?
Sentí pánico cuando me lo dijo, pero a la vez mucha, mucha emoción, pero le dije fingiendo como que no me interesaba mucho, "bueno, si"
Se levantó para mirar alrededor, luego se volvió a sentar, se bajó la cremallera del pantalón y sacó su pene, mmmmhhhh, glorioso pedazo de carne que se cargaba, largo, grueso, venoso y cabezón. Yo en ese entonces no era experto en vergas, pero un no sé que me decía que era muy hermosa.
Yo, ya sin fingir, la miraba hipnotizado y la boca se me hacía agua. El sexo oral ya formaba parte de mi imaginario ya que lo había leído en el famoso libro. ¿Te gusta? me preguntó, y yo dije sin pensar, que sí. ¿Quieres tocarla? y sin esperar respuesta tomó mi mano y la puso alrededor de su verga la cual comenzó a brincar sin control, ¿te gusta? le pregunté, si, me dijo, tu mano esta calientita.
Le pregunté que si creía que se podía hacer lo que decía en el libro y él me dijo que qué cosa, yo le dije que eso, que si la verga se podía meter en las personas y él respiró hondo y me dijo que sí. Yo le iba a decir algo pero me detuve en media frase, me daba miedo que me fuera a rechazar y que para colmo anduviera diciendo que yo era maricon. Él notó que yo iba a decir algo, ¿qué?, me dijo mirándome fijamente, nada, le dije, pero no le había soltado la verga, ¿quieres que te la meta?
Yo estaba muy asustado, porque pensaba: si le digo que si, capaz que se suelta a carcajadas y luego va a andar de chismoso, no sé, le dije, ándale, me dijo, y no le decimos a nadie, estamos solos.
Mi corazoncito saltaba como loco, bueno, le dije mientras miraba al piso, eso fue suficiente para que me empujara al piso y comenzara a querer quitarme los pantalones, le dije, espérate tantito, ¿sí?
¿Qué, ya no quieres?
Sí, pero…
¿Pero qué?
Es que en el libro, Brandon (el protagonista) siempre le da besitos a su hermana
¿Quieres que yo te de besos?
Si, igual que Brando a Lisa.
Bueno, si quieres, me dijo aunque se le notaba que dudaba, acercó su boca a la mía y comenzó a darme los besos más ricos de mi vida, hay que recordar que era la primera vez que besaba, que sus labios eran gruesos, que yo ya soñaba con eso y que estábamos solos, y que estábamos muy cachondos los dos por causa del libro. Mmmmhhh, solo de acordarme de esos labios y de toda la situación me ponen muy caliente todavía.
Luego que me besó mucho tiempo me preguntó que si ya me la metía y yo, pegada mi cara a su cuello, le dije que si moviendo la cabeza. Como yo no lo soltaba, mi brazos rodeaban su cuello, él me quitó el pantalón y el calzón como pudo, luego me levantó las piernas y las puso en sus hombros, pero cuando quiso metérmela me dolió, es que le falta el lubricante, el que dice el libro, le dije sintiéndome muy frustrado, espérate, me dijo, luego me tomó de la mano y me hizo que me hincara, abre la boca, con la saliva se puede, y yo comprendí de inmediato y una nueva ola de calor me invadió, por fin iba a probar el pene, me lo metió despacito y yo cerré los labios para sentirlo como me iba entrando, estaba riquísimo y sentí sus venas y su cabeza. Así me la estuvo metiendo y sacando de la boca un buen rato y me decía que la mojara mucho con saliva.
Cuando ya estaba bien mojada me acostó boca abajo y me puso las manos a los lados de mis nalgas, como si me las estuviera midiendo, estas muy nalgosito, muy rico, dijo, luego me separó las nalgas y me echó saliva. Se acercó y puso la punta en mi agujerito y comenzó a empujar y me preguntaba que si me dolía y si le decía que sí se detenía, y luego de un rato empujaba otra vez y así hasta que me la metió toda y yo para entonces me retorcía como animalito flechado y le decía: métela mas, métela más y él se acostó totalmente encima de mí y me dijo, voltea la cara para acá y cuando yo lo hice me besó en la boca así todo torcido yo. Y a lo mejor ya era porque estaba muy cachondo por todo, por el libro, porque se la había chupado y porque se la había agarrado con la mano pero se vino muy rico en mis tripas.
André tiene más recuerdos que quiere compartir.
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