La primera vez que usé una prenda femenina por accidente, no imaginé que eventualmente terminaría dejándome dar por el culo.
Un chico que después de tener sexo con su novia por accidente se pone una prenda de ella, poco a poco le agarra el gusto de usar prendas femeninas hasta que otro chico lo convence de que se deje dar por el culo. .
La primera vez que usé una prenda femenina por accidente, no imaginé que eventualmente terminaría dejándome dar por el culo.
La primera vez que usé una prenda femenina fue terminado de tener sexo con una novia que era unos cuantos años mayor que yo.
Por la prisa tras disfrutar de un sexo a oscuras, escondidos en un armario de su casa, sin que sus padres se dieran cuenta, ambos nos vestimos lo más rápido que pudimos, y por accidente, yo me puse su blusa y ella mi camisa.
Al salir del armario, y vernos, lo primero que ella me dijo fue, que me veía lindo, prácticamente desde ese momento, cada vez que ella y yo íbamos a tener sexo, me pedía que me pusiera algo suyo.
Y así seguimos haciéndolo, hasta que, en más de una ocasión, me llegó a vestir prácticamente igual que ella.
Cosa que yo disfrutaba, no tan solo por acostarme con ella, sino también porque en ocasiones, su ropa me quedaba mejor a mí que a ella.
Por lo que, por su insistencia, comencé a usar algunas de sus blusas, y hasta uno que otro pantalón de ella, cuando salíamos juntos.
Eventualmente terminé con ella, porque era demasiado celosa, pero otras chicas, que me conocieron de novio de ella, les encantó mi manera de vestir, por lo que yo seguí aprovechándome de eso.
Con el tiempo, no tan solo me vestía como ellas, digo siempre de blusa, y pantalones, sino que algunas, hasta les encantaba ponerse a maquillarme.
Cosa que yo permitía, porque después, disfrutaba de un sexo salvaje como no tienen una idea.
Mis amigos comenzaron a vacilarme, pero la verdad a mí ni me importaba lo que ellos pensaran, lo único que me interesaba era que a algunas chicas les encantaba que me vistiera, y me maquillase como ellas.
Fue cuando estando en una clase, salió a relucir la palabra andrógino, y alguien en el salón me señaló como ejemplo.
Lo que fue aceptado en parte por el profesor de la cátedra, pero haciendo la salvedad que, aunque visualmente cualquiera pudiera decir que yo era andrógino.
La realidad es que no actuaba como uno, ya que mi manera de hablar, o de comportarme, era la típica de un chico de mi edad, por lo que no era precisamente la de una persona andrógina.
Eso me dejó pensando, y por aquello de vacilar un rato, con una chica la que siempre me había sacado el cuerpo.
Comencé a actuar de manera algo más delicada, o femenina, sin llegar a caer en una caricatura, para mi sorpresa, esa misma noche los dos nos fuimos a la cama juntos.
Yo estaba encantado con todo lo sucedido, por lo que seguí actuando, y comportándome de esa forma, o manera.
Pero en más de una ocasión, también hubo uno que otro chico, que se equivocó conmigo, llegando a pedirme que saliera con él.
Hasta que yo le aclaraba la realidad, pero en otra ocasión, aun y así después de que hice la aclaración de costumbre, el tipo con quien yo me encontraba charlando en la barra de aquel Pub, insistió en que saliéramos juntos, que él de sobra sabía que yo era un chico, pero que algo en mi manera de hablar, o de ser lo tenía cautivado.
Lo cierto en que al principio le dije que no, pero ante tanta instancia de su parte, terminé por aceptar que me acompañase hasta mi casa, pero en todo momento hablando y comportándome como una chica.
Y esa primera vez que salimos, de momento que me encuentro besándome con él, bajo unas escaleras.
Pensé en pedirle que se detuviera, pero no pude hacerlo, algo dentro de mí no dejaba, que lo detuviera, así seguimos caminando agarrados de la mano, hasta que llegamos a mi apartamento.
Aunque tenía la clara idea de no dejarlo entrar, ya una vez en la puerta, al momento de despedirse de mí, me volvió a besar, y por aquello que no nos fueran a ver mis vecinos, lo invité a pasar.
Ya dentro de mi apartamento, seguimos besándonos, y él acariciando todo mi cuerpo, yo estaba más que confundido, en mi vida me había pasado eso antes, con ningún otro hombre.
Así que a pedido de él comencé a desnudarme, y para mi sorpresa me pidió que le modelase alguna de la ropa que yo tenía en casa, incluso una que otra faldita, que no me atrevía a ponerme para salir a la calle.
Así seguí obedeciéndolo ciegamente, hasta que me pidió, o mejor dicho me sugirió que lo masturbase, yo siguiendo sus pedidos, hice todo lo que él me indicaba.
Sin esperar a que yo acabase, comenzó a acariciar mis nalgas, y en cierto momento colocando su verga frente a mi rostro, no tuvo ni que decirme que se la mamase.
Ya que, en esos momentos, al verla a menos de unos pocos centímetros de mi boca, entendí que eso era lo que él tanto deseaba, y así lo hice.
Algo dentro de mí se fue revelando, aunque no lo podía creer, el tener su miembro dentro de mi boca, me provocaba un extraño, y delicioso placer.
Sus manos no dejaban de acariciar mis caderas, mis nalgas, mis muslos, a lo que yo respondía una y otra vez, gimiendo femeninamente.
Por lo que cuando comencé a sentir su vástago penetrando mi esfínter, tuve otra tremenda revelación, que eso era lo mío, su aliento sobre mi nuca, mordisqueando los lóbulos de mis orejas, hacían que todo mi cuerpo temblase de placer.
Yo mismo no me reconocía, estaba actuando de manera tan natural, que bien podía cualquiera que nos llegase a ver podía decir, que éramos una pareja heterosexual.
A medida que él me continuaba penetrando divinamente, yo restregaba mis nalgas contra su cuerpo, una y otra vez.
Disfrutando del placer de ser clavado por un hombre, bueno ocasionalmente sigo saliendo con alguna que otra chica, que le que encanta la parte masculina que tengo entre las piernas, pero eso lo disfruto tanto, como cuando salgo con chicos que les encanta mi parte femenina.
que delicia tu revelación, eres afortunado de ser tan linda y disfrútarlo