La primera y última vez que tuve sexo no heterosexual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No es un relato de sexo homosexual como otros de esa categoría, sino más bien un sucedido sexual de esos que se hacen en la adolescencia, una tarde de verano con poca ropa, sin cabeza y sin pensarlo. Imaginad la situación, que no sé lo que hubierais hecho vosotros en mi pellejo.
Os pongo en situación: un grupito de amigos está en mi casa haciendo el tonto con mis hermanos, todos de edades similares (11, 12, 13 años). Yo tenía 16 años entonces. No son muchos (5, 6, 7?), pero sí alborotadores en torno mío, que estoy viendo nosequé revista. Y venían hablando sobre algún tema de sexo, que yo no oí empezar. Entre ese grupo estaban mis hermanos (un chico y una chica). Como por una apuesta, me quieren implicar a mí en sus “descubrimientos” sexuales adultos, y, como yo soy el adulto más cercano a ellos (en edad, porque estaba allí mismo y porque era de confianza) me empiezan a “acosar”, jeje. De primeras, me dicen si les puedo enseñar el rabo, así, de sopetón…, y entonces yo ya dejo de ver la televisión y de leer la revista y me río de ellos, que se ríen también.
Sobre mi pene y mi cuerpo, mis hermanos ya lo conocían, pues ya me habían visto desnudo otras veces (e incluso me han pillado alguna vez con el rabo tieso), así que, hacia ellos no tenía mucho pudor…, pero con el resto de sus amigos…, jeje, no es que tuviese pudor, sino que tampoco tenía yo intención de exhibirme en ese momento. Yo, con 16 años, tenía ya el cuerpo desarrollado, peludo, con los genitales grandes, en comparación con los que tendrían ellos…, y eso mismo es lo que querían ver: unos genitales adultos. Así que, les pregunté que si querían solo verme el pene y los huevos o algo más. Yo no forcé ninguna situación, sino que fueron ellos los que se animaban, así que, pues pensé que me lo intentaría pasar bien (y, en ese momento, ya se me empezó a hinchar un poco la polla, señal de que algo me excitaba la situación).
Elegí a los dos más nerviosos y con más ganas, un chico y una chica, para que me bajaran los pantalones y la ropa interior: plaf, un pollazo le di en la cara a la chica, que se reía de los nervios. Estuve unos segundos mostrando mi polla al grupito que, tras la primera “hazaña”, quería ver algo más. – “¿Queréis ver como me crece más?”, les dije. – “¿Quién quiere agarrar mi polla?”. Y se animó el chico (de 11 años, que no sé como será con 40 años, pero un poquillo “mariquilla” si que parecía entonces, jeje).
Les dije al grupo que, ya que yo había hecho el “esfuerzo” en quitarme la ropa (no me costó mucho, pero algo tenía que decir), ellos me tenían que hacer una paja y chuparme la polla. Como vi que nadie se echaba a atrás sino que aceptaban el reto, pues yo encantado. Uno a uno (incluso mis dos hermanos) se fueron turnando agarrándome la polla y sacudiéndola, arriba y abajo. Mi polla ya estaba a tope de tiesa y apuntando hacia arriba, y ellos estaban ensimismados. Me sentía el jefe del grupo. A la hora de la chupada, varios se animaron, pero, por aquello de chupar una polla que otra persona habría chupado antes, pues se disputaron quién hacerlo, y fue este chico “delicadito” quien más insistió, así que fue para él la polla. Se metió mi gran cabeza de la polla en su boca, le dio unos lametones…, y mi cerebro pensó lo siguiente: Les dije: – “¿Quién se anima a que se la meta por el culo?” (yo ya estaba pensando en este chico, pero por si acaso, se lo decía a todos…, y solo por el culo. No quería desvirgar a ninguna niña, y supongo que ninguna de ella querría entonces). Todo el grupo al unísono gritó que se la metiera a este chico, que se quedó un poco cortado, sin saber qué decir, si sí o si no. Como no dijo que no, como dice el refrán, “el que calla otorga”, así que, ahí estábamos todos animándole, y él que no se negaba.
Jeje, se le veía la cara nerviosa…, pero el grupo insistía, así que no tuvo más remedio que bajarse la ropa y mostrar su culito mientras se tapaba su minúsculo pene (bueno… el pene normal a su edad, pero minúsculo en comparación a mi tranca erecta). Y, con todo el grupo pegado a nosotros, y el chico ya a cuatro patas con la cabeza gacha, yo pude ver que…, por ese “agujero” no cabía mi polla. Le froté la cabeza de mi pene por su culo varias veces…., y cuando enfilé por su agujero…, vaya, que por ahí no cabe. No entra y no me atrevía a forzar. Le dije a él: – “que mi polla no entra por ahí. Métete los dedos para ver si se abre un poco tu culo”. Podría haberlo hecho yo, pero… mejor que se meta los dedos él en su propio culo, jeje. Todos mirábamos cómo lo hacía. Y parece que lo debía haber hecho ya más veces, porque no dudaba nada en meterse un dedo rápidamente y luego dos…
Tras un rato, y yo con la polla a tope, volví a acercar mi polla a su culo e intenté empujar. Bueno…, no me parecía tan fácil como en las películas porno, jojojo. Aquello no entraba tan bien…, así que, en un momento, les dije a una persona que fuese a la cocina a por aceite, y a otra que fuese al lavabo, a coger un botecito de vaselina que había en el armarito del lavabo. No había caído que, untando mi pene con vaselina, entraría mejor, claro (fueron a por los “ingredientes” y volvieron. Estábamos solos en casa, pues si hubiera alguien más, no habríamos hecho esto, jeje). Me embadurné la polla con la vaselina, metí o intenté meter aceite por el culo del chico y… cuando ahí había un mejunje pringoso, volví a poner la punta de mi polla en el agujero del culo. Ahora mi pene estaba escurridizo: ya no iba a parar.
Empujé un poco, despacito…… y entró la cabeza del pene. Me paré (le dije si le dolía y me dijo que no). Seguí empujando despacio hasta que le tuve ensartado, y con todo el grupito alrededor. Yo estaba completamente desnudo y el chico solo de cintura para abajo; menudo show erótico que les montamos, jeje. Una vez que le tuve con la polla dentro, y estaba quieto, poco a poco fui sacando un par de centímetros (toda no), y luego vuelta a empujar. Así, primero lentamente… , luego con un ritmo cada vez más rápido, siempre le preguntaba que si le molestaba algo, que me lo dijera…, hasta que al final yo ya estaba lanzado empujando hasta el fondo, empujando hasta con los huevos. Y, tras un rato, sacaba mi polla, toda venosa y de color rojo oscuro a la vista de “mi público”. Y, ag…, tenía restos de mierda del chico, así que, volví a meter mi polla en ese culo y otra vez a empujar. Ahora no había problema de resistencia pues mi polla entraba escurriéndose como cuchillo en mantequilla.
Tras un rato, les dije que me iba a correr…….. y se me notó, pues le di unos empujones a ese culo de los buenos y luego me quedé quieto. Al rato, saqué mi polla, mojada del aceite, con un chorretón de semen que salía del culo y que dejó manchado el suelo. Nos fuimos al lavabo a limpiarnos, porque daba un poquito de asco mi polla con rastros de mierda. Fue un éxito erótico-festivo para el grupito en el que todos me vieron, pero que no me volvieron a pedir (supongo que porque se acabó el verano). Respecto al chico, le pregunté otro día si le había gustado y si quería que se la metiese otra vez, y me respondió que le gustó (no sé si fue sincero conmigo), pero que no quería que se le metiese, porque se había encontrado un poco incómodo (no sé qué palabras me dijo, pero algo así). O sea, no le gustó, pero el morbo le pudo. Como a mí, que no he hecho más sexo anal (ni con mujeres) por el aspecto asqueroso. En las pelis porno, no hay ni rastro de mierda en las escenas anales, pero las películas, como todo el mundo sabe, son mentira, jeje.
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