La primera y unica vez que me sodomizaron.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estaba haciendo la mili voluntario en Madrid y por aquel tiempo no había la libertad de hoy. Me imagino que habria lugares de ambiente o profesionales que podrían satisfacerme, pero yo era un pardillo y no tenía ni idea, asi que no se me ocurrio mejor idea que ir a un sex-shop gay del centro, que habia visto en una revista porno, por si alli conocia a algien que me iniciara. Me presente de uniforme sobre las tres de la tarde, (hay que reconocer que elegi mala hora), y me lo encontre cerrado. Me asome al cristal y cuando me iba ir, de un bar de la acera de enfrente salio un hombre preguntando si queria algo. Le dije que si y me abrio la tienda. Tendria treinta y cinco años, fuertote, con algo de barriga.
Entramos y empece a mirar los objetos de las estanterias, mientras me armaba de valor. Finalmente me dirigi al mostrador y le solte:
– Perdone, soy nuevo en esto y…(no sabía ni como decirlo), habia pensado que tal vez aqui encontraria a alguien que me iniciara.
– Mira chaval, yo solo le cuido el negocio al dueño mientras se va a comer y se hecha una siestecita, no entiendo de esto, pero me imagino que debe haber profesionales a los que acudir. Si quieres preguntar al dueño, que si es maricón en dos horas esta aqui.
Me senti idiota y avergozado, y tras murmurar un gracias, iba a salir de la tienda cuando el hombre me detuvo.
– Espera. ¿Tu que quieres, que te den por culo?.
– Si.
– Mira a mi no me gustan los hombres y no le he dado por detras a ninguna mujer, pero si quieres podíamos intentarlo.
– Si, por favor.
– Piensatelo, por que una vez que empiece, vamos a acabar.
– Ya lo he pensado bastante tiempo. Adelante.
Cerro la tienda y bajo las persianas. Se bajo los pantalones y los calzoncillos, y aparecio una polla bastante más gruesa que la mía. Se notaba que la idea le habia excitado. Yo empece a desabrocharme la camisa, pero me detuvo.
– Bajate solo los pantalones, Ya que te voy a dar por culo, prefiero hacertelo vestido de militar.
Me baje los pantalones y los calzoncillos. El mientras se masturbaba.
– Te importa si te hago una mamada. Me gustaria probarlo.
– Por supuesto, pero cuidado con los dientes.
Me arrodille y empece a mamarsela. El olor me tiraba para atras, pero podían más las ganas. Empece solo por el prepucio, pero me cogio la cabeza, y me metio la polla hasta la campanilla, con las consiguientes arcadas.
– Perdona, sigue mamando hasta donde puedas.
Y debi de hacelo bien, por que al cabo de un rato me paro porque se iba a correr si seguia.
Me levanto y me arrastro hasta ponerme con el culo en pompa en un taburete de una cabina. Y se fue directo a metermela en el culo, pero por más que lo intentaba no había manera de que entrase, y en cada intento yo las pasaba putas. Enfadado se fue a una estanteria y cogio un bote de lubricante, y me lo dio.
– Toma echate de esto en un dedo y metetelo en culo. Engrasatelo bien por que he dicho que te follo y lo voy a hacer por las buenas o por las malas.
Hice lo que me pedia, el tambien se echo en el pene, y volvio a colocarse detras mio. Esta vez entro la punta, y yo creia que me reventaba.
– Espera, espera, me duele.
– Para ser maricón, hay que ser muy hombre, soldadito.
Me tapo la boca y la metio toda de un empujon. Fue como si me abrieran en canal.
– No querías polla, pues toma polla, toda para ti. Si te duele te jodes maricón.
Empezo a follarme duro el culo intentado empujar mas a dentro cada vez. Yo estaba viendo las estrellas y llorando como una magdalena. No paraba de insultarme, mientras empujaba como si me quisiera traspasar.
– Te voy a romper el culo para siempre, pedazo maricón.
Al cabo de un rato, disminuyo algo el dolor y empece a acompañarlo en las embestidas. El se debio de dar cuenta. Me quito la mano de la boca. y la uso para azotarme mientras me daba.
– A la putita del soldado le gusta que le den por el culo. Eres una zorra. Voy a hacer que te acuerdes toda la vida de quien te rompio el culo.
Asi siguio insultandome y follandome duro, hasta que se corrio dentro de mi. Despues se limpio con un papel, y me tiro un trozo.
– Toma limpiate. No la habia metido en ningun coño tan prieto como tu culo.
Nos vestimos y me despidio con un simple adios.
Me dolio tanto la experiencia que jamas he vuelto a intentar nada con un hombre. Aunque siguo fantaseando y masturbandome pensando en ello.
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