La probé, me gustó y ahora no se que hacer.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo soy un hombre de ciudad, vivo en Sta.
Rosa, provincia de La Pampa, Argentina, casado con tres hijos, me llamo Oscar, y a mis 55 años, creo que me conservo bien.
En la oficina en la que trabajo, habíamos quedado en ir un día de estos a cazar, cerca de donde yo vivo, unos 80 kilómetros, dicen que hay unos cerdos salvajes que son una belleza.
Bueno, llego el día y de los diez que íbamos a ir solo fuimos tres, ya que los otros, sacaron escusas por no decir que sus mujeres no los dejaron ir.
Llegamos al lugar de acampada, hicimos el campamento, había un gaucho del lugar, un hombre que se le notaba rudo, curtido, era el que nos iba a indicar por donde cazar y no meternos en líos, ya que haya se puede cazar sin problemas pero hay que respetar ciertas normas.
Juan, que así se llama el gaucho, nos dijo que él iba a rastrear si habían animales para poder cazar, y salimos los dos, mis dos amigos se quedaron en el campamento a la espera de nosotros dos.
Íbamos caminando y Juan es hombre de pocas palabras, salimos temprano y a medida que caminábamos, el calor se iba haciendo mas insoportable, "mire Don Oscar, ahí esta mi casa, si quiere podemos refrescarnos y seguimos", me dijo, y nos fuimos a su casa, que era echa de barro, lo que comúnmente se conoce como rancho.
Cuando entramos a su casa, sola había un camastro, y poco mas, no vivía en la abundancia ese hombre, sacó agua del poza, que estaba deliciosa, bien fresca, se sacó su camisa y quedó con su torso desnudo, se le notaba muy fuerte, hombre acostumbrado a la vida del campo que es muy dura, yo quería hablar con él, conversar algo, pero siendo de tan pocas palabras resultaba difícil.
En una cocina de hierro, a leña que tenía en la parte que hacía de cocina, ya que todo es una sola habitación, se puso a calentar agua para tomar mate.
Yo no se que me pasaba , que me sentía como atraído por ese rudo hombre de campo, "gusta un mate Don Oscar?", me dijo, ofreciendo el mate espumoso como se suele tomar con quien sepa cebarlo, lo tomé y estaba rico y seguimos tomando mate y yo lo miraba cada vez mas atraído, "y que haces acá para no aburrirte, te traes a alguna mujer?", le dije, tomando los mates que él me daba, "bueno Don Oscar, usté sabe como es la vida de campo, difícil y que mujer va a querer venir a vivir a mi rancho si no tengo nada", me decía, tomando un mate, "Juan, una cosa no me trates de usted, y cuanto hace que no estas con una mujer?", le dije, siguiendo con el mate, "ya ni me acuerdo", me dijo, siguiendo la conversación, "has de estar bien lleno, probecito al que agarres", le dije riendo, queriendo, no se, que hable mas, "bueno, yo la verdad preferiría a algún marica", me dijo, dándome otro mate, "y eso, tanto te gustan los culos", le dije, siempre buscando que se ría, que deje ese aspecto tan serio que ni una muesca de sonrisa hacía, "no es eso, si me gustan los culos, pero como acá las mujeres no tienen novio fijo, cogen con uno y con otro y no quiero que me metan un hijo de otro como ha pasado ya alguna vez, que no saben ni quien es el padre y al último se lo encajan", me decía, hablando y mirando al suelo, "ha, por eso decís que te gustan los maricas, les llenas el culo de leche y esos no quedan embarazados, buena forma de pensar, y hay algún marica por acá?", le seguía conversando, "de vez en cuando viene uno a visitarme, vive lejos, así que no viene muy seguido", me decía sin levantar la mirada del suelo, "si este catre hablara", le dije, pasando mi mano por el catre bien tendido, y se me dio por acostarme boca abajo, "seguro que los has de poner así, con el culo bien para arriba", le decía en broma, riendo y moviendo el culo, "así mismo, como estas vos ahora", me dijo, poniéndose de pie y acercándose al catre donde yo seguía con mi culo para arriba y me empieza a pasar la mano por el culo, "pero Juan, que estas haciendo?", le dije, pero la sensación de sentir su mano apretando mis nalgas me hizo quedar así como estaba, "haz de tener un buen culo", me dijo, sin dejar de apretar mis nalgas, yo no sabía que hacer, me quería resistir, pero a la vez ese tremendo hombre, rudo de campo me atraía, metí mis manos debajo de mi cuerpo y me solté el pantalón, y así como estaba, boca abajo me lo fui bajando, dejando mi culo al aire, "te gusta?", le dije, dejando que sus manos me manoseen las nalgas, me bajó el pantalón hasta los tobillos, me dio dos palmadas con sus rudas manos en las nalgas que me hizo gritar, pero lo tremendo fue que me gustaron, "hay, despacio", le dije, pero como respuesta me dio otras palmadas tan fuerte como las anteriores, sentía mis nalgas calientes, di vuelta mi cabeza y vi que se empezaba a quitar los pantalones, estaban a punto de cogerme y yo seguía ahí, con el culo para arriba.
"Juan, vas a ser el primero, nunca me cogieron", le dije, relajando mi cuerpo sobre el camastro de ese hombre de campo y abriendo mis nalgas esperaba que me rompa el culo, estaba tan caliente que sentía lo dura que tenía mi pija, Juan deja caer bastante saliva en mi ojete, siento que pasa su pija por mi ojete, respire hondo y trate de relajarme todo lo mas que pude, sintiendo como acomodaba la cabeza de su pija contra de mi ojete, y empecé a gemir un poco de dolor y otro poco de placer a medida que sentía como hacía fuerza y su pija iba rompiendo mi culo, "haaa, haaaaa", decía yo sintiendo como me abría el ojete con su pija, como poco a poco me la iba metiendo toda, "levanta el culo maricón, así te entra toda", me dijo, dejando caer su cuerpo y terminando de meter toda su pija, haciendo que de un pequeño grito de dolor, sentía como Juan movía su pija dentro de mi culo, como me estaba cogiendo y la verdad como me gustaba que me cogiera así.
Me paso su mano por debajo de mi barriga y me hacía poner en cuatro patas, "dale maricón, decíme que te gusta mi pija, como te estoy cogiendo", me decía, metiendo y sacando su pija de mi ojete, y dándome unas palmadas en las nalgas que me dolían pero me excitaban mas, "si Juan, me encanta tu pija, como me rompiste el culo, seguí cogiéndome así, que ahora soy yo tu nuevo maricón, cogéme, cogéme, cogéme", le gritaba, sintiendo como sacaba y metía su pija de mi ojete, yo me abría mis nalgas, disfrutando de como ese rudo hombre de campo me estaba destrozando el ojete, como me hacía disfrutar de como me cogía, "así maricón, abrí bien tus nalgas para que te clave bien adentro la pija por el orto", me decía, cogiéndome con una fuerza que no se como aguanté, estaba tan caliente, estaba disfrutando tanto de su pija, que solo sentía placer, "claváme bien la pija por el orto y movéla bien adentro", le decía, entre gemidos de placer, abriendo mis nalgas y disfrutando de la cogida que me estaba dando Juan.
Sentía como Juan movía su pija para los costados, en círculos, "que bien me estas cogiendo, como me haces disfrutar", le decía, moviendo mi culo, sintiendo como tenía dura mi pija y como Juan me cogía, haciendo que grite de placer, "te gusta la pija maricón, yo te voy a dar pija", me decía sin dejar de darme palmadas en las nalgas y cuando me la metía toda la removía para todos lados, "si, si, cogéle bien el culo a tu maricón", le gritaba yo, en cuatro patas de nalgas abiertas y sintiendo como la pija de ese hombre me hacía gozar destrozando mi ojete, "haber si sos tan maricón", me dijo, sacando su pija de mi culo, me hizo poner de rodillas y metió su pija en mi boca y mientras se la chupaba, me hacía una paja, hasta que dando un fuerte gemido, siento los chorros de leche salir de su pija y empezar a llenar mi boca, la sentía espesa, caliente, como golpeaban mi paladar, mi garganta, como chupaba la pija de Juan y tragaba su leche mientras me hacía la paja, hasta que en medio de esa locura de sexo, me empecé a acabar en el suelo con una fuerza tremenda, sentía salir mi leche de mi pija, fuerte mientras mi lengua no dejaba de lamer la pija de Juan dentro de mi boca, ya me había tragado toda su leche, le pasaba la lengua por su pija, mientras él me acariciaba la cabeza, "que linda mariquita que sos", me dijo, sacando su pija de mi boca y se empezó a arreglar la ropa, mientras yo estaba de rodillas acariciando mi pija sintiendo mi ojete palpitar y el sabor de la leche de Juan en mi boca.
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