La putita de la oficina

Cómo fui el pasivo de Miguel, mi compañero de trabajo .
Ahí estaba en la cama de Miguel dándole sexo oral. Luego de la comida de la empresa me invitó a su departamento y terminamos en su cama, entre de poto a su cama y ya era su pasivo.

Miguel me gusto desde que llegué a la empresa y aunque yo creía que nunca iba a pasar nada con él ya estaba en su cama.

Su pene era delicioso, cuando me lo mostró y me dijo que podía hacer lo que quisiera con él yo me metí a su cama y ahí estaba desnudo con Miguel mientras saboreaba su hermosa verga.

Hace un tiempo que estaba buscando estar con un hombre, había tenido ya experiencias con hombres pero a mis 25 años, que tenía en esa época, aún no había encontrado mi identidad sexual del todo, aún tenía dudas de lo que quería, pero de lo que no tenía dudas en ese instante era de lo rico que era el pene de Miguel y de que me encantaba estar chupando el pene del hombre que me atraía por esos días.

Estuve un buen rato dándole sexo oral a Miguel, el me decía que lo hacía muy bien, eso me ponía más caliente aún. Sin duda era la mejor experiencia que hasta ese momento había tenido con un hombre. Desde que había entrado a la empresa dónde trabajaba hace solo un mes atrás, me había gustado Miguel y tenía ganas de ser su pasivo, no le había dicho nada ya que no quería hacerme una fama de putito en mi trabajo, pero luego de esa comida de fin de año y de que Miguel me invitara a tomar unas cervezas a su departamento, ya no tenía ninguna apariencia que cuidar, Miguel me tenía en su cama con su pene llenando mi boca, ya era su pasivo, y aunque no quería hacerme la fama de putito ya era la putita de Miguel y eso me gustaba.

Pasado un rato Miguel me pidió que parara de chuparle el pene, me dijo:

Miguel: «Para un poco por favor, me vas a hacer acabar y no quiero acabar en tu boca»

Yo: «si quieres puedes acabar en mi boca, yo no tengo problemas, nunca han acabado en mi boca pero no tengo problema en que tú lo hagas», yo ya estaba entregado  a Miguel y estaba dispuesto a complacerlo, y si él quisiera acabar en mi boca lo dejaría, me sentía su puta y quería satisfacerlo.

Miguel: «Igual sería rico acabar en tu boca pero no quiero acabar aún y prefiero hacerlo en tu poto»

Cuando me dijo eso yo le di un último beso en la cabeza de su pene, deje de chupárselo y me puse con la cara de lado sobre la almohada y levanté la cola, abrí mis cachetes con mis manos y le dije:

Yo: «Ahí está mi poto, puedes hacer lo que quieras con él, me lo puedes llenar de semen si lo deseas».

Miguel se incorporo y se puso detrás mío, tomo mis nalgas, me acaricio el ano, empezó a jugar con mi ano, me lo acariciaba con sus dedos, me metió un dedo, luego dos y me acariciaba la entrada de mi ano con su mano, luego inclino su cara y me empezó a dar languetazos y besos en mi poto, pasaba su lengua por toda la entrada de mi ano, yo me sentía en el paraíso, en ese momento no tenía dudas de mi identidad sexual, estaba en el lugar que me gustaba, con la cola levantada y ofrecida al hombre que me gustaba, mi rol estaba claro, era el pasivo de Miguel, no me interesaba explorar en otros roles, entre de poto a la cama de Miguel como toda una puta y así me gustaba estar, ese era mi lugar.

Miguel estuvo besándome el ano un buen rato y de pronto me dijo:

Miguel: «Date vuelta, ponte boca arriba y levanta las patas, te quiero preñar con las patitas en mis hombros», yo me di vuelta al instante e hice lo que Miguel me decía y estando acostado boca arriba con las patas paradas le dije a Miguel:

Yo: «Montame como quieras, hazme parar las patas, preñame bien preñada, soy tu putita», Miguel se puso encima mío, acomodo la cabeza de su pene en la entrada de mi ano, puso mis piernas en sus hombros, con una mano me agarro de una nalga y con la otra me tomo por detrás de la cabeza en mi nuca, me dió un beso y comenzo a presionar con su pene la entrada de mi ano, volvió a acomodar su pene con una mano e introdujo la cabeza en mi poto. Yo estaba ahí, con las patitas hacia el cielo, con Miguel encima mío, sintiendo como entraba de a poco la cabeza de su pene en mi ano. A medida que Miguel entraba sentia como se iba abriendo mi ano y también se me abrían los dedos de mis pies, yo estaba colgado del cuello de Miguel, pasaba mis brazos por detrás de su cuello, él volvió a tomarme de mis nalgas mientras su pene se hacía camino en mi ano, aún no me penetraba totalmente, por un momento paro de presionar y solo movía lentamente su pene en la entrada de mi ano, estaba jugando con la puerta de mi ano antes de echarla abajo, yo estaba alucinando en las manos de mi hombre (así sentía a Miguel en esos momentos), me tenía en su poder, le estaba entregando mi poto, me tenía pataleando de gusto, me sentía su hembra.

Miguel, luego de jugar un rato con la cabeza de su pene en la entrada de mi ano mientras me besaba de vez en cuando, volvió a presionar suavemente y comenzo a penetrarme, yo sentía como su pene se abría paso entre mis cachetes buscando su lugar, sentía como al ir entrando le iba dando forma a mi poto, y a medida que Miguel iba rompiendo la puerta de entrada de mi ano y posicionaba su hermosa verga dentro de mi yo me convencía cada vez más de mi condición pasiva, me sentía su hembra y me encantaba. Ya me tenía la mitad de su pene dentro y en un momento Miguel me tomo con más fuerza y presiono fuertemente su pene penetrando mi ano totalmente, forzando totalmente cualquier mínima resistencia que existiera, y si bien yo ya no era virgen porque ya me habían mandado otros hombres antes de Miguel, en ese momento sentí que perdí mi virginidad, Miguel estaba tomando posesión de mi, ya me tenía los cachetes separados y mi poto ya tomaba la forma de su pene.

Cuando Miguel rompió con su embestida mi virginidad sentí un poco de dolor pero era un dolor placentero, estar ahí con las patas levantadas y el poto abierto dejando que Miguel entrara me volvía loc@, sentir que Miguel no estaba dejando nada de mi  virilidad en pie y que me estaba volteando me encantaba.

En ese momento, cuando Miguel me rompió me saco un gemido de dolor y placer a la vez.

Yo: «Aayayaii, Miguel me estás rompiendo, para por favor, más despacio»

Miguel: «No, no me pidas que pare, te metiste a mi cama buscando pico, ahora tienes que aguantar»

Yo : «Ay, Ay, Aayayaii, estoy para ti, dale como quieras, rompeme el ano como quieras, bésame »

Miguel me beso mientras me destrozaba el ano, entraba y salía y volvía a entrar, yo no ponía resistencia y sentía como su pene desgarraba mi ano. Luego de un rato, de a poco mi poto se fue relajando y soltando, ya no me dolía y el placer era total y ya no sentía que su pene me rompiera sino que me estaba acariciando el ano con su pene, me lo sacaba totalmente y me lo volvía a meter entero de una estacada, yo sentía su cabeza como recorría mi poto desde la entrada hasta el fondo, luego me lo dejaba adentro y lo movía dentro de mi, yo pataleaba de gusto con las patas paradas hacia arriba y sentía a Miguel como mi hombre, me estaba pisando y en cada metida de pene me dejaba claro cuál era mi lugar y quien mandaba, él era mi hombre y yo su pasiv@, cada vez que me tomaba con fuerza y me hacía sentir su hombría en mi poto con sus embestidas me sentía más su hembra.

Miguel: «Toma, ahí tienes lo tuyo, ahí tienes el pico que pedías a gritos, yo soy tu hombre y tu eres mi hembra»

Yo: «Siiii, papito mío, mi poto es todo tuyo, soy tu putita, puedes romperme el poto como quieras, yo feliz de complacerte, preñame y hazme tuya. Bésame papito mío »

Miguel me beso y metió su verga  hasta el fondo mientras botaba su leche dentro de mí, me dio unas tres estocadas más y se quedo ahí encima mío con su verga dentro, me había preñado, ya era su hembra. Yo tambien acabe y nos quedamos ahí un rato.

Había encontrado lo que me gustaba y buscaba, estaba con las patas abiertas y con el poto lleno de semen, estaba en mi posición y lugar, estaba con un hombre dentro de mí.

De ahí en adelante no dude más de mi inclinación sexual, podía experimentar otras cosas, podía ponerme en cuatro, apoyar la cara en la almohada y levantar la cola,  poner las patas levantadas en los hombros de un hombre como en esta vez con Miguel, ponerme boca abajo y morder la almohada, ponerme de pie e inclinarme, sentarme arriba, ponerme contra una pared con un hombre atrás y muchas otras formas, pero siempre yo en la posición de hembra, siempre pasiv@, siempre entro a la cama de poto y ofreciendo el ano, y a pesar de que no quería que en la oficina se supiera que me gustaban los hombres, para no estar en boca de todos, igual se supo que Miguel me desfloro y que por un tiempo «dormí» en su cama, era difícil de ocultarlo  ya que muchas veces nos veían juntos, yo llegaba a veces en su auto en las mañanas y se empezó a correr la voz. Después de un tiempo dejamos de vernos con Miguel y creo que él les contó lo que tuvimos a otros tipos, al final todos sabían, estaba en boca de todos y algunos tipos de la empresa se me insinuaban y me molestaban, me decían cosas, yo no quería darles la pasada a otros para que no pareciera alguien fácil, trataba de buscar hombres con quién estar por fuera de la empresa, pero luego de un tiempo no me pude seguir resistiendo a algunas propuestas de tipos de la empresa y termine pasando por la cama de cuatro hombres más de la empresa, al final ya tenía la fama, era la putita de la oficina, igual ya no me importaba, me molestaba un poco que los hombres a quienes le había entregado mi cola no mantuvieran la discreción y que comentaran entre ellos sus aventuras conmigo, seguramente se contaban entre ellos como me habían mandado y que yo era toda una hembra en la cama, pero en realidad igual tenían algo de razón, había pasado por 5 hombres de la oficina donde trabajaba, no me podía aguantar, cedía fácilmente ante las propuestas y las insinuaciones de los hombres, no era un pasivo recatado, me comportaba como una puta, yo me enojaba y me molestaban las bromas que me hacían, pero igual me merecía el apodo que me había ganado, «potito suelto» me decían, era la putita de la oficina, era la «nenita» complaciente, al final busqué trabajo en otro lugar y me fuí de esa empresa porque ya tenía muy mala reputación ahí, antes de irme estuve en la cama de un  hombre más de ese lugar de trabajo, Felipe, un hombre de 40 por esos años, con él estuve saliendo un tiempo, me trataba como una nenita, le gustaba que me pusiera ropa de mujer para él, me compraba prendas femeninas, falditas, lencería, encajes, medias, maquillaje y pelucas, nos íbamos fin de semanas enteros a una casa en la playa que él tenía, con Felipe explore esa faceta femenina, me trataba como su mina.

En próximos relatos les contaré mis citas con Felipe.

Besos a todos.