La querida Pirucha (Final)
Emilio se había convertido en mi chulo después de orinarme el culo y cogerme, me entregó a los que me dieron una culiada en los baños del colegio. Pero todo no paró allí: en la tarde, en el río, otro grupo me daría una culiada….
De solo pensar en lo que ocurriría esa tarde en el río me subió la calentura y estuve dispuesto a recibir a los siete que me harían sentir que realmente era una putita a la que se podía coger.
Me salvó la campana cuando el último de los siete introducía su verga dura en mi culo que chorreaba el semen de quienes ya me habían culiado.
Emilio se acercó y me ayudó a limpiarme y vestirme.
-«A la tarde en el río te van a culiar los demás».
Almorcé lo más rápido que pude y me retiré a mi cuarto a descansar y a prepararme para lo que vendría… No puedo negar que la excitación con la que andaba se mostraba en la dureza de la erección de mi pequeña verga y en la dilatación y palpitaciones de mi ano.
Se vino a mi mente los episodios en que el cura que me convirtió en adicto a la verga y al sexo anal…
-¡Ven acá! – me dice el cura, mientras me toma de la mano y me lleva al segundo piso. Abre la puerta. Me empuja suave, pero firmemente, dentro de la austera habitación. Luego se asegura de que nadie nos ha visto y cierra con la aldaba. Hay también una tranca, pero durante el día solo usa la aldaba.
Me conduce hasta su cama y me invita a sentarme en sus rodillas. No es la primera vez. En realidad, eso había empezado como una suerte de caricias paternales sin otro propósito. Pero ahora ya estaba enterado de lo que el cura pretendía y que yo tanto deseaba.
Secretamente, espero que en esta oportunidad haya un avance en este excitante juego.
-Tienes unas piernas muy lindas. Mientras me acaricia. Siento sus manos que recorren suavemente mi piel y siento como se me eriza y se desencadenan sensaciones excitantes.
-Y tus cachetitos, gorditos. Su mano grande y áspera de labriego pasa por mis nalgas muy cerca de mi rajita. Me estremezco.
-¿Tienes frío? Me abraza y siento por primera vez la punzante presencia de su verga, su descomunal verga.
-No. Le digo. Me sigue acariciando las nalgas, cambiando de lado. Alabando lo suave y rellenito que es mi traserito. Ya he comentado con Pascual, el otro acólito, lo que hace el padre Sergio conmigo. Me ha recomendado que me deje hacer y eso es lo que hago. Me quedo quieto.
En ese momento, siento un movimiento extraño. Mientras me acaricia el trasero en forma insistente y descaradamente. Veo que su otra mano está debajo de la sotana. Un movimiento frenético. Me toma con firmeza y me sienta encima a horcajadas en sus piernas. Siento las embestidas de un ariete en mi culo. Tímidamente, me empiezo a mover. Estoy excitado. Me está haciendo el amor, pienso. Pero ¿por qué estamos vestidos? ¿Será así?
Un placer extraño, oleadas de calor y de frío alternadas recorren mi cuerpo. El cura me da una última embestida y me aprieta contra su pecho. Fue como sentir una cañería que explota…
Me baja apresuradamente y se dirige al WC.
Me quedo con los ojos muy abiertos. ¿Me habrá hecho el amor? ¡Qué extraño es el amor entre hombres! El corazón me salta y lo siento como si lo tuviera en el culo. Extraño.
Aparece el cura. Se ha lavado la cara y mojado el cabello. Se dirige a una alacena y saca una bolsa con higos y nueces.
-Lleva esto. Acto seguido me deja en la puerta y antes de cerrarla, me dice:
-Ni una palabra de esto a nadie.
-No. Le digo. Bajo las escaleras y salgo del edificio. Mientras voy por la plaza, miro hacia la ventana. El cura me está observando.
Apresuré el paso.
Al otro día cuando volví, el cura me llevó apresuradamente a su cuarto. Me lanza boca abajo en su cama y me saca pantalón y bragas.
Me abre las nalgas y siento su lengua recorrer mi hoyito que palpita y se abre para dar paso a la punta dura de su órgano… De pronto, es más dura y más grande y siento su paso con un dolor agudo que me parte y me fuerza a gemir. La mano del cura me tapa la boca y el dolor se hace cada vez más intenso mientras esa monstruosa criatura se interna más profundo en mi cavidad anal…
Ya no hay lugar para que siga más adentro. Siento que estoy totalmente invadido por el pene del cura. Se ha quedado quieto un rato. El dolor se hace más y más tenue. De pronto, el cura empieza a sacar su pene y siento alivio, pero vuelve a meterlo hasta el final… Esta vez mi culo está abierto y complaciente a los embates que recibo con un placer que ya había sentido al penetrarme con objetos, pero esta vez era increíble como cada centímetro de mi culo respondía a la fricción con contracciones en que se abría y se cerraba como una boca que chupa, mama, muerde…
Los movimientos de la penetración son cada vez más rápidos y ahora se acompañan con quejidos del cura. De pronto me siento invadido por algo caliente en mi interior, son disparos de semen. Finalmente, exhausto, el cura se tiende en mi espalda y me aprieta.
Su verga ha empezado a bajar y luego sale de mi culo junto con un hilillo de semen caliente y algo de sangre. He sido desvirgado. Tomé esa querida verga y la acaricié. Luego sentí el deseo irrefrenable de besarla. Acerqué los labios y la lamí. Sentí el gusto extraño del semen y mi sangre. Me la introduje en la boca y la mamé. Sentí como se ponía dura de nuevo y seguí con mi mamada hasta que el cura me apartó y me puso boca abajo.
Sentí otra vez el morbo que su lengua me daba y que precedió a la nueva penetración. Esta vez sin nada de dolor. Unicamente el placer de dar el culo y recibir la herramienta del fraile hasta sentir su vello púbico pegado a mis nalgas y refregándose en mi ardiente entrada para luego recibir su leche caliente llenando mis intestinos.
Esa noche reviví ese episodio y todas las noches siguientes durante una semana. Despertaba del sueño y para volver a dormir debía masturbarme con los dedos introducidos en el poto.
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Ahora debía ir a cumplir con la cita en el río. Pero antes me fui al cuarto de baño y saqué el artefacto con que mi madre me practicaba los enemas que me iniciaron en el deleite anal. La llené con dos litros de agua tibia y me metí la canija y solté el líquido en mi interior. Cuando terminó de entrar, esperé un momento y me senté en el retrete y vacié todo: heces y agua salieron y sentí un vacío que anhelaba ser llenado con semen esa tarde…
No terminaba de hacerme el aseo y vestirme cuando siento un silbido insistente. Era Emilio que pasaba a buscarme.
Le respondí y salí por la puerta de servicio para no tener que dar explicaciones. Ah, en mi mochila llevaba un vestido de mi hermana y puestas una tanga tipo colales.
-¿Por qué te demorabas tanto?
-Me estaba lavando y vistiendo…
-Apurémonos para ganar lado en la orilla del río.
-¿Quieres ver qué me puse?
-A ver.
Me bajé el pantalón y le mostré la tanga de encaje metida en el culo.
Acto seguido, Emilio me dio un agarrón que hundió aún más el hilo de la tanga en mi culo.
-¿Y cuántos me culiarán ahora?- Le pregunté.
-Bueno, a los que vengan tendrás que prestarles el poto. Eso fue lo que dije.
-Ojalá no sean muchos.
-Yaaaa. Eres puta y tendrás que dejar conformes a todos.
Cuando llegamos, ya había una decena de ansiosos clientes que esperaban a que cumpliera la promesa ser la puta que les daría el culo.
-Ya -dijo Emilio. Ahora soy yo el que va a dirigir la maniobra y nada de pasarse porque el que quiera culiarse a la puta tiene que seguir mis órdenes.
Les ordenó desnudarse a todos y les pasó revista como un general a su tropa.Hizo que se descubrieran el glande y descartó a los que tenían esmegma en su pene.
-Primero los que están limpios y ustedes a bañarse y limpiarse la callampa.
-Pirucha, ven a chupar cornetas.
De rodillas, pasaron de a uno a que les mamara lo suficiente como para que todos los penes lucieran erectos.
Llamó a los que había mandado a lavarse el pene y les dijo: Ustedes, por cochinos tienen que lamerle el culo a la Pirucha.
Se acercó y me deprendió de la remera y el pantalón y me dejó solo en tanga. La sorpresa de todos y su ¡oh! de asombro corrió como un reguero y las vergas se erectaron aún más.
-Sin pajearse todavía hasta que dé la orden-les espetó Emilio.
Luego, me hizo hincarme y poner la cabeza entre las rodillas, me corrió la tanga y pasó el primero a lamerme el poto. Para qué decir que una suerte de escalofríos me recorrió entero y el culo me empezó a palpitar como si fuera un órgano autónomo incontrolable.
Pasaron dos o tres o cuatro. No supe porque eran oleadas de placer y deseos de ser cogido que se hacía cada vez más urgente.
-Vamos a ver- dijo Emilio y me metió un dedo ensalivado y luego otro y cuando pudo meter tres, dijo:
-Ya está lista esta maraca y ahora a culiar, pero yo seré el primero y el último.
Sacó su verga y me hizo chupársela, luego me dirigió un grueso chorro de orina caliente en la entrada de mi ano y abriéndome los cachetes me enculó salvajemente y de una. Siguió hasta que sentí como me llenaba de su leche caliente mientras me estremecía de placer. Mi culo, mi esfínter y mi interior respondían a cada empujada de su pene y se abría pidiendo más y más…
Cuando acabó los llamó y dispuso la fila en que procederían a culiar a la puta Pirucha, o sea yo.
-Roberto, el de la pichula más grande va primero. Luego el Carloncho y así lo fue nombrando hasta dejar al último al huaso que tenía un pene no muy largo pero grueso como un arrollado.
Roberto, excitado por lo que había visto, se acercó y me acercó el pene a la entrada y luego sin más lo metió hasta que sentí sus pendejos refregarse en mis nalgas abiertas. No tardó mucho en soltar su leche en mi interior. Emilio me dio la orden de chuparle el pico, mientras Carloncho me cogía con más ganas y con más fuerzas que el anterior.
El placer que me estaban dando era extremadamente intenso. Uno me metía su verga hasta las garganta y el otro metía su pichula hasta los testículos. Sentí chorros de semen casi simultáneos en mi ano y en mi boca. Tragué ese licor sagrado mientras se hacía el cambio. Roberto salió masturbándose y cedió el lugar a Carloncho mientras otro pene duro se metía en mi cueva.
-Ahora los que quieran masturbarse lo pueden hacer y si quieren acabar en el cuerpo de la puta o en su cara, háganlo.
Fui rodeado por esa turba de pajeros y culiadores que se turnaban en meterme sus chutos ya en la cueva o en la boca. Empecé a sentir los chorros de semen caliente que embadurnaban mi cara mi espalda, mi cuerpo…
Si los maricas tenemos un paraíso creo que ese era, porque así me sentía…
No sé cuanto tiempo transcurrió, pero supe que era el final cuando Emilio me tomó en sus brazos y me hundió con él en las tibias aguas del río. Me lavó entero y luego me tomó la cabeza y me besó.
-Eres una puta tremenda, Pirucha.
-Soy tu querida Pirucha, ¿recuerdas?
-Sí -me dijo.MI querida Pirucha y te daré ahora tu premio. Se hundió en las aguas y buceó hasta mis piernas, abrió mis nalgas y me dio lengua en el culo con lamidas que me hacía temblar de deseo. Salía a respirar y se hundía de nuevo y continuaba lamiendo mi culo.
Finalmente se puso detrás de mi y mientras me besaba las orejas me fue introduciendo su verga y nos dejamos llevar por la corriente flotando con su pene aprisionado en mi sediento agujero que pedía más y más…
Bueno, ojalá les guste el relato y se calienten con las historias. Háganmelo saber y seguiré contando otras con tanto o más morbo.
No duden en escribirme si desean expresar sus opiniones o sugerencias.
Espero con ansiedad sus comentarios para pasar a otra historia tan caliente como esta. No duden en escribirme. Contesto a todos porque el ideal de un escritor es saberse leído. Sus sugerencias harán que despliegue todo el morbo que deseen y, les confieso, cada vez que escribo o leo lo escrito, me vuelvo a calentar y siento los deseos de masturbarme. Espero que mis lectores también lo hagan. Exploren su cuerpo sin miedo. Yo descubrpi tempranamente el goce anal.
¿Final? ¡No! ¡Por favor! Queremos muchos más relatos de este tipo. Besitos.
Hola pirucha, quisiera saber durante cuántos años te cojieron ya que al ser la puta de colegio ni un solo día habrás tenido descanso ya que eran como 300
Hola, amigo, hay que descartar a los más pequeños y aquellos que no tienen interés en el sexo y de esos, situados en los cursos superiores, no más de 30 y con esos ya hay suficiente. ¿No crees? Me explico: una base de los relatos es real, pero han sido adornados con la fuente iinagotable de la imaginación y la ficción. Un abrazo y disfruta de sexosintabues que contiene todo lo que deseamos saber sobre sexo.
Hola Pirucha, que caliente me pones!!!! Me dan ganas de leer uno de tus cuentos mientras te meto y saco la pija del culo chocando los huevos en tus nalgas y llenando de semen tus intestinos… ..que lindo que debes ser en tanga hermoso!!!
Me haces delirar de caliente con lo que me dices
Imagino eso que estoy con la tanga en el culo mientras me la metes por el lado hasta acabar llenando lo de tu leche.
iva la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana que tanto ha contribuido a placer sexual entre los hombres con esos curas libidinosos y potentes formados para culearnos sin compasión hasta rompernos el ojete con esas inmensas pichulas que tienen. Y las cachas que te pegaron en el río, admirables!!!! Como me caliento con tu vida de putita rica Pirucha. Seguiré otro dia ya son las 02:30 am y debo ir a dormir. Pero creo que antes me masturbaré. 5 estrellas de evaluación
Gracias amigo y caliente viñamarino. Tengo recuerdos de haber salido a maraquear en los tiempos de verano por la avenida Perú y los jardines del casino.
Ser confundida con una patín y ser cogido igual es algo muy excitante.