La rudeza curva II
Dejo la mamada y me preparo para su cogida. Me va romper el culo pero no me importa. Se que va ser lo mejor que me pueda pasar esa noche..
Primero le chupé el glande, prestando atención a sus reacciones. Ante la primera lamida lo escuché suspirar y una mano me rozó suavemente la oreja; entendí que se dirigía hacia mi nuca y me apresuré por ir más profundo tragándome su verga mientras la acariciaba con mis labios y mi lengua.
Javier no demoró en acomodar su mano sobre mi cabello, y se le escapó un gruñido satisfecho cuando (ambos) sentimos chocar su glande con el fondo de mi garganta.
Pero yo quería ir un poco más allá; me estorbaba un poco la curva de su verga pero quería tragármela completa así que presioné hacia el fondo. El me ayudó con empujones suaves, casi imperceptibles, y yo saqué la alengua por debajo de su miembro. Estaba decidido a tragármelo completo, y con la vista perdida en su vello de la base de su pija me esforcé un poquito más. Mi garganta se estiró, su verga se desvió levemente hacia abajo, y ambos sentimos como se consumaba la penetración.
Yo con los labios llegando a rozar la base mientras la saliva se me escurría sobre el mentón y sobre sus huevos. El debió sentir el calor y la estrechez suave de mi interior; empujó y presionó mi cabeza contra su entrepierna, lo escuchaba suspirar gravemente sobre mí; y yo estaba de rodillas sostenido contra él, penetrado y feliz.
*
En cuanto vi su primera foto supe que sería una buena cogida y que me tendría que esforzar. Ese hombre me iba a romper el culo si no me preparaba bien y, llegada la ocasión, si no colaboraba para disfrutar. Javier está habituado a coger, no a hacer el amor.
Cuando penetra lo hace profundo, presionando al límite y haciendo que el culo arda con la dureza de su verga. Me gusta muchísimo su forma de coger, pero también me obliga a prepararme al detalle para disfrutarlo en todo momento sin miedo a que solo duela o me sea demasiado incómodo.
Para él nunca lo es. Es lo que espera, que el culo se abra ante sus empujes, sin oponer resistencia; que los cuerpos demuestren la jerarquía del momento. Él es el macho, el falo, la verga que abre culos y los llena de su semen. Yo soy el culo del momento, sumiso y calentito, listo para ser preñado. Ambos lo entendemos, y yo lo acepto así. No lo cambiaría si pudiera. Hay algo de salvajismo en todo eso, pero me gusta como es.
*
Después de chuparle la pija al detalle me empezaban a doler las rodillas. Le chupé los huevos uno tras otro, y luego ambos juntos cobijándolos en la boca sobre la mi lengua. Amo chuparle los huevos a mi macho.
Entonces me retiré; tenía la barbilla chorreante de babas y a él le brillaba lustrosa la verga durísima, lista para hundirla en el fondo de mi culo.
Mientras se colocaba un forro tuve tiempo de acomodarme sobre la cama. Obviamente me puse en cuatro patas en medio del colchón, después de sacarme apenas el pequeño short justo antes de que me sujetara de nuevo.
Me han cogido muchas veces en mi vida, pero siempre es igual de emocionante; sentir como el macho se acomoda detrás de mí y empieza a apoyarme el miembro contra el orto.
Levantó una pierna doblada junto a mí, con una mano en mi cintura y otra en su pija fue hundiéndose dentro de mí. Me dolió un poco pero la excitación del momento hizo desaparecer la incomodidad. Cuando consiguió meterme la cabeza empujó el resto con fuerza; ese macho quería penetrarme sin resistencias. Me acomodé como pude y le susurré «Qué buen macho». No me contestó, concentrado en clavarme la pija hasta el fondo del orto.
Me cogió duro; la habitación resonaba con las nalgadas y los choques de sus muslos contra mi culo mientras yo rebotaba empalado por su pija. Me agarró del pelo mientras me daba más duro haciendo que me arqueara. Después me puso boca arriba y llevó mis piernas a sus hombros. Ahí pude ver su rostro inexpresivo mientras me marcaba un ritmo seco y duro que me hacía doler en el interior del orto. Le brillaban los ojos mientras me veía quejarme de su cogida, aunque no me resistí.
Me tuvo en esa última posición un largo rato sacudiéndome con fuerza mientras me miraba fijo a los ojos. Quería verme gemir, y la pija se le puso durísima mientras me clavaba sin piedad. La curva se estrellaba contra las paredes de mi recto haciéndome ver las estrellas, pero no quería que parara. Lo había invitado para eso mismo, que me cogiera duro sin tregua y sentirme el más puto del mundo ensartado por su pija.
Me cumplió el sueño al detalle. Cuando se cansó de destrozarme el culo se sacó el forro y me arrodille entre sus piernas para chuparle los huevos, le lamí el perineo y se lo chupé, le cubrí los huevos con mi saliva caliente mientras el suspiraba agitado. Le encantaba como ponía la boca para darle placer y me sujetó de la nuca con fuerza. Uno a uno, los chorros de leche se estrellaron en mi paladar llenándome la boca. La tragué y me tiré al suelo entre sus piernas, chupándole los huevos de nuevo mientras se relajaba y me dejaba hacer. Ahora me miraba con una sonrisa de victoria, viendo como su puto mañana no podría sentarse sin acordarse de él.
Dos años esperando para el final de la historia.
Ahora hasta cuándo?
Muy bueno el final
Acabo de subir la 3ra parte