La Señora
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PollaLoca.
El verano habia empezado bien. Un trabajo de temporada salvo mi primer año en la ciudad. De hecho, podria quedarme con el durante años ya que sabia que mi licenciatura no permitiria vivir de ella hasta conseguir una plaza docente en algun centro publico.
La suerte quiso que aprovechando lo poco bueno que me dejo el servicio militar, o sea todos los permisos de conducir, encontrase un trabajo de chofer. Me recomendo un amigo comun, Juanjo, asi que no me costo demasiado conseguir el ansiado empleo, ni siquiera me entreviste con el jefe.
Me presente una mañana de julio a la direccion concertada, una esplendida mansion en el extrarradio de la capital, que incluso contaba con una casita para el servicio.
Me atendio Andres, un joven estudiante que compaginaba los estudios con el trabajo en la finca. Despues de enseñarme someramente los alrededores del caserio, me invito a desayunar en la casa que deberiamos compartir, ya que el alojamiento iba con el contrato. Espacio para dos no faltaba, se notaba que habia sido construida hacia mucho tiempo para un servicio mayor, de hecho, la limpieza de la casa principal y la jardineria corria a cargo de una empresa externa.
De otro modo, Andres no hubiese tenido tiempo para mas, el tan solo la supervisaba. Lo que el joven no podia hacer, a causa de sus horarios, era desplazar y acompañar al dueño de la casa; por eso estaba yo alli.
Despues de un buen desayuno y de mostrarme la que seria mi habitacion, mi compañero me enseño lo que seria mi lugar de trabajo o, al menos, donde estaban mis herramientas. Debo reconocer que alucine bastante en cuanto vi el parque movil de la casa. Segun Andres vivia en ella una sola persona, pero tenia tres coches y… ¡dos motos!, eso sin contar el que se habia llevado hoy mismo. Estuve un buen rato repasando los libros de mantenimiento de los cinco vehiculos.
Me sorprendio gratamente ver que no se ahorraba demasiado en su mantenimiento, aparte de que ninguno tenia mas de dos años. Andres me comento que uno de los caprichos del empresario para el que trabajabamos, eran los coches y las motos, asi que eso explicaba algunas cosas.
Aprovechando que ese dia estariamos solos y, ademas era domingo, Andres se ofrecio a acompañarme en la toma de contacto con los coches. Fue un exito. Eran grandes, aunque faciles de conducir. Incluso el gigantesco todo terreno se me antojo un juguete entre mis manos. Entonces pense que deberia aprender a ser mas prudente ya que, al fin y al cabo, esos cacharros no eran mios.
Cercana ya la hora de comer, Andres propuso ir a un restaurante del pueblo vecino. Despues de asegurarme que el dueño no iba a enfadarse si se enteraba, accedi a ello. Comimos realmente bien y, tras una larga y agradable sobremesa, mi joven amigo propuso irnos a la piscina, a darnos un chapuzon. Pense que se referia a la comunitaria, pero me corrigio señalando en direccion a la casa.
Aquello ya empezaba a parecerme un abuso de confianza hasta que, de nuevo, me convencio de que, si el jefe no estaba, podiamos usar cualquier equipo externo de la finca, incluyendo la piscina. -¿De donde crees sino que he sacado este bronceado?-, me dijo sonriente señalando su brazo. No le costo nada convencerme y, en apenas diez minutos, entrabamos por la verja principal en el enorme Mercedes.
Tras una breve visita a la casa para ponernos los bañadores salimos en direccion a la piscina del jardin. Caminando por el cuidado cesped tras del joven Andres, no pude evitar mirarlo. Su cuerpo lucia un bronceado intenso y mostraba unas carnes duras y brillantes.
Las piernas, terminaban en un redondo y apetecible culito que parecia pedir a gritos mi atencion. Ademas, su piel aparecia completamente depilada y su cabeza estaba envuelta por una rubia y lacia media melena.
Tan ensimismado estaba yo con la soberbia vision, que ni me di cuenta que habiamos llegado a la piscina. Andres se volvio rapidamente, invitandome a seguirle mientras se tiraba al agua. Por suerte, fue todo tan rapido que, creo que no advirtio el bulto de mi sexo que pugnaba por saludar a tanta belleza.
Ya en el agua intente contenerme y relajar mi caliente cuerpo, ya que no queria estropear de ninguna manera la reciente relacion con mi compañero de trabajo. Sin embargo, me parecio en varios momentos que Andres esperaba algo mas de mi. Aparte ese pensamiento de mi en cuanto salimos del agua para tumbarnos en el cesped.
Nos pusimos boca abajo, yo para ocultar mi ereccion y Andres para broncear aun mas su hermosa espalda. No pasaron ni cinco minutos cuando el guapo joven rompio el silencio. -¿Te molesta si…?-, dijo bajando su slip, -asi consigo un tostado integral-, continuo como justificandose. Ahora ya no podia mas. Me era imposible dejar de dar vistazos fugaces al imponente culo que se me ofrecia.
Estabamos muy cerca, pero no por eso deje de sorprenderme el notar una mano acariciando la mia. Parecia hipnotizado por la lujuriosa mirada con que me tope al volverme hacia Andres. -Juanjo me ha hablado mucho de ti, ¿Sabes?-, solto con toda naturalidad mientras posaba mi mano sobre sus nalgas. Estupefacto pero encantado, acaricie la maravillosa piel bajo mis dedos.
Asi que era eso, pense para mi, ahora comprendi por que Juanjo insistio en que estaria tan bien en esa casa. Segui manoseando el terso trasero, bajando de vez en cuando hasta llegar a las bolas del rubito, que se adivinaban enormes. Lentamente, acercamos nuestros cuerpos hasta que las bocas se fundieron en un apasionado beso, como si se tratase de un antiguo amante recuperado.
En verdad, el feeling que descubri durante la mañana con Andres, parecia ser cierto. Al poco, para suavizar nuestra poco comoda postura, el joven se recosto boca arriba. Esta vez quede casi mas impresionado que cuando le toque por primera vez.
Ante mis ojos se erguia una polla, mejor un pollon, mucho mayor que el mio. Mas largo y mas ancho, sobretodo de la mitad hacia delante. Moreno como el resto de su dueño, con la cabeza roja y palpitante, debia medir casi un palmo. Ligeramente curvado a la izquierda, tenia sin embargo una enigmatica belleza. Sin un solo pelo en el pubis, los huevos le colgaban hasta apoyarse en la pierna recostada en tierra.
Sabedor de tan preciada posesion, me acerco la cabeza a ella acompañandomela suavemente con la mano en mi mejilla. Por supuesto, ni siquiera se me ocurrio resistirme. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba besando el humedo glande para deleite de Andres, que no ocultaba su satisfaccion. Intente tragar el monstruo, pero me fue imposible, asi que me conforme con lamerlo de arriba abajo. Un buen rato estuvimos asi, con mis manos acariciando sus bolas y mis labios sorbiendo el nabo.
El guapo rubio no paraba de jadear, pidiendo que no cesase en mi vano intento de acoger cada vez mas trozo de su sexo. Entonces, a riesgo de desagradar a mi nuevo amante, deje mi trabajo para implorarle -quiero que me la metas-. El me miro divertido y pregunto si creia que iba a poder con ella. -Ayudame y te sorprendere-, le dije incorporandome y bajando mi slip.
Ya desnudo, agarre el bote de aceite bronceador, que Andres no habia usado, y me embadurne el culo. El rubito, me lo quito de las manos y me dio el mismo un pase aceitoso, conmigo todavia en pie. Fingi un respingo cuando el primero de sus dedos invadio mi esfinter. Yo estaba mas que acostumbrado a eso, pero el no parecia saberlo. Si Juanjo le hablo de mi bisexualidad, tal vez creyo que era solo activo.
En cuanto vio que aquello no era mas que una broma, me enterro el segundo dedo sin pestañear. Durante casi un minuto se dedico a abrirme el ano y acariciar mis huevos a punto de estallar. Ya enseguida, sin poder esperar mas, tome sus manos entre las mias y comence a sentarme en su vergajo.
No habia manera de meterselo, en cuanto lo tenia ante el agujero, se escurria hacia un lado rapidamente. Por suerte, mi amante agarro su polla y la mantuvo quieta mientras me ensartaba en ella. La verdad es que, aun estando acostumbrado, se me antojo enorme. Justo al pasar el glande, en la maxima anchura de aquello, me pare un momento.
Sentia el culo abierto hasta un punto al que no recordaba haber llegado. Continue bajando viendo como se iluminaba la cara de Andres y notando como su tranca se estrechaba ligeramente. Pronto mis nalgas chocaron con sus pantorrillas, me la habia tragado del todo. Nos quedamos inmoviles unos instantes, sencillamente mirandonos. Senti que Andres pugnaba por moverse dentro de mi, sin conseguirlo. -Tranquilo, cariño, dejame a mi-, le susurre mientras iniciaba un lento sube y baja.
Al principio, me limite a llegar hasta media polla y volver a bajar, pero ante el placer que sentiamos los dos, me anime a alargarlo mas. Pronto estuve subiendo casi hasta sacarla. Esperando un poco arriba y volviendo a dejarme caer. Los dos estabamos en la gloria. El lento polvo nos satisfacia por completo, nuestras miradas se encontraban para certificar que lo que pasaba era real, y no fruto de un sueño. El rubio efebo, ayudaba por su parte haciendome una pausada paja con una mano y acariciando mi culito con la otra. Mmm …
De pronto, sin avisar, Andres tenso su cuerpo y note como la dureza de su pene se intensificaba dentro de mi culo. Aprete mi esfinter lo mas que pude y di unas cuantas sacudidas cortas, sabiendo lo que vendria enseguida; el que no lo sabia, era el.
Cuando el guapisimo chico cerro los ojos y echo la cabeza hacia atras, me prepare para sentirlo. Un chorreton de semen caliente se vertio en mi recto, seguido por otros mas cortos acompañados de los gritos de mi amante. Segundos mas tarde, con el tiempo justo de abrir sus ojos y levantar de nuevo su linda cara, me vino a mi. Le hubiera avisado si hubiese podido, pero fue imposible.
Un trallazo de leche se estampo en su angelical rostro, en la mejilla, al lado de la comisura de los labios. Los siguientes se derramaron en su cuello, su pecho y, ya solo hilillos, en su vientre. Andres me miro sorprendido, pero al instante se puso a reir. Yo me deje caer hacia delante, sobre el y nos besamos mientras mi semen nos embadurnaba a los dos.
Definitivamente aquel habia sido un gran comienzo, pense caminando cogido de su mano de regreso a casa, horas mas tarde. Al dia siguiente iba a empezar mi trabajo en serio asi que, disculpandome por la prisa poco despues de cenar, me fui a dormir… a la cama de mi nuevo amante.
P.d.: Si os ha gustado este relato, hacedmelo saber. Tambien me gustaria que me propusieseis personajes, situaciones, o cualquier cosa que se os ocurra. Email: pollaloca@latinmail.com
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