La sorpresa de Instagram (REAL)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Había pasado por un problema.
Jamás lo comparto en RRSS, pero esta vez me animé a subir una foto a mi Instagram, logrando un par de likes como es costumbre, ya que no tengo muchos seguidores.
Pero una persona que no me seguía me dio like, lo cual me extrañó.
Abrí su perfil y era un chico, guapo, con lindas fotos, era de mi misma ciudad, pero sólo quedó ahí, no me animé ni a seguirle, ni menos a hablarle.
Pasaron unos días, recordé su perfil y el chico subió otra foto.
por lo que no aguanté y le envié un mensaje privado, pensando que ni lo vería.
Para mi sorpresa, me responde, era muy simpático, dulce, pero notaba era menor que yo y se notaba era hetero.
Aun así le hablé más directamente, no tenía nada que perder.
y para mi sorpresa fue mutuo, ambos nos agradamos, fue genial y un alivio, así que comenzamos a hablar en WhatsApp.
Ahí hablamos más seguido, él me contó que estudiaba, estaba soltero y tenía los mismos gustos que yo.
Veía sus labios y me calentaba.
gruesos, ricos, quería probarlos.
pero teníamos una diferencia de 15 años, él era mayor de edad, pero pensaba que me iba a tratar de viejo por mi edad.
Pero no fue así: le guste, también quería conocerme, acordamos un día, un viernes, el salía de clases de la U, yo de mi trabajo y ya no había vuelta atrás.
la cita estaba lista.
Llegué atrasado.
él ya me estaba esperando, llovía, tenía su pelo húmedo, no me aguanté y lo abracé muy apretado a vista de todos en la esquina de una calle.
él no se molestó, tenía carita de niño, era más guapo que en las fotos, tenía una sonrisa hermosa.
La verdad lo habría besado ahí mismo, ya que con el abrazo tuve una erección muy rica.
Pero me calmé, comenzamos a caminar, a conversar, ambos estábamos nerviosos, nos mirábamos con ganas, no sabíamos que iba a pasar, llovía a cántaros, había silencios incómodos que no sabía que responder, si animarme a más en medio de la gente o esperar.
esperar a un lugar más tranquilo.
Logramos cobijarnos bajo un árbol, seguíamos empapados, las miradas cada vez eran más directas, él humedecía sus labios y me sonreía, sabía que quería besarlo, pero no se animaba.
Lo miraba y yo lo tenía duro, quería saborear sus labios mojados.
Nos adentramos a un parque, con el pretexto de que ahí nos mojaríamos menos.
Estaba totalmente desierto, era hora de almuerzo, no había un alma en aquel parque, estábamos totalmente solos.
Nos miramos, nos acercamos, y fue un beso que hasta hoy lo recuerdo.
No había sentido una lengua tan suave acariciando la mía.
La lamía, la chupaba, era muy rico, fue un beso inolvidable, logré sentir como su bulto se ponía más y más duro, rozaba el mío, sólo quería sacarlo y que me tocara.
bajé su mano, bajó mi cierre del pantalón y me empezó a masturbar y no paraba de besarme.
tenía mi pene húmedo de la calentura del momento, ahí poco me importaba si alguien nos veía, estábamos calientes, duros.
Sin pedírmelo se agacha, abre sus labios perfectos y empieza a introducirlo suavemente en su boca, yo estaba extasiado, no me había sentido así en mucho tiempo, lamía mi pene erecto, lo tragaba, chupaba lo mojado que lo tenía.
Estando bajo la lluvia, excitados, se levanta, se desabotona el pantalón y se lo saca: tenía un pene enorme, grueso, cabezón, durísimo, muy mojado, era una tentación para cualquiera, lo tomé, lo acariciaba con la punta de mi pene, juntábamos nuestras cabezas duras mientras me seguía besando con lascivia, chupaba mi lengua mientras nuestras vergas se tocaban y rozaban.
Y no me aguanté, quería saborear su pene, mi lengua no se resistía a algo tan delicioso, lo bese en la punta y lentamente lo introduje en mi boca, dejando mi lengua debajo.
Su cara lo decía todo, sus ojos estaban fijos mirando los míos, sentía que su verga se ponía más grande dentro de mi boca, lo recorría con mi lengua completo, era lo más rico y excitante que había hecho, cada vez su pene tiraba mas lechita y lo tragaba, lo miraba y mordía sus ricos labios.
Quería acabar, yo también quería hacerlo.
frotamos nuestras vergas tiesas, perfectas, él tomo mi cabeza y gemía mientras me volvía a besar y no resistimos, nos bañamos en leche mientras tuvimos un orgasmo exquisito casi al mismo tiempo bajo una lluvia torrencial, nos abrazamos totalmente húmedos, aun calientes, juntando nuestros penes hasta que nos abrazamos.
Tomamos un camino cercano, quedamos extasiados, cansados del intenso orgasmo, prometimos volvernos a ver, nos despedimos de otro abrazo en medio de la gente, esta vez rozando nuestros bultos.
Jamás me había mojado tanto como aquel día.
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