LA SORPRESA DE REYNALDO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manolito.
Él se muestra siempre muy meloso, me abraza con efusividad, me aprieta contra su cuerpo, me dice que soy bonito, que huelo bien, y todo eso me fue creando morbo. Hace varias noches pasó por aquí y sin pensarlo mucho le dije que no se fuera, le pasé a la casa y le di un buen plato de comida, le dije que se quitara toda la ropa para lavarla, y que mientras se diera un baño. Cuando salió del baño parecía otra persona, y nos pusimos a conversar, nos tiramos en la cama, y al rato le dije que me iba yo a bañar. Me desnudé y estuve paseándome por la habitación y el baño sin ropa, luego entré a la ducha, y cuando salí y me sequé bien me acosté junto a él. Así poco a poco fuimos acercándonos, hasta que empezó a abrazarme y a estrecharme contra su cuerpo. Me pidió un condón y le dije que no tenía, le pregunté que para qué lo quería, y me contestó: “Para cogerte el culo”.
Le dije que no, que eso no, y empezamos a retozar sobre el colchón. Me estuvo chupando un rato el rabo, muy suave, con mucho arte, y también los huevos y entre las piernas; luego me puso boca abajo y me puso el rabo entre las nalgas, estuvo restregándose sobre mí un rato, y luego apuntó bien, y lo me la metió hasta los cojones de un tirón. Protesté un poco, pero él siguió con el rabo adentro de mí, moviéndose ahora con suavidad; cambió de posición un par de veces: me puso de lado, me levantó una pierna, y me clavó, y luego boca arriba yo, y las piernas abiertas, mientras me clavaba él. Interrumpimos para ir a la cocina a tomar agua, los dos desnudos, y allí estuvo abrazándome por la cintura, y luego a la vuelta volvimos a acostarnos, y entonces estuvo acariciándome mi rajita, y volvió a clavarme con fuerza hasta que se corrió dentro de mí, llenándome el culo de leche.
Quedamos abrazados sobre la cama un rato, y entonces me dijo que si no podía quedarse se tenía que ir. Le di alguna ropa mía, y lo acompañé hasta la puerta, donde me dijo: “¿Cuándo va a repetirse una noche tan maravillosa?”. Volví a mi habitación y desnudo sobre la cama me hice una paja, pensando en el marginal medio loco que me había cogido con tanta hombría y dulzura al mismo tiempo.
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