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Gays

La Suerte a Dados

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
LA SUERTE A DADOS

Estaba harto y ya era hora de poner fin a tantas mamadas….

Rosendo y Agustín aprovechando la indudable ventaja física que tenían sobre mí, me habían quitado el dinero, el material para las clases y la comida que me había preparado mi madre, además me habían golpeado y se habían burlado, todo frente a mis compañeros, quienes no movieron un dedo para apoyarme, por el temor que los dos rufianes inspiraban, y no era la primera vez

De hecho la escena era frecuente desde el inicio del ciclo escolar y yo hacía todo lo posible para defenderme, pero en una prepa como la Voca de Guadalajara, donde los maestros difícilmente se conocían entre ellos, mucho menos a sus alumnos y donde los prefectos desviaban la vista cada que intuían un problema, esto era imposible….

Y entonces decidí ir con El Zurdo…

El Zurdo (Fernando) era el jefe de una banda de la prepa, por lo general no se inmiscuía en los asuntos del grupo, siempre y cuando no le afectaran en sus intereses, por ejemplo en la elección del Concejal, que era decidida por él, era un muchacho un tanto mayor que los demás, moreno, casi prieto, alto y fibroso, con una cintura estrecha, piernas fuertes, unos excelentes bíceps que gustaba presumir con camisetas sin manga, complexión robusta, donde cada uno de sus músculos se marcaba cuando caminaba, con unas manos enormes que habían probado su eficacia al mantener el control de su banda y en el camino había prácticamente despedazado a todos su rivales, así que su autoridad no se discutía, algunas de las muchachas que habían sido sus novias, presumían que habían sentido su verga, decían que era “enorme”, pero esto era difícil de comprobar, porque siempre iba vestido con pantalones muy holgados de cholo.

El Zurdo no perdía el tiempo haciendo las tareas, simplemente se dirigía con alguien al azar, le dejaba su cuaderno y al día siguiente sin falta, las tareas estaban hechas, ese trabajo ya lo había realizado yo, varias veces, siempre con la esperanza de obtener siquiera una mirada de Fernando, pero éste sólo se limitaba a recoger su cuaderno y sin darme las gracias, simplemente decía:

– Órale buey

Harto de la situación que vivía en el grupo y temblando por el pavor que sentía, me armé de valor y me acerqué al Zurdo, que estaba sentado en una jardinera del patio, en compañía de dos de sus amigos, El Ronco y El Ticuiz, diciéndole

– Fernando

– ¿Qué quieres?

Sentía que me doblaba por el miedo, pero seguí adelante

– Quiero tu protección

Lo que siguió a continuación, fue la carcajada más grosera que había escuchado en mucho tiempo, ya que los tres cabrones, soltaron la risa al mismo tiempo, sin dejar de señalarme y burlarse de mi

– Ah que chingón me saliste, pendejito, ja, ja, ja, ja

Recogiendo lo que quedaba de mi dignidad, di media vuelta y me refugié en un baño, lloré hasta que me cansé y ese día decidí faltar a las demás clases.

Pasaron varios días, durante los cuales El Zurdo se burlaba de mi diciéndome “pendejito” cada que me lo encontraba, y era coreado por sus amigos, no me podía sentir peor, antes siquiera, El Zurdo ni quisiera me tomaba en cuenta y ahora no perdía la oportunidad de burlarse de mí, me sentía infeliz y desgraciado… hasta que nos encontramos en el baño.

A los pocos días, un maestro nos aplicó un examen muy complicado, sin embargo lo terminé en tiempo récord y pidiendo permiso salí al baño, al estar en el reservado me percaté que alguien había entrado después de mi y ocupado el baño siguiente, me llamó la atención la poderosa fuerza de su orinada, simplemente parecía que nunca iba a acabar, después todo quedó en silencio.

Cuando salí del reservado, me encontré de frente con El Zurdo, quien me esperaba y me observaba con una sonrisa cínica, otro detalle llamó mi atención, la puerta de los baños estaba cerrada y esto sólo contribuyó a que me comenzara a sentirme muy nervioso.

– Así que quieres mi protección, pendejito
– …..Sí……
– Y, ¿qué estarías dispuesto a hacer?
– Lo que tú me pidas
– ¿Lo que sea?
– ……Sí……
– Dame tu mano y dime lo que sientes

El Zurdo tomó entre sus manos, una de mis manos y observándola con cuidado le dijo

– Pendejito, tienes una manos muy bonitas, chiquitas, de putito, ni siquiera vas a poder agarrar lo que te voy a poner encima
–
Enseguida puso mi mano sobre su verga.

Me asombré ¡¡¡guau!!, no me esperaba eso, lo que El Zurdo me pedía que sintiera era un fenomenal pedazo de verga, gruesa, muy gruesa y larga, y a pesar de la tela de los bóxer y pantalones, muy caliente

– ¿Qué sientes?
– Tu…. Tu…. Tu….. pppp…. ¡no podía hablar, estaba asombrado!
– ¿Mi qué…..?
– Tu pene
– ¡Verga!, pendejito, verga, otra vez, ¿qué sientes?
– Tu …. Verga…. Dije, sintiendo que la más profunda excitación
– ¿Cómo la sientes?
– Muy caliente
– Ja, ja, ja, ja… de eso se trata pendejito, sácala

Con manos torpes, bajé el cierre del pantalón e introduje una mano, lo primero que sentí fue un enorme pedazo de carne, extremadamente duro, que palpitaba y parecía que no se dejaba agarrar, la tarea de sacar esa verga era compleja, así que El Zurdo me tomó ambas manos y guiándome me mostró de golpe, una excelente verga

– Acaríciala

De manera torpe, intenté tomar con la mano derecha la caliente verga que se me mostraba, pero no la pude abarcar, entonces la comencé a recorrer con ambas manos, el Zurdo de inmediato, se excitó, yo no podía despegar mis ojos de ese enorme pedazo de carne, veía todas y cada una de sus venas, la roja y enorme cabeza que la coronaba, el líquido seminal que fluía, veía y sentía los duros y largos pelos que salían, el aroma a jabón que le llegaba a mi nariz y poco a poco me fue excitando también, de pronto, ambos llenamos con nuestros jadeos el silencio del baño y poniendo sus manos sobre las mías, me ayudó a que lo masturbara, mientras el sudor comenzó a recorrer su cuerpo.

Despegué una de mis manos y la dirigí a sus huevos, al sopesarlos me asombré, se notaban enormes, duros, tensos y al acariciarlos noté como El Zurdo se tensaba y ponía los ojos en blanco y entonces…. todo terminó relativamente pronto, sin avisar, un enorme y espeso chorro de semen salió por la verga del Zurdo, quien no pudo reprimir un jadeo enorme, yo apenas tuve tiempo de hacerme a un lado para no salpicarme, Zurdo no me soltó las manos, por el contrario las apretó cada vez más, hasta que no le quedó una gota, pude sentir como aquella enorme verga vibraba entre mis manos, como salían una y otra vez los chorros y como poco a poco fue perdiendo su dureza, que no su grosor y tamaño.

Un detalle insólito, caballeroso incluso, El Zurdo tomó mis manos y con cuidado me las lavó en una de las llaves, hasta que no quedó rastro del semen, después me las secó suavemente, con un pañuelo, que sacó de una bolsa de sus pantalones, todo esto mientras su verga seguía por fuera del pantalón, ya satisfecha, sin dejar de observarla y maravillarme, no pude dejar de pensar sin embargo, que cuando la señora que hacía el aseo entrara, lo primero que iba a encontrarse era un enorme reguero de semen y no pude evitar una sonrisa.

– Entonces, mi pendejito, ¿cualquier cosa?
– Sí
– Esta chaqueta es nada, lo que te voy a pedir es más grueso, ¿estás dispuesto?
– Sí
– ¿No te rajas?
– No
– Entonces espérame mientras me limpio y nos ponemos de acuerdo, donde los del grupo nos vean

Con mucho cuidado El Zurdo acercó su verga a la llave y la lavó hasta dejarla completamente limpia, la secó con otro pañuelo y se la guardó, después se lavó las manos y tomándome por el hombro nos dirigimos hacia el salón de clases, donde los demás compañeros seguían contestando el examen.

Me sentía entre nubes, podía sentir sobre el hombro la mano pesada del Zurdo, quien quizá sin darse cuenta me acariciaba con sus dedos, de pronto se me aclararon muchas dudas, sí, definitivamente, las cosas irían mejor.

Noté cómo los demás observaban cómo nos sentábamos en una jardinera que se encontraba de frente al salón, con satisfacción me percaté de la mirada de preocupación de Rosendo y Agustín, esos hijos de la chingada tendrían un gran castigo, ese sería el primer asunto que le pediría al Zurdo que me ayudara a resolver, vaya si sería el primero…

– Tú vas a contar con mi protección y yo voy a ser tu machín, ¿de acuerdo?
– Sí
– ¿Entiendes lo que te digo? Vas a ser mi putito
– Sí….
– No te me alegres, que la cosa no va a ser fácil, ¿has jugado dados?
– No
– Pues yo te voy a enseñar… ¿Te ha cogido alguien?
– Sí…. (no podía mentirle)
– No hay pedo, pero aquí solo conmigo, no me andes de puto con nadie más, todos van a saber que tu culo me pertenece, ¿está claro?
– …… Sí……
– La protección va a ser cara
– No importa
– Voy a tirar los dados dos veces, y dependiendo los números que salgan vas a coger conmigo y mis compas

Esta propuesta me asombró, eso no me lo esperaba, ¿Amigos?, ¿Quiénes?, la banda a la que dirigía, era enorme

– Es la prueba de fuego en la banda con las viejas y putos, mi pendejito, quien quiere protección, tira los dados, y los dados dicen cuántas veces cogen conmigo y con cuántos de mis compas, la primera vez, si aguantan, entonces apoyamos en todo, hasta partirnos la madre…. pero no te espantes pendejito, sólo va a ser con El Ticuiz y El Ronco, con nadie más vas a coger por lo pronto, en la banda
– ….
– Son compas, no hay fije… ¿Conoces el negocio de mi papá?
– Sí….
– Entonces allí te espero hoy en la tarde a las cuatro, te quiero bien bañadito y zurradito, no quiero fregaderas, entendiste y no te me espantes, hoy sólo va a ser conmigo, llegas y echo los dados y si dice 6, pues cogemos seis veces o me la mamas hasta que te canses, si dice 2, pos dos, yo aguanto y mañana van a estar mis compas y lo mismo, si sale 12, vas a coger 12 veces, pendejito, te vamos a dejar bien guanguito… ¿Estás de acuerdo?
– Sí
– Entonces dame tu mano y que toda la bola del salón lo vea, que sepan ahorita que el que se meta contigo se mete conmigo y la banda
– Te pido un favor, Zurdo
– Cuando usted sea mi putito, le voy a cumplir todos los que quiera, no antes
– No me digas pendejito
– Eso lo vemos hoy en la tarde, si me aguantas, ¿entendiste pendejito?

Supe en el momento que sentí el fuerte apretón del Zurdo, que mi rutina iba a cambiar, que me iba a convertir en el puto de toda una banda y bien puto, pero iba a contar con la protección del Zurdo…….

P.D.
Si les gusto y quieren saber como continua escribanme

1890 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: baño, culo, mayor, puto, semen
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