La tía Lucy.
Lucy es una mujer atractiva, con un cuerpo muy llamativo y con una intelectualidad poco común. .
Lucy es tía de Iván, hijo de su hermana Julieta y su cuñado Paulo, el jovencito es muy querido por su tía, cada quince días va a pasar el fin de semana a la casa de ella. Eso ocurre desde que tiene unos siete años. Su relación con la tía es muy estrecha, Lucy no deja cumplir con todos sus deseos, esos fines de semanas son realmente muy entretenidos para Iván, cine para niños o de aventuras, paseos con merienda o desayuno los domingos, o salidos los sábados por la noche a comer y a divertirse en algún parque de diversiones de los que hay en la ciudad.
Lucy es una mujer muy atractiva desde el punto de vista de su físico, sus llamativos metro 70 centímetros de altura, que son un poco más porque suele usar zapatos con tacos, su escultural figura que comprende unos senos bastantes interesantes y unas robustas caderas que se cierra en la parte superior en una cintura estrecha que destaca sus curvas y protuberancias. Pero no todo queda en lo que se puede ver, Lucy es profesora de la Facultad de Filosofía, posee un doctorado en dicha materia y tiene a su cargo el Departamento de Investigación de la carrera.
La tía tiene alrededor de unos 40 años, es soltera y se dedica a su trabajo con ahínco y mucha dedicación, le interesa mucho el estudio y la investigación en los escritos de diversos filósofos alemanes. Al cumplir 49 años, y ya Iván tenía 11 años, comenzó una relación, bastante distante, por cierto, con un hombre de unos 50 años, apuesto caballero, alto, delgado, y con un pasar económico bastante holgado, cosa que no podía ser de otra manera, la libertad económica de Lucy era uno de sus más preciados tesoros. No la iba a perder por un hombre.
Al pasar unos meses ya los fines de semanas quedaron ocupados con la presencia de Oscar, esta especie de novio-amante que tenía Lucy. La relación parecía avanzar de un modo adecuado, al parecer el caballero tenía una interesante cantidad de cualidades sexuales que desplegó en todo su esplendor con la profesora, que se encontraba cautivada por esas noches de sexo apasionado, ardiente y, por momentos, con un costado oscuro, casi perverso, que llamaba la atención de Lucy.
De todos modos, la tía no pensaba dejar de lado a su sobrino preferido y eso fue lo que luego de dos meses sin que el jovencito pasara los fines de semanas en su casa lo charlo con Oscar:
-Querido, tengo que decirte algo, dijo Lucy.
-Por supuesto, respondió Oscar.
-Mi vida privada no ha sido del todo privada, no he tenido relaciones con hombres por años y durante esa época mi sobrino Iván venía a pasar los fines de semana conmigo. Espero continuar con eso, pero no es que no quiera que no estés con nosotros, sino que te integres. ¿Qué te parece?
-Me parece bien, por mi parte, dijo Oscar, espero que al jovencito le agrade mi presencia.
-Estoy segura que va a ocurrir eso.
Así fue que el fin de semana siguiente se volvió a la normalidad y el joven sobrino preferido de la tía volvió al amplio departamento de su tía, ahora para compartirla con Oscar. A Iván no le cayó mal este caballero alegre, amistoso y agradable que lo traba con suma amabilidad. Así fue que compartieron algunas salidas, compuestas por idas al cine, al parque, a desayunar o a tomar la merienda. Todo funcionaba de uno modo adecuado.
Un sábado el joven Iván no podía conciliar el sueño. Se levantó de la cama, salió de su habitación, que se encontraba separadas de la otra por dos baños privados que correspondían a cada una de las habitaciones, y al caminar por el corredor que lo llevaba a la escalera para bajar hacia la cocina, escuchó a través de la puerta de la habitación en donde se encontraban su tía y Oscar gemidos, susurros, palmadas y alguna que otra palabra soez cargada de sexo flamígero.
-Golpeame el culo bebé, decía la tía Lucy.
-Por supuesto, afirmaba Oscar y le aplicaba un par de nalgadas.
-Metemela bien adentro, pedía con voz entre cortada Lucy.
-Ahí la tenés, decía Oscar, ¿te gusta, putona?
-Mucho, demasiado, contestaba la mujer mientras dejaba escapar un balido sugestivo y profundo, seguido de un grito corto y convulsivo.
Iván dejó de escuchar detrás de la puerta y siguió su camino hacia la cocina para tomar un poco de agua. Indudablemente pensó correctamente que Oscar y su tía estaban teniendo relaciones amorosas y creyeron que el joven estaba ya dormido. Tardo un rato en subir, tenía toda la intención de que la cosa ya hubiera terminado y no tener que correr el albur que se dieran cuenta que estaba dando vueltas por el departamento. Llegó a su habitación y si bien tardó un rato en dormirse, logró hacerlo profundamente hasta la mañana siguiente.
Lucy golpeó la puerta de la pieza de Iván y le dijo que en un rato estaría el desayuno. Iván se levantó y se bajó a la cocina, estaba en slip, su tía estaba con un desabillé bastante erótico y, seguramente, sin ropa interior.
-Ahora me cambio querido y voy a buscar unas masas a la panadería de unas cuadras y vuelvo. Te puede quedar charlando con Oscar, él está en la habitación, podés subir.
Lucy elevó el volumen de voz y le dijo a Oscar que subía su sobrino para conversar un rato hasta con él que ella volviera de la panadería y que preparaba el desayuno. Lucy se fue a cambiar al cuarto de huéspedes, en tanto e Iván subió las escaleras para llegar hasta la habitación a charlar con Oscar. Golpeó la puerta…
-Pasa Iván dijo Oscar.
El joven abrió la puerta y se encontró con el hombre en la cama. Oscar lo miró de arriba abajo y le dijo:
-Qué lindo estás muchacho así, casi desnudo.
-¿Sí?, dijo Iván, sin creer demasiado en las palabras del novio de su tía.
-La tía va a buscar unas masas y vuelve.
-Claro, tenemos tiempo para conversar un rato, en ese momento Oscar se levantó de la cama totalmente desnudo, tenía un cuerpo bastante trabajado y apolíneo para su edad y un buen pene que se bamboleaba de un lado a otro en tanto emprendía un pequeño viaje hacia la toilette. El joven quedó un poco azorado por lo que estaba viendo e impactado ante el grosor y el largo de la polla de Oscar, cuando volvió del baño se sentó en una banqueta y le dijo que le parecía si él se quitaba el slip y que se quedaban ambos desnudos.
-Me agrada la vida naturista. Dijo Oscar con una sonrisa.
-¿Sabe de esto mi tía?
-Sin duda, fue lo primero que le conté, acerca de que practico el nudismo. Y lo aceptó de buen grado. Es más, aseveró Oscar, este año nos iremos a Brasil, allí hay varias payas nudistas.
-¿Mi tía aceptó?
-De buen grado, por cierto. Bueno, dijo Oscar, todavía no te has sacado el slip, ¿qué estás esperando niño?
Iván se sacó el slip y dejó al desnudo sus partes pudendas. Oscar se levantó de la banqueta, su miembro estaba comenzado a tener una erección, él se arrimó al joven y comenzó a tocarle el culo y también a acariciar sus testículos y su pene, que por supuesto reaccionó rápidamente ya que Iván también tuvo una erección. Oscar le dio un beso en los labios que fue correspondido por el joven. Que ni lerdo ni perezoso comenzó a masajear el pene duro, tieso como una piedra que ya tenía Oscar.
Éste se dirigió hacia el baño trajo un pequeño pote de aceite Johnson para bebés, con lo cual embardunó el agujero del culo del joven y luego introdujo la cabeza de su pene, lo colocó al joven de espalda, mirando hacia la pared y le introdujo el pene durísimo en el agujero anal. Iván, contrariamente a lo que podía haber supuesto Oscar, lo recibió sin inconveniente y se dejó sodomizar por el novio caliente de su tía.
Después de jugar un rato con el joven en un lúdico partido de sexo, sacó su duro miembro del conducto anal del joven y le pidió que lo succionara. Iván no era muy travieso en estas lides, más bien era bastante limitado. Indudablemente necesita quien lo ayudara a encontrar el camino del sexo. Oscar lo fue guiando con palabras sencillas y le informaba acerca de los movimientos que el joven tenía que hacer con las manos para maniobrar ese juguete que un rato antes había recibido su tía.
Ante la sorpresa de Iván, Oscar se subió a la cama, quedándose en el costado, se puso de rodillas apoyándose en el borde de la misma y los brazos apoyados casi en el centro del colchón, quedó en cuatro frente al joven que tenía tieso su miembro y le dijo:
-¿Te gusta lo que vez, jovencito?
-Sí, mucho, me encantan como cuelgan tus bolas y tu verga.
-Bueno, quiero que me pongas aceite en el culo y me penetres. Me encanta que me penetren, sobre todos los jovencitos como vos, chiquitín, dale, dale, apuró Oscar.
Iván tomó la botellita, dejó caer aceite en la raja del culo del hombre y no tuvo mucho que trabajar para que su miembro entrara rápidamente en el conducto anal del novio de su tía. Inició así su faena de entrar y salir de ese hueco, mientras Oscar gemía, acalorado y ardiente, su miembro un poco fláccido empezó a tomar rigidez, mientras el joven seguía con su trabajo.
Mientras esto acaecía en la habitación de la planta alta, en la baja acababa de ingresar Lucy con las masas para preparar el desayuno a su queridísimo sobrino y a su hombre. Al no encontrarlos en la cocina se dirigió directamente al dormitorio, en ese momento cuando había llegado a la mitad de la escalera, suena el celular que había dejado en la mesa de la cocina, desciendo y atiende el llamado, era una amiga que hacía un par de años que no veía y estuvo charlando unos diez minutos más o menos.
A todo esto, en la parte superior de la casa, el joven Iván seguía con su trabajo en el culo de Oscar y con un ritmo acompasado comenzó a correrse en el interior del hombre, quien al mismo tiempo comenzó a eyacular una cantidad de semen sobre la sabana. Ambos quedaron un tanto extenuados, se dieron un beso apasionado para terminar con el acto, sin haberse dado cuenta que ya Lucy estaba en casa, unos minutos más tarde ingresa a la habitación la mujer y los ve a ambos en la cama…
-¿Qué hacen, ahí los dos?
-Nada, te estábamos esperando, le dijo Oscar.
-Charlando un rato, agregó el sobrino con el rostro un poco colorado.
-Parecen cansados… acotó la tía Lucy.
-Para nada, respondieron ambos.
-Bueno, bajen que les voy a preparar el desayuno. Ordenó Lucy…
Ambos bajaron y se sentaron a la mesa.
-¿Acerca de qué estuvieron charlando si se puede saber?, dijo Lucy.
-Le conté que íbamos a ir a una playa nudista a tu sobrino, dijo Oscar con total naturalidad.
-¿Eso le contaste? Preguntó azorada la tía.
-Sí, ¿qué tiene de malo?, dijo Oscar.
-Es lindo estar desnudo tía, me encantaría poder ir con ustedes, pero viste como es mamá. Siempre cuidando más de la cuenta, dijo Iván. Segundo que no me va a dejar ir.
-Primero jovencito, dijo la tía con voz grave, nadie te ha invitado y segundo: ¿de dónde sacaste esos gustos?
-Me gusta, simplemente, no lo saqué de ningún lado. Respondió el joven tranquilamente.
-El nudismo se puede practicar en cualquier lugar, incluso aquí, dijo Oscar con voz suave y pausada.
Lucy lo miró fijamente y le guiño un ojo, Oscar respondió con una leve sonrisa.
Iván no articuló vocablo, pero se sonrió levemente y movió su cabeza hacia el costado evitando que lo pudieran ver.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!