LA VECINDAD: Oscar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos:
Como siempre he creído que las 2º parte nunca son buenas, no he querido titular mi relato como LA VECINDAD 3 aunque trata de otra de mis experiencias en dicho lugar.
He aquí lo que paso:
– Uh papi que rico eres. Que buena verga tienes, uumm uumm umm
Ver a cualquiera con tu tranca en la boca siempre resultara sensual. Oscar es un tipo cuarentón, de complexión fornida, barbado, y de regular estatura. Esta hincado frente a mí, yo con los pantalones a las rodillas, mi camisa levantada y apoyada mis manos en su cabeza para suavemente impulsarlo contra mi miembro para facilitar que toda mi verga se vaya hasta su garganta. El usa su lengua como brocha y lame la cabeza para luego seguir por todo el tronco hasta llegar a mis huevos. Ahí se detiene y como si encontrase algo que le gusta se introduce mis bolas y las degusta como chupando un caramelo.
Estamos en mi cuarto, solos pues a estas horas de la mañana tendría que estar con mi hermanita, pero por razón que desconozco ella no está. Por seguridad he cerrado la puerta para evitar visitas inesperadas, total podemos dar rienda suelta a nuestros deseos mas impuros.
Mi hoy “victima” es un vecino mío, quien en realidad no vive en la vecindad. Es el amante de una señora quien hace poco se mudo al lugar. Ella se llego a vivir con su hija, una joven de unos 20 años que al parecer tiene problemas mentales y que por indicación de su madre se dedica a prostituirse por dinero. La madre, es una señora de avanzada edad quien según dicen en su época también se dedico al eterno oficio de sexoservidora. Como dije, Oscar mantiene una relación de pareja con mi vecina y hacen todo un bullicio cuando tienen relaciones sexuales debido según la mujer a que el tipo tiene una verga que hasta las burras se le corren.
– Ese macho – le conto la señora a mi madre- si que tiene la verga grande. Es un mazo de gruesa y larga como la de un burro. Imagínese – le aseguro- que cuando me coge me deja con la panocha que parece que tengo chile, me arde y hasta cuando cago siento dificultad jajaja.
Entre los vecinos Oscar tiene su fama, pero además es conocido por su gusto a que otros se lo cojan especialmente cuando se toma sus copas.
El y yo pocas veces hemos cruzado palabra, fue hasta hoy que por cuestiones del destino o suerte mía nos topamos en el lugar preciso para terminar como estamos, el mamándome la verga y yo a punto de convertirlo en mi puto. Todo se dio por casualidad, yo fui al baño de la vecindad y el estaba dentro de uno dándose una ducha. La puerta de donde estaba se mantenía entrecerrada y lo vi, desnudo, de espaldas. Pude ver su bien formado cuerpo y esas nalgas blancas y sin pelo, no sé porque pero inmediatamente sentí que me llego corriente a mi verga y me empalme.
No creyendo que otra cosa podía pasar bote mi pis y Salí, el continuaba en el baño. Creí equivocarme pero el tipo se estaba acariciando sus tetitas, luego bajo sus manos sensualmente por su cuerpo hasta terminar tocándose las nalgas. Se detuvo ahí y pude ver que abría la raja de su culo y se acaricio suavemente. Aun de espaldas a mi pude ver que se introducía uno de sus dedos en su ojete, podía escuchar como gemía levemente. Continuo con dos dedos, tres y ya sin reservas se empezó a masturbar con cada metida de sus extremidades en su hoyo de cagar. Puso una de sus manos sobre la pared y con la otra se manoseaba desde los pechos hasta su culo, siempre gimiendo con sonidos de hembra en celo.
No sé cuánto tiempo paso, pero yo continuaba disfrutando viendo el show que se me presentaba de gratis, fue ahí cuando quizás presintió o cayó en la realidad donde estaba y giro hacia mí.
– Hola -dijo-. Disculpa no sabía que estabas ahí.
Cerró la puerta y dejo caer la ducha, yo me dirigí a mi cuarto pensativo sobre el hecho de que había comprobado que el amante de mi vecina era gay.
Sonaron a mi puerta y oí su voz diciendo:
– Buenas, chamaco – no sabía mi nombre-. ¿Puedo pasar?
No respondí y me levante a abrir. Lo vi en la entrada de mi puerta, sonrió y me dijo:
– Puedo explicarte lo que viste. Sé que eres un hombre ya y entenderás lo que paso. Es que estoy caliente y en verdad necesito una verga, soy bisexual. Pude darme cuenta que me veías con deseo y el bulto en tu short era evidente. Si quieres podemos darnos placer, yo seré tu mujer y tu mi macho ¿Qué piensas?
– Ehhh – masculle-. Es que no se…
No me dejo terminar y aproximándose a mí toco la carpa que hacia mi verga bajo el short. Con la palma abierta de sus manos tanteo desde la cabeza hasta el tronco para luego agacharse y quedar frente a mí, desabrocho el botón, bajo el cierre y en menos del tiempo a que yo reaccionara estaba con mi verga en su mano. La veía, descubrió la cabeza y suspiro. Pude percibir un ligero temblor en su cuerpo, pero aun así se la introdujo en la boca con ganas, con deseo.
Los labios de Oscar eran carnosos, su boca húmeda y caliente y mamaba con una maestría digna de cualquiera que se dijera experto en el arte del sexo oral. Suavemente, aunque con firmeza apretaba mis huevos y los halaba hacia abajo. Colocaba mi verga hacia arriba y podía contemplar como mis huevos quedaban en su boca y la cabeza de mi verga llegaba a la altura de su frente, podía ver mi miembro en toda su extensión excitado por las mamadas de Oscar.
El Estaba vestido. Hincado frente a mí, hacia su trabajo y como para excitarse o solo con el objeto de poder meterse del todo mi tranca tocaba mis nalgas y las apretaba. Era riquísimo estar compartiendo y haciendo sexo con el amante de mi vecina.
– Vamos a la cama – dijo-.
Me tomo de la verga y como conociendo el lugar se encamino al dormitorio. Lo vi desnudarse y al quitarse sus pantalones salto una tremenda verga que en comparación con la mía mi pene era una caricatura.
– Tranquilo –dijo-. Solo quiero que me cojas ok.
Me ayudo a quitarme mis ropas y ya completamente encuerados nos besamos, de pie así como estábamos. Luego nos tiramos en la cama, ubicándome yo debajo boca arriba con mis piernas abiertas, el sutilmente se introdujo para quedar frente a mi verga y continuar mamando. Con sus manos acariciaba mi pechos, mi estomago y hasta las piernas. Finalmente y conociendo que estaba al máximo de mi erección lo vi levantarse y sacar un bote de gel o crema y empezó a lubricar toda la extensión de mi verga, también puso en su raja y en su ojete.
– Hazme tu puta mi niño.
Me halo de la mano y me beso apasionadamente, me empujo delicadamente hasta colocarme a su espalda y se agacho tocando el borde de la cama. En esa posición podía ver sus nalgas blancas frente a mí, su raja depilada y un ojete rosado que parecía dar guiños como coqueteando para que lo cogiera. También le veía sus grandes huevos balancearse al ritmo sensual que había iniciado.
Sin más me agache un poco y pude quedar con la punta de mi verga ante su entrada, despacio le estuve rosando mi cabeza y para excitarlo le deslizaba todo mi tronco sobre su raja, pero sin penetrarlo.
– Bien – le dije- Te voy a coger.
No me contrastó mas pude entender que había comprendido pues se coloco en posición mas cómoda, puso su rostro sobre la cama y espero.
Difícilmente podría describir lo que sentí al penetrar ese culo. Apretado y caliente, rico y salvajemente erotice en sus movimientos. Se balanceaba de adelante hacia atrás, mis huevos casi se estrellaban con los suyos, la espalda de Oscar se arqueaba hacia atrás y bufaba como si toda sus fuerzas se estuvieran escapando ante la cogida.
– Papi – dijo-. Cógeme de misionero.
Se volteo boca arriba con las nalgas al borde de la cama. Su enorme verga frente a mí mientras que yo me coloque entre sus piernas y nuevamente lo penetre hasta el fondo. Subí sus piernas a mis hombros y lo embestía con ganas de traspasarlo si pudiera. Oscar tenía un culo delicioso.
Creo que fueron unos veinticinco minutos de verdadero sexo, Oscar se llevaba las manos a la boca y se metía los dedos y chupaba mientras no paraba de decir lo que rico que sentía. Grande fue su expresión cuando dijo:
– Me corro, me corro, me corro aaaahhhhh.
Me sorprendió. Sin siquiera tocarse la verga empezó a echar espesos chorros de leche que le cayeron en su pecho, en la cama y hasta en su cara. Fueron tales que de inmediato sentí un escalofrió en mi cuerpo y empecé a sentir los síntomas de mi acabada. Fue igual o más abundante que la de Oscar, termine en su culo y por sorprendente que parezca mi miembro no se aguado y continuo dentro de ese ojete. Lo seguí perforando como si nada.
– Mi niño – dijo-. Me duele el culo y veo que eres un arrecho. Como quisiera tener tu resistencias y seguir cogiendo, pero no doy más.
¿Qué te parece? – pregunto-. Vamos a mi casa, yo me cojo a mi vieja y de premio te doy a mi hijastra.
– Si quieres – le dije-. Ve a tu casa, pero como premio me mandas a tu hijastra para acá. Así todos somos felices. ¿No crees?
– Ok.- Me dijo-.
Se vistió y acercándose me miro a los ojos y tomo mi rostro. Nos besamos aun sintiendo que su espesa barba me hacia cosquillas. Salió de mi cuarto y minutos más tarde entro su hijastra, esa joven de 20 con cuerpo de mujer dada al sexo. Cogimos toda la tarde como Oscar con su mujer, desde mi cuarto podía oír los lamentos de la señora cuando este le metía esa verga que yo había visto acabar ante mis ojos.
Como es de suponer seguí cogiéndome a Oscar por un tiempo aun en presencia de su mujer. A ella también me toco que echarle su polvo para que no se pusiera celosa cuando penetraba a su marido.
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