• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (2 votos)
Cargando...
Gays

La vida (6)

La creación del Dr. Frankestein era un monstruo, pero sus partes antes fueron humanas y en su forma seguía la estructura que esas partes requerían. Así son los relatos; no mera ficción, sino retazos de realidades escondidas tras el cambio de nombres, lugares y momentos; un collage que las disimula…
*

*

***************************************

Este relato es solo una parte de una historia mayor. Si no ha leído las partes anteriores a esta, y le interesa mantener la secuencia cronológica y la integridad de la historia, puede buscar la primera parte (https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/la-vida-1/) en mi perfil, y comenzar desde allí.

***************************************

*

*

(6ta. parte)

Aunque seguía muy bien sujeto por los otros, lo que me dijo me calmó y me relaje de a poco. Él continuaba hablándome con tono apaciguador, mientras comenzaba a arrastrar su cuerpo milímetro a milímetro sobre el mio, como buscando acomodarse. Esa tarde estaba conociendo miles de sensaciones nuevas, algunas de ellas físicas, otras no. Trataba de procesarlas y clasificarlas, pero eran demasiadas emociones para mis doce años. No tenía una idea real de cuanto estaba cambiando mi vida a cada minuto que pasaba.

Mientras seguía tendido, expectante a lo que Joaco me decía casi al oído mientras parecía seguir acomodándose sobre mi, comencé a tener conciencia de que algo estaba cambiando en lo que sentía. El dolor en mi culo, que había disminuido hasta convertirse en una molestia soportable, ahora estaba acompañado por la sensación de que mis intestinos estaban llenándose con “algo”. Presté atención a esa parte de mi cuerpo, entonces noté que con cada movimiento Joaco iba ubicándose en una posición que le permitía seguir penetrándome muy lentamente, de forma casi imperceptible para mí al estar distrayéndome.

Mis nalgas, al estar muy bien separadas por las manos de los gemelos, le facilitaban la tarea y su pija resbalaba dentro mio suavemente. Lo miré a los ojos y creo que notó mi descubrimiento en mi mirada, porque me preguntó en voz baja “¿Te duele mucho…?”. Por supuesto que yo no podía hablar, pero sacudí mi cabeza en gesto negativo. “¿Viste que no te mentí…?” continuo él, volviendo a acariciar una de mis mejillas con sus dedos. Entonces dejó el disimulo a un lado y, con suavidad pero firmeza, empujó e introdujo un ultimo par de centímetros de su pija en mi cuerpo.

”Ya está toda, no le entra más…”, anunció a los demás en voz alta.

“¡Uhhh, se ve que le gustó porque casi ni mosqueo…!” comentó Juanjo.

“¡Pero se la metiste muy despacito, así no vale…!”, protestó uno de los gemelos.

“¡ A ver hasta donde la tiene…!”, escuche exclamar a Javi.

Supongo que se ubicó entre nuestras piernas para comprobar, porque casi de inmediato exclamó “¡¡Tiene como tres o cuatro centímetros afuera, hay que metersela hasta los huevos…!!

“¡No se puede…!”, trató de cortar el tema Joaco, “…le duele el culo y esquiva la pija, ¿qué querés que le haga?!”

“¿Que esquiva la pija…?” Lo escuche decir a Javi, casi al mismo tiempo que sentía una mano agarrar mis huevitos desde atrás, “¡…vos decime como querés que se ponga, y vas a ver que en menos que canta un gallo se clava solo en tu pija…!”, agregó comenzando a retorcer mis bolitas.

En ese instante comprendí que podía haber sensaciones mucho peores que la de ser penetrado. Si el dolor de la pija entrando en mi culo había desvanecido el universo para mi, el que me retorcieran los huevitos me lo hizo caer encima. Y era muy pesado.

Sintiendo que mis bolitas subían hasta mi garganta, trataba de gritarle a Joaco que por favor lo hiciera detenerse, que me las estaba reventando (eso me parecía a mi). Creo que transpiré de miedo y desesperación y que me faltó muy poco para orinarme allí mismo.

Joaco, tal vez notando algo en mi (ni él ni yo podíamos ver lo que Javi hacía entre nuestras piernas), me prestó atención. Me miró, parecía sorprendido, y preguntó “¿Querés decirme algo, Beto…?”. Mi cabeza bailó de arriba hacia abajo, en un gesto desesperado de asentimiento. Pareció dudar y me volvió a interrogar “¿No vas a gritar…?”. Mi cabeza volvió a bailar nuevamente, esta vez de un costado al otro, negando vehementemente. Nuevamente pareció dudar y preguntó “¿Estás seguro, Betito…?” Nuevo desesperado movimiento de arriba hacia abajo de mi cabeza, asintiendo. “Está bien, te creo…”, dijo. Parecía intrigado por mis gestos, pero quitó su mano un poco de mi boca.

“¡¡Por favor Joaco, hago lo que quieras Joaco, pero decile que me las suelte, por favor!!”, casi grité, hipando, en cuanto pude hacerlo. Pareció desorientado y me dijo “¿Que te suelte qué, Beto…?”. “¡¡¡Las bolas, por favor, mis bolas!! ¡¡Te dejó que me la metas hasta los huevos, te lo jurooo!!¡¡¡Me las está reventando!!! ¡Por favor!”, supliqué desesperadamente y, ahora si, al borde del llanto.

El gesto de él se transformó, y giró su cabeza hacia atrás. De inmediato gritó “¡¡¡Javi, boludo, soltalo ya mismo!!!”

Javi soltó la risa y le respondió “jajajaj, ¿viste como aflojó conmigo?” mientras soltaba mis bolitas, lo que me arrancó un suspiro de alivio.

“¡¿Pero vos sos imbécil o te hacés?!” replicó Joaco. “¡¿Qué querés, caparlo?! ¡¡¡Pedazo de tarado!!!”

El otro, viendo que el enojo era real, optó por ponerse a un costado y observar desde allí.

Joaco se fue calmando, y volvió su atención hacia mi nuevamente. “Ya pasó, Betito, tranquilizate…”

Después de un minuto, me preguntó “¿Vas a aguantar que te la meta toda?”.

“Creo que sí. Pero trata de no hacerme doler mucho, por favor” le respondí.

“Voy a ser lo más suave posible. Yo no quiero hacerte doler” me dijo.

“¿Qué tengo que hacer?”, le pedí instrucciones.

“Tenés que levantar bien el culo, Betito” me indicó.

Desorientado, le pedí más claridad “¿Y como levanto el culo?”.

“Espera, vamos a acomodarnos mejor y te voy diciendo”, fue su respuesta.

Se levantó un poco sobre los codos, liberando algo mi cuerpo. “¿Podemos soltarte? ¿No te vas a mover?”.

“No. Solo hago lo que vos me digas. Pero no me hagas doler más, por favor”, lo tranquilicé.

“Ok”, dijo, levantate un poco sobre los codos, como yo.

Obedecí, entonces pidió que sacaran de debajo nuestro la colchoneta arrollada, sobre la cual habíamos estado acostados mientras me la metía.

“No te movás”, me indicó, “yo te voy a levantar, para que puedas ponerte en cuatro patas. Pero no te movás vos, así no se te sale”.

“Bueno”, acepté. Era algo raro sentir que él me levantaba abrazado a su cuerpo, unidos por el cordón umbilical que formaba su pija. Cuando la altura era la suficiente, me dijo “Bajá los brazos y afirmate en brazos y rodillas”, mientras me sujetaba con sus manos por las caderas.

“Listo”, informé.

“Ahora tenés que bajar el pecho. Sacá las manos de a una y apoyate en los codos y las rodillas.”

Lo hice, y entonces fui comprendiendo como funcionaba eso de “levantar el culo”. Me indicó que separara más mis rodillas, y algunos cambios en la posición de mis codos, hasta que quedé con la cara prácticamente contra el suelo, y mi culo totalmente expuesto en lo alto, con las nalgas bien abiertas y tensas por la posición.

Entonce él se acostó completamente sobre mi. Al momento temí que mis huesos se quebraran como palillos por su peso, pero aguanté lo mejor que pude y sin quejarme. Sentí uno, dos, tres empujones de sus caderas contra mi culo, su pija tironeo en mi culo causándome algo de dolor, pero seguí resistiendo calladamente.

“Listo, ya está toda”, les avisó a los demás, que habían estado mirando y cuchicheando entre ellos todo el tiempo.

“¡¿Ya la tiene toda adentro?! ¡¡Queremos ver…!!” sonaron las exclamaciones, mientras todos se ubicaban detrás nuestros para ver como mi culo se había comido la pija de Joaco.

“Uhmmm, falta un par de centímetros para los huevos, Joaco” dijo uno de los gemelos.

“Sí, todavía hay un pedacito afuera”, dijo desilusionado Pedro (claro, no era el culo de él).

“¿Qué pasa, le tenés lástima?” se burló Javi.

80 Lecturas/8 agosto, 2025/0 Comentarios/por ozkar55
Etiquetas: culo, gays, mayor, metro, pija
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
RETRETE HUMANO INTRODUCCION
le regale a mi hijo a un amigo
Mi tía Carla y las consecuencias
Mi hijo consigue otro cachero para nuestros juegos sexuales
Una persona muy especial
sigo contando de mi
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.154)
  • Dominación Hombres (3.531)
  • Dominación Mujeres (2.684)
  • Fantasías / Parodias (2.809)
  • Fetichismo (2.396)
  • Gays (20.954)
  • Heterosexual (7.474)
  • Incestos en Familia (16.903)
  • Infidelidad (4.177)
  • Intercambios / Trios (2.867)
  • Lesbiana (1.094)
  • Masturbacion Femenina (802)
  • Masturbacion Masculina (1.652)
  • Orgias (1.814)
  • Sado Bondage Hombre (418)
  • Sado Bondage Mujer (159)
  • Sexo con Madur@s (3.813)
  • Sexo Virtual (232)
  • Travestis / Transexuales (2.284)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.254)
  • Zoofilia Hombre (2.078)
  • Zoofilia Mujer (1.619)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba