La vida de Brian (parte 1)
Les cuento mi vida sexual desde el principio, incluso antes de perder mi virginidad a los 13 años..
Me llamo Brian y actualmente tengo 27 años. En mi vida he tenido bastantes compañeros sexuales y bastantes experiencias calientes, y voy a tratar de contarlas todas desde el principio.
Nací en una familia que digamos no era adinerada pero no tenía problemas de dinero. Nuestra casa era grande, de 3 plantas. En la parte trasera había un porche donde mis padres siempre llevaban a los invitados, con un sofá y una mesa con sillas, y también había un gran patio cubierto de césped con algunos árboles frutales plantados donde yo jugaba mucho de niño.
Recuerdo que cuando yo era pequeño solía jugar desnudo en el jardín, a mi padre no le hacía gracia, pero no me regañaba porque no quería pelear con mi madre, que decía que lo de jugar desnudo eran «cosas de niños» aunque mi hermana, 5 años mayor que yo, nunca lo hizo y le enfadaba verme jugar desnudo.
El primer recuerdo que tengo de algo relacionado con la sexualidad ocurrió a mis tiernos 5 años. Yo durante la mayor parte de mi vida he sido delgado y a esa edad se notaba más, era flaquito con algunas costillas marcadas, muy blanquito, con cabello castaño que en esa época tenía un corte de tazón, de ojos grandes y azules con pestañas largas, un culito redondito con dos nalguitas suaves, y un penecito que sería del tamaño de un dedo pulgar.
Yo jugaba desnudo en el patio como de costumbre, corriendo de un lado para otro, y llegó una visita de mis padres, un hombre y una mujer. El señor Javier y la señora Lourdes. El hombre era un compañero de trabajo de mi padre e irían a pasar la tarde en casa y a cenar con nosotros.
Cuando llegaron mi madre me llamó para saludar a nuestros invitados y me dijo que me pusiera algo de ropa para no ser un maleducado, pero ambos invitados dijeron que no pasaba nada por estar desnudo, que eran cosas de niños y que no hacía falta que me vistiera, así que yo volví a jugar al patio mientras los mayores estaban en el porche.
Durante la tarde noté que el señor Javier me miraba mucho pero no le di importancia, y así llegó la noche y la cena en el porche con nuestros invitados, que transcurrió sin ningún problema, conmigo ya bañado y con mi pijama puesto. Era verano así que mi pijama sólo era un calzoncito y una camiseta, dejando mis piernitas suaves y blanquitas al aire y a la vista de todos.
Durante la cena se pusieron a hablar de mi, cosa que a mí me encantaba pues me gustaba mucho ser el centro de atención y ver cómo la señora Lourdes y el señor Javier hablaban tan bien de mí. Congeniamos muy bien y para cuando terminó la cena yo estaba muy cómodo con ellos hasta el punto que me subía en sus piernas a jugar con mi muñeco de peluche mientras ellos hablaban.
En eso estaba, subido en las piernas de el señor Javier cuando sentí sus manos acariciando mis piernas. No lo hacía en un sentido sexual, simplemente me acariciaba con cariño, como se toca a un niño. Sus manos pasaban de mis piernas a mis caderitas y a mi vientre chiquito y plano. Yo ni me inmutaba ya que estaba acostumbrado a que mi madre hiciera eso cuando yo me sentaba sobre ella, y además las manos del señor Javier eran más grandes y cálidas así que me gustaba esa sensación.
Otra cosa que sentí fue como algo se ponía duro en mi culito. Nos sabía lo que podría ser, pero era grande. Yo moví mi culito tratando de adivinar que era pero solo logré que aquello se pusiera más grande y duro, mientras el señor Javier seguía tocándome y hablando como si no se enterara de que hay algo duro dentro de sus pantalones.
Yo pensé que si el señor Javier no estaba preocupado por eso entonces no sería importante y seguí jugando hasta que me dió algo de sueño, que entonces me di la vuelta y me senté mirando hacia el señor Javier y apoyando mi cabeza en su pecho, sintiendo sus manos cálidas y grandes acariciando toda mi espalda dándome calor, hasta que me quedé dormido.
Lo siguiente que recuerdo es una sensación extraña en mi penecito, como un calor que estaba concentrado en esa zona, y también sentí algo de humedad.
El cúmulo de sensaciones hizo que abriera los ojos sólo para darme cuenta de que estaba en mi habitación, acostado en mi cama y justo alguien saliendo y cerrando la puerta. Una silueta alta y oscura, que si mis ojos no me fallaban, juraría que era la silueta del señor Javier.
Miré hacia mi calzoncito y vi que mi penecito no estaba como siempre, estaba un poco recto hacia arriba y duro, y al tocarlo vi que también estaba húmedo. Temí que me hubiera hecho pis en la cama, pero aquello definitivamente no era pis. Era algo trasparente y espeso, con un olor fuerte, era pegajoso y no tenía mal sabor. Como no sabía lo que era simplemente me limpié con una servilleta y seguí durmiendo, pensando y tratando de adivinar qué sería aquello, pensando en cosas que sólo la imaginación de un niño puede pensar. Pasaría un tiempo hasta que yo supiera qué era aquello.
Presento mi nueva serie! Espero que les guste y que me den sus opiniones sobre el pequeño Brian. Por favor dejen sus comentarios diciendo qué piensan y si tienen ganas de continuar sabiendo sobre la vida de Brian.
que ricoo!
Hola! Escribes muy bien. Leí los cuatro de la sobrina y ahora este.
Por favor, sigue esta serie si puedes!! El relato en primera persona se te da muy bien y los detalles hacen que sea una lectura de esas “con una sola mano”.
Anoche en la cama terminé el de la sobrina y mientras lo hacía le dediqué un homenaje con final feliz 😊
Saludos!!