La Vida De Joan 02: Aprendiendo A Ser Nenita
Joan aprende que para ser buena nena, debe aprender a complacer a sus machos..
CAPÍTULO 02
APRENDIENDO A SER NENITA
Después de despedirme de mi abuelita, el sr Roberto me llevó adentro, donde es su casa, ahí me presentó a sus 2 hijos, Federico y Miguel, también conocí a su hermano Darío y a sus 3 hijos, Luis, Gonzalo y Esteban.
- Les presento a Joan, la princesita de Isolde, ella es una muy buena nenita que le gusta tomarse toda la lechita directa de la fuente -todos los que estaban ahí se empezaron a sobar su bulto y a decir si de verdad podían usar a la pequeña putita, yo solo al escuchar eso, me alegré, cada vez que me decían putita, mi abuela era feliz, definitivamente yo tenía que ser una buena putita- Claro que sí, vamos a usar a esta perra hasta que no pueda ni cerrar la mandíbula, es nuevecita así que debemos enseñarle a ser nenita, enseñarle para que se convierta en lo que debe ser, una zorra chupapollas de primera, dispuesta a complacer a todos los hombres y capaz de comerse cualquier verga que le pongan por delante, Isolde me dijo que nada por el culito, pero eso fue todo lo que dijo, así que esta reinita aprenderá a ser una buena nenita.
- Yo siempre soy bueno -respondí cuando el sr Roberto terminó de hablar-. Siempre hago caso a mi familia y a los maestros.
- Sé que eres un buen niño Joan, pero ahora vas a aprender a ser una buena nenita, eso es lo que Isolde quiere de ti, solo así la harás feliz y yo soy muy bueno para enseñar, aunque solo podremos usar tu boquita, vas a aprender lo que es darles placer a tus machos.
Me puso en medio de la sala y con una fuerte voz llamó a una niña llamada Solange, al entrar Solange, Roberto le dijo que me enseñe lo que deben hacer las buena nenas.
Solange tenía solo una faldita que le llegaba al culo y no tenía calzón, su blusa parecía más bien un brasier, era más alta que yo, bastante más alta, pero después me enteré que solo tenía 8 años y puede ser nieta o hija de Darío al igual que alguno de los hermanos puede ser su padre porque todos comparten a la mamá de Solange desde que ésta tenía 12 años, legalmente es hija de Esteban, biológicamente, puede ser de cualquiera de ellos, pero a ellos no les importa porque todos usan a Solange, al igual que usan a su mamá.
Solange puso una canción y empezó a perrear o a tener sexo con un ser imaginario, la verdad todavía estoy en duda de ello, aun más cuando se puso en el piso en 4 y empezó a darse nalgadas, diciendo más duro papi, más duro, soy tu puta papi, dame tu polla, mientras movía el culo como invitando a que le den verga.
- Ven hijita, ven con tu papi, muéstrale a tu nueva amiga lo que es ser una buena nenita -dijo Esteban.
La pequeña mulata se puso en pie y se puso a horcajadas sobre su negro padre, la niña empezó a mover el culo sobre el bulto del hombre el cual solo gemía y decía muévelo así mi putita, muévelo, sé cuanto te gusta la verga de papi, la nena se empezó a mover más rápido, lo cual pensé que era imposible, ese culo parecía una máquina.
- Ya viste a mi nieta Joan -dijo Roberto-. Ahora es tu turno.
- Pero sr Roberto yo no sé bailar y no sé si pueda hacerlo con este vestido y con estos zapatos, aunque no tienen mucho taco, igual me molestan -los zapatitos eran esos de charol blanco con taco, nunca usé zapatos de ese tipo, sin embargo no eran molestos, se parecían a mis zapatos de ir a la escuela, solo que no quería bailar, nunca me había gustado ese tipo de baile, pero ese día aprendí a amarlo.
- Eso es sencillo Joan, solo quítate el vestido, todos aquí queremos ver tu lindo cuerpito, en especial ese culito que tienes, no veo el momento de poder partírtelo, lo tienes bien rico mi amor.
- Pero mi abuelita se puede enojar.
- No mi niña hermosa, se va a enojar si le digo que no me hiciste caso -así sin más se acercó a mí y empezó a desvestirme- Mmm qué rica que estás así toda desnudita, mira esas tetitas, parece que ya quieren crecer -mientras decía esto me empezó a pellizcar los pezones, debería de haberme dolido, sin embargo fue como si pasara corriente por mi cuerpo y solo pude emitir un chillido como un gemido y mis rodillas temblaron-. Veo que te gusta zorrita.
Roberto siguió estimulando mis pezones y de ahí me empezó a besar, no fue un beso como el del sr Nathan, Roberto parecía que me iba a comer, metía su lengua, chupaba y mordía mis labios, de ahí escuché solo un, ya está, ahora cabálgame como me gusta, eso así mi puta, así me gusta, mátese usted solita con mi fierro, cuando el beso se acabó voltee a ver para saber lo que estaba pasando y veo que era Solange quien estaba brincando encima de su papá, con la ayuda de las manos de éste, solo que del culo de Solange entraba y salía la verga de su padre, mientras más saltaba, más rápido entraba y salía esa verga de su culo, además Darío, su abuelo, tenía el cabello de la niña agarrado fuertemente mientras le metía su gruesa, larga y dura verga hasta que desaparecía dentro de esa boca, sus 2 tíos estaban uno a cada lado de ella mientras que ella con sus manitas medio trataba de acariciar esas pollas, pero sus manos eran pequeñas y no podían rodear todo ese grosor.
Federico y Miguel, hombres que en ese momento estaban entre sus 28 y 30 años, negros como su padre, observaban todo lo que pasaba en la sala de su casa mientras acariciaban sus pollas, la de Federico es un poco más pequeña, pero muy gruesa, es un poco más ancha que una lata de coca cola y unos centímetros más larga, la de Miguel es la polla más grande de todas las pollas que he visto hasta ahora, incluso es más larga que la de mi abuelito y el burro, pero es bastante más delgada, sin embargo de un momento a otro Miguel se puso de pie, acomodó a su sobrina en el regazo de su padre de una manera en la que él pudo alzarle las piernas a Esteban y le clavó toda su polla, Esteban no se quejó, simplemente bufaba y decía así primito hasta lo huevos mientras yo se lo meto a mi hija, ambos hombres empezaron a entrar y salir de los respectivos agujeros que tenían a su disposición de una manera salvaje.
- Así como está la zorrita de Solange, así estarás tú muy pronto mi putito -Roberto empezó a chupar y morder mis pezones, la corriente que corría por mi cuerpo se hizo más intensa y no pude callar mi voz simplemente empecé a gemir y gemir, cada vez más alto, rogándole a ese hombre que no se detuviera. Yo estaba disfrutando tanto que solo cerré los ojos y dejé que Roberto hiciese lo que quisiese conmigo, no podía pensar solo podía sentir, sentir con todo mi cuerpo, aunque solo mis pezones estaban siendo torturados.
Momentos después escuché un pequeño grito y a Solange diciendo que le dolía, Federico diciendo llénenle la boca para que no ande chillando y abrí los ojos solo para llevarme la sorpresa más aterradora de mi vida Darío tenía a su nieta contra su pecho, su polla entrando y saliendo de su vagina mientras Federico le estaba dando duro por el culo, Luis calló el llanto de la pequeña Solange llevando su polla hasta la garganta de la niña, mientras lágrimas corrían por su rostro, junto a ellos Miguel seguía bombeando con fuerza el culo de Esteban mientras Esteban estaba follando a Gonzalo, estaban en un trenecito de lo más salvaje, el uno al otro diciéndose perra, traga pollas y pidiendo más fuerte, todos estaban en un viaje de lujuria y desenfreno sin precedentes, yo no podía apartar la vista y Roberto dejó que yo observara todo lo que estaba pasando, aunque a Solange se la veía muy adolorida pero resignada a ser el agujero que su familia necesita.
Después de asimilar toda la escena, Roberto empezó a besarme el cuello, bajando por mi espalda hasta llegar a mi culito el cual besó, lamió y mordió, de ahí enterró su cara en mi agujerito, pero no duró mucho tiempo, imagino que estar en esa posición siendo él tan alto y yo tan chiquito le causaba dolor, me agarró, se acostó y puso mi culito de lleno en su boca, lo devoró por completo diciéndome lo sabroso que estaba, que tenía el sabor de puta virgen, metió su lengua hasta lo profundo, hurgando con su lengua en todas mis entrañas, sentía que quería gritar y al mismo tiempo orinarme pero lo único que lograba hacer era emitir gemidos entrecortados y vergonzosos.
- Bueno, ya es momento putita, es momento de satisfacer a tu macho -Roberto simplemente se puso de pie mientras me sostenía, se sentó en el sofá y me puso de rodillas con su gran vara de dulce descansando en mi rostro- Cómetela toda putita, muéstrame lo que sabes hacer.
Yo simplemente agarré la cabecita y me la metí en la boca, disfrutando del líquido dulce y amargo que manaba, estaba disfrutando tanto que no pude observar la cara de disgusto de Roberto.
- Sé que todavía no eres una nenita entrenada, pero lo que estás haciendo no me gusta, así nunca vas a obtener tu leche y tu abuelita no estará feliz.
- Pero así es como se lo hice hoy a los señores, aunque ellos también me agarraron la cabeza y me hacían doler.
- No te preocupes mi reina, te dije que te iba a enseñar a ser una nenita y eso es justamente lo que haré, recuerda que todo lo que haga, lo hago porque quiero que seas feliz.
Roberto agarró mi nuca e hizo que me acercara de nuevo a su pene, yo instintivamente lo hice, aunque no sabía lo que me esperaba, Roberto solo me dijo, no se te ocurra morder y abre bien la boca, después de eso, sentí como sus manos en mi nuca me forzaban a hacer que trague más y más de su pene, a mí me dolía mi boca, mi garganta, sentía que no podía respirar y de mis ojos salían lágrimas, las cuales no hicieron que Roberto se detenga, solo me decía aguanta putita, aguanta, tienes que aprender que para esto son las nenitas como tú, las putitas existen solo para dar placer a sus machos, eres un hueco que debe estar siempre dispuesto a complacer y dar las gracias a los machos que nos tomamos nuestro tiempo para darte lo que quieres, debes agradecerme puta, agradéceme, repetía una y otra vez mientras más me obligaba a mamar su enorme verga, haciendo que mi boca sube y baje sin control alguno de mis movimientos, ahogándome.
- Qué rico entrenas a esa puta papá, me trae tan buenos recuerdos de cuando entrenabas a mis compañeros de aula en la primaria, todas esas perritas buscando siempre verga.
- Para eso existen los nenes que son nenitas hijo, para gozar de sus huecos y hacer que adoren nuestras vergas.
- Pero este nene nena está un poco atrasado, ya tiene 7 y no sabe ni hacer una buena mamada, hay que entrenarlo entre todos, para que así sea una verdadera ella.
- Y todavía nos debe ese baile, que no me he olvidado -gritó Darío desde el otro mueble, mientras se fumaba un cigarro. Miguel, Gonzalo y Luis gozaban del cuerpo de Solange la cual estaba a minutos de perder la conciencia de tanta verga recibida por todos sus huecos y Esteban se acercaba a donde estábamos nosotros.
- Quiero estrenarle el culo -dijo Esteban-. Saben que romper culos es mi especialidad, después de todo, Gonzalo y yo somos los únicos que sí somos maricas en esta familia.
- Que seas marica no te da el derecho de romperle el culo -refutó Darío
- Papá, le rompí el culo a nuestra hija mientras tú le estrenaste la cuca, todos saben que si hay culito virgen, me pertenece.
- Cállese puto -dijo Roberto- esta perra es mía o acaso no ve como la tengo ensartada hasta la garganta enseñándole que debe complacerme, esta putita es mía y si quieren que la comparta tendrán que esperar, además Isolde dijo que nada por el culo.
- ¿Y desde cuándo hacemos lo que las perras nos dicen?
- Porque no es mi perra, es la mujer de Jeffrey y Jeffrey le da libertades que yo no le permito tener a mis perras, Isolde está en igualdad con nosotros, ella es la que manda sobre esta putita.
- Igual quiero su culo.
Así sin más Esteban se acostó atrás mío y empezó a chupar mi culito, fue una sensación más que bienvenida para aplacar el fuerte dolor de mi cuerpo, estaba asfixiándome y mi boquita me estaba empezando a doler, pero mi cara de dolor o mis lágrimas no era algo que detuviera a Roberto él seguía y seguía castigándome con su gran verga, estaba sufriendo y quería que todo termine, pero estaba tan lejos de terminar y yo todavía no lograba entender el significado de ser una verdadera puta en las manos de estos hombres insaciables.
Roberto habló de nuevo y me dijo, muy bien perrita, vas aprendiendo es momento de desvirgarte por completo y hacerte unas buenas tragaderas, al decir esto agarró mi nuca más fuerte y forzó mi garganta a alojar todo su miembro, la asfixia que sentía antes no se comparaba a lo que sentía ahora, ahora sentía que podía morir mientras poco a poco iba perdiendo un poco de mi conciencia y las náuseas se intensificaban, de un momento a otro cuando sentía que ya no podía más, Roberto me liberó y afirmé mis manos en el suelo tosiendo y vomitando un poco, trataba de recuperar mis sentidos, pero todo a mi alrededor giraba, quería salir de ahí, quería dejar ese lugar, pero no podía, ni siquiera podía llamar a mi abuelita, mi voz no salía, tenía miedo, miedo de lo que me estaba pasando, Roberto no me trataba bonito como los otros señores, solo me decía que pronto sería una buena putita y que ya pronto tendría un buen boquete para alojar bien las pollas de los machos que me den la satisfacción de usarme como la puta que soy, decía debes agradecerme zorra malagradecida, en lugar de estarte quejando y llorando, deberías decirme gracias amo, ahora podré satisfacer a todos los machos que se dignen a mirar a esta puta, zorra, necesitada de polla.
Yo no entendía lo que decía, se suponía que ser la putita y la zorrita que mi abuela quería, era algo bonito, pero yo no estaba disfrutando esto, solo estaba asustado y quería irme de este lugar e ir a ver a mi abuelita, pero ahora que Solange estaba desmayada en el sofá después de tanta verga que recibió por todos lados, era mi deber hacer que todos esos machos queden con los huevos secos, porque a pesar de la deslechada que les dio Solange, ellos todavía querían más guerra y la única perrita que estaba a su disposición, era yo.
Darío y los demás se acomodaron en el sofá más grande, todos desnudos y pegados unos a otros, Esteban y Gonzalo masturbaban en cada mano una polla mientras intercambiaban ardientes besos con los dueños de aquellas pollas. Solange estaba dormida o desmayada en el sofá de 2 puestos y Roberto por otro lado seguía en el sofá individual conmigo a sus pies, recuperando el aire poco a poco mientras esperaba que toda la habitación dejara de girar.
- Ya estás teniendo demasiada compasión con esa perra, hermano, los años te están ablandando.
- No es mi perra, no puedo amoldarla por completo a mi gusto, debo ir despacio para que Isolde la traiga de nuevo, ¿o acaso no quieres entrar en se culito? Porque si debo contenerme para estar dentro de tremendo culo, pues que así sea, al menos hasta el día que pueda darme verdadero gusto.
- No queda de otra tío, tocará ser delicados, pero mira a Solange desde que tenía 6 meses he estado entrenando el culo de mi hija y estpy seguro que muy pronto podrá aguantar 2 vergas.
- Seguramente es hija tuya Esteban o de Gonzalo, porque yo no soy joto, ese culo debe ser herencia tuya.
- Cierra la boca puto de mierda, te recordaré que tú , Federico y Miguel fueron los que nos estrenaron el culo, si somos marica es por todos ustedes, no andes jodiendo.
- Papá me estrenó a mí pero nunca le agarré el gusto, tú y Gonzalo por otra parte le agarraron el gusto, ustedes necesitan polla para vivir.
- Deja de joder a Esteban, Luis, gracias a tus hermanos tu tío y yo dejamos de usar tu culo para usar el de ellos.
- Eso es verdad papá, pero igual eso no les quita lo joto.
Mientras ellos conversaban por fin todo a mi alrededor se quedó estable, cuando Roberto vio que ya estaba mejor, me dijo que para ser puta estaba muy mimada, que Isolde me iba a malcriar, pero que él solo podía enseñarme lo que pudiese mientras estaba con ellos y me ordenó que empezara a bailar, uno de los otros puso la canción que estaba bailando Solange antes de que se durmiera o desmayara, nunca pude saber qué fue lo que le pasó. Una vez que empezó la canción Roberto me dijo mueve ese culo, mientras Darío dijo, vamos zorrita muéstranos que quieres nuestras vergas, si te mueves bien te premiamos y en eso Federico dijo y si te mueves mal igual te vamos a dar verga pero como castigo.
Empecé a moverme lo mejor que pude, pero la verdad es que me sentía un poco cohibido, nunca me había gustado ese tipo de música donde uno se mueve como si pidiera algo, ahora entiendo que de verdad es que se pide y no algo, las putitas le pedimos a los machos que nos den verga, porque las necesitamos y ellos son quienes nos la pueden dar, ese día aprendí a pedirla mediante mi baile.
- Mueve bien ese culo, puta -me gritó Luis
- Que parezca que quieres verga, así parece que quieres unos azotes en ese culo.
- Esa es una buena idea Federico -dijo Darío-. Ven acá putita, ven a moverme ese culo.
Tenía un poco de temor de ir, pero no tenía opción, debía obedecer, a mi abuelita no le gusta cuando desobedezco, simplemente me acerqué y empecé a mover mi culo lo mejor que pude, Darío no se encontró satisfecho y empezó a darme nalgadas y a decirme muévelo más puta, muévelo más, conforme me movía aumentaba o bajaba la intensidad de sus nalgadas, no me estaba azotando propiamente dicho, me nalgueada pero no me dolía, sin embargo, me ardía, poco a poco comencé a agarrarle el gusto a bailarle mientras él me nalgueaba, fue diferente, pero bueno, me empecé a sentir muy bien, sentía que estaba volando y quería mover el culo más rápido para que Darío pueda seguir nalgueándome, después sentí a Roberto adelante mío y alcé la vista, él solo me sonrió y me dijo, sabía que eras una buena putita, apenas te vi con ese vestidito, vi todo el potencial que tienes, directamente a mi cara me llegó humo, como si fuera de cigarrillo o cigarro, no lo sé, solo sé que tenía una pipa de vidrio, la fumaba y me lanzaba el humo, no sabía lo que era, pero sí que sé lo que me hizo, me hizo sentir liviano, me estaba haciendo flotar y quería algo, todo mi cuerpo estaba temblando de necesidad, no entendía lo que pasaba simplemente me dejé llevar y empecé a mover no solo mi culo, moví todo mi cuerpo al compás de la canción y todos empezaron a alabarme, me decían cosas como: así nenita, así putita, así me gusta que te muevas, muéstranos cuánto te gusta complacer a tus machos, dinos con tu baile cuanta verga necesita ese cuerpo y así fue como de bailar para ellos, empecé a bailar con ellos, todos me rodearon y empezaron a manosearme, pasaba de un lado a otro, invitándolos con mi baile a hacer lo que quieran con mi cuerpo, los besos, las metidas de manos en mi culito y unas cuantas nalgueadas, no faltaron, por otra parte yo no podía con tantas sensaciones, movía mi peluca como si fuese mi cabello, pasando mis manos por él, me movía como pez en el agua, ni siquiera sabía cómo estaba bailando, solo sabía que mis machos estaban satisfechos con lo que hacía y eso me hacía feliz.
- Es momento de darte tu premio muñequita.
- Mejor dicho tus premios, papá.
- Así es Gonzalo, deja corrijo, es momento de darte tus premios.
Y así Darío procedió a ponerme de rodillas y a utilizar mi boca como si fuese un coño, agarraba mi cabeza y mi nuca y me forzaba a llevar el ritmo que él marcaba con sus manos, esta vez no fue tan difícil como cuando Roberto me hizo lo mismo, poco a poco fui acostumbrándome y agarraba un poco de aire cuando él me saca la polla de la boca, cuando la metía de nuevo hacía que mi nariz toque su pubis y yo podía aguantar como un verdadero campeón, al menos así me alababan, mi boca ya estaba amoldada y podía darles placer a mis machos.
- Después de todo si pudiste amoldarla hermano, ahora sí le entra toda la verga y mírala, ya no se queja tanto.
- Sabes que siempre entreno bien a mis perritas, ellas están hechas para satisfacernos.
- Ya tío, ya déjela es momento de ver si puede con la mía.
- Ufff Fede, pues deberás forzarle esa boquita, porque para aguantar ese grueso la nenita deberá desencajar bien esa mandíbula.
Después de lo que dijo Darío, todos ellos empezaron a reír, mientras yo seguía en mi labor de disfrutar esa sabrosa verga, otras manos me agarraron del cabello y me apartaron de mi manjar, yo no quería apartarme pero Federico me dijo, tranquila mami que acá tienes otra, solo suéltela y así lo hice, cuando Federico empezó a meterme su verga, la verdad se me salieron las lágrimas, sentía que me estaba abriendo más por dentro, me estaba ahogando y por más que trataba de respirar no era suficiente, sin embargo sabía que no podía quejarme y todo el humo que me seguía echando Roberto me ayudaba a relajarme y a dejar que ellos hagan conmigo lo que quisiesen, en ese momento no entendía que me estaban drogando, pero ayudó mucho, porque pude entregarme por completo a esos 7 machos para que hiciesen conmigo lo que quisieran.
Cuando logré acoplarme a la polla de Federico en mi garganta, todo fue mucho mejor, pude empezar a disfrutar su ácido sabor, imagino que el sabor de Federico estaba más fuerte porque hace unos momentos estuvo en el culo de Gonzalo y en el de Esteban, pero su sabor no era desagradable, de hecho lo diferente me resultó adictivo y después de al inicio no poder albergar esa verga en mi boca, ahora que ya estaba acostumbrado no quería dejarla ir, todos se reían y decían que yo era bien puta, que cuando me rompan el culo sería una verdadera ninfómana, no entendía nada de lo que decían, pero poco me importaba, yo solo quería degustar esas vergas y no me importaba nada más.
Pasé a mamar las vergas de cada uno, ellos me alababas, me decían que era una buena puta, así zorra así es como debes hacerlo, aprendes rápido putita y todas esas alabanzas a lo que yo estaba haciendo, hacía que me esmerara en hacerlo mejor, quería seguir escuchando que era bueno en lo que estaba haciendo, además de que me gustaba lo que estaba haciendo, no podía pedir nada más en este mundo, estaba feliz estando entre las piernas de esos hombres mientras les daba placer con mi boquita, la cual ya estaba acostumbrada a alojar esas vergas hasta el fondo mientras el olor de los huevos y el pubis del macho con el que estaba inundaba mis fosas nasales, es un aroma acogedor.
Después de pasar de verga en verga y cada uno de ellos darse gusto con mi culito además de con mi boca, me dijeron que ya era momento de sentir un poco lo que es ser mujercita, que ahora que soy una verdadera nena debía prepararme para ser mujer, me pusieron en el sofá individual con el culito para fuera y mi cuerpo apoyado en el respaldo del sofá, cada uno empezó a mamarme el culo, esta vez todo era para mi placer, ellos solo esperaban su turno mientras mi boca solo la usaba para gemir y gritar por más, no sabía que era lo más que pedía pero la sensación era tan rica que solo sabía que había algo más que todavía no conocía.
El primero en hacer algo diferente fue Luis, aparte de meter su lengua dentro de mi culito, empezó a masajear el contorno de mi anito con la yema de sus dedos, después de jugar así por un momento, metió un poco de su dedo en mi culo, no me dolió ni un poquito, no sé si fue toda la preparación que hicieron con sus lenguas o lo que ellos estaban fumando en esa pipa de vidrio mientras me lanzaban el humo, lo más importante es todo lo que sentí, cuando me metió el dedo y empezó a jugar dentro de mi culo con él, en ese momento conocí el cielo, me sentí en la gloria y dije muchas palabras inentendibles mientras movía mi trasero al son del perreo que sonaba, Luis se animó al ver la manera en la que movía mi culo pidiendo más y eso fue lo que hizo, metió otro dedo y sentí un fuerte ardor y un poco de molestia cuando él jugaba con sus dedos en mi cola haciendo tijera, pero estaba tan drogado que no me importó nada y hasta sentí muy rico el ardor que estaba sintiendo, mis caderas empezaron a moverse con esos dedos adentro y ellos solo animaban diciendo así mi perrita, dile a tus machos que quieres verga, yo solo repetía lo que ellos me decían que dijera, ellos querían escucharlo, yo debía decirlo.
- Nada de eso -dijo mi abuela entrando a donde estábamos todo-. Te dije Roberto que nada de usar su culo y se te acabó el tiempo. Vaya a vestirse Joan, es momento de irnos.
- Isolde no nos puedes dejar así, no nos hemos corrido.
- Ese no es mi problema, ahí tienes a Solange, úsala a ella, mi nieta y yo nos vamos.
Mientras me empezaba a vestir escuché como Solange decía por favor ya no, me duele y momentos después empezó a llorar, mientras repetía ya no quiero, ya no sigan. Al terminar de vestirme vi que Federico le estaba dando por la cuca, Roberto le daba por el culo, Luis estaba usando su boca, mientras Gonzalo y Esteban usaban cada uno una de sus manos para pajear sus vergas esperando el turno de deslecharse.
Hasta el día de hoy sé cuanto tiempo más tuvo que estar Solange dándole placer a sus machos lo que sí sé es que mientras cada uno de ellos se corría por segunda vez, mi abuela y yo dejábamos el lugar.
Necesito más por favor….