La Vida De Joan I: El Inicio
Joan es un niño que es incitado por su abuela a ser la hija/nieta que nunca ha tenido.
La Vida de Joan
El Inicio
Hola a todos me llamo Joan (muy parecido al nombre de mi padre) y actualmente tengo 16 años, soy uno de los putos más afortunados del planeta, tengo varios machos para mí.
Tenía 7 años cuando mi madre y mi padre se separaron, siempre estaban discutiendo, ellos eran muy jóvenes cuando me tuvieron, mi mamá apenas tenía 12 y mi papá 16, mi madre le reclamaba a mi padre que ella no había podido estudiar por cuidarme, mientras mi padre ya estaba por terminar la universidad, una discusión llevó a la otra hasta que mi madre se fue y le dijo que se regresaba a vivir con sus padres y que así como ella había perdido su juventud por cuidarme, era momento que él haga lo mismo, que solo podía llevarme a verla los domingos.
Mi papá no tenía trabajo fijo, solo hacía cachuelos aquí y allá mientras estudiaba, mis abuelos eran los que se encargaban de todo, desde mi comida hasta de mis estudios, mi papá siempre decía hazle caso a tus abuelos y a tus tíos.
En la casa vivían mis abuelos, mi abuelo Jeffrey de 46 años y mi abuela Isolde de 43, ellos tuvieron varios hijos, el mayor de mis tíos de nombre José de 25 años, el que sigue después, es mi padre Jona de 23 años, de ahí mi tío Juan de 21 años y el menor de todos, mi tío Junior de 19 años, en la casa también vivía el hermano menor de mi abuelo, que ahora estaba viudo, Josefo de 40 años y su único hijo, Jonás, de 19 años.
En mi familia hay un gen muy fuerte, la mayoría son varones, yo no tengo tías y mi papá no tuvo tías, la familia siempre está escasa de mujeres, cuando mi abuela se enteró de que mi mamá estaba embarazada, lejos de estar enojada, estaba ansiosa porque fuese una niña, lastimosamente para ella, fui niño, eso la decepcionó, sin embargo, no dejó de amarme por ello, para tener aunque sea un consuelo me pusieron el nombre de Joan, ya que es un nombre unisex, la otra tradición que impuso mi bisabuelo es usar nombres con J, por eso cada uno de mis tíos, tíos abuelos y mi propio abuelo, sus nombres empiezan con J.
Aunque la responsabilidad de mi madre era de cuidarme, la verdad es que no hacía mucho, me lavaba la ropa y ciertos días preparaba la comida, mis abuelos siempre fueron los que más me cuidaron, mi papá siempre estaba ocupado y aun así sentía que me amaba más que mi mamá, ella casi nunca me abrazaba y en ocasiones me daba cachetadas y mis abuelos saltaban en mi defensa y si no estaban ellos, mis tíos impedían que mi mamá me pegara, ya sea con la mano y un par de veces que llegó a pegarme con el cinto, el que más me defendía, es mi tío favorito, mi tío Juan, él me enseñaba los deberes cuando mi abuelo estaba ocupado en algo, ellos 2 junto a mi padre han sido los hombres que más he amado en mi vida, aunque a mi papá no lo veía todo el día como a mamá, me mostraba más amor que ella, incluso mis tíos y mi tío abuelo, siempre han sido hombres que me muestran su amor.
Bien, ahora lo que voy a contarles quizás ustedes no lo aprueben, pero me importa muy poco, porque esta es mi familia y la manera en la que ellos me mostraron su amor después de que mamá se fue, es lo más maravilloso que me ha pasado en esta vida e incluso me ha ayudado a ganar mucha autoestima y a obtener ciertos beneficios.
Como dije, mi abuela siempre había querido una niña, pero como nací varón, se sintió un poco decepcionada, por eso mi nombre es Joan, a los 7 años, era bajo de estatura incluso en mi salón de clases era el más pequeño, no aparentaba más de 5 años, sin embargo, era el más inteligente del aula, eso es gracias a mi abuelo y a mi tío que me enseñaban con mucho amor, nací con la piel blanca como mi abuela y mi madre, pero yo soy incluso más blanco que ellas, mientras mi abuelo era negro como el carbón y mis tíos, incluido mi padre son mulatos, siendo mi padre el más moreno de todos ellos, mi rostro es bastante fino y mi cabello aunque lo usaba corto, es muy negro, haciendo resaltar más mi color blanco de piel, además de ser rizado, tan rizado como el de mi padre y el de mi abuelo, cualquiera podía darse cuenta que somos familia, aunque yo resaltara como un lunar cuando estaba con ellos.
Cuando mi mamá se fue, mi abuela se hizo más cercana a mí, me dijo que ahora que mi mamá no estaba, podía amarme de la forma que ella quisiera, sin que nadie le dijese nada.
- ¿Joan usted quiere hacer feliz a la abuela?
- Claro que sí abuelita, usted sabe que yo la amo mucho, mucho
- Así es mijito, usted me ama mucho. ¿Quieres ser mi nieta honoraria?
- ¿Nieta?
- Así es mi amorcito, usted sabe que siempre he querido niñas, pero nunca tuce una y siempre he querido tener una nietecita, pero usted es el único que tengo.
- Ya deja de decirle cosas al niño Isolde, aunque se vea lindo como una nena, sigue siendo un varoncito.
- Usted cierre la boca Jeffrey, no crea que no veo como usted y los otros acarician a Joan, yo no les ando diciendo nada, si Joan quiere hacer feliz a su abuela, usted no se meta.
- Mujer, sabes que es diferente, yo acaricio al niño porque es muy lindo, todos le hacemos mimos porque se ve lindo.
- Ya calle, sabe bien que yo sé que usted le gusta meterse con niñas, lo conocí cuando se follaba a mi hermana menor y ella apenas tenía 9 años, no se me venga a hacer el pendejo ahora, que lo ame, no me hace ciega ni tonta, soy algo mayor pero no estoy vieja y menos senil.
- Sí, tu hermana siempre ha sido bien putita la condenada.
- Ahora calle, que ya hablé con el papá y me dijo que podía hacerlo si el niño estaba de acuerdo.
- ¿Qué dices mi amorcito, quieres hacer feliz a la abuela y ser mi nietecita?
- ¿Y qué debo hacer abuela?
- Nada, solo hacerme caso en todo.
- Papi dice que debo hacerles caso en todo.
- Perfecto mi amorcito, entonces ahora eres mi linda nena. Cuando yo diga ¿quién es la nena de la casa? Usted responde yo abuelita
- Muy bien abuelita.
- Entonces hoy tenemos que irnos de compras a un lugar especial.
Las horas pasaron y después de almorzar mi abuela me llevó a una tienda de ropa de niñas que dirigía un amigo de ella, ahí conocí a Don Evaristo y a sus mellizos Antonio y Antonela de 9 años, Don Evaristo a pesar de ser amigo de mi abuela, tenía 35 años.
- Hola Isolde, ¿cómo así por acá? No me digas que por fin tendrás una nietecita o ¿acaso tu marido te preñó de nuevo y tendrás una hijita?
- Calla tonto, aunque mi macho todavía tiene fuerza, yo no quiero hijos, suficiente con los 3 que tengo, además si me preña seguro y sale otro machito, yo lo que quiero es una nena a la cual pueda vestir.
- Y entonces ¿qué andas haciendo por aquí?
- Eso es sencillo. ¿Joan quién es la nena de la casa? -yo me quedé en silencio, porque sabía lo que debía responder pero un hombre que no conocía esta mirándome y yo estaba nervioso- No se ponga nervioso, él es mi amigo y usted debe obedecerme, entonces responda.
- Yo abuelita, yo soy la nena de la casa -dije tímidamente.
- Ohhh, eso es excelente, de verdad es una nena hermosa y tengo algunos vestiditos que la harán ver aún más preciosa.
- Eso es lo que quiero, quiero que mi niña se vea como una verdadera princesa, pero ya sabes mis gustos, quiero vestirla como tu padre vestía a mi hermana, quiero que se vea hermosa y sexy.
- Tengo justo lo que quieres, ¿incluido ropa interior o se quedará con sus calzoncillos?
- Evaristo, debe hacerse la transformación completa, es su primer día como niña, quiero que vea lo hermosa que es.
Después de eso me llevaron a una habitación, mi abuela me dijo que debía quedarme desnudo y así lo hice, al poco tiempo Don Evaristo llegó con un vestido rojo carmesí, acampanado con tablones, bastante largo con un lazo en la cintura, la parte de arriba estaba dividido en 2 partes llegando al cuello donde se anudaba, dejando la espalda descubierta, cuando mi abuela me lo puso, pude ver que tenía un escote bastante grande, a pesar de que el vestido era largo, el escote bajaba de la parte del muslo, unos pocos centímetros debajo de la cadera hasta llegar al final, dejando casi toda mi pierna al descubierto y al mismo tiempo cubierto por la tela, solo se notaba la magnitud del escote, cuando caminaba, en lugar de mis calzoncillos normales de Ben 10 y Transformes, mi abuela me puso un pequeño hilo negro casi transparente de randa, de ahí me puso un poco de lápiz labial rojo fuego y una peluca negra con mi mismo tipo de rizos pero esta llegaba hasta la espalda, mi abuela estaba que irradiaba felicidad y me dijo que era la nieta más hermosa que podía tener.
Cuando ya estaba todo cambiado, me llevaron frente al espejo y yo no podía creer lo que veía, de verdad era una niña y mi abuela estaba feliz, yo estaba un poco dudoso, así que le pregunté a la abuela.
- ¿Abuela, así me veo bonito?
- No querido, cuando estés así de hermosa, no eres un niño, eres mi niña y está preciosa bebé, eres la niña más linda que he visto en mi vida.
- ¿De verdad abuelita?
- Sí mi amor, eres hermosa, cuando lleguemos a la casa voy a mostrarte todo lo que te compré, además de enseñarte como ser una pequeña dama, haremos fiesta de té y hablaremos de chicos, ya verás que seremos las mejores amigas.
- Entonces, me veo hermosa, me gusta verme hermosa abuelita, quiero estar siempre así de hermosa.
- Y así será mi princesa, siempre estarás bien hermosa, yo misma voy a enseñarte a maquillarte, serás una verdadera damita.
Al salir de la tienda, mi abuela llevaba varias bolsas de compras, me dijo que tenía de todo y que ya quería verme en toda la ropa que compró, cuando estábamos caminando por la calle, todos los hombres me veían raro y las mujeres mostraban una cara de enojo, quería llorar y le dije a mi abuelita que todos me estaban viendo raro que no me veía hermosa, no seas tonta, me dijo ella, todos los chicos quieren que seas su noviecita y las mujeres están envidiosa porque eres más hermosa de lo que ellas lograrán ser, vas a ver, ella dijo, te lo voy a comprobar y así sin más se acercó a un grupo de hombres que estaban jugando naipes en una esquina, estaba entre todas las edades, desde unos jóvenes de 16 o 17 años hasta unos hombres que se veían más canosos que mi abuelito que de seguro estaban rondando los 60 años.
- Hola chicos, buenas tardes.
- Buenas tardes seño -dijo uno de ellos- ¿En qué les podemos ayudar? Soy Nathan el jefe de esta esquina.
- Como lo imaginé, todos ustedes son de aquellos que tienen territorios.
- ¿Y eso es un problema? -dijo uno de los jóvenes.
- Tranquilo Snake, la seño no está diciendo nada malo, ¿no es así seño?
- Por supuesto que no, de hecho son justo lo que busco.
- ¿Y como para qué nos busca? -dijo otro de los señores que estaba ahí, agarrándose el paquete- Porque todos aquí estamos dispuestos a ayudarla, solo que no sé si usted pueda aguantarnos.
- Tranquilo Burro, deja que la seño hable.
- Es por mi nietecita.
- Pensé que era tu hija, pero a ella también la podemos ayudar con todo lo que quiera -dijo uno de los más jóvenes, mientras se sobaba el bulto, yo estaba asustándome un poco.
- Hay chamaco, tan chiquillo y ya de caliente.
- Chiquillos los que puedo hacerle mi seño, si nos deja.
- Tranquilo Baby, déjala que hable.
- Mi nietecita se siente incómoda, es la primera vez que usa este vestido y dice que no está hermosa que todos la quedan viendo raro.
- Pero mami si usted lo que está es rica -dijo Nathan acercándose-, es una hermosa nena, no dude de eso, está bien chiquita pero creo que todos estamos de acuerdo en que se la ve bien buena.
- Te lo dije Joan, estás hermosa, preferí no llegar a casa para preguntarle a tu papá, tu abuelo y tus tíos para que puedas darte cuenta que todos los hombres que te ven, te encuentran hermosa.
- Así es mi reinita -dijo Nathan sentándome en sus piernas- Ahora yo debo preguntar, ¿cuántos años tienes reinita?
- Tengo 7.
- Mmmmmmmm, 7 -gimió-. A pesar de estar chiquita de estatura ya tienes 7, ya estás grandota mi amor, espero que pronto tu hermosa abuela nos deje conocerte mejor -decía esto mientras manoseaba descaradamente mi pecho y mi culo- ¿Qué dices mujer, nos las dejas un rato? Prometemos tratarla bien bonito y tú también puedes pasar el rato con estos 12 machos, apuesto que las haríamos muy felices e incluso si quieres puedo llamar a los otros, si no te encuentras conforme con el número, porque se nota que te gusta duro.
- Me encantaría Nathan y quisiera conocerte muy de cerca burro, a ver si le haces competencia al que tengo en casa, pero mi nietecita todavía es virgencita, ella recién hoy está explorando su lado femenino.
- ¿Su lado femenino? -preguntó Nathan asombrado. Hasta que su mano exploró mi parte delantera donde mi penecito estaba completamente parado por todas las caricias que me estaba dando- Ohhh ahora entiendo, por eso no se sentía cómoda la nena, es su primer día -me habló al oído y me dijo-. No te preocupes preciosura, eres una hermosa nena, quisiera hacerte mujer hoy mismo, porque de verdad estás bien sabrosa, pero espero que me visites pronto para enseñarte a mi amigo.
- ¿Cuál amigo? -pregunté inocentemente.
- Seño ¿puedo mostrarle a mi amigo a su hermosa nieta?
- Claro, pero no aquí y solo un ratito.
- Como guste. Julio ven a terminar esta ronda, debo ir a presentarle a mi amiguito a esta linda nena.
- Suerte que tiene jefe, pero que al menos le de unos besitos.
Mi abuela y Nathan entraron en la casa esquinera donde ellos estaban aparcados, entramos hasta la sala y Nathan me dijo que era momento de conocer a su amigo, mi abuela me dijo que no me vaya a asustar, que el amigo del señor no me haría daño.
Nathan se bajó el pantalón y un pene blanco venoso y muy grueso salió disparado, mis ojos se desorbitaron porque no había visto un pene así.
- El de mi abuelito es negro abuelita, el de este señor es blanco ¿y por qué le dice amiguito cuando es una vara de dulce?
- Y dime preciosa, ¿tu abuelito que te ha dicho lo que debes hacer? -preguntó Nathan- ¿Puedes hacerme lo mismo? -miré a mi abuela y ella solo me sonrió y me contestó que si quería hacerlo que lo haga.
Mi curiosidad ganó, así que decidí hacerlo, tal como cuando mi abuelo me enseñaba los deberes, como agradecimiento yo le daba besitos y después lo metía un poco en la boca y chupaba la miel que salía de su vara de dulce, hasta que salía la lechita, sin embargo el de este señor sabía diferente.
- Está más salado y no sabe dulce como el del abuelito, tampoco le sale la lechita rica.
Los dos se quedaron en silencio y se rieron misteriosamente.
- No te preocupes mi reina, pronto tendrás tu lechita, solo síguele
Nathan se sentó y yo lo seguí gateando, mi abuela se sentó en el sofá de enfrente y solo esperó a que yo siga mamando esa verga gruesa y venosa.
- Será una campeona, Isolde, la nena nació para esto, no debería dejarla ir, debería hacer que todos disfruten de esta dulce boquita.
- No Nathan, como dije, quizás en otra ocasión, hoy no.
- Te he extrañado, mis hermanos también. Me sorprendió ver que te acercabas, se supone que nuestros encuentros son si te he visto no me acuerdo, tu marido hace lo mismo cuando nos hemos encontrado, no nos saluda, ni a mi mujer, ni a mis hermanos o a mí.
- No te pongas sentimental, sabes que al salir del club es si te he visto no me acuerdo, ahora solo me acerqué porque necesitaba que Joan se diera cuenta de lo hermosa que es.
- ¿No tienes tiempo para un rapidito?
- Sabes que no puedo, no lo he hablado con mi marido, por eso te dije, para la próxima.
- Quiero verte fuera del club, con mis muchachos, el burro te va a encantar, la tiene más larga que la de tu marido.
- Déjame discutirlo con Jeffrey, si dice que sí soy tuya.
- Mmmmm, que rico lo haces corazón, ya está por salir tu lechita.
Nathan agarró mi cabeza y empezó a follarme la boca, nadie nunca había hecho eso y no me gustó, quería llorar y gritar pero no podía hacer nada, este hombre estaba usándome como nadie lo había hecho.
- Mi amorcito, si quieres ser una niña hermosa, debes saber que así es como se debe follar un boca de puta como la tuya -decía esto mientras seguía embistiendo-. Me da gusto saber que he sido tu primero en algo, cuando nos veamos de nuevo, ya te habrán hecho florecer.
Nathan siguió y siguió hasta que se corrió por completo en mi boca, fue igual de abundante que la leche que me da mi abuelito, quizás menos, pero estaba tenía un sabor más salado.
- Me dejaste bien seco los huevos princesa, espero verte pronto -Nathan se acercó y me dio un casto beso.
- Bueno cariño, es mejor que nos vayamos, de un simple cumplido, nos hemos pasado al plato fuerte.
Mi abuela y el sr Nathan se despidieron, Nathan salió feliz y les dijo a todos que era una tremenda y que seguramente pronto podrán conocerme mejor, eso no lo entendí, en ese momento.
Seguimos nuestro camino y en lugar de agarrar un taxi a casa, la abuela me llevó al metro, eso fue raro por a ella no le gusta el metro y mucho más a una hora tan abarrotada de gente, era sábado 6pm, todo estaba con demasiada gente que salía de fiesta o familias que salían a pasear, sin embargo no dije nada, así toda linda como estaba me subí al metro, para variar me tocó estar de pie, cuando dos hombres que estaban sentados nos vieron, se ofrecieron a darnos su asiento, mi abuela dijo que con uno estaría bien y me sentó en sus piernas, el sr que le había dado el asiento estaba parado junto a mí y su pene quedo casi en mi cara, ahí recordé lo rico que le sale a mi abuelito, aunque dijo que nunca debía decirle a nadie y también lo rico que sentí la leche de Nathan, aunque con un sabor diferente, así fue como llegué a preguntarme si cada hombre tenía un sabor diferente, sin terminar de procesar mis pensamientos, levanté mi mano y le agarré el pene al señor que estaba parado a mi lado, él solo me miró y sonrió, se bajó un poco el cierre e hizo que me meta mi mano dentro de su pantalón, ahí toqué su pene directamente.
- ¿Te gusta princesa? -preguntó el hombre un poco nervioso.
- No lo sé, no lo he probado -respondí. El hombre solo gimió y vio de un lado a otro y sacó su pene, aunque era un poco más pequeño que los que había visto y no tenía muchas venas, entonces ahí me hice otra pregunta ¿todos los hombres la tienen diferente?
Sin esperar que el señor me diga algo, simplemente abrí la boca y empecé a chupar el pene de ese extraño hombre, se sentía muy rico, no sabría decirlo, pero me gustó mucho, tenía un sabor muy rico, me gustó y empecé a chupar más fuerte.
- Reinita, vas a hacer que te de mi lechita, ¿eso es lo que quieres? ¿quieres mi lechita?
- Sí -respondí sacándome el pene de la boca.
- Eres toda una zorrita, eres una buena putita, vamos vuélvetelo a meter que te voy a dar mi leche
Así como pidió el hombre volví a llevar su pene a mi boca y empezó a follarme como Nathan lo había hecho, esta vez ya no me asusté, ya sabía que después de un rato este hombre me daría su lechita y así fue, después de un rato este extraño se desbordó en mi boca y lo dejé completamente limpio tratando de encontrar algo más de esa dulce leche que me había dado, los hombres que estaba a un lado viendo todo, solo dijeron, esa zorrita quiere más y así sin más el hombre que me había dado leche se movió y en su lugar un hombre negro como de 40 años estaba ocupando su puesto ofreciéndome su pene, también me lo llevé a la boca y al igual que los otros, su sabor era diferente, se parecía un poco al sabor de abuelito y eso me gustó mucho, además su pene era más delgado y podía meterme más de ese trozo de carne en la boca, el hombre agarró mi cabeza y empezó a follarme la boca hasta derramarse en mi boca, así pasó uno tras otro, los 8 hombres que estaban parados y que estaban cerca de donde el primero me había puesto a mamar, me habían dado a mamar también, yo me sentía muy feliz, porque nunca había tenido tanto dulce, aunque la verdad es que no sabía que estaba actuando como la zorra más perra de todas, como mi abuela solo me decía seguí así mi princesa, muéstrale a estos machos lo hembra que eres, pensé que todo lo que hacía era de lo más normal del mundo, hasta que me cansé, pero gracias al cielo ya había terminado con todos, o eso fue lo que creí.
- ¿Te sientes cansada mi amor?
- Sí abuelita, me dio sueño.
- Antes de que te duermas, debes ayudar también al señor que está a mi lado, ha estado esperando su turno.
Y así sin más mi abuela acostó entre sus piernas y las piernas de este extraño y empecé a mamar como becerrito, el hombre duró poco y se corrió en mi boca, cuando terminó se despidió de todos y nos bajamos.
Al bajar, no sabía dónde estaba, no estábamos en casa, pero mi abuela me dijo que tenía que visitar a una amiga y comprar algunas cosas más que pensó que todavía no necesitaría, sin embargo, yo era muy natural y una verdadera puta, que estaba muy orgullosa de mí y alegre de saber que yo era incluso mejor que su hermana, a quien ella educó.
Cunado entramos, el lugar estaba lleno de cosas raras, lo único que reconocí fueron unos penes, solo que eran como juguetes.
- Mariana, soy Isolde, ya sale mujer, quiero hablar contigo -dijo mi abuela llegando a la vitrina y gritando a una puerta que estaba oculta.
Varios minutos después salió una mujer como de la edad mi abuela con un hombre como mi abuelito, igual de negro y alto pero más canoso y gordito pero tenía la misma cara de bonachón que mi abuelo.
- Mariana necesito entrar con Joan -Mariana me vio y de ahí vio a mi abuela el sr me quedó viendo y se acercó.
- Hola preciosa, ¿cuántos años tienes?
- Tengo 7
- Ya estás bastante grandecita -dijo el sr misterioso-. Me llamo Roberto y puedes decirme tío.
- Mejor abuelito, te ves como mi abuelito.
- Si quieres puedo ser como tu abuelito mi reina, vamos entrando.
Estando adentro no pude aguantarme y le pregunté al sr si él también tenía una varita dulce que da lechita, que hoy había tomado mucha pero quería un poco más, él solo miró a mi abuela y los 3 se rieron.
- Eres una princesa muy golosa, creo que tú y yo nos llevaremos bien, te parece si entramos a mi casa hasta que mi esposa y tu abuela se ponen al día, además así tu abuela compra las cosas que necesita y yo te enseño mi vara dulce y hasta si quieres puedo hacer que te la enseñen mis hijos, además de mi hermano y mis sobrinos que están hoy de visita, a todos ellos les gustaría darte de su lechita, pero solo ti tu quieres mi amor, nadie te va a hacer daño.
- Yo quiero, mi abuela me dijo que yo era un putita y que ella estaba muy feliz, quiero hacer muy feliz a mi abuela.
- Eso es excelente corazón. Isolde me llevo a la nena adentro, cuando terminen puedes entrar por tu nieta.
- Aarón, nada por atrás, recién hoy haré que su padre la vaya preparando, si le haces algo en la cola, te corto los huevos.
- Calma mujer, solo quiero usar esa linda boquita que tiene.
- Ok entonces, yo me pondré al día con Mariana y de ahí le haré la lista de las cosas que vine a comprar, tienes 2 horas, no las desaproveches.
- No lo haré mujer, sabes que como a tu marido, me gustan así bien tiernitas.
Delicioso, muero por la continuacion!
Mas que prometedor este relato, maravillosa putita en una buena familia pervertida, espero mas de ti, tu padre, tíos, abuelos y los machos de la esquina👍
Que rico relato, ya quiero leer la continuación. Me quedé caliente esperando leer más 🥵🥵🥵
Nooo… No, nos hagas ésto, ahora tenemos dos historias que no continúan… Jejejejeje ando esperando la continuidad de Mi Hijo, mi Adoración, y ahora éste uffff ya no, nos tortures tanto… Exclente como siempre
Hola Zahirja, lo que pasa con Eli es que la he escrito y borrado varias veces, necesitaba hacer algo menos informal y más liberador, eso me llevó a escribir 3 historias más, estas historia son más cortas y muy sexuales, espero que no les desagrade.
P.D.: Estas historias las uso como medio para quitar mi frustraciòn y encontrar mi camino hacia Eli