Ladrón en acción
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Abrí la puerta de mi casa, era bastante temprano así que sabía que estaría solo en casa.
Subí al segundo piso, a mi pieza, a dejar el bolso y bajar a cocinarme algo.
Abro la puerta de mi pieza y veo a un hombre parado, sorprendido al verme.
Era un tipo de unos 28 años, alto, flaco, moreno, un cuerpo toníficado, ojos verdes.
Rápidamente veo que tiene una bolsa con mis pertenencias, era un ladrón.
En eso nos miramos y empiezo a correr hacia las escaleras para llamar a los carabineros, él me sigue.
Bajando las escaleras, el ladrón me toma del bolso y me amarra a su cuerpo, apúntandome con una pistola la cabeza.
Comienzo a gritar y a desesperarme.
– Sigues gritando y te vuelo – gritó.
En ese momento callé, y me tironió hacia mi pieza. Decidí colaborar, para no salir herido.
– Vas a quedarte tranquilo ahí, hijo de puta, y si no ayudas, ya sabes… – cerrando la puerta con picaporte.
Se da la media vuelta para robar mi PC y en ese instante, como un estúpido, me lanzo hacia él.
Y ahí estaba yo, un joven de 24 años, estatura mediana, buen cuerpo gracias al deporte, intentando quitarle el arma.
Su altura me ganó, el ladrón me tira a la cama brutalmente.
– Me aburriste, sácate la ropa puta, sácatela- Gritando desaforadamente.
Me niego y ante esto se me acerca y me pone la pistola en la boca. Sin más que hacer me quito todo y quedo en boxer.
– Sácate eso, ahora, ahora dije imbécil – amenazador como siempre.
Me quito el boxer y el ladrón me observa minuciosamente.
En eso, el ladrón, se comienza a desnudar rápidamente, sin quitarme la vista de ensima, supuse que esto no acabaría bien. Su cuerpo era tonificado, con unos brazos fortachones, y unos pectorales envidiables.
– Ahora vas a chuparmelo, entendiste puta – Se me acercó, siempre apuntándome con su bala.
Él ya estaba con su pene erecto, debía medir unos 21 cm, me asustaba meterme esa polla en mi boca.
Cuando me puso el pene en mi mi cara, sentí un olor exquisito, que sin pensarlo, saqué mi lengua y comencé a chuparle la cabeza, luego todo el tronco, me sentí tan excitado que me empalmé. Luego el ladrón tomo mi cabeza y comenzó a empujarla más fuerte hacía adentro, casi atragantándome. Comenzó un mete y saca rapidísimo. Él gemía y me gritaba que siguiera… Hasta que en un momento sentí toda su caliente leche en mí, luego me saqué su polla de mi boca sin dejar rastros de su esperma.
– Bien hecho, putita, ahora date vuelta- gritó, agitado y sudado.
No entendía porque no me resistía, le seguía el juego, me puse en cuatro. En ese momento, él comenzó a lamerme el culo, fue una sensación tan placentera, que volví a empalmarme, deseaba cada vez más ese langueteo en mi ano.
Estuvo 5 min así, hasta que luego sentí su cabeza entre mis dos grandes cachetes, el ladrón los abrió bruscamente, y sin piedad metió su polla en mi culo. Al principio sentí ardor y dolor, grité. Y él se quedó ahí, quieto un rato, mientras sobaba mi espalda con el arma.
Luego de un rato, sentí una excitación tremenda, y sin pensarlo, comencé a moverme. Él me siguió, y se ayudaba de mi cintura.
El sentir sus pelotas en mi culo, sentir su polla dentro de mí, todo, me tenía totalmente extaciado. Quería más y más.
Comencé a gemir del placer y a pedirle más, que no parara. Él soltó el arma, y me dió tan fuerte, que sentía que me iba a desmayar del placer, en ese momento cuando ambos gemiamos, paró, y me dió vuelta.
Coloqué mis pies sobre su hombros, su cuerpo sudado junto al mío me excito doblemente, y en eso metió su polla nuevamente, lo deseaba, deseaba sentirlo adentro y volver a extaciarme con su polla en mi culo.
Comenzó una follada tan rápida que sentí la necesidad de pajearme al mismo ritmo.
Cerré los ojos y gozaba con su cuerpo chocando contra el mío, gritando como macho en celos.
Yo le pedía más, estaba tan excitado que no pensaba en nada más, solo en que me follara duro.
– Más fuerte, trátame como a tu puta – salieron de mi esas palabras, me sorprendía lo putita que podía ser.
Cuando ya no podía más, de mi polla salió mucha leche con tanta potencia que llegó hasta mi boca.
El ladrón siguió la follada más rápido que nunca, gimió y gritó del placer, hasta que sentí su líquido caliente dentro de mí.
Luego sacó su polla de mí, yo aún excitado al máximo, en mi mente solo pedía más.
El ladrón se viste rápidamente, toma su arma y me dice:
– Lo haces bien putita, otro día te vendré a visitar –
Y se marcha, sin nada más, dejando la bolsa con mis cosas ahí.
Quedé impactado al ver que se fue sin nada… Desvirginó mi culo y se fue.
Me fui directo a la ducha, pensando en lo sucedido y deseando que viniera de nuevo a mi casa a "robar".
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