Las Aventuras de un Agente de FBI, Parte 8
Bryce y Rald se conocen mejor. .
01.
—Estoy embarazada. —Dijo la chica.
—Oh… —Respondió Blake—. E… ¿Estás segura?
—Sí. —Respondió—. ¿Qué piensas?
—¡Opino que es fantástico! —Respondió el joven—. ¡Seremos padres!
—Oh, gracias a Dios. —Respondió la chica—. Creí que querrías obligarme a abortar o que me abandonarías. No puedo creer que un chico como tú exista.
—Hablaremos con nuestros padres. Podemos casarnos. ¿Te gustaría?
—Claro. —respondió una chica y después soltó a llorar mientras abrazaba a su novio
Blake solo sonrió.
02.
—Max. —Dijo el padre Anderson—. Ven aquí.
—¿Qué pasa, padre? —Preguntó el pequeño monaguillo.
—Yo… Tendré una pequeña reunión con unos amigos en unos días. ¿Te gustaría venir?
—¿Una reunión? ¿Es algo relacionado a la iglesia?
—No… Son solo amigos míos.
—¿Entonces por qué quiere que lo acompañe?
—Bueno… Quieren conocerte, y podemos jugar juntos.
—¿Jugar? ¿A qué?
—Lo sabrás cuando los conozcas. ¿Quieres ir conmigo?
—Umm… Bueno. —Dijo un pequeño niño de 11 años mientras sonreía.
—solo hay una cosa que tienes que debes prometerme. Dime que no le contarás a esto a nadie ni siquiera tus padres.
—Claro, padre.
03.
«Esto es malo». Pensó Rald. «Estoy seguro que Bryce debió haber visto mis mensajes con Blake y Anderson. Seguramente también tiene la memoria USB. ¿Vio lo que había adentro? ¿La tomo ahora o la tomó desde antes? Mierda».
Rald estaba entrando en pánico. ¿Y si Bryce entregaba? Haber estado casi un año usando sus habilidades como agente del FBI para salirse con la suya al tener sexo con su pequeño bebé, y luego ser atrapado por otro agente, pero no por una investigación, sino por un descuido sería completamente irónico.
Debía actuar.
Salió de su oficina. Aún estaba vestido únicamente con la toalla que le cubría la parte inferior del cuerpo. No quería perder tiempo al cambiarse.
El pequeño Ben ya de hallaba dormido en su habitación.
—Amor. —Dijo Rald, mientras entraba a la cocina y su esposa preparada la cena preparaba la cena—. ¿Dónde está Bryce?
—Oh, entró al baño. —Contestó—. ¿Se quedará contigo hoy? Necesito saber cuánta comida debo cocinar.
—Oh, sí. Seguramente. Iré a verlo.
Rald se dirigió al baño.
04.
Bryce entró al baño y cerró con llave. Rald le había dicho que fuera al patio y que él lo alcanzaría con unas cervezas más tarde. Pero tenía que hacer algo primero.
—Mierda… —Dijo.
Se desabrochó el cinturón y el pantalón y los bajó hasta las rodillas. Su ropa interior estaba empapada de semen. La levantó con los dedos, despegando la tela que se había pegado a su piel como pegamento. Había demasiado. Hubiera sido probablemente la mayor cantidad de esperma que había producido en un orgasmo.
Tomó unas toallas de papel para limpiar todo lo que pudo. Y después les arrojó el bote de la basura.
Estaba asustado, confundido y avergonzado. No sabía qué pensar y tampoco sabía qué hacer. Sabía que siendo un agente del FBI, debía reportar y arrestar a su amigo de inmediato. Pero no quería. Por una parte debido al gran cariño que le tenía a su amigo, pero había una parte de dentro de él que también quería hacerlo por otra razón; quería averiguar más.
Terminó de limpiar y entonces se dio cuenta que estaba comenzando a ponerse duro de nuevo.
—Oh, no.
Toc toc.
Tocaron la puerta.
—Bryce, amigo. ¿Estás ahí? —Preguntó Rald, desde el otro lado de la puerta.
—Oh, sí. —Respondió Bryce, nervioso—. Salgo en un instante amigo.
¿Qué debía hacer? No podía salir del baño teniendo esa erección bajo sus pantalones. ¿Debía masturbarse? Probablemente hubiese sido la opción más adecuada, sin embargo, ahora mismo la mente de Bryce estaba llena de la imagen de aquella foto del pequeño Ben cubierto en el esperma de su padre. También las fantasías que había tenido de Rald y su hijo mientras se masturbaba en el escritorio inundaban su consciencia. Si de masturbaba, tendría que ser mientras pensaba en eso.
Tomó su gran erección con la mano, y comenzó a frotarla de arriba a abajo.
Se sentó en el inodoro, y comenzó a masturbarse mientras cerraban los ojos. Comenzó a imaginarse a su amigo desnudo. A imaginarlo con esa dirección que ya había visto en aquellas fotos. Comenzó a hacer preguntas como; que se sentiría tomar el pene de otro hombre en sus manos, aquí sabría si se lo llevaba la boca, y comenzó a imaginarse al pequeño Ben nuevamente, cubierto en el semen de su padre, cuando de pronto…
—¿Qué haces amigo?
Bryce abro los ojos. Y vio a su amigo de pie frente a él. Había entrado.
—¿Qué…? —Gritó, mientras tapaba. su erección con sus manos—. ¿Cómo entraste?
—Es mi casa. —Respondió Rald—. Tengo llave del baño, obviamente.
—¿Y por qué no preguntaste, amigo? Es de mala educación entrará así al baño cuando está ocupado, demonios. —Dijo, mientras se ponía de pie y subía sus pantalones.
—Bueno, no veo el problema. Por lo que veo estabas haciendo otra cosa más interesante. —Y señaló a sus pantalones.
—Mierda… Yo…
—¿Qué? ¿Tu esposa no te cumple y por eso vienes a jalártela en mi baño? —Bromeó y rió.
—N-no es eso… Yo…
—¿Viste mi correo?
—¿Ah? —Bryce se paralizó.
—Viste mis correo.
—¿De qué hablas? —Preguntó Bryce, tratando de evadir la pregunta.
—¿Viste mi correo donde hablo de las cosas que hago con Ben? —Rald estaba firme y serio.
—Rald… Yo… Sí. Lo hice.
Rald río. —Vaya, vine corriendo a buscarte porque pensé que otra vez estarías llamando a la policía o algo así. Por eso entré al baño sin preguntarte, querés que tal vez estarías hablando con ellos. Pero nunca me imaginé encontrarte masturbando. ¿Te gustó?
—¿Qué dices?
—¿Te gustó verdad? ¿Te excitó ver esa foto de mi hijo cubierto en mis mecos? Por eso viniste corriendo a este lugar a masturbarte.
—Tú… Entonces… ¿De verdad es Ben el de la foto?
—Sí. —Respondió.
—¡¿Te volviste loco?! —Preguntó Bryce—. ¡¿Sabes los problemas en los que te puedes meter Si alguien se entera?! ¡Esto es terrible! ¡¿Desde cuándo haces estas cosas?!
—Desde que nació.
—¿Ah?
—Me vine sobre él desde sus primeras horas de vida…
—…
—Y y después me lo cogí cuando tenía tres meses de edad. Y no solo yo. Invité a un amigo a que hiciera lo mismo.
—¿Qué…?
—Ben ha comido más semen que un banco de esperma, y todavía no aprende ni hablar ni a caminar. —Rió.
—¿Q-Qué me estás diciendo, Rald?
—Me volví un marica. —Siguió—. Me cuesta trabajo eyacular si no es con otro hombre, o claro, si no es con mi hijito.
—Rald, tú…
—¿Qué vas a decirme? —Lo interrumpió.
—¿Te das cuenta que me estás confesando un delito sumamente grave?
—Sí, no soy idiota. Pero no tengo nada de qué preocuparme. No dirás nada.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Porque tienes en tu posesión la memoria USB lleno de pornografía infantil. ¿O no?
—Yo…
—Además… —Sonrió—. Te estabas masturbando mientras pensabas en esas cosas, ¿no?
Bryce no contestó.
—Dime, ¿Qué fue lo que más te excitó? —Preguntó Rald—. ¿Fue la imagen de mi hijo cubierto en esperma? ¿Fueron las fotos de mí y mi amigo mostrando nuestras vergas? ¿Fue mi verga? ¿O fue todo junto?
—Rald, olvidaré esto si prometes no volver a poner una mano en tu hijo…
—¿Y si no lo hago? ¿Sabes que me lo cogí mientras me estabas esperando en mi oficina.
Rald mantenía esa postura firme que Bryce tanto admiraba y respetaba. Aunque ni en un millón de años pensó que se enfrentaría a esa personalidad de su amigo en una situación como esta.
—¿Tú… tienes sexo anal con él?
—Todo el tiempo. Ese pequeño culito es el mejor culo que me he cogido en toda mi vida.
—¿Y… Qué se siente?
Rald sonrió. —Lo sabía. Tienes curiosidad, ¿eh? Es lo mejor. Te lo prestaría ahora mismo, pero me lo acabo de coger y ahora está durmiendo en su será mejor que lo dejé ahí por ahora, no quiero que Samantha se dé cuenta de que pasar algo raro.
Bryce bajó la mirada hacia la toalla de su amigo. Notó que se estaba poniendo duro.
—¿Y si nos divertimos de otra manera? —Preguntó Rald.
—¿Ah?
—¿Tienes la memoria contigo?
—Sí…
—Genial. Ven conmigo.
Rald salió del baño, y Bryce lo siguió. Ya se había subido y abrochado los pantalones. Pero su erección seguía formando un bulto en sus pantalones.
Rald condujo a Bryce hasta el primer piso.
—Mi amor, yo y Bryce estaremos en el cuarto de invitados. Veremos un partido y hablaremos del trabajo.
—Oh, claro. —Respondió la esposa—. Yo terminaré de preparar la cena y les aviso cuando esté lista. ¿Alimentaste al bebé antes de ponerlo a dormir?
—Sí. —Dijo, y guiñó a su amigo Bryce—. Le di la leche que tanto le gusta.
Bryce tragó saliva. Había entendido la perfección la referencia sucia que su amigo acababa de hacer. Eso solo provocó que es un problema de erección aumentara.
Llegaron al cuarto de invitados. Rald cerró la puerta con llave.
—Dame la memoria.
Bryce lo hizo.
Rald encendió la televisión, después conectó ña memoria en la parte trasera, y con el control remoto, abrió el contenido de la memoria en la televisión.
—¿Qué planeas hacer?
—¿Qué crees, tonto? Voy a convertirte en un pedófilo.
Bryce no protestó. Sabía que lo que estaba a punto de pasar estaba mal… pero no quería detenerlo.
Rald dió click a un vídeo de unos 15 minutos.
Bryce miró con atención la pantalla, y vió un pequeño bebé de unos 2 o 3 años atado. Un hombre, que cubría su rostro con un pasamontañas, estaba masturbándose junto a él. El hombre del vídeo tomó al bebé, el cual lloraba, y lo puso en un ángulo que fuera fácil para la cámara de captar. Acostó al bebé boca abajo, y se posicionó frente a su pequeño trasero.
—No me digas que… —Empezó a decir Bryce.
El hombre del vídeo, de manera repentina y sin ninguna clase de preparación, penetró al bebé con su enorme erección.
El bebé comenzó a llorar de manera desconsolada, y el hombre encargado de su violación, sin dar respiros o pausas, comenzó a embestirlo de manera casi violenta.
—Dios… Rald, esto es…
—Shh… —Interrumpió Rald—Mira como ese enorme tronco desaparece en ese pequeño ano. Es casi como si fuera magia, ¿no?
Bryce siguió viendo. El hombre del video aumentó la velocidad. El bebé lloro con más fuerza, mientras su pequeño trasero comenzaba a hacerse rojo.
—Me excita que lloren. —Dijo Rald—. Es la manera en la que representan su pequeña inocencia perdiéndose. Lloran por ayuda, la mayoría nisiquiera sabe qué está pasando. Pero no importa cuánto lloren o por cuánta ayuda pidan, el adulto tiene el control total.
Bryce notó que Rald había retirado la toalla de su cuerpo. Ahora estaba completamente desnudo, acariciando su verga.
Bryce abrió la boca al ver finalmente la verga de Rald. Realmente era grande, y por primera vez en su vida, deseó llevarse una verga a su boca.
—¿Te gusta? —Preguntó Rald—. Esta es la verga con la que me encargué de crear a Ben. También es la que uso para violarlo, claro.
Bryce no dejó de ver el pene de su amigo por varios segundos, y cuando finalmente retiró la mirada, ahora se encontró con el video en la televisión de un hombre abusando sexualmente de un pequeño niño.
—¿Quieres probarla?
—¿Ah?
—¿Quieres probarla?
Bryce no contestó con palabras, contestó con acciones. Se puso de rodillas frente a su amigo. Observo el enorme tronco de carne que estaba frente a él, la gran verga rosada que estaba en la punta, y las enormes bolas que estaban bajo todo aquello. Nunca, en sus sueños más locos, se imagino a sí mismo en una posición como esta.
Estiró su mano hasta alcanzar el tronco. Era caliente, y palpitaba. Acercó sus labios, abrió la boca y, lentamente, casi como si estuviera dudando, se metió la punta a la boca.
—Mmm… Eso es.
Bryce comenzó a saborear. Era su primera verga. Comenzó a explorarla con su lengua, y anotar su textura y sabor. Era como un pedazo de carne grande, pero era casi como si estuviera vivo. Bryce podía sentir la sangre recorriendo la erección y palpitando. Y el sabor… era salado… pero de una manera casi rica… Como si fuera una especie de caramelo.
—Hey… Así que al final sí lo hiciste, ¿eh? —Susurró Rald, y lo tomó del pelo para guardarlo—. Mételo un poco más adentro.
Para este punto, Bryce ya había aceptado lo que estaba haciendo, y dejó de dudar. Comenzó a chupar esa gran pene como si se tratara de un niño pequeño comiendo una paleta. Lo metía y lo sacaba de su boca una y otra vez, y pasaba por su garganta y saliva la cual ya tenía un sabor íntimo. Comenzó realmente disfrutarlo. E incluso, comenzó a hacer unos pequeños ruidos, parecidos a los que creces por no hacer en los videos cuando hacen una mamada.
De pronto, Rald lo detuvo apartando su cabeza con su mano.
—¿Y bien? ¿Te gustó?
—Sí. —Respondió sin dudar.
—Bien. Sabía que te gustaría. Ponte de pie.
Bryce lo obedeció. Ahora casi parecía como si Rald fuera su dueño.
—Mira. —Indicó Rald, y señaló a la pantalla de televisión.
En ella, el pequeño bebé seguía siendo violado. El hombre del vídeo gemía y decía palabras en un idioma extraño. Probablemente alemán.
—¿Tú haces eso con Ben?
—Todo el tiempo. —Respondió—. Creo que estoy enamorado de él, jaja. ¿No suena loco?
—Sí…
—¿Y tú?
—¿Qué dices?
—Vamos, Bryce. No soy idiota. —Dijo Rald—. ¿Crees que no lo he notado?
—¿De qué hablas?
—Desde que íbamos a la academia, siempre noté cómo me mirabas. —Explicó—. Siempre te quedabas viéndome. Siempre supe que dentro de ti había ese pequeño lado homosexual…
—¿De qué hablas, viejo? —Preguntó, algo nervioso.
—A a pesar de todo nunca te dije nada. ¿Quién hubiera dicho que el que se iba a terminar volviendo un completo marica iba a ser yo? —Y rió.
—Rald yo…
—Bájate los pantalones. —Ordenó.
Bryce esta vez estuvo a punto de protestar Por un segundo, pero se detuvo, y siguió la orden de su amigo. Bajo sus pantalones hasta los tobillos, y luego se quitó los zapatos para terminar de sacar los pantalones por completo.
Rald también ayudó quitándole su saco.
De pronto, Bryce estaba parado frente a Rald o nada más que su ropa interior. Una ropa interior que ya estaba algo oscurecida y amarillenta debido a la eyaculación que había tenido antes mientras estaba en el escritorio de Rald.
Y entre esa tela mojada de esperma, se alzaba el gran bulto de Bryce.
—Lo sabía. —Dijo Rald—. Te masturbaste viendo mis correos. Solo mira cómo dejaste tus boxers.
Bryce se sonrojó un poco, pero antes de poder responder algo, notó que Rald había tomado los extremos de su ropa interior y ya había comenzado a bajarla. Bryce ayudó levantando las piernas.
Cuando Rald tuvo la ropa interior de su amigo entre sus manos, la llevó contra su rostro y la olió profundamente.
Por primera vez en varios meses, olió un semen diferente. Olía un poco más suave que el suyo, pero más fuerte que el de Blake o Anderson. Presionó su nariz y sus cachetes contra la tela que sería un poco húmeda, casi como si estuviera drogando con el olor. En unos momentos probaría la fuente original.
Bryce observó, y y por eso voy a extraña razón, eso lo excitó. Su esposa no solía hacerle sexo oral, y decía que no quería probar cosas así de morbosas como que Bryce se corriera en si boca o cara… Así que, esta era la primera vez que una persona parecía disfrutar de su olor e incluso sabor.
Bryce retiró finalmente su cara de la ropa interior de su amigo, y dirigió su mirada a su verga.
El pene de Bryce se alzaba, dejando una sombra en el piso. Era largo, grande y se inclinaba un poco hacia arriba.
Rald se puso de rodillas de inmediato y se lo metió a su boca. Eso tomó a Bryce por sorpresa por unos segundos, pero no tardó en acostumbrarse.
Rald saboreó todo lo que pudo, dejando un rastro de saliva y pre-semen que se mezclaba en una sola sustancia, y después goteaba hacia el suelo.
Bryce se dejó llevar por la sensación.
—Ahh… —Gimió Bryce.
Era su primera mamada probablemente en años, y por supuesto, su primera mamada por parte de un hombre. Había olvidado lo rico que se sentía meter la verga en su cavidad húmeda. Lo rico que se siente la lengua deslizándose por el tronco.
Tras unos dos o tres minutos de aquello, Rald se detuvo. Se puso de pie, y besó a Bryce en la boca.
—¿Qué haces?
—Vamos, amigo. ¿Nos acabamos de chupar las vergas y esto te incomoda? —Se rió.
Rald tomó el control del televisor y quitó el vídeo que se estaba reproduciendo. Buscó entre los archivos de la memoria y puso otro.
—Mira, este es otro de mis favoritos.
Presionó el botón de Play y puso otro vídeo. Ahora, en la televisión, aparecía un pequeño niño de unos 2 o 3 años. El niño estaba desnudo, y mostraba el culo hacia arriba mientras estaba en cuatro, como un perrito. Un hombre, que estaba vez tenía el rostro descubierto, le dió una nalgada. Posteriormente, el hombre comenzó a penetrarlo.
—¿Tienes de niños más pequeños? —Preguntó Bryce.
Rald, sorprendido, le sonrió. Pensó en que su amigo finalmente había caído, y de inmediato le propuso:
—¿Quieres ver uno de mí con Ben?
—¿Qué? —Preguntó Bryce—. ¿Tienes videos… con tu hijo?
Rald no contestó. Simplemente buscó entre los archivos de la memoria un video, y cuando lo encontró le dio click.
Ahora, aparecía un hombre sentado en un inodoro, sosteniendo a un pequeño bebé con sus brazos, y penetrándolo. Se trataba del vídeo que meses atrás, Blake y Rald habían grabado en los baños de la iglesia.
—Dios… —Dijo Bryce. Reconoció el cuerpo de su amigo, y reconoció al pequeño Ben. Eso lo puso aún más duro.
En el vídeo, Rald metía su tremenda verga dentro del pequeño, quien lloraba.
Bryce contempló la disyuntiva de la escena. Un cuerpo, grande y adulto, tonificado y bien trabajado, y otro cuerpo pequeño, inocente e inmaduro. Ambos uniéndose por el acto del sexo.
—No hay mejor que cogerse a un bebé. —Le dijo Rald—. Es la sensación más placentera que un hombre puede experimentar. También descubrí otra cosa, ¿sabes?
—¿Qué cosa?
—Descubrí que me excita mi cuerpo. —Contestó
—¿De qué hablas?
—Hablo de que estoy enamorado de mí mismo. —Contestó—. Me miro al espejo y realmente me parezco atractivo. Si pudiera chuparme la verga a mí mismo lo haría. Dios, ojalá Ben se parezca a mí mismo cuando crezca, será lo más cercano a cogerme a mí mismo.
Bryce escuchó, y no pudo dejar de pensar en que su amigo se había vuelto un completo desquiciado.
—Yo te puedo ayudar con eso. —Dijo Bryce.
—¿Ah? —Preguntó Rald.
—Puedo ayudar a que logres eso. Que chupes tu propia verga.
Bryce le indicó se acostara sobre el piso, con parte de abajo frente a una pared. Y eso hizo. Rald levantó las piernas, recargandólas contra la pared. Bryce tomó una almohada de la cama, y la puso bajo la espalda baja de Rald. —Esto te ayudará a doblar el cuerpo—. Dijo.
—¿De dónde sacaste esta idea?
—Es un ejercicio que hago ennek gimnasio.
Bryce lo ayudó a doblar sus piernas hacía adelante, provocando que la parte del abdomen de Rald se inclinara hacia su rostro, y con ellos, la erección de Rald se acercó a su propia boca. Una hazaña que solo un hombre bien entrenado y con un buen cuerpo podría lograr.
—Dios… —Pensó Bryce—.¿De verdad estamos haciendo esto?
Rald observó su pene acercándose más y más, como una especie de palo acercándose. Cuando la punta finalmente llegó a sus labios, sacó la lengua de inmediato para alcanzarla. Por primera vez, Rald tocó su propio pene con su boca.
—Mmm…
Poco a poco, más parte del pene se fue hundiendo en sus labios. Rald comenzó a probarlo.
Bryce sostenía con un brazo las piernas de su amigo, y con la otra le sostenía la cabeza, para que pudiera lograr tal hazaña.
Rald comenzó a saborear su verga por primera vez. A sentir su textura, su olor, su sabor salado. Su verga con la que se había creado a Ben y con la que lo había violado tantas veces, la verga con la que se había cogido a Blake. Su propia máquina de bebés en su propia boca. Era salada, y podía sentirla palpitar en su boca. Chupó y saboreó como si fuera una pelea, y poco de líquido pre-seminal comenzó a salir, solo para hacer más deliciosa su experiencia.
Era un sueño.
Bryce observó a Rald hacer tal acto, y solo pensó en que tal vez era la cosa más sexy que jamás había visto. Agachó si cabeza para ayudar a su amigo a hacer el trabajo.
Y de pronto, los dos se encontraron lamiendo aquella deliciosa verga. Rald se centro en la parte de arriba, que era la que estaba entrando en su boca, y Bryce se centró en la parte del tronco y en los testículos. Unas bolas que parecían dos pelotas dentro de una bolsa de carne. Las bolas de donde había salido Ben.
Bryce aprovechó para acariciar y los muslos de Rald. Unos músculos fornidos increíblemente atractivos y sexys. E incluso vió el ano de Rald, el cual se contraía.
Rald se corrió.
Su semen salió disparado directamente a su garganta. Una cantidad gigantesca de esperma cremoso, recién salido de la fuente y aterrizando en su garganta. Rald lo comió todo, aunque algo llegó a filtrarse por los labios, y este recorrió sus mejillas y bajó hasta su frente y cabello.
Bryce comenzó a masturbarse mientras contempló aquella escena, y también se corrió. Su semen salió disparado también al rostro de Rald, quien abrió la boca para tragar todo lo que pudo.
—Dios… —Dijo Rald—. Tu leche es deliciosa. Mierda, Blake, Anderson y Ben te van a amar.
Bryce tardó en recuperar la consciencia unos segundos, y luego preguntó:
—¿Quiénes?
—Son básicamente algo así como mis novios—Dijo—. Mis novios pedófilos.
Se incorporaron y se sentaron en la cama. Comenzaron a limpiar el desastre de semen que había por todas partes con la toalla que Rald tenía puesta antes.
La pantalla de la televisión seguía transmitiendo videos de pornografía infantil.
—¿Y qué dices?
—¿Sobre qué?
—¿Quieres convertirte en mi tercer novio?
—No sé… Realmente me encantó hacer esto contigo, pero no sé si pueda hacerlo con alguien tan pequeño como un bebé…
—Te encantará cuando le metas la verga. Confía en mí.
—¿No te molesta? —Preguntó Bryce—. ¿No te molesta que otros hombres abusen de tu hijo?
—Todo lo contrario. Me encanta. Me excita. Y pronto yo también me cogeré a otros bebés. Blake embarazó a su novia, y cuándo el bebé nazca la compartirá con nosotros. Anderson intentará llevar a un niño de unos once años, si no quieres cogerte a Ben tal puedas cogerte a ese otro mocoso. Tiene como 11 años por lo que sé.
—¿Cuándo lo harán? ¿Cuándo tendrán esa reunión?
—En unos días. ¿Aceptas?
—Yo… Acepto. Rald, quiero hacer más de estas cosas. Mierda. Quiero cogerme a Ben y quiero seguir haciéndolo contigo también.
—Bien. ¿Tienes dos hijas, cierto?
—Tú… No me pedirás que las lleve…
—No… Odio a las niñas. Pero, ¿Qué te parece si intentas tener otro hijo? Si sale machito nacería al mismo tiempo que el hijo de Blake.
—Supongo que puedo intentarlo. —Dijo.
—Bien.
05.
Samantha pasó a revisar a su pequeño hijo. Su esposo acababa de bañarlo, y ahora se encontraba con su amigo Bryce hablando seguramente de trabajo.
Pasó a verlo a la cama, solo para asegurarse que estuviera bien. Cuando entonces, notó un extraño sustancia transparente en su rostro. La limpió con una pequeña toalla de papel.
—Diablos, Rald. —Dijo—. Tienes que limpiar el jabón de manera más cuidadosa.
06.
REUNIÓN PEDÓFILA
Con la intención de poder violar al pequeño Ben de un año en grupo, y también poder tener sexo entre sí, los siguientes miembros están confirmados.
Adultos:
Rald – en sus 30’s
Bryce – en sus 30’s
Blake – en sus 20’s
Anderson – en sus 30’s
Niños:
Ben – 1 año
Max – 11 años
La Orgía pedófila del Club ocurrirá en el siguiente capítulo.
Contacto para sugerencias: [email protected]
Wow me hice un tremenda paja con esta historia, sigue escribiendo amigo
Estoy esperando con ansias la continuación
Hasta ahorita, siento que ha sido el mejor capítulo de la saga y el del Padre Anderson en el baño de la iglesia.
No puedo esperar a leer más… Ésta introducción de Blake a ese mundo me hizo tener una de las mejores pajas de mi vida.
Sigue así.
Pd: ojalá Samantha no arruine nada y que Blake si tenga a un varón.
Excelente relato, esta historia no decepciona. Sigue así 💪🏻
Necesito la siguiente parte porfavor 🙏
impecable maravilloso el morbo x favor continua👍
Demasiado rica la historia, cuando subirán la parte 9 ya urge
T: @cattele03
Brooooo, nesecitamos la continuación de esta rica historia
amiggo y para cuando la continuacion? ya paso mucho tiempo
Oye me encanta tus relatos muy buenos t: @cattele03 charlemos