Las cogidas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenía 8 años de edad el día en que viajé con mi familia a celebrar el aniversario de bodas de mis tios y pasar todo un fin de semana, aquella noche del sábado me acosté en una cama en el cuarto de Emilio, era de madrugada cuando abri mis ojos, Emilio estaba acostado junto a mi que me bajaba el pijama, dijo que me quedara tranquilo, esos dedos tibios de mi primo recorrian suavemente la piel de mi fundillo no le puse mucho interés porque ya antes me lo había hecho, sobaba mis piernas con sus pies de una manera agradable porque su piel delicada me gustaba que me topara, siguió sobándome la espalda haciéndome cosquillas por las costillas en eso que me doy el giro siento que me soba el guebo y me hace correr el cuerpo hacia el espaldar de la cama mi primo seguía arrodillado sobándome el pene ya cuando se puso duro empezó a mamar mis testes ensalivándolos, me dio un gustito rico tanto que mordía mis labios, apretaba mis manos, las manos de mi primo pasaban por mi fundillo, dejó de mamarme, acomodó mis piernas a sus hombros llevándome hacia él que estaba arrodillado en la cama, el guebo de mi primo estaba acomodado cerca de mi fundillo que sobaba mi guebo, mi espalda estaba sobre una almohada recuerdo perfectamente que el guebo de mi primo se acercaba a mi fundillo la cabeza del guebo restregaba mi fundillo no descansaba de pasarme el guebo por mis testes la luz de la calle que entraba al cuarto me permitia ver ese movimiento para atrás y para delante del guebo de mi primo entre mis testes.
Botó el semen pegamos los pechos soltándome las piernas que quedaron junto a sus caderas, se acercó para besarme la frente y darme un piquito en la boca yéndose luego a su cama. Lo claro del sol fuerte de la mañana me hizo abrir los ojos, vi cómo mi primo estaba dormido de lado en su cama, la sábana le cubria algo su espalda pero se veía claramente el fundillo, vi que se viró abierto sus brazos y piernas sobre el colchón, miraba detenidamente su fundillo descubierto, un no se qué me entró por acercarme y mirar con mayor paciencia el cuerpo de mi primo, de nuevo se puso de lado roncando enseguida, los testes peludos de mi primo contrastaban con la cabeza rojiza rodeada de un pedazo de pellejo, estiré mi pijama y comparé nuestros guebos me dio por acercarme más en ese momento se despierta me mira primero algo asustado después se me rie y me toma de una mano llevándome a su cama diciéndome que jugaría a las luchas como siempre, no duro mucho ese juego hasta ver como se arodillaba en la cama y a mi me acostaba para correrme el pijama sacándomelo totalmente quedando mi guebito al descubierto, no pasó mucho que se acostó sobre mi cuerpo manoseándome mi fundillo me decía que lo tenia rico y que me lo iba a cachar me dio por atrás por largo rato yo pujaba de las sacudidas que me daba hasta que hizo un pequeño descanso para ensalivar mi fundillo y tratar de meterme el guebo pero su cabezota no entraba totalmente después entí correr por mis piernas el semen que botaba, me dejó acostado en la cama y se fue para el baño, cuando salió yo estaba pensativo sentado en mi cama viendo el guebaso de mi primo que semovia cuando se ponía el bóxer y su short deportivo, me tomó de los hombros abrazándome recalcándome en el camino que no contara eso.
Pero ahí no quedó todo, en cada visita que hacía a mi primo o las visitas que me hacía mi primo a mi casa, nos poníamos de acuerdo para ir a un lugar solitario a cogernos, en una de esas cogidas de mi primo en el patio de mi casa fuimos sorprendidos por mi amigo Rafael que estaba subido en la pared cuando nos vio, era mayor que mi primo con un año, en ese momento se hizo el tonto como que no había visto nada y se lanzó a su patio, pero supe de sus intenciones una vez que me quedé solo en casa llegó a visitarme con el pretexto de pedirme algo prestado se acercó a recordarme lo que había hecho con mi primo, a mis 9 años sentí vergüenza pero mi amigo me la hizo perder dándome confianza con sus pasadas de mano por mis piernas y espalda acariciándome con sus dedos mi guebito que rapidito se paraba, me dejaba caliente con sus caricias y alos pocos días que volvió a visitarme le permití que me bajara el short él se bajo su short mostrándome su fundillo me dijo que me acercara para que yo lo cogiera por detrás con mi guebito que bailaba en su fundillo después me puso en cuatro sobre una silla metiéndome por el fundillo algo de la cabeza de su guebo.
De vez en cuando iba a su casa y en su cochera me cogía, su guebo era mas grande que el de mi primo era cabezón con muchas venas, ya me gustaba que me cogieran por placer que sentía el contacto de mi fundillo al restregar la cabeza del guebo, se sentaba sobre la silla y haciamos cabalgar nuestros cuerpos desnudos, su guebo en mi fundillo que me lo hacía restregar, me enseñó a que se la mame delicadamente con una buena dosis de saliva mezclada con el semen que botaba, en cada encuentro se incrementaba mi apetito sexual ya que me estaba transformando, fue en una tarde soleada que estando en la cochera me penetró el fundillo haciéndome gritar alocadamente fueron muchos metes y sacas con pujes hasta que lo consiguió plenamente con su gran guebo, por mi piernas recorría un hilito de sangre y la sensación de cagar, un dolor que me duró tres días con susto de no poder decir nada por vergüenza a mis casi 10 años, me hizo cambiar de opinión respecto a mi personalidad, yo era otro chico no tan alegre pero muy pensativo, psicológicamente me trabajó diciéndome que le pertenecía porque me había roto el fundillo asi lo acepté y pese a todo seguí con él una que otra cogida por un tiempo, no podría decir que si lo llegué a amar pero si necesitaba de su guebote pese a que también disfrutaba del guebo de mi primo Emilio pero no le permitía que me penetre a mi primo por temor a que divulgue que estaba cogiendo con otro.
Después de cinco años llegaron a vivir a mi colonia la familia de Roberto y Diego con quienes hice rápido amistad, ambos chicos trabajaban como dependientes en la despensa que recientemente habían comprado los padres de mi amigo Rafael, mi mamá me mandaba a hacer comprados el que me despachaba era Roberto que casi tenía la edad de mi primo, de pronto se acerca Rafael, atrás suyo aparece Diego que se sienta con expresión pensativa rascándose la espalda los veía raros que se miraban, Rafael se acercaba a Diego a sobarle por detrás sin que se diera cuenta Roberto, otro día llegué a la despensa y encontré a Diego sentado sobre las piernas de Rafael estaban con el tronco inclinado haci adelante, lo tenia abrazado besándole las mejillas, me vieron y se levantaron rapidito el guebo de Rafael estaba grandote, Diego se subió el short que lo tenía a medio fundillo descubierto y se manoseaba los interiores, supe claramente que Rafael y Diego se cogían, se me acerca Rafael y me lleva atrás de la despensa para darme parte del mandado cuando de repente me baja el short me abraza por detrás y me pone el guebo a que me sobe el fundillo, me dobló sobre una silla me penetró varias veces y después botó el semen que chorreaba por mis piernas pasándole el dedo para que no manche mi short pese a que fue rápida esa cogida alcanzamos a ver a Diego que disimuladamente pasaba a lo lejos, fuimos a la despensa tomé mis comprados se cruzaron la mirada cómplice de Diego con la mía, Rafael cabizbajo estaba medio sonriente.
Una tarde decidimos ir a pescar con anzuelo, Diego y yo decidimos cruzar a la otra orilla al frente de nosotros estaba Rafael y Roberto, la mano de Diego se metió en la trusa para jalarse el guebo, nuestros pies se rozaban igual que nuestras piernas me pasa los dedos por mi espalda con tal delicadeza que se me hizo la piel de gallina me quedé quietito deseaba que continuara ese chico me estaba seduciendo a su corta edad no tenia pelos en su guebo y ya sabía como excitar, lo dejé que continuara, me corrí un poco el bóxer se quedó viendo la cabeza expuesta de mi guebo que palpitaba por querer hacerle el amor, tomé su mano para que me la pasara por el guebo un buen instante hasta que las venas del tronco crecieron saliéndome líquido preseminal le pase la mano por su fundillo en varias ocasiones por esa piel tan tersa le pasé la cabeza de mi guebo por su pierna su piel ya estaba algo caliente, nuestros pies seguían frotándose ahora también por nuestras piernas nos recostamos prudentemente cerca uno del otro acerqué mi cara para decirle que fueramos al monte a cogernos me respondió que si, nos quedamos un rato sentados con nuestras manos detrás sobando nuestros fundillos, aprovechamos de la distancia de los demás para meternos al monte donde nos quitamos los shorts de pronto que Diegfo se acuesta en mi delante abriendo las piernas diciéndome desde el suelo que lo cogiera yo tenía mi guebo agarrado de mis manos que me lo sobajeba estando bien tieso me arrodillo delante de Diego le abro un poco las piernas y el fundillo aplico mi guebo en la raja y voy metiendo poquito a poquito miraba con mucho gusto cómo lo iba cogiendo le penetré la mitad de mi guebo y vi que no se quejaba mi guebo entró un poquito más y empezó a pujar le hice meter y sacar el guebo mas adentro botando alaridos era delicioso y no quería que me salga el semen, quería disfrutar milímetro a milímetro de ese fundillo lo tuve por largo rato hasta que me salió el semen chorreandolo por su espalda ambos respirábamos muy aceleradamente al rato me dijo que le tocaba asi que me deje penetrar ese guebo de 11 años mucho se movia encima mio pero me gustaba a lo loco, me cogía tan rico que tenía todo su guebo dentro de mi que alcancé a sentir sus testes sin pelos en las pompis su aliento chocaba en mis orejas ya que movia su cara para los lados era la primera vez que probaba el guebo de Dieguito, le quiso venir como espasmo se levantó para orinar lo segui para terminarme de limpiar el guebo y salimos a pescar todavía seguían los dos al otro lado de la orilla muy lejos de nosotros.
De aquí por demás nos hacíamos cogidas ya fuese en la despensa o cuando estaba solo y por cualquier excusa lo llamaba a mi casa terminábamos en mi cama desnudos cubiertos por sábanas o revolcándonos desnudos en el suelo haciendo cortas mamadas del guebo, así me corventí en cogedor de guebos que hasta la fecha tengo muchos en mi lista.
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