"Las Mejores Vacaciones de mi Vida!!" (Parte I)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manjarres.
Tenía poco más de 16 años y aun no había tenido sexo completo con nadie, parte de los juegos normales entre chamos, algunos besos con chicas y masturbaciones mutuas con chico. Mi timidez, aunado al gran desconocimiento de quién era y que quería, no me permitía a mi mismo realizar mis fantasías.
Como los dos últimos años, mi hermano menor y yo pasaríamos las vacaciones de agosto con unos tíos y primos que vivían en otro estado hace ya muchos años. Mis tíos, Olga y Nelson tenían dos hijos para esa época, de la edad de mi hermano, 14 y 12 años, y con ellos vivía y trabajaba en la empresa familiar, mi otro tío Miguel, un hombre de 33 años atractivo y, según comentaban soltero porque le gustaban excesivamente las mujeres, tomador empedernido, aunque yo nunca lo vi borracho. Esto viene al caso por lo que relatare más adelante.
Un día domingo, mis tíos decidieron que pasáramos el día en un parque que contiene un área boscosa con un gran rio; ya saben parrilla, bebida, etc. El día estuvo tranquilo. Poca gente asistió ese día al parque y disfrutamos mucho bañándonos en los pozos que en el rio se formaban. A las 3 de la tarde el calor y la humedad arreciaban, así que me metí en el rio a refrescarme. Al poco rato sentí (siempre he tenido estas impresiones) que alguien me miraba, recorrí con la vista a las pocas personas que en ese momento se encontraban y efectivamente hice contacto visual con un hermoso hombre moreno, como de 27 o 28 años, evidentemente mezcla de aborigen y las otras razas que han hecho de la gente de mi país una de las poblaciones más bellas del mundo, quien en ese momento hablaba con otro hombre blanco pero muy bronceado de pelo rubio, menos llamativo pero muy atractivo también. Parecía que hablaban sobre mi y ambos me sonrieron amablemente; el moreno me pico el ojo y mostro una dentadura que me impresiono por lo blanca en el marco de su cara. Apenado baje la mirada y seguí chapoteando en el agua, No había pasado medio minuto cuando ya el moreno estaba a un brazo de distancia de mi. Observándome con una mirada penetrante dijo:
_Hola, me llamo Héctor, y tú?
_Alberto, pero me dicen Beto. – Le conteste.
_Sígueme, fue su respuesta.
Inmediatamente salió del agua, el speedo blanco que llevaba puesto, parecía más bien ropa interior por lo ajustado y transparente que estaba. El carajo sabía perfectamente el efecto que producía tanto en hombre como en mujeres y se dejaba mirar con movimientos lentos y como felinos. Sentí que el corazón me latía tan fuerte que sería escuchado por todos alrededor. Mis tíos reposaban en unas hamacas que habían llevado y mi hermano jugaba con mis primos y otros chamos en la orilla. Así salí del agua y me dirigí hacia una senda que se internaba en el bosque tropical y en donde había desaparecido Héctor, no sin antes coger una toalla grande. Al poco rato lo vi y mantuve distancia como unos 10 metros. Un poco más adelante, lo perdí de vista, lo que me altero enormemente y apure el paso. Ya no se escuchaba ni el ruido del rio ni las voces humanas, solo el alboroto típico del bosque tropical. Al apartar unas ramas legue a un sitio, que por lo que se podía juzgar, era utilizado para hacer hogueras y quizás otras cosas.
Héctor se encontraba apoyado sobre un árbol, casi desmaye al verlo. El sol que se filtraba a través de las copas de los altos arboles bañaba un cuerpo perfecto; 1.78 aproximadamente, de fuerte contextura como 85 Kg., el cabello negrísimo, aun mojado, largo a los lados; lampiño excepto en su pubis, con el pelo aun más negro alrededor de un guevo hermosos sin circuncidar, todavía flácido y que su mano derecha sobaba rítmicamente. No podía quitar mis ojos de ese espectáculo y pensé en que a Héctor le parecería un poco ridícula mi actitud.
_Acércate… No tengas miedo, no muerdo a nadie, excepto que me lo pidan. – Me dijo con una sonrisa y el consabido guiño del ojo. – _Seguro es tu primera vez?
Lo que me sonó a una afirmación más que una pregunta. Me acerque y el coloco sus manos en mis hombros y ejerciendo un poco de fuerzas me indicaba lo que quería, me arrodille inmediatamente delante de él. Tome su pene con ambas manos y lo metí todo en mi boca de un solo golpe, su sabor era extraño, mezcla de dulce y salado. Sus testículos muy grandes, ocupaban mis dos manos, los que me metí uno a uno en mi boca, jugando con ellos una y otra vez. Nuevamente introduje su pene profundamente en mi boca, chupándolo, lamiéndolo, tragándolo completo, ayudándome por el ritmo que el mismo Héctor daba con sus movimientos de cadera, le lamia desde la base hasta la punta de su pene para luego introducírmelo entero nuevamente, chupaba y succionaba todo lo mejor que mi experiencia me permitía. Al rato saco el pene de mi boca y comenzó a frotarlo por toda mi cara, lo que me permitió oler por primera vez a un hombre y divisar el miembro de un hombre en toda su plenitud, grande y bien proporcionado a su cuerpo, el prepucio retraído permitía que el glande, ya de color casi morado, se levantara erguido como las fotos de los “falos” que había visto en los libros de arte, sería como de 18 o 19 cm (una cuarta exacta de mi mano). Héctor me levanto, y me vi yo mismo pequeño enclenque a su lado. Nunca he sido mal parecido y mis 16 años, menos, ojos verdes, cabello rubio, 1.67 cm, 68 kg, cuerpo medianamente hecho a fuerza de piscina, causaba ciertos revuelos en la calle y sentía como me miraban, especialmente algunos hombres de la urbanización donde vivía y con quienes años después, tuve relaciones sexuales.
Tomo con sus dos manos mi cabeza y acercándose lentamente me dijo:
_Entonces coñito, te gusta, no?
Besándome como nunca antes nadie lo había hecho, su lengua se introdujo en mi boca y mordió mi labio inferior haciéndome daño, pero simplemente le deje hacer… A estas alturas Héctor podía hacer conmigo lo que quisiera. De la misma forma se retiro y me arranco el traje de baño que llevaba puesto y con su ya clásica sonrisa de picardía y mala intención agarro mi miembro erecto totalmente:
_No está del todo mal lo que tenemos aquí. – Susurro en mi oído.
La verdad es que mi guevo al lado del suyo se veía pequeño, aunque siempre me pareció grueso en relación con el de mis amigos e incluso con el de papa, a quien estaba acostumbrado a verlo desnudo en los vestuarios de las playas y piscinas. Es mas en una oportunidad, papa indico con gesto de satisfacción: “Coño hijo, las mujeres van a disfrutar mucho del guevo que Dios y yo te hemos dado”. Es así como Héctor se puso de cuclillas e introdujo mi pene en su boca iniciando una chupada que de solo recordarla acabo. El coño de madre sabía perfectamente como dar placer. Dejaba irse hasta que el glande tocaba su garganta y ahí lo mantenía moviendo solo los labios, una y otra vez. Creo que estuve a punto de acabar porque Héctor rápidamente se detuvo y dijo:
_No mi niño, aun es temprano.
Y agarrando la toalla que se encontraba a mi lado la extendió en su totalidad y me empujo sobre ella. Sin mediar palabras me coloco de rodillas y me abrió las nalgas, ensalivando sus dedos comenzó a dilatarme. Primero un dedo… Allí recordé lo que un conocido me había descrito referente a su primera experiencia, me dijo que debía relajarme lo mas que pudiera, como cuando uno quiere defecar; y así trate e hacerlo. Nuevamente Héctor demostraba todas sus habilidades y destrezas, puesto que mientras dilataba mi esfínter con uno y dos dedos, lenta y rítmicamente, con la otra mano me masturbaba, me besaba y daba pequeñas mordidas a mi cuello, oído y nuca. Al rato sentí un ruido de alguien que se acercaba y al abrir los ojos y mirar, vi al compañero de Héctor de rodillas frete a mí, con una mano en su miembro mientras que con la otra empujaba mi cabeza con clara indicación de que lo mamara. Héctor me dijo al oído con voz extremadamente seductora:
_ No te preocupes bebe… Es Raúl y también está aquí para hacerte gozar.
Ya en su momento tenía el pene de Raúl en mi boca y lo mamaba saboreando alocadamente cada pedazo de ese trozo de carne. Recuerdo que pensé que era mucho más cómodo de mamar que el de Héctor. Su glande era más pequeño y se iba ensanchando a medida que se acercaba a la base. De pronto sentí un gran dolor en mi ano y supe que estaba siendo cogido literalmente por Héctor, así que me concentre trate de relajarme lo mas que pude y sentí como el guevo de Héctor penetraba a todo lo largo del ano; por mucha concentración que tenía el dolor no pasaba, sentía como si me estuvieran abriendo en dos, mis piernas no las sentía y aunque quería gritar no pude porque tenía el guevo de Raúl hasta la garganta, pero dos lagrimas corrieron por mis mejillas. Si no fuera porque estaba de rodillas y con las manos en el suelo, y que Héctor mantenía un brazo alrededor de mi cintura, me hubiera caído. Por un momento deje de mamar a Raúl, por lo que el reinicio su masturbación mientras me daba con su guevo en la cara. Sentía que estaba siendo desvirgado de una manera bestial. Fue en ese momento que Héctor se transformo y paso de inmediato a comportarse de manera diferente… El movimiento de entrada y salida se acrecentó mientras mordía mi espalda.
_Carajito de mierda, muévete no joda, dale ese culito a tu papi!! Te gusta, no? Di que si…
Decía ya en voz alta mientras metía profundamente su guevo en mí, manteniéndolo así y con sus manos en mis nalgas movía en sentido lateral mi cuerpo. Poco a poco me fui acoplando al ritmo que Héctor imponía y retome la mamada del miembro de Raúl, después de un tiempo que me pareció eterno, sentí un grito, una última presión profunda y el espasmo repetido que indicaba que Héctor estaba acabando dentro de mi; entonces lentamente lo saco y se retiro, no sin antes darme una fuerte palmada a mis nalgas con un ruido que en el silencio del bosque debió sonar extraño.
_Vamos Raúl cógete al coñito, es tu turno!!
Y así ambos cambiaron de lugar. Raúl me dio la vuelta y agarrando mis piernas las puso encima de sus hombros, mientras Héctor me decía, retomando el tono amable, seductor y hasta protector:
_Anda mi niño, dame una chupadita y saboréate tu mismo para que veas como sabes por dentro.
De esta forma, ayudándose con una mano, introdujo su guevo ya menos erecto en mi boca e inmediatamente comencé a lamer, chupar y saborear según sus indicaciones. Para ese momento, Raúl tenía la cabeza del pene abriéndose camino en mi esfínter anal. Como había pensado, era mucho mas cómodo adaptarse al guevo de Raúl, aunque el cabron no me había lubricado nada, pero el grado de dilatación que hasta ese momento ya tenía, aunado a la tremenda excitación que me volvía loco y la forma de su falo, aseguraba una penetración completa, como de hecho fue. Raúl lo metió profundo mientras se movía haciendo rotación en su cintura, a las que yo complementaba apretando y dilatando mi ano inconscientemente; mientras me masturbaba frenéticamente.
_Dale coñito… Asi no joda… Muévete!! Coño que rápido aprendiste bebe, me gusta como aprietas mi guevo con tu culito. – Decía Raúl.
La posición me permitía mirarlo mientras chupaba la verga de Héctor y… Por un instante, solo por un instante… Creí estar en control de la situación. Nuevamente el guevo de Héctor estaba totalmente erecto y si Raúl me cogía por el culo, Héctor lo hacía por la boca. Abrí los ojos y siento que Raúl se inclinaba tanto sobre mí que sentí su guevo en lo más profundo de mi ser y aprendí lo que significaba ser tocado en la próstata, por lo que al intuir que había legado el momento supremo, arrecie mi masturbación, la mamada de Héctor y el ritmo del movimiento de mi cuerpo y supe que los tres acabaríamos casi al mismo tiempo. Jamás había sentido un orgasmo como ese antes en mi vida… La eyaculación fue tal que parecía que nunca pararía. En ese momento Raúl lo saco y con un profundo espasmo acabo sobre mi pecho mientras que Héctor, ya de pie sobre mí, besaba a Raúl en la boca y masturbándose vaciaba su líquido seminal sobre mí. Los tres nos miramos alternativamente y por nuestras caras supimos la satisfacción que habíamos tenido.
_Entonces mi bebe, te gusto? – Dijo Héctor – _Ahora ya eres un hombre y sabes cómo los hombres nos damos placer. De aquí en adelante. Practícalo mucho y dale rienda suelta a tu imaginación… Deja esos moralismos estúpidos y esa timidez… Aunque conserva algo de timidez, ya que en ti es un atractivo…
Y acercándose me beso en la boca chupándome los labios al terminar. Raúl también se acerco y abrazándome fuertemente me beso, largo, muy largo mientras me agarraba y pellizcaba mis tetillas, lo que me hizo sentir que nuevamente tendría otra erección. Héctor y Raúl se miraron y ambos lanzaron fuertes carcajadas.
_Coño, vale, no me jodan!! – Les dije en un tono como de macho algo molesto.
De pronto comenzó a llover, como es común que pase todas las tardes en ese parque, así que nos levantamos e iniciamos el camino de regreso. Mientras caminábamos tome conciencia de la situación en que me encontraba. Mi cuerpo tenia y olía a semen, por lo que con la toalla trate de limpiarme, lo que agravo la situación puesto que estaba sucia de arena y hollín, al mirarme los brazos y las piernas pude constatar que había sido picado por insectos, la cantidad de puntos rojos lo delataban y, para culminar sabia que las mordidas que Raúl me había dado en el cuello y espalda serian visibles, lo que pronosticaba problemas de explicación a mis tíos.
Todo eso sin mencionar el dolor intenso que sentía en el culo y lo que me costaba caminar, aparte que sentía que algo bajaba dentro de mí, a lo que supuse seria el semen de la primera acabada de Héctor. Casi habíamos llegado al rio, ya se oía el ruido del agua, Héctor y Raúl pararon y me dijeron:
_Adelántate tu solo chamito. Es lo mejor. Ya sabes en caso que te pregunte tu familia… Solo di que te sentías mal del estomago y buscaste donde evacuar. Mantente con esa historia y nada te pasara!!
Arropándome con la toalla seguí el camino. Al llegar todo el mundo estaba recogiendo las cosas para partir, el aguacero era fuerte. Como Héctor dijo, tía Olga pregunto donde había estado y le conteste lo indicado. Tío Miguel, observándome y escrutándome con su mirada se acerco como para hacerme una caricia, eso fue lo que supuse, simplemente me dijo al oído:
_Hueles a sexo cabron!! Te vienes conmigo en la camioneta. Toma esta toalla y lávate en el rio.
CONTINUARA…
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