"Las Mejores Vacaciones de mi Vida!!" (Parte II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manjarres.
Siguiendo las instrucciones de mi tío Miguel, me lave en el rio, me saque el traje de baño y note como estaba machado de semen con sangre, aquellos dos cabrones me habían roto el culo, lo lave en el rio un poco y rápidamente me acomode unos pantalones cortos y una franela, ya había dejado de llover y nuevamente el sol salía aunque la humedad era agobiante.
Me dirigí directamente a la camioneta de tío Miguel quien me esperaba ya con el auto encendido y el aire acondicionado a topo, sentándome en el asiento delantero, el resto de la familia ya se habían ido en el vehículo de mi tío Nelson.
Al entrar al auto, dado el nerviosismo que me embargaba, no pude cerrar la puerta correctamente, por lo que tío Miguel, acercándose y pasando su cuerpo sobre el mí, la cerró; no sin antes darme un beso muy cerca de la boca y decirme:
_No te preocupes ni te sientas mal… Yo entiendo!!
Con estas palabras arranco el vehículo y nos dirigimos a casa, a no más de 30 minutos del lugar. En el camino, no dejaba de mirar por el rabo del ojo a tío Miguel, quien solo tarareaba las canciones de la radio. En una de esas, nuestras miradas se cruzaron y mi tío haciendo una mueca con sus labios me envió un beso. Coño esa vaina me llego que jode, nunca había visto a tío miguel con esa ternura, al rato me agarro la mano mientras manejaba y dijo:
_Como te sientes? Estas todo picado de hormigas y sabrá Dios con que te habrás golpeado, porque estas lleno de moretones en la espalda y en los hombros… Te duele algo? Dime pues!!
_No tío. – Le conteste – _ No me había dado cuenta. – Tío Miguel sonrió pícaramente y llevándose mi mano a su boca, la beso.
_Esta noche al acostarte, te daré algo para las picaduras y moretones… Es una crema buenísima!! – Dijo, mientras llevaba mi mano hacia su muslo desnudo y la dejaba en el.
Mire y advertí que el pantalón corto de kaki que usaba, estaba subido; no pude evitar mirar el bojote que se le marcaba y tuve la impresión que estaba más grande que lo habitual, además que se notaba como unas palpitaciones. La camisa de cuadros, estaba abierta dejando ver un pecho muy grande y velludo, casi igual al de mi papá, por algo eran hermanos. Al rato llegamos a la casa, durante las dos horas siguientes trate de evitar al resto de la familia a objeto de no tener que responder preguntas, en el caso que las hicieran. Siendo las 9 de la noche, me levante del sofá en donde estaba sentado viendo tv y anuncie que iría a dormir, ya que estaba cansado.
_Buena idea, yo también me voy, mañana me espera un día bien fuerte. – Dijo tío Miguel, al mismo tiempo que se dirigía hacia nuestra habitación, situada al fondo de la casa.
Al tratar de pasar por el angosto pasillo, casi chocamos el uno contra el otro, tío Miguel puso sus manos sobre mis hombros y medio jugando me empujo.
_Vamos Betico, a dormir con los angelitos. – Dijo mi tío. Todos en la familia me decían Betico, diminutivo de Beto, porque me llamo Alberto.
La habitación constaba de dos camas, la que yo utilizaba estaba situada frente a la puerta de entrada por lo que al pasar me senté en ella y comencé a quitarme los zapatos. Mi tío me miro y me dijo:
_Vamos desnúdate para echarte la crema que te dije. – La cual procedió a sacar de la mesita de noche y viendo que me desvestía muy lento, me dijo en tono afirmante. – _Te ayudo!!
Yo solo sonreí como gesto de afirmación y tío Miguel sonriendo también, se acerco y desabrocho mi camisa sacándola rápidamente, luego hizo lo mismo con el pantalón, arrastrando al mismo tiempo con la ropa interior.
_Acuéstate en la cama, boca abajo. – Indico amablemente pero en un tono que no podía tener respuesta contraria.
Así lo hice, hasta me alegre porque me dio un poco de vergüenza el desnudarme frente a mi tío. Mientras tío Miguel con una rapidez inusual se saco la camisa y el pantalón kaki, quedando en ropa interior blanca con su bulto marcándose a reventar. Poniéndose sobre mí a horcajadas, comenzó a echarme la crema comenzando en la espalda, siguiendo por mis nalgas, en donde se detuvo bastante tiempo… Acercándose a mi oído me dijo:
_Que buen culo tienes!! Como a mí me gusta sin nadita de vellos y suave.
Sentí que estaba ya muy erecto y pensé que sentiría ahora mucha más vergüenza al voltearme, así que empecé a pensar en otras cosas para ver si se bajaba, pero más rápido de lo que pensé; dicho y hecho…
_Voltéate!! – Dijo tío Miguel, lo cual hice inmediatamente dejando mi guevo libre, erecto, latiendo y con gotas evidente de líquido pre-seminal en la cabeza. – _Coño carajito, no te saciaste todavía?! – Pregunto tío Miguel riéndose, mientras se levantaba y se quitaba el Calvin Klein. La impresión fue… Total!!
El miembro más grande que había visto hasta los momentos, circunciso (recordé una conversación familiar que indicaba que tío Miguel había tenido que circuncidarse, hace unos 7 años), más grueso que el de papá y más grande también. El glande era de un rosado veteado de rojo. Tío Miguel, como ya indique, era un tipo muy varonil y atractivo, pelo castaño claro, ojos miel, no muy alto, 1.75 m y fornido como de 80 kg, musculoso por el trabajo fuerte desde joven (empresa de construcción), vello en el pecho y hacia el abdomen en una fina hilera que se única con el pubis. Piernas gruesas (gracias a la bicicleta que hacia todos los sábados y domingos), con poco vello. Lo mire sorprendido, como quien no entiende ni cree lo que está pasando, sin decir nada mi tío Miguel se acerco, tomo mi mano con la suya y la llevo hasta su guevo para que se lo tocara. Tome el guevo de tío con una mano y me pareció del grueso como de una lata de cerveza. Mirándome tío Miguel comprendió lo que pasaba por mi mente y se acostó encima de mi besándome apasionadamente yo solo me deje llevar. Al estar ahí me dijo:
_ Me contaras, algún día lo que paso en el parque?
_Si. – Respondí yo tímidamente.
_Se que te dieron unas lecciones muy interesantes. Ahora yo te daré tu segunda lección del día, y si te gusta la lección, te la seguiré dando tantas veces como quieres, ok?
_Ok!! – Respondí yo ahora de la forma más segura y firme posible.
A continuación me volteo t metió uno de sus dedos en mi culo.
_Betico te dejaron el culito muy rojo. Estas dilatado pero déjame echarte un poco de esta crema… No quiero dañarte más de lo necesario. – Dijo tío Miguel.
Con lo que metiéndolos dedos en un recipiente de crema, me introdujo dos en mi ano moviéndolos en sentido rotativo. Fue doloroso, pero a la vez muy rico. A continuación me dijo…
_Ahora tú ponme crema en mi guevo. – Y así lo hice, pensando en lo que tendría que dejar para otro momento, mi intención de mamar esa verga maravillosa de tío.
Una mano me era insuficiente para abarcar el grueso de su guevo y pensé en como haría para metérmelo cuando llegara el momento, me dolería horrores, pero no podía acobardarme y perder esta oportunidad. Tío Miguel tenía las manos cruzadas por debajo de su nuca. Y al ver mis expresiones faciales que imagino expresaban mi preocupación, me dijo:
_No temas todo tiene una técnica, es como cuando ponemos ladrillo sobre ladrillos para construir una casa… Ya verás!!
Abrió una gaveta de la mesita de noche y saco un frasquito pequeño, abriéndolo aspiro de el repetidas veces. Al ver ahora mi cara de sorpresa e incredulidad me dijo:
_Es Poppers, me lo trae un amigo de USA, es solo para casos especiales y este parece ser uno… Inhálalo como me viste hacerlo, conmigo estás seguro, no tengas miedo, te amo como si fueras mi propio hijo y mucho más que eso… Esto te ayudara a relajarte y a que puedas hacer lo que quieras hacer.
Ya más seguro lo tome e inhale como había visto a tío hacerlo, pero un solo poco y sentí como si toda la sangre se me fuera para el cerebro en instantánea, aquello olía horrible y muy fuerte, era como una mezcla entre petróleo y/o hidrocarburos que penetraba las fosas nasales hasta invadir como toda la cabeza. Mi tío me miro y dijo:
_Un poco más, dale mi amor!! – Obedecí e inhale un poco más, esta segunda vez no me pareció tan fuerte ni tan incomodo el olor. Me lo saco de las manos y cerrándolo lo puso en la mesita. – _Ahora… Ven… Siéntate lentamente en mi guevo y déjate caer poco a poco… Yo te ayudo!! – Y así lo hice dejándome guiar por tío Miguel.
Poniéndome a horcajadas sobre él y sintiendo como yo mismo me penetraba en esa asta dura y gruesa, la cabeza me daba vueltas y sentía una sensación extraña en todo mi cuerpo, pero no de dolor, hasta que de pronto ya estaba encima del abdomen de tío Miguel, mientras el se movía lentamente, acomodando su miembro dentro de mí y pellizcándome fuertemente las tetillas con una mano y con la otra acariciando mi pene y retrayendo el prepucio hacia atrás. Decidí ir un paso hacia adelante en esta lección, por lo que apoyándome en las rodillas, me levante hasta que sentí el glande en el borde del esfínter, dejándome caer nuevamente e iniciando un sube y baja lento pero muy rico.
_Dame mas!! – Le dije a tío Miguel, el me volvió a pasar el frasquito no sin antes advertirme:
_Es la ultima… Ya n necesitas más… Lo tienes dentro y necesito que lo sientas dentro de ti y con el dolor justo para que lo goces.
Me quito el frasquito y lo coloco de nuevo en la mesita. Yo continué bajando y subiendo hasta que tío Miguel haciendo un gesto, me hizo parar.
_Sácalo. – Me dijo. Lo que hice no sin antes acercarme a él y darle un beso bien profundo en la boca.
Tío Miguel me hizo voltearme y me puso de rodillas en la cama, nuevamente tomo un poco de crema y vi como lubricaba su mano, la que poco a poco tato de introducir, empezando por un dedo hasta que intento con los cinco, pero sentí que me desgarraba y que inevitablemente gritaría, el comprendió y la saco no sin antes disculparse y besarme la espalda.
Ambos estábamos bien calientes y a punto de reventar, por lo que para retardar un poco más el placer y el goce que estaba sintiendo le pedí a tío que se limpiara el guevo ya que lo tenía lleno de crema y algo de sangre; así lo hizo. Luego se lo agarre y me lo lleve a la boca… Era imposible!! Demasiado grande para introducirlo en mi boca, así que jugué por un buen rato pasando mi lengua y lamiendo como si fuera el más rico de los helados, mientras miraba como tío Miguel emitía quejidos de satisfacción…
_Dale papi… Asi me gusta… Chúpalo como si fuera tu guevo… No lo muerdas… Agárralo con los labios mi amor!! – Me indicaba tío Miguel y yo seguía sus indicaciones como buen estudiante, aprendiendo.
Al rato nos levantamos de la cama y me dijo que me inclinara apoyándome en un escritorio y en esa posición me lo introdujo. Según me dijo tío Miguel, el dolor era el justo para dar placer, y así me penetro durante un tiempo, el cual sentí que nunca terminaría., hasta que paro, y nuevamente me besaba por todo el cuerpo, como agradeciéndome mi entrega total.
_Estas cansado? – Pregunto.
_Si tío, ya no creo aguantar más, me duele mucho el culo. – Respondí.
_Ven entonces, ahora quiero que tú me cojas y que acabes dentro de mí… Ese es el verdadero regalo que hoy te daré.
Se tumbo boca arriba en la cama puso sus piernas sobre mis hombros y así se lo introduje. Con solo la lubricación natural que a mares salía de mi guevo, solo fueron 3 o 4 embestidas, más que suficiente para acabar dentro de mi tío Miguel, ese hombre macho, por el que muchas mujeres suspiraban, y que de solo tenerlo tirado bajo de mi era suficiente para acabar.
_Ahora soy yo quien está urgido, vamos cariño voltéate para que pueda cogerte y acabar yo dentro de ti. – Dijo tío en tono suplicante.
Así lo hice e inmediatamente sentí como tío Miguel me lo metía de una sola vez hasta el fondo, gracias a que tenía una almohada en mi boca no se escucho el grito que di de dolor… A las 3 embestidas sentí que el guevo de tío Miguel me atravesaba completo y cayó sobre mí convulsionando mientras eyaculaba dentro, lo que fue como un bálsamo para mi ano. Lentamente se salió de mí con un sonido como cuando se descorcha una botella…
Necesitaba ir al baño, pues tenía la sensación urgente de orinar y evacuar, al hacerlo vi en el agua del sanitario un poco de sangre, toda el agua estaba roja; en eso tío Miguel entro y dijo:
_Déjame revisarte, espero no haberte dañado mucho, si es así lo siento Betico. – Y afectuosamente me inclino y reviso. Ven déjame bañarte, así que entramos a la ducha y nos bañamos.
Al salir me fui a mi cama, el cansancio me agobiaba, casi no sentía mis piernas, entre sueños tuve la sensación que tío Miguel se acercaba a mi cama y me besaba en la nuca. A la mañana siguiente desperté y tío Miguel había salido de viaje, del cual regresaría en 3 o 4 días. Ese día y las restantes dos semanas de vacaciones fueron las mejores que he tenido en mi vida!!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!