Las pasantías y mi jefe de 32 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ELLECTOR.
Yo tenía 20 años cuando lo conocí, él tenía unos 32 años, era dueño de una empresa de camiones que transportaban productos de higiene personal, es un hombre alto, 1,88 un con un cuerpo trabajado, de espalada ancha y piernas gruesas y velludas, como me encantaban, llevaba una barba corta muy negra que hacía que su piel se viera a un más blanca de lo que era, manos gruesas con algo de vello en ellas y unos ojos enmarcados en unas cejas bien pobladas pero no gruesas. Me encantó desde que lo vi.
Yo como dije antes tenía 20 años en ese entonces era el 2010 y estaba por terminar mi carrera universitaria, era delgado, mido 1,76 por lo que la diferencia de estatura de ambos era muy notoria, entre lampiño y velludo, depende de que parte de mi cuerpo veas, ojos café con grandes pestañas que siempre usaba para conquistar y labios carnosos, blanco un poco menos que él y con cabello castaño.
Cursaba el último año de mi carrera universitaria, publicidad y mercadeo, y debíamos buscar un sitio en donde hacer unas Pasantias profesionales y de esa forma fue como llegué hasta él.
La primera vez que lo vi, tuve unas inmensas ganas de sentarme en esas fuertes y gruesas piernas que se pegaban a su pantalón de gabardina, quise besar esos ricos labios rosados y hundirme en su pecho. Pero solo fueron divagaciones, fui muy respetuoso y profesional, hablamos casi por una hora sobre las labores de la empresa y el trabajo que estaría haciendo en el tiempo de las pasantías que era de unos 4 meses. Note que durante ese tiempo el miraba mucho mis labios, pero no le puse atención, imagine que era parte de su forma de ser.
Para mi suerte trabajaría con él en su oficina ya que para esos momentos estaban realizando unas remodelaciones en la empresa, que no era muy grande, y los empleados estaban acomodados en un pequeño espacio. Me indicó que trabajaría en la oficina con él para estar más pendiente de mi trabajo y para poder enseñarme bien sobre el trabajo de la empresa, sería una especie de “secretario” de él, aunque me dijo que eso solo sería el primer mes, y luego pasaría a otra área, para conocer a fondo todo tipo de trabajo, eso no me molesto.
Durante las noches imaginaba miles de cosas que podría hacerle mientras estuviéramos solos en esa oficina que no era muy grande y tampoco tenía ni una sola ventana, divague y me toque muchas veces pensando en ese hombre.
Durante el primer mes, todo fue muy normal, un par de miradas un poco extrañas que me hacían dudar de su sexualidad y divagar aún más en mis fantasías, aunque trataba siempre de ser muy profesional con él. Note que todos los empleados lo trataba de “señor” o “jefe” pero conmigo siempre indico que lo llamara por su nombre de pila, Joaquín, y de esa forma lo hice, así como él me decía Ignacio, nos llevábamos muy bien y siempre note que su relación conmigo era mucho más amigable que con sus demás empleados, llegue a pensar que quizás me veía como a un hijo pues era el de menos edad en la empresa.
Así pasaron las semanas y cuando se acercaba el segundo mes, le pregunte un poco triste que sí, ya me debía cambiar de área de trabajo por la rotación que me comentó al principio de las pasantías, y me dijo que efectivamente ese era el trato pero que si quería me podía quedar allí todas las pasantías ayudándolo a él, me dijo “M caes muy bien, tu compañía me gusta”, ya a esa altura yo estaba más que embobado con Joaquín y obviamente decidí quedarme con él.
Unas semanas después, hubo tres días en los que no se laboró por las remodelaciones, me dijo que si quería podía agarrar esos días libres también o acompañarlo a él y trabajar esos días. Vi la oportunidad perfecta para estar con él a solas luego de mes y medio y sin dudar acepte, antes de irme ese día le pregunte si podía venir esos días en ropa más “relajada” pues siempre llevaba camisa y pantalón de gabardina a lo que me respondió que sí, que el haría lo mismo pues igual solo estaríamos los dos y los obreros que trabajaban en la remodelación.
Esa noche pensé en todos los detalles, desde la ropa hasta como actuaria ese día para hacerle saber de una forma discreta que me tenía loco… No soy nada obvio en mi orientación pues me gusta mantener la seriedad siempre, pero ese día decidí llevar el jean más ajustado que tenía, pues si bien siempre había sido activo en mis relaciones, sabía que con este hombre debería ser pasivo y no me importaba, así que decidí mostrar todos mis atributos traseros, los cuales por cierto están muy bien proporcionados, y acompañe los jean con una franela sencilla que me quedaba justa, para a la hora de agacharme se pudieran ver mis boxers.
No sabía cómo reaccionaría al verme vestido así, pues nunca antes nos habíamos visto en ropa particular. Cuando llegué lo vi hablando con uno de los obreros y me saludo de lejos, no pude creer lo que veía, mi hermoso jefe, tenía u short negro hasta las rodillas que le quedaba ajustado haciendo que sus piernas se vieran aún más gruesas y sus pantorrillas totalmente descubiertas y velludas me pusieron a delirar, una franela ajustada que mostraba sus pectorales y resaltaba su espalda y hombros, me encanto como se veía.
Me saludo y caminamos hasta la oficina que estaba a unos 50 metros de donde trabajaban los obreros, al entras a la oficina cerró la puerta, me dice que para que no entre el polvo y yo lo vi normal y nos pusimos a trabajar a la hora me dice.
-Joaquín: Hubiese sabido antes que te veías tan bien en ropa particular te hubiese dicho que vinieras así siempre- Eso me tomo por sorpresa y me dio mucha pena.
-Yo: Gracias, Joaquín, la verdad a ti los shorts se te ven muy bien, te ves hasta más joven- Dije yo en tono de broma, el me miró fijamente y me sonrió.
-Joaquín: No sabía que te fijabas en mis shorts, haber sabido antes y me traigo unos desde el primer día- Lo decía con un tono muy desafiante sin dejar de mirarme fijamente, no sé qué pasó en ese momento pero solo pude decir.
-Yo: Siempre me fijo en tus lindas piernas- vi su cara de sorpresa al escuchar lo atrevido de mis palabras y acto seguido me disculpé.
Para cuando me estaba disculpando ya él había volteado su silla frente a la mía y me miraba fijamente, yo no pude sostener su miraba y baje la vista.
-Joaquín: ¿Solo te has fijado en mis piernas o en algo más?- con un tono picaron y una sonrisa en su cara. Eso me dio algo de confianza a lo que respondí.
-Yo: La verdad me fijo en todo, en todo su cuerpo y su cara, eres un hombre muy apuesto- Él solo me miraba con una sonrisa que me tenía loco.
-Joaquín: También creo que era muy apuesto, eres el tipo de hombre que me gusta. Al ori esa frase mi corazón casi sale por mi pecho y me maree un poco, no podía creer que yo le gustará a ese hombre tan masculino.
Yo: La verdad tú me tienes loco desde que te vi.
Joaquín se acerca a mí y me besa muy suavemente, pega mi silla con la suya y me besa por unos dos minutos, luego de eso me levanta, me acuesta en el escritorio mientras él se acuesta sobre mí y nos seguimos besando, esta vez mas apasionadamente.
Yo tocaba su barba, sus piernas su pecho, ese hombre me encantaba, era tan grande, tan hombre, con sus grandes manos sostenía mi espalda mientras con la otra agarraba mi rostro. Yo estaba en el cielo, nunca sentí tanta excitación en mi vida, sus labios, como su barba raspaba en mi mandíbula, su aliento fuerte, su gran pecho que se aprisionaba contra el mío, era perfecto.
Se quitó su camisa y pude ver por primera vez sus pectorales fuertes recubiertos por un fino vello muy suave y unos pezones rosa que quería morder, me quito mi camisa mientras besaba mi cuello y tocaba mi abdomen.
En unos minutos él ya estaba en bóxer, sus shorts cayeron de una sola vez mientras sacaba con un poco de dificulta mi ajustado pantalón, quedamos ambos en bóxer solamente contra la pared, yo obviamente alzado contra la pared y el besándome todo el cuerpo. Ver esas gruesas piernas en todo su esplendor me dejo sin aliento, sentía perder mi respiración en momentos.
Se bajó su bóxer y pude observar un pene totalmente blanco como todo su cuerpo con un vello muy fino algo recortado y de unos 19 centímetros totalmente erecto, con una cabeza rosada y circunciso, no lo pensé dos veces y baje a probar ese rico pene, él se sentó en una de las sillas mientras yo me arrodille frente a él y de una vez metí su pene en mi boca haciendo que el diera un brinco de sorpresa, su pene era un poco grueso aunque para ser sinceros era el gruesor y largo perfecto para mí.
Lamí, besé y engullí todo ese rico pene por unos 10 minutos, nunca antes había hecho un oral tan largo en mi vida, pero no me cansaba de lamerlo y chuparlo, su sabor esa rico, con un poco de sudor, pero no salado, con un poco de dulce precum, que salía de su cabeza, estaba realmente feliz probando a el hombre con el que soñé y fantasee por tantas noches.
-Joaquín: Quiero hacerte mío ya. Me dice al oído con voz suave, a esta altura, yo estaba sentado en sus piernas besando sus ricos labios como siempre lo desee.
-Yo: La verdad nunca eh sido pasivo, y me da un poco de miedo, quisiera que intentáramos eso otro día. Se desanimó un poco, pero acepto lo que le dije y me beso por un largo rato así yo sentado sobre sus piernas.
Nos vestimos al rato ya iba a ser las 12 así que saldríamos a almorzar, me dice que en la tarde no trabajaríamos pero que al otro día llegará a eso de las 10 am para trabajar corrido, me indicó que como era viernes, saldríamos de pase los dos y que avisara que n regresaría sino hasta el sábado luego del trabajo.
Llegado el viernes llegue a la hora pautada al trabajo, ya mis padres sabían que regresaría al otro día y no tenía ningún problema.
Llegué él estaba en la puerta y lo salude con total normalidad y fuimos a la oficina, entramos cerró la puerta y me beso mientras me abrazaba con su brazo fuertemente, y me dice, esta noche iremos a un lugar muy especial para mí, ya tengo listo todo.
Trabajamos normal esa tarde, algunos besos algunas caricias de vez en cuanto pero nada más. Salimos a las 6 de la tarde, nos montamos a su carro y agarramos la vía que daba a las afueras de la ciudad.
-Joaquín: Iremos a una casa, que era de mis padres y que está retiraba de todo esto.
-Yo: Vale está bien.
Duramos como hora y media en camino, y mientras hablábamos de cuánto tiempo teníamos sintiendo ganas el uno por el otro, pues a él también le gusté desde que me vio.
Llegamos a una casa muy bonita, no era una mansión, pero si era algo lujosa, hacía mucho frío en el pueblo en donde quedaba y estaba a unos 500 metros o más de la casa más cercana.
Entramos y nos dirigimos a la cocina a preparar un poco de comida, pues moríamos de hambre, nos comimos unas arepas (como todo venezolano) y escuchamos música un rato, teníamos gustos similares.
Luego de un rato me dice que subamos a la habitación la cual tenía una gran cama con sabanas negras que me encantó, nos besamos y poco a poco nos fuimos desnudando, esta vez fue el quien inició dándome sexo oral a mí, mi pene es de unos 17 centímetros y en ese entonces era delgado, como yo.
Por su parte Joaquín era un experto, lamia, besaba, chupaba como un experto, yo esta extasiado de placer, no podía dejar de ver como ese gran hombre se comía mi pene esa imagen me calentaba demasiado. Luego de un rato, cuando ya sentía que me venía, lo detuve y comencé a hacerle oral yo, y unos minutos luego estábamos haciendo un 69, el mejor de toda mi vida hasta el momento.
Joaquín: Sé que nunca te han penetrado y por eso tendré mucho cuidado contigo.
Acto seguido me recostó de espaldas, levantó mis piernas y se adentró dentro de mis lampiñas nalgas haciéndome el mejor beso negro que jamás me han hecho, hasta ese momento nunca había sentido tanto placer en mi vida, el sentir su lengua y sus labios jugando en mi interior, me hacía delirar, arqueaba mi espalda mordía mis labios y se me escapaban gemidos de placer, luego de unos 5 minutos comenzó a meter uno de sus dedos mientras me besaba las nalgas y las mordía, usó un lubricante que él mismo había comprado y eso lo hizo más fácil, luego de tener 3 dedos dentro de mí ya dilatado ano, le pedí casi le rogué que me penetrara, a lo que el muy obediente acepto, me besó mientras se ponía un condón y llenada mi trasero con bastante lubricante.
Puso mis piernas sobre sus hombros y lentamente fue introduciendo su pene mientras me besaba el cuello, más que dolor sentí incomodidad al principio, ya estaba bien dilatado por lo que solo sentía un poco raro mas no un fuerte dolor, poco a poco fue metiendo su pene hasta que ya sus bolas chocaron con mis nalgas, en ese momento movió su pene sin sacarlo de mi un milímetro, se movía pero sin sacar su pene, eso me encantó, este hombre si sabía lo que hacía.
Luego comenzó con un vaivén mu rico y sacaba un poco su pene y lo metía nuevamente, así duramos hasta que sus envestidas comenzaron a ser más fuertes, sacaba casi la totalidad de su pene y la metía de un solo golpe, eso me encantaba, yo solo gemía y disfrutaba todas esas nuevas sensaciones en mi trasero.
Cambiamos de posición y yo me pude en cuatro patas sobre la cama y él atrás de mí así sus envestidas eran más rápidas, más fuertes, yo solo gemía y pedía más, ya los días como activo se me habían olvidado ahora solo quería que este hombre me hiciera suyo toda la noche, y así fue.
Estuvimos en muchas posiciones hasta que luego de una hora, acabo sobre mi pecho y yo sobre su abdomen, luego nos bañamos y nos acostamos desnudos abrazados a eso de las 3 de la mañana.
Al día siguiente me desperté antes que él y solo quise agradecerle esa noche espectacular, despertándolo con un rico sexo oral el cual el agradeció cogiéndome de nuevo, luego desayunamos y nos fuimos a la oficina a eso de las 12.
Luego de esta experiencia tuvimos muchas otras visitas más a esta casa, como a la playa o a su apartamento, también en la oficina ocurrieron muchas cosas más.
Luego de terminar las pasantías, trabaje junto a él durante 3 años que duró nuestra relación, en la cual vivimos muchas cosas hermosas, lamentablemente esto no fue eterno pero lo disfruté mientras duró.
Así mismo espero hayan disfrutado ustedes de este relato. Con cariño desde Táchira-Venezuela
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