Las ventajas de tener un padre dueño de un taller (parte 4)

En ésta ocasión les contaré cómo fue que el vecino se enteró del secreto entre mí primo y yo, así empezó una nueva historia de sexo oral al principio hasta que al fin logro llevarse mi virginidad anal..
Como les había contado en el relato anterior, las sesiones de sexo oral con mi primo sucedían en cualquier lugar y cualquier hora. Es así que mi primo me llevaba a su casa y cuando nos quedamos solos en el taller rápidamente iba a la habitación donde estaba yo y me daba su pija a chupar o, si había alguien en el taller nos íbamos al patio y nos metíamos en el rincón ocultos por las maderas y me arrodillaba a chupar su pija hasta sacarle toda la leche. Había pasado unos meses de nuestras aventuras secretas y yo ya me sentía un experto mamandole la pija, me encantaba verlo gemir cuando estaba por eyacular y yo seguir chupando su pene mientras me llenaba la boca de leche, eso lo hacía retorcer de placer.

Ya teníamos nuestro propio código de miradas o acciones, yo sabía q si Beto se iba para el patio era porque no tenía mucho trabajo en el taller, entonces yo salía unos minutos después a ordeñarlo, después de eso él volvía al taller y yo me quedaba un rato esperando para disimular.

Como era propio de mi edad, la calentura y la situación sexual que estaba viviendo en ese momento empecé a ver mucho porno, cada vez buscaba porno gay y principalmente de sexo entre joven y hombre adulto, siempre veía situaciones de sexo anal. Todo esto me calentaba muchísimo, me masturbaba hasta acabar y luego jugaba con mi semen, la mayoría de las veces me lo tragaba hasta q una vez me animé a pasarlo por mi ano y empecé a flotar mi dedo sin meterlo. Quería sentir a mí primo tocandome todo, metiendo sus dedos dentro mio o porque no, sentir su pija en mi culo, pero eso me daba miedo por lo gorda y grande q yo la veía.

Toda esta situación nunca se la conté a mi primo ya que no sentía la confianza suficiente de decile lo q realmente quería ahora, ya no me conformaba solamente con chupar su  pija y tragarme su semen, pero con él era solamente eso, él se bajaba el pantalón y yo me arrodillaba a chupar casi sin mediar palabras.

Un día, de los tantos q salía al patio a chuparle la pija a mí primo, terminé de chuparle la pija a mi primo, me tragué toda su leche, él se subió el pantalón y volvió al taller, yo me quedé sentado en el piso un rato más, ahí mientras esperaba q pase el tiempo escuchó un pequeño silbido: Pshi, pshi. Era un sonido como de alguien q quiere llamar tu atención. Miré a los costados y nada, salí un poco del escondite pensando q era uno de los trabajadores q salía a fumar y nada, de nuevo escuchó el: Pshiit, miré hacía arriba y era el vecino sentado en la pared medianera q dividía los dos lotes. Quedé impactado, hasta diría paralizado del miedo y susto de pensar q vió todo lo q sucedió con mi primo, en eso él me dice: Está tu papá? (En ese momento me volvió el alma al cuerpo pensando q solamente buscaba a mi padre)

Yo: No, salió a ver un trabajo pero estan los otros changos, si querés le hablo a Marcos (un hombre de confianza del taller)

Vecino: no, está bien, quería charlar solamente. Vos q estás haciendo.

Yo: nada, estaba sentado nomás.

Vecino: vení así charlamos mejor (me hizo un gesto con su mano como diciendo q suba a la medianera y me siente ahí al igual q él)

Yo: no puedo subir, no tengo escalera.

Vecino: pone una tabla un apoyada y subí un poco y después yo te ayudo.

Ya me sentía un poco nervioso con la situación, no quería tocar ninguna tabla de ahí porque era el lugar secreto mío y de mi primo, pero a su vez me sentía tenso y dudoso de lo q vió mí vecino.

Vecino: mira, esa tabla si la apoyas justo llegas para subir. Mientras me dijo eso puso una sonrisa relajada que me hizo sentir seguro. Además, era mi vecino, lo conocía de hace tiempo, lo saludaba cuando lo veía y tiene esposa e hijos, pensé: no pasa nada. Entonces tomé la tabla y la puse en posición para poder subir la pared.

Empecé a subir y mí vecino estiró su brazo, me tomó de la mano y de un tirón me hizo llegar hasta arriba y ahí me senté en la pared. Pude ver que justo ahí tenía una escalera q le permite subir a su terraza. Inmediatamente todo el miedo y nerviosismo volvió en mí, pensé q todo el tiempo mi vecino pudo haber visto lo q hacía con mi primo, si justo su escalera daba con ese lado del patio donde yo jugaba con la pija de mí primo.

Vecino: che tas re grande vos, ya cuántos años tenés?

Yo: 12

Vecino: shuu como pasan los años, pensar q te conocí cuando eras mocoso. En eso pone su mano en mi rodilla. Yo no podía decir nada del nerviosismo así q solamente atine a sonreír un poco diciendo:  mmjum.

Vecino: che y cómo se llama el chango nuevo q trabaja con tu viejo?

Yo: (aún más nervioso y ya con la miraba hacía abajo) no sé, no lo conozco.

Vecino: (con una carcajada burlona) jajaja q va ser, si te ví q se llevan re bien (y me hizo una miraba picara agachando la cabeza como señalando su miembro.

En ese momento yo sentí miedo y ganas de llorar, agaché mí cabeza y no emití palabra, sentía un nudo en la garganta q parecía q iba a vomitar. En eso siento la otra mano de mi vecino tomar mí mentón y levantar mí cara.

Vecino: estás bien? Mira q ta todo bien lo q vos haces. A mi no me molesta.

Yo seguía con el nudo en la garganta y no podía decir nada y solamente asentí con la cabeza.

Vecino: pero me gustaría saber si vos lo haces por gusto o porque te obligan, mirá q si te obligan eso está mal y lo podes denunciar, no te tenés q sentir mal. Mientras seguía sosteniendo mí cara desde el mentón para q lo miré a los ojos.

Yo: (con la voz entrecortada) no sé que cosa.

Vecino: jajaja no te hagas, (y en voz bajita) te ví q le chupas la pija a ese chango. Quién es?

Yo: (ya con lágrimas) mí primo.

Vecino: uhhh jajajaja, (otra vez en voz baja) sarpaaado, che y cuántos años tiene?

Yo: 18

Vecino: naaaa es un pibe, no sabe nada. Y a vos te gusta?

Yo: no sé (ya estaba un poco más relajado, ya se estaba hablando del tema y no me sentí juzgado por él así q me sentí mejor)

Vecino: pero no es pijón, o sí? Mientras preguntó eso su mano q estaba en mi rodilla empezó a moverse como acariciando mi pierna.

Yo: no sé.

Vecino: pero vos ya viste otra? Y su mano q tenía en mí mentón la llevo directo a su bulto y empezó a sobar lento.

Yo: no sé.

Mi vecino voltea su mirada a todos lados y en eso, en un abrir y cerrar de ojos saco toda su pija y huevos por el costado de una pierna de su pantalón corto, la ví y me encantó, mi vecino es un hombre maduro, con muchos pelos en las piernas y huevos, muy blancon de piel y por lo tanto tenía una pija blanca con la cabeza rosadita, en ese momento se la veía medio dormida pero igual se veía gorda.

Él me tomo la mano y la llevo a su miembro, yo agarre primero sus huevos y los aplaste un poco, quería sentirlo bien y sentir sus tantos pelos, después lleve mi mano a su pene y empecé a mover como masturbandolo. Él seguía mirando a los costados y en un momento toma mi cabeza y me hace meter su pene en mí boca.

Vecino: vení un ratito aquí (a su escalera) así estamos más cómodos.

Cruzamos la medianera hacía su casa y ahí en la escalera se bajo bien el pantalón y su calzoncillo y me puso a mamar, fue una sensación tan rica, sentía como crecía y crecía en mi boca. Lo notaba algo apurado y como nervioso así q trate de hacer mi mamada lo mejor q pude, me metí todo su pene hasta el fondo y ahí ahogandome me movía para hacerlo acabar, cuando sentí su mano en mi nuca me dí cuenta q era la señal de q pronto me daría toda su leche y así fue, me lleno la boca de semen y su cara de relajación y satisfacción era notoria.

Luego de eso se acordó el calzón y su corto y me dijo: vamos q te ayudo a cruzar.

Me agarro de la mano y me hizo cruzar la medianera ayudado por la tabla de madera.

Vecino: nos vemos otro día, te gustó?

Yo: sí

Y así me fui para adentro del taller y luego a la habitación pensando y recordando todo lo q paso en ese día, acababa de chupar dos pijas, me sentía en la gloria.

En el siguiente relato les cuento como mi vecino me quito la virginidad anal en un día de fiesta.

Esa fecha no la olvidaré nunca, 03 de noviembre de 2013.

Saludos.