LEVANTE EN UN CINEMA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya conocía a Quito porque en años anteriores había estado allí. Inmediatamente llegue me alojé en un Hotel de la capital y después de bañarme comencé a recordar viejos tiempos en los cuales algún levante lograba al asistir a salas de cine porno que existen en la ciudad. Me fui calentando por la tibieza del agua de la ducha y antes de que me dejara llevar por mis instintos de masturbarme allí, resolví dar por terminado el baño y más bien dejar esa carga sexual para el levante que lograra en un teatro al cual acostumbraba a ir en el pasado y que no sabía si aún existía o no. Me afeite y me eche una buena colonia para luego salir en busca de un taxi para trasladarme a dio cinema donde siempre proyectaban solo películas porno.
Pregunté al taxista si conocía donde quedaba dicho teatro América e inmediatamente arrancó en dicha dirección. Demoramos escasos 15 minutos, dejándome a una cuadra de allí. Compré el boleto y me dirigí primero a los baños a orinar. Olvidaba decirles que llevaba puesta una tanga negra de licra que siempre me acompaña en mis viajes y, en vez de pantalón de correa, me acomodé una sudadera deportiva de esas que se ciñen a la cintura por un resorte. Ah!! Y lo que nunca dejo de portar: un pequeño frasquito de aceite Johnson para niños, por si acaso (jejeje).
Salí de los sanitarios y me dirigí a la sala de proyección. Estaba muy oscuro y la luz tenue de la pantalla no alcanzaba a iluminar bien por lo que resolví quedarme en la parte de atrás, avanzando hacia el rincón. Allí no había nadie parado y ya cuando me acostumbre a la oscuridad observé que había poca gente sentada en las sillas de adelante. Uno que otro espectador se paraba de su asiento y se paseaba por los pasillos como buscando compañía. Ya saben ustedes para que.
Las escenas que se iban desarrollando en la pantalla me fueron calentando más y más por lo que empecé a meter mi mano por entre mi sudadera para acariciarme las nalgas y mi pene. Estaba ya super caliente y mi corazón acelerado al ver que alguien de adelante avanzaba por el pasillo que daba a la parte de atrás donde yo estaba. Yo seguí acariciándome pensando que por la oscuridad esa persona no me vería. Era un señor alto de unos 50 años, como calvo, que al cercarse pude ver que tenía un pulido bigote, su piel un poco bronceada, y sus dientes súper blancos, su estatura era aproximadamente sobre 1,80 y se veía una persona fuerte y venía con una camisa transparente desabrochada en la parte de arriba donde dejaba relucir una gruesa cadena como de oro y desde luego sus pezones y pecho peludo. Al pasar frente a mi me miró y en vez de seguir derecho por el pasillo se fue acomodando muy cerca de mi.
Yo me turbe todo y empecé a temblar ya que de reojo lo miraba y el él se estaba sobando su paquete por encima del pantalón al tiempo que me miraba lo que yo estaba haciendo y que no paraba de acariciarme por entre la sudadera. Yo lo miré de frente y él me sonrió por lo que le correspondí también con otra sonrisa. En la escena un negro grandote le incrustaba su enorme verga por el culo a una esplendorosa pelirroja que gemía y gemía. De pronto se fue arrimando y agachándose un poco me dice: “Te gusta la película?”
• Sï, está buena. Y a usted?
• Claro!! Y Cuál de esos papeles te gustaría hacer? Señalando con un dedo hacia la pantalla.
• Si vacilar le respondí: Frente a esa enorme verga, claro que el de la pelirroja!!
• Que bien porque yo jugaría el papel del morocho jejeje.
Me decía esto al tiempo que se fue arrimando hasta casi pegarse a mí y lanzar su mano para suavemente tocarme la nalga. Yo no hice resistencia y por el contrario estiré mi mano hacia su paquete el cual sentí que ya tenía una enorme erección pero un pude apreciar bien pues me estorbaba su grueso pantalón. Él me dijo que esperara un momento, se desabrochó la correa, luego bajo su cierre y extrajo un enorme pene que casi ni lo abarcaba con los dedos de mi mano. Yo estaba que hervía de deseos de sentir esa verga en mi boca y en mi ano. Empecé a masturbarlo que aunque ya tenía una erección, aun le faltaba. Me dice al oído: Chúpalo para que crezca más!!! Y se bajo el pantalón a la rodilla con la complicidad de la oscuridad reinante.
No lo pensé dos veces y me arrodille para deleitarme de esa enorme presa y ciertamente ésta fue poniéndose más dura y creciendo más y más. Uffff, medía ya como 16 o 18 centímetros y casi me ahogaba ya que tenía que tragarla toda. Poco a poco fue soltando un precumen super delicioso, como ducecito. Él empujaba y yo que daba arcadas que me provocaban vomitar, pero lo sacaba y él tomándome de la cabeza me apretaba hasta casi rozar sus testículos. Estaba para venirse e inmediatamente apartó mi cabeza diciendo que esperara que quería penetrar mi culito.
Me levante, baje mi sudadera y la tanga e incliné un poco, pegado a la pared dándole la espalda. Senti su espeso bigote y luego un par de besos en cada nalga. Seguidamente se agachó y me dio unas deliciosas lengüetadas en mi orificio anal para lubricarlo. Me sentía como en el cielo y ancioso de sentir su enorme verga penetrándome. Fueron unos interminables minutos en empezó a jugar con su verga azotándome el ano y amenazando con introducirlo.
Mëtelo ya papasito que me revientas de ganas!!! Le grite impaciente a lo que él me pregunto si estaba ya preparado para recibirlo. Claro papasito, métemelo todooooooooo Ayyyyyyyyy. Mássssss. Uffff que rico papi.
Seguidamente metió sus manazas por debajo de mis sobacos y las entrelazó encima de mi nuca para luego levantarme en vilo y empezar un mete y saca que me sacaba lagrimas y gemidos de alegría. De pronto se sintieron pasos de alguien que venía por el pasillo por lo que me descargó suavemente y me dijo que me subiera la ropa para que no sospecharan. Él se acomodo su pantalón y se quedó quieto mirando la pantalla.
Oh sorpresa!!! Era una amigo de él que también andaba de “casería” y se le arrimó a preguntarle si ya había “levantado” algo. Javier, así se llamaba mi amante fortuito, asintió con la cabeza señalándome con el hombro. Roberto se llamaba el amigo llegado, se arrimó donde mi estirando su mano y presentándoseme. Rodrigo, para servirle!!! Respondió: Claro que si nos puedes servir!!! Dijo maliciosamente codeando a Javier quien embozó una sonrisa igualmente maliciosa.
Y fue directo al grano: Te gustaría que hiciéramos un trío: tú, Javier y yo? Pero claro, no acá sino en nuestro apartamento que queda por acá cerca. Especificó el muy pícaro antes de que yo dijera algo. Inmediatamente Javier acotó: Si, vamos que no te arrepentirás. Roberto tiene una verga mas grande y gruesa que la mía que le gustará a tu sediento y hermoso culito. Vamos papasito, si?
No me podía negar ante tanta “insistencia” jejejeje y dije categóricamente: Vamos!!!!
Ya se podrán imaginar la orgía que hicimos en donde intercambiamos de todo!!!!
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