LIBERTAD CONDICIONAL 3
Parte Tres .
Tercera Parte
(Traducción del inglés)
Pasó un mes desde la visita del señor Harris. Las cosas habían evolucionado muy bien.
Habíamos descreado la necesidad de salir de la casa, Robert, el mismo que nos trajo, nos proveía semanalmente de víveres, leña para la chimenea, y lo que no podía hacer falta, condones y lubricante. Jaja… Incluso, alguna vez le había dicho para hacer un trío, ya que el sujeto no está nada mal, y ya estábamos tanto Dylan como yo bastante claros en que si hacíamos algo con un tercero, eso no iba a cambiar lo nuestro. Sí, lo nuestro, ya yo no veía a ese irlandés como un compañero de castigo, o como compañero de trabajo, lo veía como mi pareja. Y él me veía de la misma manera.
Un día, creo que era sábado, me desperté porque me llegaba olor a panqueques. Vi a mi lado y Dylan no sólo dormía a pierna suelta y completamente desarropado junto a mí, boca arriba y con una erección descomunal, sino que también roncaba con tanta fuerza que parecía un tractor descompuesto… Jajajaja… Sonará extraño que lo diga, pero eso me encanta de él, le da ese «toque» interesante, y él persiste en que no ronca.
Siguiendo mi nariz me levanté, me coloqué un bóxer blanco ajustado, marcando bien mi paquete y mis nalgas, me calcé unas sandalias de baño y fui a la cocina. Ahí estaba él, el señor Harris, en persona, sólo utilizando un delantal y aparentemente nada de ropa debajo.
Buenos días campeón. Llegué hace un rato y quise darles una sorpresa. Dijo como si viniera de trotar del parque, de lo más normal.
Buenos días señor Harris… Ehhhh ¿se da cuenta de que está desnudo?
¿Yo? ¿Desnudo? ¿En serio? Jeje… Si, desde luego, no estoy senil, aunque técnicamente, tengo lo necesario puesto, el delantal, para evitar que una salpicadura me queme. Lo que pasa campeón, es que cuando cocino prefiero estar desnudo para no acalorarme. Ya sabes, la edad, la tensión, jejeje… ¿Estamos? Dijo guiñando un ojo.
Yo intenté controlar mi excitación, pero mi negra, gruesa, venosa y cabezona verga tenía otros planes… Delatarme…
Jeje… Veo que te levantaste vigoroso… Dijo el señor Harris acercándose a mi de una manera que me dejó estupefacto. Y no conforme con eso, tomó mi verga, a través de la tela del bóxer, con sus manos. Haciendo que soltara un quejido de placer.
Dios Jacobo, esto de verdad provoca comérselo. Eres todo un semental, mira nada más tu cuerpo, tu rostro, tu porte, tu enorme verga. Uffffff. Me gustaría darte una mamada.
¿Habla en serio señor?
Claro que si, y esa verga prieta de verdad que se vería muy bien dentro de mi rosado trasero. Pero ahora vamos a comer, ¿vas y despiertas a tu amor? ¿O prefieres que vaya yo?
Ehh… Mejor voy yo.
Como gustes, es la casa de ustedes. Dijo el señor Harris mientras se daba la vuelta mostrando su trasero perfecto, cubierto de vellos plateados… Uffff que espectacular, el propio oso polar. Hubo algo que me llamó la atención, parecía que estaba usando un suspensorio blanco… Dios, que morbo.
Entré al cuarto y vi a mi querido Dylan durmiendo todavía, completamente descubierto, y con su gran erección. Comencé a darle una mamada y él comenzó a despertar…
Uffffff… Esa si es una buena manera de dar los buenos días amor mío… Uffffff… Justo estaba soñando con eso. Me dediqué a mamar su verga con ganas, hasta el fondo, como le gusta y como lo disfruto, que rozara mi campanilla y siguiera… En menos de cinco minutos ya mi amado decía retorcido de placer: Ahhhh… Cariño… Me vengo… Ahhhh… Y disparó en mi boca, mientras iba contando: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, OCHO chorros de leche caliente y espesa que tragué con gusto. Lo besé y me dijo: uffffff por eso y otras cosas más, te amo. Por cierto, huele delicioso, ¿estás haciendo pancakes?
Yo no… El señor Harris.
Mentiroso… Jajajaja… ¿En serio?
Si, ven para que veas, ponte algo y vamos, que ya está listo el desayuno… Ahhhh… Y anda sólo con el delantal puesto…
Jajaja estás bromeando, decía mientras se ponía el bóxer.
Pues, no, ven, que se enfría el desayuno. Le dije dándole un beso rápido en los labios.
Fui a la cocina a exprimir unas naranjas para tomar jugo, ya el señor Harris había preparado el café y tenía todo listo para comer. Cuando salió Dylan del cuarto, se estiró mientras bostezaba diciendo: Buenos díiiias… Que sorpresa verlo aquí señor Harris.
Buenos días campeón, jejeje… ¿Te despertaron rico?
Ehhhh… ¿Cómo dice?
Que si dormiste bien… Jeje…
Ah, sí, muy bien. ¿A qué debemos el honor de su visita?
Pues… Vine a hacerles una pequeña atención, y pasar el fin de semana con ustedes. No van a dejarme desamparado, ¿o sí?
No, para nada, dijo Dylan viéndome por encima de la cabeza del señor Harris, al ver que le hacía señas de que no había problema.
Que bueno, porque mi apartamento lo están fumigando. Y no puedo estar allá.
No hay problema alguno, le dije llevando la jarra de jugo a la mesa. Dylan buscó los vasos y el señor Harris colocó los platos y los pancakes.
Bueno muchachos, ahora si, a desayunar…
Gracias señor Harris, por este desayuno…
A la orden Dylan… Y… No me digan señor Harris, díganme Papá… Yo los veo como mis hijos, mi esposa y yo nunca tuvimos la suerte de tener varones, y yo siempre deseé tener un par de hombres en casa con quienes poder compartir momentos de padre e hijos.
Está bien Papá. Le dije yo, y Dylan se reía.
¿De qué te ríes hijo?
De qué seríamos una familia arcoiris… Papá rubio y ahora totalmente canoso, Jacobo negro y yo pelirrojo… Jajajaja
Es cierto, eso sería muy exótico, dijo el señor Harris (Papá) riendo.
Desayunamos amenamente bromeando y charlando como cualquier familia. Recogimos los platos, limpiamos la cocina, y organizamos todo.
Nos sentamos los tres junto a la chimenea y Papá Harris buscó un habano en su carro, sólo en suspensorio, porque ya se había quitado el delantal, Dylan y yo estábamos como hipnotizados, viendo esa gran barriga dura, blanca, llena de pelos plateados, ese pecho que parecían unas enormes tetas de macho, con unas aureolas enormes, como de unas dos pulgadas de diámetro, con unos pezones grandes que invitaban a mamar sin descanso, la espalda ancha y cubierta de pelos plateados y el paquete entre sus piernas se adivinaba enorme y grueso, sin desmerecer sus piernas, gruesas y duras, que hacían un soporte perfecto para las tremendas nalgas, Dios, ese hombre le quita el sueño a más de uno… jajajaja… Imaginar esos pectorales super hinchados, peludos, rozando con los míos, y su barba perfecta, completamente cerrada y blanca besando mi cuello, me hizo tener una erección descomunal, al ver a Dylan me di cuenta que no estaba solo, él estaba igual, ambos teníamos unas grandes carpas de circo en nuestros boxers.
Al volver nos preguntó ¿por qué no habíamos salido de la casa?
Ehhh… ¿Cómo? Preguntó Dylan… Hipnotizado viendo a ese oso polar que se masajeaba con descaro la entrepierna mostrando cómo iba agarrando tamaño y grosor a medida que se iba fumando su habano de pie ante nosotros.
¿Por qué no han salido? Volvió a preguntar.
Ehhh… Yo guardé todo lo que no nos dijo que había dejado en los sitios específicos para evitar problemas a futuro.
Hummm… Me parece excelente. Pero ustedes van a salir esta noche conmigo, ¿les parece? Hay un bar bastante tranquilo donde me gusta ir de vez en cuando. Así que, vamos a ponernos nuestras camisas de cuadros, nuestros jeans y botas.
Está bien, dijimos.
Así me gusta. Dylan, hijo…
¿Dime pá?
Toma, dándole las llaves del carro, en el maletero hay una botella de brandy, búscala, por favor, vamos a tomar un poco para bajar el desayuno.
Está bien.
Mientras Dylan iba al carro yo me puse de pie y le dije: Papá Harris…
¿Ocurre algo campeón?
Eh… Sí… A nosotros nos llamas mucho la atención.
Jajajaja… Y ustedes a mí, respondió dándome un beso donde su lengua tomó posesión completa de mi boca. Yo bajé mis manos por su espalda y tomé sus enormes nalgas peludas, grandes y blancas. El sabor del tabaco me gustaba mucho, luego escuchamos cuando Dylan cerró el maletero y nos separamos. Yo me senté en el sillón y Dylan al entrar se sentó a mi lado colocando la botella sobre la mesa de centro.
Yo estaba nervioso, sentía que le había sido infiel a Dylan…
Papá Harris fue por unas copas a la cocina, lo oímos quejarse, él es más bajo que nosotros, debe medir 1,75 metros. Dylan se fue a ayudarle porque las copas estaban bastante altas. De pronto me parece que se demoran en volver y cuando me acerco a la cocina los veo, comiéndose a besos. Y Dylan le dice: extrañaba esto como no tienes idea. Y la respuesta de Papá Harris fue lo que me impactó… Mi verga extraña tu culito de zorra hijo… Lastima que tu mamá no ha querido irse a Irlanda, porque estaríamos los tres en casa.
¿Son padre e hijo realmente? Dios… ¿Dónde me he metido? ¿Qué es esto? Pero… El apellido de Dylan es Johnson, no Harris… ¿Qué es esto? Apenas reaccioné me fui al lado de la chimenea, mirando el fuego, como consumía la madera y todo lo que creía que era cierto. ¿Dylan es el heredero de la empresa? ¿Por qué entonces trabaja como obrero? ¿Será que el padre le estaba buscando un novio? ¿O seré uno de los que a lo mejor ellos se han disfrutado y después otro ocupará mi lugar?
En eso estaba pensando cuando los brazos de Dylan me rodean por detrás y me besa la mejilla derecha. Ven amor, me dice. Hay cosas que debemos conversar. Esto último no me hacia sentir mejor. En absoluto. El señor Harris sirvió tres copas, tomó una y nos hizo señas de tomar las nuestras. Debe haber notado algo en mí que me delató.
Jacobo, ¿hijo, te sientes bien? Estás pálido. Ven, vamos afuera, agarra aire.
Yo apenas podía caminar, estaba aturdido. Salimos al porche de la casa y la brisa me hizo bien.
¿Mejor? Preguntó el señor Harris.
Sí, creo que voy a ir al baño…
¿Vas a vomitar?
No, creo que ya bajaron los pancakes…
Jeje… Anda pues…
Entramos y sin ver a Dylan me dirigí al baño.
Jacobo se siente mal…
¿Hay que llamar un médico?
Jeje… No, parece que los arándanos lo aflojaron, nada grave.
¿Será que nos escuchó?
No creo, él estaba junto a la chimenea. Y nosotros hablamos muy bajo. De todas maneras, es mejor que sepa la verdad.
Salí del baño, hasta me duché para ver si con el agua se aclaraba mi mente, y salí mas tranquilo.
Ahhhh mira, pero si ya hasta bañado estás…¿Te sientes mejor? Toma, aquí está tu copa. Tomé la copa y pregunté ¿cuál era el motivo del brindis?
La familia, dijo el señor Harris, por la familia, por las cosas que hacemos para y por protegerla.
¡Salud! Dijimos los tres.
Bueno… Vamos a acomodarnos aquí en el suelo junto a la chimenea, dijo el señor Harris. Él se sentó de frente quedando Dylan y yo a los lados.
Jacobo… Hay algo que quiero compartir contigo, y quiero que prometas guardar bien el secreto de lo que va a discutirse en este momento.
De acuerdo. No hay problema.
Perfecto… Las cosas son así. Dylan es hijo de mi esposa, su padre murió hace años en un accidente en la fábrica, y yo al tiempo me casé con su mamá. Él conserva su apellido paterno, pero legalmente está incluso reflejado en mi testamento como mi hijo. Así que si en algún momento yo llego a faltar, él hereda la compañía. Sus padres son irlandeses, yo soy inglés, y nos conocimos mientras veníamos en barco a América. Los tres comenzamos el negocio de los pescados y mariscos juntos. Buscamos un buen lugar, y poco a poco fuimos creciendo. Al tiempo nació Dylan, y cuando él tenía 11 años su padre murió. Yo me hice cargo de su parte de la empresa y dos años después le pedí matrimonio a su madre. Por eso es que somos padre e hijo. Pero esto no lo sabe más nadie en la empresa.
Está bien. De verdad que pensé que eran familia sanguínea.
Jajaja ¿estás loco amor? Preguntó Dylan. ¿Cómo ibas a pensar eso?
Pues… No sé. Sé que suena extraño, pero me parecía que era una posibilidad.
Entonces… Dijo el señor Harris. ¿Me vas a tratar de Papá? Sinceramente prefiero ese trato que el de suegro… Jejeje… Por cierto, en la empresa puedes decirme Señor Harris, o Señor William. Para evitar los rumores. Y hay algo que no hemos hablado… Tu matrimonio… ¿Cómo vamos a hacer para resolver eso?
¿De qué estamos hablando? Pregunté intrigado.
Hijo, tú estás casado, sí, pero… ¿en realidad estás dispuesto a volver con tu esposa y hacer de cuenta que nada de esto ha pasado, todo este tiempo ha sido un sueño y despertaste en sus brazos? No la estarías engañando a ella, sino a ti mismo.
¿Debo responder de ipso facto?
En absoluto, pero piensa bien. ¿Cuál quieres que sea tu vida? Ella puede llegar a estar muy bien, incluso ser feliz con alguien más, alguien con quien sí pueda tener los hijos que tu no podrás darle. Económicamente, te aseguro, que no le va a faltar nada. Pero… No puedo obligarte a dejarla. Esa decisión es sólo tuya. Por el momento, yo como que me voy a dar un baño, para recostarme un rato antes de salir al bar esta noche. Piénsalo.
¿Qué iba a responder? ¿Qué cosa se dice en un momento como este? ¿Estaría bromeando? ¿Será que me dieron alguna droga y estoy alucinando? ¿Será que nada de esto es real? ¿Estaré en coma? ¿O muerto? Estoy en una casa, en sólo Dios sabe dónde, sé que no hemos salido de Estados Unidos, con un tipo que detestaba y me detestaba, ahora llevamos un mes de feliz convivencia, estamos enamorados, el dueño de la empresa es el padrastro de este sujeto, que dice estar casado y tener un hijo, yo estoy casado, a mí me está proponiendo dejar a mi mujer, hay una buena oferta sobre la mesa, pero… ¿Si todo esto es una alucinación? ¿Por qué no han venido nuestros oficiales de libertad condicional? ¿Será que en realidad no he salido de prisión? Dios, por favor, mándame una señal, así sea pequeña, para cerciorarme de que estoy despierto y que esto en verdad sucede, a cambio, te prometo hacer tu voluntad y poner todo mi destino en tus manos. De pronto una chispa de la chimenea saltó y cayó sobre mi rodilla…
Mierda… Fue lo que me salió de la boca, pero luego recordé lo que pedí, la señal. Gracias Señor. Que se haga tu voluntad y no la mía. Dije en voz baja.
¿En qué piensas amor?
En todo esto, pero ya veo que es real. Dylan… ¿Cuándo fue la última vez que viste a tu oficial de libertad condicional?
Una semana antes del incidente que nos trajo aquí… ¿Por qué?
¿No se te hace extraño que no haya venido ni el tuyo ni el mío? Llevamos un mes aquí, y no nos han buscado.
Papá se encargó de todo eso.
¿De qué?
Ni siquiera hay registros de que hayamos ido a la cárcel, nunca hubo cargos. No hay ningún récord de nosotros.
Mierda…
Bueno mis hijos, este viejo va a dormir un rato… Si quieren, vayan, den una vuelta por la propiedad, y dejen que este oso polar descanse… Jeje… Dijo el señor Harris recién salido del baño, completamente desnudo y mostrando una gran y hermosa verga circuncisa que colgaba casi a mitad de muslo de color rosado muy gruesa y venosa descansando sobre unos huevos que parecían una toronja perfectamente lampiños y rosados. Yo me quedé impactado al ver semejante monstruo delante de mi. Mi cuerpo se sentía más que atraído por ese pedazo de carne que tenía en frente, y al parecer fue muy evidente, por el comentario que hizo luego:
Deja que descanse campeón, y luego todo esto será tuyo… Jejeje…
Me quedé sin palabras. Él entró al cuarto y se acostó a descansar. Dylan me dijo para ir a caminar por los alrededores. Salimos y vi que no había cerca vía pavimentada. Así que le pregunté: ¿Tienes idea de dónde podemos estar?
No, pero lo estamos pasando bien. ¿No te parece?
No me quejo… Pero me intriga saber dónde estamos. Por la vegetación parece que hubiera ríos cerca o aguas subterráneas a poca profundidad…
Jajajaja me salió biólogo el hombre… Jajajaja…
No, sólo que me fijo en esos detalles.
Seguimos caminando y conseguimos un río, no muy profundo, pero agradable. Nos quitamos los boxers, nos metimos al agua, nos daba por la cintura… Ahhhh… Se siente bien, dije ya una vez sumergido hasta el pecho y recostado contra una piedra. Dylan estaba a mi lado viendo el cielo y las ramas de los árboles.
Tenía años que no hacía esto de estar en contacto con la naturaleza, dijo.
Bueno, yo soy hombre de campo cariño. Tanto genéticamente como de crianza. Mi familia fue por generaciones esclava en Louisiana, en haciendas algodoneras.
¿Y por qué tienes apellido hispano?
Mi madre se casó con un cubano, y de ahí nacimos mis hermanos y yo.
¿Y cuántos son?
Cinco en total. Dos mujeres y tres hombres.
Yo soy hijo único.
Dime una cosa Dylan… ¿En realidad estás casado y tienes un hijo?
Sí, pero hace mucho que no los veo. Papá les hizo una vida nueva en otro país. De hecho, casado, ya no estoy.
Y… ¿Por qué estuviste preso?
Por evasión de impuestos.
Entiendo.
Creo que deberíamos ir a la casa, papá quiere salir esta noche, a lo mejor se quedó dormido.
Emprendimos el camino de regreso, y cuando llegamos a la casa escuchamos los ronquidos desde la puerta. Lo que nos hizo reír. Porque parecía el gruñido de un oso.
Terminamos de entrar y fuimos a ver al viejo. Tremenda sorpresa, la verga, completamente erecta, le llegaba por lo menos dos pulgadas más arriba del ombligo, del grosor de una lata de cerveza y venas por todos lados, la cabeza roja como una fresa, provocaba comérsela.
Dylan, sin decir palabras, me alienta a pasar, y que haga lo que deseo, como si fuera capaz de leer mi mente.
Yo estaba atónito, contemplando a ese oso polar que estaba durmiendo tan plácido sobre la que ha sido nuestra cama últimamente, me acerqué sigilosamente y comencé a lamer la cabeza con timidez, escuché un gemido un poco bajo… Así que me animé a dar un paso más… Introduje la cabeza completa en mi boca y comencé a succionar. Tras unos cinco minutos ya tenía más de la mitad en la boca, y lo escuché gemir con ganas.
De pronto sentí su mano en mi nuca, marcando el ritmo de la mamada. Uffff, lo estaba pasando genial, y la cosa mejoró cuando Dylan comenzó a comerse mi verga.
Que rico mamas hijo, con razón Dylan está enamorado de ti, tienes un portento de boca… Ahhhh… Me vas a hacer acabar si siiiiiigueeeesss aaaaaasíiiiii… Ahhhhhhh… Dios… Ahí vaaaaaa…
Y yo contaba mentalmente, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, SIETE chorros… Tragar toda esa leche caliente, espesa y deliciosa hizo que le llenara la boca a Dylan… Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, OCHO… Uffffff… Descargué y mi verga comenzó a bajar en seguida. Había quedado totalmente satisfecho por primera vez en la vida.
Así si es bueno que lo despierten a uno… Jejeje… Dijo Papá Harris. Quien aún mantenía su erección intacta. A ver… Quién de ustedes desea cabalgar este caballo?
Yo Papá… Dijo Dylan con la emoción de un niño en navidad.
Vente hijo, así Jacobo ve que sí cabe completamente en un culito apretado… Aunque en este tiempo, no es que Jacobo te ha dejado vacío de carne… Jejeje.
Dylan buscó un condón y el lubricante, se lo colocó, dejó toda la verga del viejo empapada en lubricante, luego se acomodó encima de su padrastro y comenzó a bajar, lentamente. Cuando tenía la mitad dentro, noté que ya no había espacio para más. Pero eso al viejo no le importó, lo tomó de las caderas y lo bajó de un sólo golpe. ¿Te la meto completa desde que me casé con tu madre y ahora vas a hacerte el difícil? Dijo el viejo con disgusto en la voz.
Ahora mueve ese culito rico, de arriba hacia abajo… Hummm… Ricooooo. Mueve esas nalgotas más rápido… Ahhhh, así… ¿Quién es mi hijo puta?
Yo papi.
Uffffff que delicia de culo, parece un coño.
¿Te gusta papi?
Claro que sí… A ver Jacobo, dame a probar esas nalgas de azúcar morena, mientras le mamas la verga a mi puta… Que después de que acabe, te toca a ti cabalgar.
Yo seguí sus órdenes al pie de la letra, me senté sobre su cara separando con mis manos mis nalgas para facilitar el acceso de su lengua a mi culo… Ahhhhhhh… Dije cuando sentí su lengua gruesa, caliente y húmeda lamiendo la puerta de mi culo. En seguida mi negra, gruesa, venosa y cabezona verga estaba erecta a más no poder. Ahhhh… Que rico… Dije. Me incliné para poder mamar la verga de Dylan, el roce con los pelos del pecho de mi suegro en mis huevos y en mi verga me tenía loco, su lengua me transportaba a sitios donde jamás había pensado llegar, sus dedos escarbando para dilatarme lo suficiente como para recibir bien su monumento de verga me hacían sentir como nunca. La verga de Dylan me llegaba hasta lo más profundo de mi garganta, y yo deseaba sus disparos… Uffffff lo escucho decir… Subí mis manos hasta sus pectorales y busqué sus diminutos pezones… Asiiii decía Dylan… Ahhhh… Se quejaba entre las embestidas de su papá y la mamada que estaba recibiendo…
Voy a acabar… Dijo Dylan después de casi una hora… AHHHH. NO PUEDO CONTENERLO MÁS, gritó.
Acaba hijo, acaba y aprieta ese culito para mí.
Dylan vacío su carga en mi garganta, y contó: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, NUEVE… Ahhhh… Que ricooooo.. Yo tragaba hasta la última gota, encantado.
Siente como acabo hijo… Ahhhhhhh… Ahí vamosssss… Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, OCHO… Uffffff… Y eso que Jacobo ya me había descargado. Diossss que rico está esto… Vamos Jacobo, monta la verga de tu papi hijo.
Dylan se quitó y sacó el condón, le puso uno nuevo a Papá Harris y untó lubricante otra vez. Sin pensar mucho me posicioné y me costó recibirlo dentro de mí, demasiado gruesa la cabeza, pero una vez que esta pasó, lo demás fue ir bajando poco a poco relajando bien los músculos de mi ano. Cuando sentí mis nalgas contra la base me di cuenta de que estaba tan dilatado que entró con suma facilidad.
¿Habías tenido semejante trozo de carne dentro hijo?
Jamás…
Que bueno, eso quiere decir que no vas a olvidar esta experiencia. Jeje.
Dylan, hijo, atiende la verga de tu marido con tu coño…
Dylan fue a buscar un condón y Papá Harris le dijo que sólo lubricante, porque después quería comer mi corrida de su culo… Me colocó un poco de lubricante y se ensartó él solo en mi negro arpón. Su movimiento de cadera me tenía loco de placer, y el inmenso pedazo de carne que tenía dentro, también.
Chupa mis tetas, le dijo Papá Harris a Dylan. Él se ubicó de tal forma que la espalda de Dylan quedó completamente arqueada hacia arriba y las nalgas presionaban más mi verga. Así… Uffffff… Como cuando te cogía a escondidas de tu madre… Ahhhh… Como si quisieras sacar leche… Así mismoooo… Ahhhh… Mierda, voy a acabar… Jacobo, hijooooo… Ahhhhhhh… ¿Vas a acabar también campeón?
¡Si señor!
¡Así no se responde! Dijo Papá Harris dándome unas estocadas tan fuertes y profundas que me hicieron doler el culo.
¡Sí Papá!
¡Ese es mi muchacho! Atento para cuando yo te diga… Ahhhh… Ahhh…
¡Cuando digas Papá!
¿Quién es tu Papá?
¡Tu eres mi papá!
¡Dí mi nombre completo!
William Harris…
¿Quién es tu Papá?
WILLIAM HARRIS…
Así mismo es, el alfa de esta manada soy yo. Ustedes son mis hijos, mis cachorros… Ahhhhhhh… Vamos campeón. Ahhhh… Uffffff… A la cuenta de treeees… Unoooo… Ahhhhhhh… Mierdaaaa que culooooo… Doooooooossss… Aaaaaah… Que deliciaaaaaa… Yyyyyyyyy… Ahhhhhhh… ¡TRES! Papá Harris y yo contamos al unísono: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, NUEVE… Ambos explusamos nueve disparos, él, en mi culo con condón y yo en el de Dylan directamente… Con cuidado fui sacando mi verga del culazo de Dylan y este iba cerrando el esfínter para que no se derramara mi leche.
Cuando ya estuve fuera, Dylan posicionó su culo sobre la cara de Papá Harris, permaneciendo en cuclillas, para empezar a dejar caer mi leche en su boca, yo, preso del morbo, me fui a mamar su verga. Quería más leche de ese hombre, que aún a su edad, no había expulsado lo suficiente como para saciarse, y me daba cuenta por la rigidez persistente de su arpón de carne. Esa leche de macho alfa la deseaba en mi boca.
Cuando llevaba unos diez minutos mamando y oyendo los gemidos de placer de Dylan que emitía incesante con la comida de culo que estaba recibiendo de Papá Harris, vi algo que me dejó perplejo. El viejo, el alfa, estaba levantando su cadera y con ambas manos separaba sus poderosas nalgas, yo sin pensar comencé a lamer ese tremendo culo blanco, con vellos plateados y entrada rosada como un desesperado. Se me ocurrió meter un par de dedos, los cuales no le molestaron… Unos cinco minutos después, sugirió cambiar de posición, Dylan a cuatro patas, él detrás de Dylan también a cuatro patas, mientras le comía el culo con maestría, y yo… Frente a su hermoso culo, que se me ofrecía libremente.
Cogí lubricante y unté una buena cantidad en su entrada y un poco más. Metía hasta cuatro dedos, uffff que delicia. Me puse un condón y fui metiendo con cuidado, a lo que él se deslizó hacia atrás apenas sintió que entró mi cabeza y lo que sentí fue cuando sus nalgotas chocaron con mi pelvis. Diossss… ¿Será un sueño? Si es así no quiero despertar. Le fui bombeando duro, con ganas, Papá Harris gemía ronco, pero sin pausa… Lo estábamos disfrutando.
Dylan se dio cuenta y se acomodó debajo de Papá Harris, en un 69. Uno y otro mamando verga mientras yo metía mi morcilla en ese culo de oso polar. Una hora después, aproximadamente, anuncié que iba a acabar, Papá Harris pidió que se la diera en la boca, él se turnaba entre mí verga y la de Dylan, alternaba fenomenalmente, optó por acomodarnos de forma que ambos ocuparnos su boca… Yo no aguanté más y presioné su cabeza hacia abajo, Dylan también acabó, el viejo se desesperaba tragando cada gota de cada surtidor… Esto lo hizo acabar también y llenó la boca de su muchacho.
Después de todo esto caímos sobre nuestras espaldas sobre la cama. Papá Harris en medio, yo a la derecha y Dylan a la izquierda.
Ehhhh… ¿Aún tienen ganas de que vayamos al bar? Preguntó Papá Harris.
Yo sí, dijo Dylan. Así vemos dónde es.
Bueno, pero nos vestimos sin bañarnos, dijo Papá Harris.
No hay problema. Le dijimos.
Nos vestimos, con ese olor a sexo en la piel, y nos fuimos al bar.
Me corrí más de 3 veces leyendo éste y los dos relatos anteriores, espero sigas publicando más
Que bueno que te haya gustado… En verdad gracias… Voy a publicar 7 partes más… Luego sigo con AQUEL VERANO, después otras 10 de este, para seguir con LA FAMILIA DANKWORTH KELLY, tengo otras historias en las que estoy trabajando.