LIBERTAD CONDICIONAL 4
Parte Cuatro .
Cuarta Parte
(Traducción del inglés)
Salimos de la casa y subimos al carro de Papá Harris.
Bueno muchachos, dijo cuando encendió el motor… Ya estamos listos, somos tres hombres inmensamente guapos, nos vemos muy bien, olemos muy bien, jejeje… ahora… ¿Estamos dispuestos a pasar una noche divertida en este pueblo?
¡Claro que sí! Dijimos emocionados.
Entonces, vaaaaamonos… Dijo al iniciar la marcha.
Aún no teníamos idea de dónde estábamos, al salir de la propiedad nos incorporamos a una vía pavimentada, estuvimos rodando como un cuarto de hora y éramos los únicos en la vía. Llegamos al bar «Lone Star Bar» (Bar Estrella Solitaria), al entrar, no había mucha gente, unos cinco hombres en la barra, y alguna que otra mesa tenía entre tres y cuatro personas. Al acercarnos a la barra una bartender nos saludó:
Bienvenidos a Austin señores, mi nombre es Kate, díganme, ¿qué les apetece tomar? Tenemos nuestra propia cerveza, bourbon, y la más amplia variedad de cocktails de Texas. Regreso en un momento, mientras ustedes se deciden, aquí les dejo la carta.
Entonces… Texas… Dije por lo bajo. Jamás había estado aquí, ni en sueños. Interesante destino.
En realidad, quería que estuvieran lo más lejos posible de casa para que se conocieran mejor. Si les parece que hice mal, perdón, no fue mi intención. Dijo Papá Harris.
Pues… Ya que estamos aquí, vamos a beber, dijo Dylan. Hey… Kate.
Momento…
¿Te sientes bien Dylan? Le pregunté.
¿Qué quieres decir?
Que veo como que estuvieras en «tu elemento»…
Jajaja… Una vez que vas a un bar, todos son iguales. Y te mueves con la misma naturalidad.
Buen punto.
Ehhhh muchachos, voy a cambiarle el agua al pájaro, pidan lo que deseen, yo invito.
Al ir al baño se acerca Kate con una inmensa sonrisa. ¿Puedo tomar su pedido? Hey… ¿Y el señor que andaba con ustedes?
Fue al baño, le dijo Dylan. ¿Qué tienes que nos haga decir ¡WOW! Aparte de ti… Le dijo Dylan con un guiño.
Jajaja… Que amigo tan coqueto tienes, me dijo Kate. Tranquilo vaquero, yo no estoy en el menú, y esos piropos díselos a otra dama que esté disponible. ¿Ves ese hombre de allá? El que está en la registradora con cara de pocos amigos? Ese es mi esposo, dijo mostrando su alianza de matrimonio. Pero tranquilos, vinieron a pasar un buen rato, no a asustarse… Ya les traigo tres cervezas de la casa, están excelentes. Dijo haciéndole un guiño a Dylan.
Ehhhh… Dijo Dylan cuando Kate fue a buscar las cervezas.
¿Ocurre algo?
Pregunté acercándome y apoyando mi mano derecha sobre su hombro izquierdo.
¿Ves ese hombre de camisa negra que está en la mesa del fondo jugando cartas?
¿Qué tiene? ¿Te gusta? Dije en broma.
Pues, ese es el fiscal hijo de puta que me metió preso por lo de los impuestos.
¿Quieres que le de una golpiza?
Jajajaja no… Estaba pensando en aleccionarlo de otra manera.
¿De qué hablas?
¿Qué te parece una jugada de cartas contra él?
Jajajaja… ¿Recuerdas lo que te comenté? Haciendo el gesto de barajar un mazo.
Sí, sí, pero ni vas a hacer nada que él mismo no haga.
En eso llegó Papá Harris. Uffffff… No se imaginan lo bien que me siento luego vaciar la vejiga… Jeje… Por cierto, ¿y Mary?
¿Mary? Le preguntó Dylan.
Sí, la joven bartender…
Kate… Aquí viene…
¿Hablan de mí? Dijo Kate con coquetería. Ya tienen sus cervezas, éstas son las de bienvenida, las próximas se las cobro. Dijo sonriendo.
Gracias hija, eres un ángel.
Ay… Pero qué galante, gracias señor. Mi esposo dice lo mismo, salvo cuando le descubrí una aventura… Jajajaja…
Hermosa y con coraje… Buena combinación. Dijo Papá Harris. Mi nombre es William, William Harris, y estos son mis hijos, Dylan y Jacobo.
Encantada de conocerlos, si necesitan empleo, puedo hablar con mi esposo, él es quien selecciona el personal, ¿saben de cocteleria?
Ehhhh… Nop. Le dijimos en coro los tres.
Jajajaja. Yo les enseñaría, lo que tienen que hacer es pasar por aquí en la mañana y les doy unas clases, o se las da mi hermano. Él fue quien me enseñó, y yo lo enseñé a jugar a las cartas, es aquel de la camisa negra que está al fondo. Es fiscal, socialmente un troglodita, pero es un amor de persona cuando te lo sabes ganar.
Tu hermano… Dijo Dylan.
Sí, ya se los presento… ¡James! ¡James! ¡Hey! Mueve tu trasero para acá.
El hombre se acercó, Dylan no hallaba dónde meterse.
Chicos, él es mi hermano. Y hace unos cocktails espectaculares. James, ellos quieren aprender a preparar cocktails.
Mucho gusto, dijo James extendiendo la mano, cuando vio a Dylan lo reconoció:
Johnson…
Mc Kay…
Jajajaja veo que por lo menos ustedes se conocen, él es Jacobo y este simpático caballero es…
William Harris. No pensé que lo volvería a ver señor.
C’est la vie. Dijo Papá Harris.
¿Qué los trae a Austin?
Viaje de placer dijo Dylan. Y en mi cara se dibujó una sonrisa, porque eso es lo que habíamos tenido todos los días… Jajaja.
Jajajaja recuerda declarar y pagar tus impuestos. Dijo Mc Kay viendo a Dylan sonriendo. Bueno, sigo en la partida, pasen por acá el lunes, puedo enseñarles algunas cosas de cocteleria. Digamos a eso de las 10h00.
Aquí estaremos. Dije animoso.
¿Qué fue eso? Me preguntó Dylan.
¿Qué ocurre?
¿Estás fraternizando con el fiscal que me metió tras las rejas?
Perdón, pero yo ni te conocía antes de eso. Y la verdad no veo nada de malo en aprender a preparar cocktails. No vamos a estar toda la vida encerrados en casa, algo tenemos que hacer, ya Kate nos dijo que podíamos trabajar aquí, y nos van a enseñar cómo hacer bien el trabajo. Así que no veo el por qué de tu actitud.
Hijo, tu hermano tiene razón. Así que mejor dejen de discutir, se abrazan y vamos a seguir bebiendo, vinimos a pasarlo bien, como tres adultos, hasta donde sé, no hay niños a mi cargo.
De acuerdo, dijo Dylan, y nos abrazamos. De pronto escuchamos un comentario de uno de los que estaban en el bar:
Par de maricas…
¿Qué dijiste? Preguntó Dylan visiblemente molesto y caminando en dirección al sujeto en cuestión.
¡Hey! Si van a pelear, háganlo bien, vayan afuera y nosotros haremos apuestas, dijo Kate apuntando con una escopeta a Dylan y al fulano.
En seguida salieron al estacionamiento, yo traté de detener a Dylan y me dijo: Nadie me ha llamado así y a ti no tienen por qué hacerlo.
Todos los del bar salieron junto con nosotros a ver la pelea, Dylan se quitó la camisa y se la dio a Papá Harris. El fulano también se la quitó y se la entregó a un amigo. En eso Kate dice:
Señores, hagan sus apuestas, el primero en caer al suelo, pierde, nadie se meta o recibirá un beso de Caroline, mostrando su escopeta. ¡Que empiece la pelea!
El hombre iba lanzando puños al aire sin alcanzar a Dylan, quien esquivaba cada uno de los golpes con agilidad. En mi mente los veía en boxers, sobre arena, y se rozaba el cuerpo de uno contra el otro. Como si fueran dos gladiadores, y el que vencía era el que desnudara al otro y lo penetrara. Aunque en realidad estuvieron durante quince minutos, el fulano intentando golpear a Dylan y este esquivando con la agilidad de un lince, hasta que Dylan le dio un golpe en la sien que lo lanzó al suelo desmayado.
Listo señores vamos a beber, la casa invita, dijo el marido de Kate. Luego se acercó a Dylan y le dijo que sí quería trabajar de seguridad estaba contratado, a lo que Dylan le dijo que si, sin pensar. Papá Harris le dio la camisa y lo abrazó feliz. Ya uno de mis muchachos tiene empleo. Eso hay que celebrarlo, dijo rebosando de alegría.
Entramos y todos aplaudieron cuando vieron a Dylan, según lo que escuchamos, ese hombre siempre busca problemas y pocos han logrado derribarlo. Ferdinand Jameson, es el nombre del pobre desgraciado. Ni sus «amigos» lo ayudaron a levantar. Yo salí luego de tomarme mi cerveza a ver cómo seguía. Lo vi tirado en el suelo, como dormido. Le golpee suavemente la cara, y reaccionó. Ven, le dije extendiendo mi mano, vamos adentro, está haciendo frío. Tomó mi mano y al levantarse se tambaleó…
Wow vaquero, cuidado. Acabas de recibir un golpe en la cabeza. Recuéstate aquí, lo apoyé contra la tolva de una pick up.
¿Por qué me ayudas?
Porque tus amigos te dejaron solo y tirado en el pavimento, eso no es manera de tratar a nadie. Jacobo, Jacobo Rodríguez, le dije extendiendo mi mano. Jameson, Ferdinand Jameson.
Bueno Ferdinand, espero que no te metas en problemas, y estés bien.
Gracias.
Entré al bar y Dylan bailaba con Kate, o por lo menos hacia el intento… Jajajaja… El country como que no se le da… Jajajaja…
Me acerqué a Papá Harris, que estaba en la barra y tomé un vaso de bourbon que estaba servido para mí. Ha sido una noche inusual, ¿verdad? Le pregunté.
Ehhhmm si, ¿te acabo de ver entrar con el sujeto que Dylan golpeó?
Sí, ¿hay algún problema con eso?
Nop, siempre y cuando no se ponga estúpido otra vez.
Por cierto, aquí viene.
Dylan se acercaba también a la barra con Kate y la ayudó a pasar por encima. En lo que vio a Ferdinand le miró de arriba a abajo y le dijo que sí venía por más.
Ja… Realmente no. Venía a decir que lo siento, no sé qué me pasó. Mi nombre es Ferdinand, y soy el dueño del taller de vehículos que está cruzando la calle. También hago reparaciones y remodelaciones de casas. Estoy a la orden, e incluso busco gente para que trabaje conmigo, el trabajo nunca para y el dinero siempre llega.
Interesante, dijo Dylan, disculpa aceptada. Me llamo Dylan, él es mi papá. Puedes llamarme Señor Harris, dijo Papá Harris. Y este apuesto caballero de chocolate oscuro es mi novio, Jacobo. Ya nos habíamos presentado, le dije a Dylan.
Wow… En realidad son, ejem… Perdón… Ustedes… Mierda, es que… No parecen. Perdón, soy un hombre de pueblo, pero… Bienvenidos a Austin, dijo extendiendo los brazos y cayendo sobre nosotros tres apretujando nuestros cuerpos.
Seguimos bebiendo como hasta las 6h30, ya no dábamos un paso, todo causaba risa, pero podíamos caminar en línea recta, siempre y cuando el suelo no serpenteara… Ferdinand se ofreció a qué pasáramos la noche en su casa, al frente, para que no manejáramos como estábamos, y aceptamos. Así sabríamos cómo es la hospitalidad texana.
Al llegar, preparó unos huevos fritos con tocino, pan tostado y café.
Disculpen lo poco, pero es lo que tengo hasta que vaya a hacer mercado. De momento, comamos. Al fondo del pasillo hay un lavamanos, y hay jabón. Digo, si se van a lavar las manos antes de comer.
Fuimos a lavarnos las manos mientras Ferdinand disponía todo sobre la mesa, debajo del lavamanos había un tubo improvisado con una toalla pequeña, nos secamos las manos y fuimos a la cocina a comer. Hasta bonito se veía. Cuando nos sentamos Ferdinand colocó los brazos sobre la mesa con las palmas de las manos hacia arriba, Dylan y yo tomamos cada uno una y Papá Harris se agarró de las nuestras. ¿Cómo es eso que dicen? A la tierra que fueres, has de hacer lo que vieres? Creo que es así. Después que estábamos todos agarrados Ferdinand comenzó una oración:
Señor, te damos gracias por permitir que este día tengamos alimentos para compartir, yo particularmente te agradezco por no tener que comer solo, y por la posibilidad de que se forjen nuevas amistades, por favor, bendice a cada uno de nosotros e intercede por aquellos que no tienen nada que comer para que su hambre y necesidades, tanto físicas, como de afecto, sean saciadas. Amén.
Amén. Respondimos.
Bueno caballeros, a comer, espero que les guste. Dijo Ferdinand. Comenzamos a comer y conversar, nos preguntó a qué nos dedicábamos y Papá Harris dijo que él tenía una empresa de procesamiento, envasado y distribución de frutos del mar en San Francisco, que nosotros trabajamos ahí.
Pero… ¿Su relación no interfiere con su desempeño laboral? Digo, usted es el padre de Dylan, y Dylan y Jacobo… Ehhh… Son…
¿Pareja? Le preguntó Dylan.
Sí, eso…
Realmente no éramos pareja antes, nos vinimos a Austin hace ya un mes y aquí fue donde todo empezó. Le dije.
Ahora sí entiendo, pero están pensando en establecerse aquí, ¿verdad?
Sí, nos está gustando, de hecho, ya conseguí empleo cuando te saqué de knock out. Jajajaja.
Me agarraste con la guardia baja y mucho alcohol encima, dijo Ferdinand riendo.
Sí, así dicen todos, dijo riendo Papá Harris.
¿Y tú Jacobo? ¿Alguna posibilidad de empleo?
Realmente, no. Pero no tengo problemas en hacer cualquier tipo de trabajo honrado.
Bueno, el trabajo en el bar de Kate es sólo de jueves a sábado, los domingos cierran para mantenimiento y de lunes a miércoles dan clases de cocina y de preparación de cocktails. Yo necesito mano de obra en el taller y en la constructora, si no hay problema con eso, los tres pueden trabajar aquí, usted se ve como un hombre al que le gustaría cambiar de aires por un tiempo señor Harris. Podría ser un excelente administrador, a lo mejor necesito de su experiencia para mejorar.
Sería interesante, pero yo debo regresar a San Francisco a poner las cosas en orden para ausentarme.
Perfecto, dijo Ferdinand. ¿Cómo les pareció el desayuno?
Excelente, de verdad. Le dijo Dylan.
Bueno, vamos a tomar café en el porche de la casa, yo tengo ese hábito porque lo acompaño con un cigarrillo. Luego nos podemos acostar a dormir, aquí hay sólo dos habitaciones jajajaja, en realidad son cuatro, pero sólo dos se pueden usar para dormir, las otras tienen un montón de trastes que no sé cómo deshacerme de ellos. Pero en las que se puede dormir son cómodas.
Por mí no hay inconveniente, ¿qué dicen ustedes? Preguntó Papá Harris.
Por mí, bien, ¿qué dices tú Dylan?
¿Cómo nos vamos a repartir? Porque somos cuatro, dos habitaciones, dos camas…
Tranquilo, eso lo sorteamos, esta vez unos dormirán con unos y otras veces con otros.
¿Era en serio? ¿Estaba abriendo la puerta a hacer una rotación de nosotros? ¿Será que es bisexual? ¿O será un gay muy discreto? Lo que sí me puso los pelos de punta fue lo que dijo Dylan… ¡Así se habla vaquero! Imitando el acento texano.
Excelente, entonces, sirvo el café, si quieren vayan al porche. Yo llevo las tazas. Siéntanse como en su casa. Dijo Ferdinand sonriendo.
Yo voy a buscar el carro y de paso saco un habano de los míos, dijo Papá Harris.
Está bien. Lo esperamos en el porche. Respondió Ferdinand.
Salimos los tres y cuando Papá Harris cruzaba la calle le dije a Dylan:
¿Así se habla vaquero?
Jajaja… ¿Estás celoso amor?
Realmente, estoy nervioso. ¿Trajiste preservativos?
Sí, pero ni siquiera creo que pase algo. Yo estoy muerto del cansancio.
Está bien.
Ya Papá Harris estaba con nosotros, encendió su habano y Ferdinand salía con las tazas sobre una bandeja de aluminio que colocó sobre una mesa.
Estuvimos fuera unos 20 minutos, y luego entramos, Ferdinand cerró la puerta, corrió las cortinas para cerrarlas y dijo:
¿Sorteamos entonces con quién vamos a dormir?
Eso se había dicho ¿no? Dijo Dylan.
Exacto. Entonces, que comience el sorteo, dijo quitándose la camisa, cosa que seguimos nosotros. Se soltó el cinturón, desabrochó su pantalón, y lo bajó a la altura de sus rodillas. No llevaba nada debajo. Nosotros le seguimos y cuando vio que tampoco llevábamos nada debajo, se sonrió. Luego se quitó las botas para sacarse los pantalones, y las medias, quedando completamente desnudo. Todos estábamos en igualdad de condiciones. Entonces, sin reparo, comenzó a masajear su verga. Se aproximó a Papá Harris y comenzó a acariciar y apretar sus pectorales, este le comenzó a acariciar las nalgas. Antes de seguir, les diré cómo es Ferdinand:
Es un hombre entrado en sus 50, aproximadamente unos 54, 55 años, estatura… La misma que Dylan, piel blanca, sobre todo las nalgas, porque del resto parece bronceado, cabello negro, un poco largo, con entradas no muy pronunciadas y sienes plateadas. Ojos castaños, en forma de almendras, cejas muy pobladas, barba de una semana, totalmente negra, pecho amplio, igual que su espalda, el pecho cubierto de vellos negros que bajan hasta su entrepierna y se extienden hasta los dedos de los pies, el abdomen no marcado, pero sí es delgado, sin panza. Las piernas y brazos, en contraste, sí son fuertes y con muy buena definición, hasta se le marcan las venas en los brazos, sus nalgas son pequeñas, pero levantadas y firmes, también forradas de vellos negros. Su verga, en contraste con su piel, es bastante oscura, sin circuncidar, cabezona, la cabeza tiene un toque violáceo intenso, casi morado. Con venas gruesas y resaltantes, del mismo largo y grosor que la de Papá Harris.
Ahora sigo… Papá Harris acariciaba las nalgas de Ferdinand y este se dejaba llevar, Dylan se le acercó por la espalda y fue acariciando el pecho de nuestro anfitrión mientras que le recostaba la verga entre las nalgas, lo que le hizo dar un suspiro. Yo me acerqué y tomé su hermosa verga en mis manos, seguí masturbando ese pedazo de carne morena y jugando con sus hermosas bolas que parecían cargadas de litros de leche de macho. Al cabo de un rato Ferdinand se giró dando la espalda a Papá Harris, quedando de frente a Dylan, quien le comenzó a lamer y morder los pezones… Uffffff que escena tan caliente, y a mí me comía la boca con unas ganas que me tenía a punto de un orgasmo a la par que tomaba mi babeante negra y dura verga, pasando los dedos por debajo del glande, donde en algún momento hubo algo llamado frenillo. Ahhhh… Se me escapó en un momento que su boca liberó la mía.
Habríamos pasado una media hora jugando de esta manera, cuando de pronto Ferdinand se puso de rodillas ante nosotros, y fue mamando una a una nuestras vergas de manera alternada. Dylan, yo, Papá Harris, luego Dylan nuevamente y así iba. Mientras el se comía nuestra charcutería nosotros nos comíamos las bocas y los pezones. Uffffff yo chupaba los diminutos pezones de Dylan al mismo tiempo que Papá Harris chupaba y mordía los míos. Luego intercambiamos, Papá Harris a Dylan y yo a él, incluso ellos dos a mí, las variantes eran casi infinitas y el placer se olía, se oía, se sentía en cada rincón de esa casa.
Mierda, yo pensaba que iba a ir descartando por acabar rápido a dos, pero no hay forma de que acaben… Así que… ¿Ustedes han visto las fiestas mexicanas donde hay una gran piñata y la rompen con un palo? Yo soy la piñata de esta fiesta. Así que… Rómpanme bien el culo entre los tres.
Así pasamos a su cuarto y vimos una cama king size, con doseles y una cabecera de hierro forjado.
Hermoso patio de juegos, dijo Papá Harris.
Jajajaja, sí la hice a mi gusto. Y debajo tiene unos cajones donde guardo una gran cantidad de “compañeros de juego”, dijo Ferdinand, y sin más preámbulo abrió la gaveta dejando a la vista lo que podía haber considerado yo como una sex shop. La inmensa variedad de dildos, consoladores, expansores anales, anillos para la verga, tanto para la base, como para la cabeza y para las bolas, una especie de cinturón de castidad, un traje de látex negro con capucha, esposas… Si me pongo a detallar la lista no termino… Jajajaja… Papá Harris vio algo que no esperaba conseguir… ¿Cómo se llama esto? Jaja, a eso le digo «la estrella de mar», refiriéndose a un dildo de cinco puntas que se hacían más gruesas conforme llegaban al centro. Y esto es lo que le llamo «la bahia del placer» ¿y eso es? Preguntó Dylan muy curioso.
Fíjate, las formas son de culos, son cuatro en total así cuatro marineros pueden atracar sus barcos al mismo tiempo…
Jaja, vamos a probarlo, estamos cuatro marineros aquí… Con buenas embarcaciones, dijo Dylan. Y sin más, nos subimos a la cama, Ferdinand nos dio a cada uno un preservativo para evitar «dejar residuos» en los juguetes.
Uffffff que sensación más realista, dijo Papá Harris, se siente genial. En eso Ferdinand pulsó un botón que estaba en el centro y comenzó a sentirse como que contraían y relajaban a todo lo largo de la cavidad, además de un calor y unos gemidos masculinos, uffffff parecía que estuviéramos en una gran orgía y cada uno disfrutando de un culo. Al rato Ferdinand sugirió que rotáramos, oh… Dios mío… Era distinto uno del otro, en velocidad, presión, calor, todo era distinto. Hasta la textura, tanto externa como interna, uffffff… Así fuimos probando cada hueco, hasta que nuestro anfitrión dijo:
Ahora me toca a mí… ¿Quién quiere culo primero? Abriendo sus piernas de par en par para dejar a la vista un culo moreno y hermoso. Los otros dos pueden seguir jugando con la bahia.
Dylan no aguantó que le dijeran dos veces y se fue a comerle el culo a nuestro nuevo amigo. Quien gemía y se retorcía de placer con la lengua de Dylan dentro… Dame verga, decía Ferdinand, dame esa gran verga ya, hazme tu perra. Igual que en el estacionamiento, que quede fuera de combate.
Dylan le metió la verga completa de un solo golpe, y Ferdinand gritó del dolor, Dylan seguía dándole duro, y comenzó a golpear el pecho de Ferdinand con puñetazos sin dejar de bombear su trasero, de pronto le asentó un puño en la mandíbula, y seguía dándole duro por el culo. Sin dejar de penetrarlo, Dylan lo volteó boca abajo y lo hizo quedar con la cabeza pegada del colchón, sus manos abiertas golpeaban sus nalgas una y otra vez, se le escuchaba llorar, en seguida se me había pasado la erección, a Papá Harris también, yo quise detenerlo, pero Papá Harris me hizo señas de que no me metiera, Dylan lo tomó por el cabello y lo haló hasta que quedó su oreja a la altura de su boca y le dijo:
¿A quién vas a volver a llamar marica?
A nadie, a nadie, perdón, perdón, por favor, fue una equivocación, pensé que era una broma, perdón, yo soy la marica, la puta, les daré todo lo que quieran, pero no me maltrates más, por favor. Te ruego que no me pegues más. Prometo ser mejor persona, de verdad.
Eso espero, dijo Jacobo bajando el ritmo de sus embestidas y cambiando los golpes por caricias. Después de todo eso, unos quince minutos habrán pasado cuando se le oye a Dylan contar: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete OCHO… Ocho disparos en total. Dylan se salió del culo de Ferdinand y le preguntó dónde estaba el baño.
Al final del pasillo, respondió entre sollozos.
Madre de Dios, cómo te ha puesto. Estás todo moreteado, dijo Papá Harris.
¿Tienes hielo? Pregunté.
Sí, en el congelador.
Fui a la cocina a buscar el hielo, coloqué un poco en un paño y fui al cuarto. Cuando ya estaba en el cuarto entró Dylan recién bañado. Lo llevé a la sala y le dije:
¿Qué demonios te pasó? Estamos bajo libertad condicional, si lo matabas íbamos presos todos por tu culpa, tú en primer grado además de violación, nosotros por complicidad, espero que no se repita.
Lo siento amor, no volverá a suceder. Te doy mi palabra. Sólo era algo que me pareció que debía hacer.
Pero ya lo habías golpeado, y hasta empleo tenemos, ¿estás loco? ¿O qué?
Perdón.
Lo abracé y le dije que la próxima vez, lo denuncio.
Me parece bien.
Papá Harris salió del cuarto con Ferdinand.
¿Te sientes mejor? Le pregunté
Sí, ya se me pasará, me lo merecía. No hay rencor. ¿Alguno quiere dormir? Creo que nos vendría bien descansar un poco. Ya son las 9h00 del domingo… Podemos dormir los cuatro en la misma cama.
Yo iba a buscar algo de beber, dijo Papá Harris que ya se había puesto el pantalón.
Aquí hay licor donde voltees a ver. ¿Qué deseas beber? ¿Vino? ¿Whisky? ¿Bourbon? ¿Escocés? ¿Cerveza? ¿Vodka? ¿Tequila? ¿Mezcal? ¿Ginebra? ¿Champagne? ¿Curaçao? ¿Amaretto? ¿Limoncello?
Jajaja ¿provees de licor a todo el estado? ¿O simplemente presumes? Preguntó Dylan.
No, mi papá y mi abuelo contrabandeaban licores cuando la gran depresión, y tanto el sótano como el ático están repletos de licor. Además de los cuartos que les mencioné. ¿Desean tomar algo entonces? ¿O decido yo?
Lo que desees tomar, le respondí.
Ok, entonces será bourbon. ¿Con hielo, agua, soda o directo?
Directo. Dijo Papá Harris.
Excelente.
Ferdinand subió unas escaleras y Papá Harris le dijo a Dylan:
Espero que esto de hoy no vuelva a pasar jamás. ¿Estamos claros?
Como un cristal señor. Dijo Dylan.
Cinco minutos después llega Ferdinand con la botella y los vasos sobre una bandeja. Dejen que lave los vasos, están llenos de polvo. Unos minutos después dijo:
Listo. Acérquese el que desee beber… ¿Les molesta si fumo?
No, para nada, dijimos.
Ya que es así, voy a buscar un habano en el carro. Dijo Papá Harris.
De esta manera bebimos todos, fumaron los que iban a fumar y nos fuimos a la cama a dormir.
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