LIBERTAD CONDICIONAL 7
Parte Siete .
Séptima Parte
(Traducción del inglés)
Sé que estaba plácidamente dormido, soñando con todo lo que había sucedido el día de ayer, cuando me despertó una sensación muy agradable, como si alguien se estuviera aprovechando de mi vulnerabilidad al estar inmerso en ese sueño tan profundo, cuando me da por entreabrir un ojo y veo a Jacobo mamando mi verga, al lado nuestro estaban mi tío Ferdinand y Oswald, muy abrazados. Jacobo sabe cómo despertarme, cuando no es dándome una excelente mamada, es lamiendo mi culo, o chupando mis tetillas. Decido cerrar bien mis ojos para que haga realidad su fantasía de somnofilia. Siempre ha querido tener sexo con alguien que esté completamente dormido, y yo no pienso dejar de complacerlo.
Jacobo juega con mis vellos, con mis testículos, con mi pecho huelo el lubricante, piensa meterme los dedos para lubricar mi culo, diossss… Que sensación tan placentera, saber que están dos personas más a nuestro lado y nosotros tratamos de no hacer ruido ni movimientos bruscos para no despertarlos. Uffffff… Quiero gemir, pero se daría cuenta de que no estoy dormido, quiero agarrar su cabeza rapada y marcar el ritmo de la mamada… Ahhhh… Me leyó la mente, va a la velocidad que me gusta, este hombre me conoce bien, Sabe cómo hacerme suyo. Uffffff… Ni siquiera tengo idea de cuánto tiempo llevamos en esto, bueno, lleva él, porque para sus efectos estoy dormido, profundamente dormido.
Jacobo nos acomoda de manera que mis piernas trepan por encima de sus hombros, rodeando su cuello y descansan sobre su espalda, esa espalda morena que desde el primer día que lo vi en la empresa me impactó.
Recuerdo que mi primer pensamiento fue que ahí se podía proyectar una película con un video beam. Sí, es monumentalmente ancha, y me encanta mordérsela cuando lo poseo, cuando lo hago mío, uffffff Jacobo, me vas a hacer acabar, vamos amor, siéntate sobre mi verga, quiero coger ese culo firme de chocolate, ahhhh…
Él sigue violando mi culo con sus dedos. Yo sigo fingiendo que duermo. Escucho su respiración, la siento, está muy excitado, está a punto de… Ahhhhhhh… Me está ensartando su gran arpón de chocolate… Uffffff… ¿Será que me despierto? No, mejor sigo así. Me gusta esto, uffffff. Me va masturbando mientras me va cogiendo, sus movimientos son lentos, pero constantes, no desacelera el ritmo, uffffff que rico me coge este hombre, mis piernas están pegadas a su pecho, a su abdomen, esa tableta de chocolate que no me canso de ver, morder, lamer, acariciar, él lame mis pies, la planta, muerde suave mis talones, mis tobillos, lame y succiona cada uno de los dedos de mis pies… Uffffff Jacobo, eres un cabrón, tú sí sabes lo que haces, sabes cómo hacerme sentir tuyo, sabes cómo darme placer al extremo… Uffffff… vas a hacer que me corra… Uffffff… No Jacobo, no, no con la mano, con tu boca… Hummm… Está acelerando, ya va a acabar, lo escucho contar muy bajito, casi entre susurros prácticamente inaudibles: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, OCHO…
¡WOW! Ese es mi macho él sabe que me gusta mucho su leche caliente dentro de mi culo… Vamos amor, es mi turno. Haz que me corra en tu boca… Uffffff así mismo amor. Va estimulando mis pezones y casi se me escapa un gemido, afortunadamente emulé un ronquido. Ahhhh que rico mamas amor. En cualquier momento te voy a dar esa leche que tanto te gusta. Uffffff… Ahhh… Me tienes loco.. Ahhhh… Soy tuyoooo… Uffffff… Tomaaaa toma mi leeeeeeecheeee… Ahí te vaaaaaa… Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, NUEVE… Nueve disparos que bajaron por su garganta… Uffffff… De pronto un escalofrío me recorrió por completo, el muy desgraciado me apretó los pezones, lo que me hizo sentir cosquillas y no pude contener la risa, salió bastante ahogada, pero salió, aún cuando me mantengo firme en permanecer con los ojos cerrados. No tengo la culpa, mi cuerpo se torna demasiado sensible a los roces después de eyacular. Imagino que tú que estás leyendo también sientes eso.
Jacobo se acerca sigilosamente a mi, como un lagarto asediando a su presa, siento su pecho rozando mi abdomen, ese pecho hermoso donde me encanta colocar mi cabeza para dormir, porque siento su calor y el olor que emana de sus axilas. Uffff… Me encanta. Siento como su abdomen roza mi verga que empieza a perder rigidez, siento su respiración, su lengua cálida y húmeda, que va lamiendo cada resquicio de mi torso, Jacobo, amor, detente, me vas a hacer reír y no quiero. Él llega a mis pectorales, los besa, los lame, succiona mis pezones, uffffff. Mete sus brazos debajo de mis axilas, coloca sus manos bajo mi nuca y me besa apasionadamente, de pronto acerca su boca a mi oreja derecha y me susurra:
Buenos días amor mío, que rico desayuno me acabo de comer, me comí tu culito delicioso, y de postre, me comí toda esa crema irlandesa que me encanta…
A lo que yo, simulando que me estoy despertando, abro un ojo, bostezo, estiro mis brazos hacia la cabecera de la cama, y le digo: ¿Me estás espiando los sueños? Acabo de soñar eso, y si pasó estando dormido, hay que repetir estando yo despierto, porque te acabas de aprovechar de mi situación vulnerable… Jacobo se ríe y Ferdinand hace un sonido como un gruñido… Jacobo me hace señas de seguirlo y salimos del cuarto. Yo fui al baño, ya los disparos de Jacobo pugnaban por salir, y fui a atender ese asunto. Jacobo se metió a la ducha y me esperó a que terminara mi proceso para bañarnos juntos.
¿Entonces, señor Rodríguez, hay que hacer todo otra vez porque usted estaba dormido y eso no es justo ni tiene validez? Me preguntó Jacobo mientras pasaba sus manos con jabón por mi espalda y llegaba hasta la hendidura entre mis nalgas para introducir sus dedos y darle a mi culo un aseo óptimo.
Por supuesto señor Harris, usted aprovechóse de que yo profundamente durmiere y forma usted no buscare de mi onírico estatus interrumpir para que disfrutare de las atenciones que usted, galante caballero, me proporcionare, por tanto, debiere usted resarcir a mi persona brindando las atenciones que menciona y que otrora llevare usted a cabo mientras plácidamente yo en sueños tras ser abrazado por Morfeo estuviere y las imágenes Fántasos en mi universo onírico recreare. Expuesto lo cual, pregúntole ¿cómo, cuándo y de qué manera pensare usted resarcir a este pobre caballero de tan implacable mácula?
Jajajaja jajajaja… A ver… Si los hados y Fortuna me sonrieren, implórole yo a Las Moiras que me concedieren la gracia de resarcir vuestro honor, mismo que mancillado por mí fuere, cuya alianza porto yo, y vuestra gracia también, simbolizando el amor puro y verdadero ante los ojos de los hombres, así como de El Primero y El Postrero, cuya bendición ha sido otorgada a nosotros en este sacrosanto matrimonio. Donde el deber mío, conjúgase con el vuestro, igual que nuestras apetencias sexuales, que no son más que fidedigna e irrefutable evidencia de nuestro amor. ¿Cree en verdad vuestra gracia que ha habido intención alguna de mancillarle o dejar mácula alguna? Si así fuere, póstrome ante usted de rodillas, poniendo en sus manos mi destino, decidid, oh esposo mío, la manera como de esa cruenta afrenta debiere ser resarcido, a atenerme yo debiere, sin rechistar, a vuestra elección de armas, hora y lugar.
Jajajaja jajajaja jajajaja… Ya no puedo pensar estilo Shakespeare. Me desarmaste… Jajajaja jajajaja jajajaja…
No creas que me fue sencillo, tuve que remontarme a los años de escuela. Jajajaja…
Ahora, hablando en serio, dijo Jacobo acercándose más a mí, haciendo contacto completo nuestros cuerpos desnudos bajo el agua más caliente que tibia. ¿Cómo y cuándo quieres que te haga el amor como te lo hice mientras dormías?
Uffffff… Esta noche bebé, voy a hablar con Ferdinand para que lleve a Oz a conocer su casa…
Jajaja… Eres cruel, mira como me tienes, dijo tomando mi mano y llevándola a su suculenta verga. Y aquí no lo notas porque el agua lo arrastra, pero no he dejado de lubricar amor, déjame aunque sea darte un rato por ese delicioso culito que me vuelve loco, por favooor… ¿Siiiiii?
Jajajaja esta noche amor… Le dije dándole un beso en los labios, sin dejar de masturbarlo.
Diossss Dylan, ¿por qué me castigas así?
Esta noche, y te voy a compensar.
Trato hecho.
Salimos de la ducha, nos secamos y fuimos al cuarto, había que vestirse para ir a cortar leña, ya se sentían los fríos de otoño. Cuando entramos al cuarto vemos a Ferdinand y Oswald entrelazados en un 69, creo que no se percataron de nuestra presencia, o por lo menos estaban tan concentrados en lo que hacían que decidieron no darnos importancia. Yo saqué rápida y sigilosamente la ropa que nos íbamos a poner y la llevé a la sala para vestirnos. Jacobo me hizo señas de que no hiciera ruido, nos pusimos los jeans, sin ropa interior, ya eso se había hecho costumbre en nosotros, las camisetas, las medias y las botas las dejamos para cuando estuviéramos en el porche. Salimos de casa, nos calzamos y fuimos por la sierra y un par de hachas.
Caminamos un cuarto de hora hasta encontrar un árbol que nos sirviera, aserramos y fuimos cortando y cargando en una carretilla de esas de construcción los leños listos para la chimenea. Una vez que terminamos Jacobo se quita la camiseta y se queja de lo sudado que estaba. Yo le dije que no me incomodaba su sudor, por el contrario, me encanta su olor a hombre sudado sin desodorante. Él se rio y me preguntó si hablaba en serio, le dije que sí.
Dylan, pero es que hasta el culo lo tengo sudado. Me dijo.
Igual que yo amor.
¿De verdad? Déjame verificar.
Yo me bajé los pantalones hasta un poco más arriba de la altura de mis rodillas y me coloqué de rodillas sobre el toncón del árbol que habíamos cortado, aferrándome al borde, arqueando mi espalda y dejando a ese sexy leñador de piel color cacao oscuro una excelente vista de mi entrada trasera.
Jacobo acercó sus manos, mismas que suelen ser suaves, porque se las cuida mucho, pero en ese momento las sentía duras, ásperas, callosas, como manos de leñador, calientes al contacto con mis nalgas. Ese contacto hizo que mi piel se erizara, que un calor intenso recorriera mi cuerpo entero, haciendo que mi culo se dilatara inmediatamente, casi al punto que podría haber introducido su puño y parte de su poderoso brazo sin esfuerzo.
Luego, mi sexy leñador siguió torturándome, acercó su boca, sentía su respiración, su aliento, el calor de su cara. Uffffff… Dije cuando introdujo su dedo medio y comenzó a puntear mi ano para luego sacarlo y pasar su lengua caliente y húmeda.
Mira como escurre el sudor en este culito… Uffffff esos pelos rojos tuyos me vuelven loco amor. Dijo Jacobo antes de comenzar a lamer mi culo, que se moría por tener su arpón de carne negra dentro nuevamente. Uffffff decía yo a cada lamida… Ahhhh… Que rico se siente bebé, le dije.
¿Deseas que te haga mío aquí en el bosque amor? ¿Quieres que te coja a la intemperie?
Haz conmigo lo que desees…
Uffffff… Entonces… Ahí te va… Dijo Jacobo antes de meter toda su verga dentro de mi culo de un sólo movimiento.
Ahhhh… Dame duro, duro carajo.
¿Así? ¿Así es como te gusta, verdad? Sin compasión, que sientas que no hay escape..
Uffffff… Si amor… Dame más.
Toma entonces… ¿Quieres verga? ¡TOMA VERGA! ¿QUIÉN ES TU MARIDO?
¡TÚ LO ERES!
¿QUIÉN ES TU MACHO?
TÚ, TU ERES MI MACHO… AAAAAAAHHHH…
¿QUIÉN ES MI MARIDO, MI MACHO, EL QUE ME VUELVE LOCO DE AMOR Y DESEO?
YO AMOR, YO… AHHHHHHH…
UFFFFFF… AHÍ TE VA MI LECHEEEEEE… AHHHHHHH… Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, NUEVE… AHHHH… DIOS… Que delicia amor. No sabes las ganas que tenía de coger aquí contigo. Fuera de la casa, en el bosque. Uffffff. Te amo mi Dylan.
Dijo tras ayudarme a ponerme de pie y mientras me abrazaba apretando mi cuerpo fuertemente contra el suyo, besando mis labios, mi cuello, mi frente, mi pecho, e introduciendo sus dedos en mi culo lubricado por su corrida.
El posesivo lo utilizaba cada vez que se sentía celoso o amenazado por otro hombre que de pronto pudiera gustarme más que él, yo le había dicho que no, pero ya saben cómo somos los hombres, las ruedas de engranajes de nuestra cabeza giran sin motivo aparente, pero siempre lo hacen.
Yo también tenía esas ganas, pero no se había dado el momento amor. ¿Y sabes algo? Yo también te amo mi Jacobo.
Él se puso de rodillas ante mi, y sin decir palabra alguna, se metió mi verga a la boca, uffffff. Que delicia. Me estaba estimulando la próstata con sus dedos y dándome una mamada espectacular. Uffffff. Con la otra mano apretaba fuerte mis testículos y los halaba hacia abajo, haciendo un agarre y presión como si estuviera ordeñando una vaca. Ahhhh… Yo jugaba con mis pezones, estaba en la gloria misma. Ahhhh… Jesús… Uffffff… Ahhhhhhh… Jacobo sabe cuaaaaando… Ahhh… Diossss.. Voooooy aaaaaa… Uffffff… AHHHHHHH… Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, NUEVE… Ahhhh…
Jacobo tragó cada gota de mi esencia, mi leche, siempre ha dicho que eso lo mantiene junto a mi, siempre con ganas de tener sexo todos los días y a cada momento. También dice que alguna brujería celta o druida debo haber hecho para que no se separe de mí, lo que me da risa. De hecho, él dice que yo soy su Brujo Escarlata Irlandés.
Luego se puso de pie y nos besamos, aún sentía el sabor de mi semen en su boca pero yo no hago asco a eso, porque me encanta mi propio sabor. Me la como desde que tuve mi primera experiencia de masturbación, así como para que los sacerdotes del colegio no me vieran pelos en la palma de la mano, como solían amenazar, la limpié con mi lengua y me encantó. Háganlo, es delicioso.
Nos vestimos nuevamente y con la carga de leña en la carretilla nos dirigimos a la casa. Al llegar vimos que la camioneta de Ferdinand no estaba. Al entrar, ni él, ni Oswald estaban en la casa. Ferdinand había dejado una nota sobre una de las mesas de noche del cuarto:
“Amados míos, nos vemos dentro de un rato, fuimos a buscar unas botellas de licor a la casa. Aún hay comida para que coman. No todo es tener sexo en la ducha y en el bosque.
Besos.
Fer.”
Jajajaja me siento espiado, dijo Jacobo.
No eres el único…
¿Comemos algo entonces?
En realidad, ni siquiera tengo hambre, pero ya que lo dices, comamos.
Calentamos un poco de lo que había traído Ferdinand y salimos al porche de la casa a tomar un café.
He estado pensando, dijo Jacobo. Que debería venir tu hijo a pasar unas vacaciones con nosotros.
¿Qué dices?
Sí, tú más nunca lo has visto, y es sano que un hijo sepa que su padre no lo abandonó. Piensa en él a futuro, si en algún momento te lo llegas a encontrar, supongamos que sea un adulto, y no lo reconozcas, te lo puedes llevar a la cama, hablando del escenario más bizarro que me puedo imaginar.
Hace ya casi tres años que no lo veo. Tienes razón. Cuando venga papá hablaré con él para ver cómo hacemos.
Si crees que es necesario, hazlo.
Sí, pero eso será luego.
Terminamos el café y entramos a la casa, nos quitamos las camisetas y las pusimos donde se airearan para que se sequen por el sudor de la cortada de leña, quien nos viera de afuera diría que estábamos desnudos… Jajaja… Porque andábamos con los torsos descubiertos; ya eran alrededor de las 16h00. Colocamos unos trozos de leña en la chimenea y le dije a Jacobo tomándolo de la mano mientras ambos contemplábamos el fuego:
¿Recuerdas cuando llegamos aquí? Sólo había un sillón, la mesa de comedor era pequeña, pegada a la ventana y todo atornillado al suelo.
Si, recuerdo. Y también recuerdo que pasamos incluso varias tardes junto a la chimenea abrazados, en silencio, contemplando las llamas. Luego hacíamos el amor, en el piso, y terminabas lleno de ceniza, jajajaja, para después darnos una ducha y meternos a la cama a dormir.
Yo también recuerdo eso… Y recuerdo también cuando compramos los primeros muebles nuestros.
¿A qué viene eso amor? Preguntó Jacobo abrazando mi cuerpo desde atrás.
Es que… Poco a poco… Hemos ido creando nuestro hogar.
Exactamente. Y creo que la convivencia ha sido estupenda, además de las mejoras en comodidades, hemos mejorado como seres humanos, tenemos una casa bonita, unos empleos que nos agradan, hemos hecho excelentes amigos, lo pasamos genial juntos, nos tenemos el uno al otro siempre y para lo que sea. Tenemos una vida de la cual no me quejo, ojo, hace unos años atrás, me decían que esto iba a ser mi vida, que la compartiría contigo, y no lo hubiera creído, pero sinceramente, me encanta lo que hemos logrado.
Y yo no tengo intenciones de perder lo que tenemos.
Yo tampoco. Pero… Piensa bien lo de tu hijo, no sea que lo pierdas a él.
Así lo haré. Le dije girando mi cuerpo hasta quedar frente a él y le di un beso. Jacobo me presionó contra él y pude sentir su erección, dura, firme, caliente. Eso me encendió en el acto.
Desabroché su jean, que era de cierre de botones, me encanta como se le ven esos pantalones, los dejamos caer y ahí mismo, en la sala, comencé a darle una mamada.
Uffffff que delicia, me decía mientras jugaba con mis cabellos. Tomé sus hermosas bolas y comencé a jugar con ellas, él separó sus piernas para que jugara más cómodo.
Estuve en esa posición unos veinte minutos aproximadamente, lamiendo sus bolas, comiendo hasta la base su enorme y deliciosa verga, confieso que en mi vida había catado unas cuantas, pero esta me vuelve completamente loco de deseo… Después de ese tiempo Jacobo me lleva, gateando pegado a su verga, hasta el cuarto.
Me las arreglo para no dejar de mamar y poder treparme a la cama. En el proceso me voy quitando las botas, el pantalón, le termino de quitar las botas y el pantalón a Jacobo para estar más cómodos. Por fin, tras una serie de maromas, estábamos sobre la cama, me doy vuelta hasta quedar los dos en un 69, ya mi verga estaba lubricando a chorros.
Uffffff… Me encanta mamarte la verga, me dijo Jacobo. Para después seguir tragando cada fracción de pulgada… Comenzó a meter los dedos en mi culo, de a tres a la vez… Diossss…
Sin lubricante estaba como difícil, pero mi esfínter fue cediendo hasta que logró su cometido. Sentía que me desgarraba, pero no importaba, mi macho estaba dando señas inequívocas de que quería cogerme y yo no lo iba a dejar pasar.
Saqué su barra de chocolate de mi boca, y mi verga de la boca de él, a lo que me miró como extrañado pero con una sonrisa de lujuria, sin demora me ubiqué como a caballo sobre su cintura y poco a poco fui metiendo su verga.
Amor, ¿sin lubricante? Me preguntó.
Quiero sentir que me violas…
Uffffff… Así va a ser…
Jacobo escupió en su mano y puso apenas un poco de su saliva en mi entrada, para luego ir levantando su cadera e ir entrando. El dolor era fuerte, pero no iba a dejar que eso detuviera las ganas de darle culo que tenía. Cuando siento es que entra la mitad de su verga. Ahhhh… Sigue, no pares.
¿Quieres verga?
Siiiiiiiiii…
¿La deseas?
Siiii dámela… Ahhhhhhh…
¿Seguro?
Siiiiiiiiii…
Toma entonces… Tómala toda, dijo mientras me empujaba el resto y sentí el contacto de su ingle chocando contra mis nalgas… Ahhhh… Me había ensartado por completo.
Uffffff… Dame duro, rompe mi culo. Decía en medio del éxtasis que me hacía sentir mientras cabalgaba encima de él y él se movía como un caballo salvaje dentro de mi.
Uffffff te voy a romper, por puto. Vas a ver cómo va a quedar tu culo…
Ahhhhhhh… Dame más…
Jacobo se incorporó y me abrazó pegado a su pecho. Mi verga se estrujaba entre nosotros, no paraba de lubricar… Uffffff… Nos besamos, mordía mis pezones, Dios…
Ponte de espaldas, me dijo en un tono autoritario, así hice, luego nos acomodamos quedando yo en cuatro patas.
Él me tomó por la cadera y embestida tras embestida me dejaba sin aliento. Él jadeaba, yo gemía, uffffff que delicia de cogida. Me azotó las nalgas varias veces con sus manos, una, otra, y otra vez, al tiempo que me decía puta, puto, maricón, yo no sabía que eso me podía excitar tanto, tanto en inglés como en español, no pude contener mi excitación y sin pensar, acabé sobre el edredón.
Con las contracciones de mi culo alrededor de su enorme y deliciosa verga Jacobo no pudo contener las ganas de acabar, y dijo algo en español que no entendí, y después me tradujo: «Ay papacito, que rico culo tienes coño… Culea papi, culea, así, así mi rey…» Al tiempo que iba con su conteo: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, OCHO… Uffffff… Eso me excita al punto de no perder las ganas de seguir siendo clavado por él.
Mira el reguero que dejaste, puerco, limpia eso con tu lengua. Me dijo Jacobo con una voz tan ronca, sensual y en un tono tan especialmente autoritario que no pude más que hacer caso a sus órdenes. Así que me puse a lamer toda mi leche, que se había desparramado sobre el edredón, hasta dejarlo sin rastro alguno. Mientras sin sacar su deliciosa verga, mi hombre me seguía dominando por detrás.
Uffffff… Me encanta ese lado sumiso tuyo, que hagas lo que te digo sin protestar. Dime… ¿Quién es tu amo?
Tú…
Así no se responde, dijo dándome una nalgada bastante sonora. Debes terminar la frase diciendo AMO. Vuelvo a preguntar: ¿Quién es tu AMO?
Usted es mi AMO.
¿Quién es el sumiso aquí?
Yo, yo soy el sumiso aquí AMO.
Buen chico… Ahora, cambiemos de posición, vas a limpiar mi verga negra, gruesa, y llena de lo que haya en tu culo con tu boca, y vas a disfrutar en serio. ¿Estamos claros?
Si AMO.
Bien, date vuelta entonces.
Cuidadosamente desenvainé la deliciosa verga de Jacobo de mi culo y apreté el esfínter lo más que pude para no perder ni una sola gota de su corrida.
En seguida me ubiqué frente a mi macho dominante, quien bamboleaba su verga de arriba a abajo esperando mi boca, por fracciones de segundos pensé en resistirme pero luego fui con determinación a complacer sus deseos.
A menos de un cuarto de pulgada de distancia entre mi boca y su glande, Jacobo interpuso su mano bloqueando así mi acceso, yo lo miré desconcertado.
Se bajó de la cama me tomó del rostro e hizo que me levantara, hasta quedar cara a cara. Acercó sus labios a los míos y me dio un beso tan tierno que sinceramente, hasta una lágrima se me escapó.
Te amo, y lo digo en serio. Realmente no te iba a dejar que hicieras eso, por lo menos no antes de que nos demos una buena ducha, pero me encantó lo dispuesto que estás en complacer a tu marido… Dijo Jacobo con los ojos llorosos y volviendo a besarme para luego decirme que lo siguiera al baño.
Bajé de la cama y vi en su rostro una sonrisa pícara… ¿Qué piensas hacer? Le pregunté.
Jajaja… Ya verás… Dijo mientras me tomaba en brazos como un niño recién nacido. Yo lo abracé con mis piernas rodeando su cintura, confieso que estaba nervioso y muy sorprendido, no pensé que me fuera a cargar de esa manera. Pero así nos fuimos a duchar.
Cuando llegamos al baño se ocupó de asearme como si fuera un bebé. Con cuidado, como temiendo lastimarme. Después de ver que ya estaba yo bastante limpio, procedió a bañarse él, eso me trajo recuerdos de cuando era pequeño y me duchaba con mi padre, e incluso, cuando me duchaba con mi hijo. Cuando estuvo listo, cerró la regadera y me comenzó a secar.
Una vez listos salimos del baño y fuimos a la cocina a buscar algo de comida, el sexo nos hizo sentir hambre, además que eran las 20h00 y ni bocado de comida habíamos probado.
Aún quedaba de lo que había traído Ferdinand la noche anterior, y como diría un amigo, no quedó sino la satisfacción de haber comido.
Después de tan opípara comida nos lavamos los dientes y nos fuimos a la habitación. Habrá pasado algo más de una hora cuando oímos unos golpes en la puerta de la casa… Jacobo y yo nos paramos y al ir a ver quién podía ser, vimos que era Ferdinand con Oswald, o por lo menos lo que quedaba de ellos.
Buenas noches amores, ¿hay ganas de fiesta? Dijo Ferdinand tan alicorado como cuando lo conocimos, Oswald no se quedaba atrás, es más, se veía como que le había caído peor la ingesta de licor.
Ehhh… Yo como que preparo café, dijo Jacobo.
NOOO… TRAIGAN EL BOURBON… Gritó Ferdinand evidenciando su borrachera.
Pero… ¿Y si nos vamos otra vez a tu casa? Preguntó Oswald tambaleante.
De aquí nadie sale, les dije.
Y… ¿Quién nos va a detener? Preguntó Ferdinand envalentonado por el efecto de todo el bourbon que llevaba encima.
Simplemente, no están en condiciones de salir, ¿quieres que te vuelva a golpear? Le pregunté.
No hace falta, yo puedo ir donde quiera, vivimos en un país libre y puedo ir donde quiera. Y si quiero ir a la taberna de Kate, no eres precisamente tú quien va a impedirme que vaya.
Yo no sabia qué me molestaba más, su actitud prepotente o que fuera producida por el licor… Afortunadamente Jacobo llegó con el café y le dio una taza de café bien cargado a cada uno. Luego de haber bebido el café, aparentemente se le había aclarado la cabeza a Ferdinand, y preguntó si podía fumar dentro de la casa. Le dijimos que sí. Encendió su cigarrillo y se sentó a fumar tranquilo.
Jacobo estaba como viendo el rodeo desde la barda, no sabía qué hacer, le hice señas de que se ocupara de Oswald, en seguida comenzó a desvestirlo y lo llevó a la ducha, escuché un grito cuando le cayó el agua fría, pero Jacobo pudo contenerlo dentro. Al rato salieron a la sala, ya Oswald tenía mejor semblante, tiritaba de frío y se sentó junto a la chimenea, mientras, yo había preparado una de las sopas de sobre que teníamos, para darle a nuestros ebrios amigos.
Te toca, le dijo Jacobo a Ferdinand, quien lo miró como desconfiado.
¿Me hablas a mí?
Por supuesto que sí.
Y… ¿Qué es lo que me toca?
Bañarte, para que se te quite la borrachera.
Bueno, pero yo voy solo… Aunque creo que necesito ayuda para descalzarme.
Jacobo le ayudó a quitarse las botas de seguridad que cargaba y las medias.
Ahora sí, dijo Ferdinand, ayúdame a ponerme en pie. Con un poco de trabajo se logró levantar el semental añejo, ayudado por Jacobo. Ferdinand logró quitarse la camisa y la camiseta sin mangas que llevaba, pero se volvió un enredo total tratando de soltar el cinturón, a lo que yo intervine. Cuando desabroché su pantalón y deslicé la cremallera de su cierre me dio un olor muy fuerte a sexo y sudor.
Uffffff… ¿Cuánto hace que no te das una ducha? Le pregunté.
Jeje… Desde ayer… Dijo en plan de broma.
Yo, conteniendo la respiración le saqué el pantalón y quedó completamente desnudo. Jacobo lo acompañó y le abrió la ducha, igual que con Oswald le cayó primero el agua helada y después de los gritos la fue temperando. Cuando estuvo listo salieron del baño, ya se veía más despierto. Comimos y nos quedamos un rato junto a la chimenea. Yo había puesto la ropa de los borrachos a lavar. Mientras se lavaba y secaba la ropa Ferdinand comenzó a disculparse.
Lamento mucho lo que pasó hace rato, simplemente me dejé llevar por la euforia. Ustedes saben que soy un hombre sencillo, casi sin educación, pero con muy buenos sentimientos y también muy sincero. En verdad lo siento si los hice sentir incómodos. Yo los quiero mucho, a los dos, y a este abogado también… Pero… En verdad estoy muy apenado. Si quieren, me voy a dormir a mi casa, y así no les molesto.
Tranquilo Fer, no hay problema alguno con que te quedes. De verdad. Le dijo Jacobo.
Además, tú nos has apoyado inmensamente, gracias a ti tenemos muchas cosas, e incluso eres nuestro padrino de bodas. Además de otras cosas que representas. Y eres bienvenido cuando desees. Siempre las puertas de nuestro hogar están abiertas para ti. Agregué.
Gracias muchachos. En verdad gracias. Dijo Ferdinand.
Bueno, ¿vamos al cuarto? Preguntó Oz. Porque yo no sé ustedes… Pero a mí, me vendría bien una buena ración de verga, y teniendo en cuenta que hay tres machos aquí que pueden darme toda la que necesito, no veo necesidad de más preámbulos.
En realidad, me gustaría dormir, quiero descansar, así que… Este viejo, como que se va a su casa a dormir… dijo Ferdinand.
No hace falta, le dije.
Sí hijo, prefiero ir a casa a dormir, ustedes pueden hacer lo que gusten, pero yo estoy cansado. ¿Será que la ropa está lista? ¿O me arriesgo a que me arreste algún ranger por andar como nudista por la vida?
Jajajaja… Rió Jacobo, creo que ya está lista, voy a buscarla. Y fue a buscar la ropa para que tanto Ferdinand como Oz tuvieran qué ponerse en caso de que en verdad se fueran. De pronto se escuchó el repique de un teléfono, era el de Oswald.
Oswald Hartshorne, dígame, ¿en qué puedo ayudarle? Hummm… Bien. Está bien… ¿Me repite su nombre por favor? El lunes puede pasar por mi oficina, yo le envío la dirección… Perfecto, entonces… Bien. Nos vemos el lunes a las 9h00. Que esté bien.
¿Ocurre algo Oz? Le pregunté al verle la expresión de abogado en el rostro.
Sí, dijo suspirando. Debo irme a San Francisco, necesito organizar unas cosas para el lunes.
Así que Oswald tomó sus cosas y se fue, sin pensarlo dos veces.
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