LIBERTAD CONDICIONAL 8
Parte Ocho .
Octava Parte
(Traducción del inglés)
Desde que se fue Oz han pasado seis meses, sin tener contacto con el. En ese tiempo ocurrieron muchas cosas, tras la muerte de Papá Harris, Dylan tuvo que hacerse cargo de la empresa, lo cual lo obligó a volver a San Francisco, a arreglar esos asuntos por ser el heredero.
Mientras, él ha estado yendo y viniendo, aveces permanece un mes conmigo, otras sólo una semana, depende de lo ajetreado que esté lo de la compañía. Pero lo extraño es que ni siquiera se ha visto con Oswald.
La semana pasada estuvo Lyle, el nuevo novio de Ferdinand, en nuestra casa, arreglando unas cosas para las que nos quedamos cortos, había un problema con los jodidos mapaches y queríamos mantenerlos alejados. Lyle contó que conocía a Oswald y que tuvieron una relación, pero que él se tuvo que regresar a Austin y según él, el dejarlo fue la mejor decisión, porque era una relación tóxica.
Dylan ha estado muy cansado de todo ese ajetreo de ir y venir, incluso, el sexo entre nosotros ya no es lo mismo, por lo cual he estado contando con la compañía de alguno que otro del lugar para poder compensar su ausencia. Eso lo habíamos hablado, habíamos dicho que eso podía suceder, y que no había problema alguno. Sólo que no se hiciera algo permanente, porque pondría en jaque nuestro matrimonio.
Pero déjenme contarles lo que sucedió anoche. Cuando llegó Dylan, a pasar el 4 de julio a Austin.
Yo había salido temprano en la mañana, no tenía trabajo, por ser día de fiesta, y estaba haciendo mucho calor. Así que decidí irme a nadar a la piscina de un club que queda cerca.
Me vestí con ropa de verano, una camiseta sin mangas anaranjada, un bermudas amarillo y unos zapatos de playa.
El club es un lugar familiar, es más, parecía que todo Austin estaba ahí, hay unas construcciones circulares, con techos de troncos que siguen la misma forma, con unos muros bajos donde hay mesas y parrillas para hacer barbacoa. Esos estaban repletos, la piscina de los adultos estaba algo llena, pero aún había tumbonas disponibles.
A lo mejor dirán: ¿Qué se va a broncear este negro? Pero sí, me gusta el tono que agarra mi piel. Agarra un brillo especial.
Al llegar me dirigí a los baños, dejé mi ropa en el casillero, junto con todos mis efectos personales, debajo del bermudas cargaba un traje de baño blanco, que acentúa muy bien al frente y da espacio suficiente para que mi gran verga negra esté plácidamente acomodada.
Noté que algunos no me quitaban los ojos de encima, incluso, vi que se lamían los labios. Al entrar al club me dieron una toalla y unas sandalias de baño, así que dejé mi toalla sobre el banco de madera y me metí bajo una de las regaderas para remover un poco del sudor y dar algo de espectáculo a la concurrencia.
Muchos de los que estaban en el baño eran hombres casados, o con novia, edades entre 20 y 80 años, altos, bajos, gordos, delgados, musculosos, lampiños, semi velludos, completamente peludos, calvos, con melena… Había una gran gama. Con cualquiera lo podría pasar bien, así que me quité el bañador y lo colgué en el tubo de la regadera, quedando totalmente al desnudo.
Uno de ellos se me acercó y me ofreció un poco de gel para el baño, comencé a aplicarme ese gel por todo el cuerpo tenía una fragancia a mango deliciosa. La espuma blanca se deslizaba por mi piel, no hizo falta mucho para que más de uno tuviera una erección.
Todos machos texanos, todos heterosexuales, sí señor… Por lo menos eso se dice… Pero cómo les excita ver un hombre como yo dándose un baño y jugando con su verga sin dejar que se empalmara por completo.
Tenia una audiencia cautiva, que iba en aumento.
Todo el que llegaba se quedaba como hipnotizado viendo cómo acariciaba mis pectorales, descendía por mi abdomen, sujetaba mi verga negra, grande y venosa como si ordeñara una vaca para luego levantarla y hacer lo mismo con mis bolas, pero… Lo que suspiros, jadeos y hasta gemidos les sacaba era cuando les daba la espalda y doblaba mi cuerpo de manera que, con las piernas separadas en un ángulo de 45°, tomaba mis tobillos con mis manos dejando mi trasero totalmente expuesto.
Todos saben el riesgo de acercarse, son morbosos, sí, pero no ignorantes de las leyes, yo me sentía como que estaba dando un show erótico, ellos podían ver, pero no tocar.
Aún de espaldas, me erguí y después levanté mi pierna derecha hacia delante apoyando contra los azulejos de la ducha, haciendo gala de mi flexibilidad… Esto los volvió locos…
Luego me terminé de enjuagar, para salir de la ducha. Viendo cómo me seguían con los ojos, como queriendo comerme ahí mismo. Me sequé un poco, y me coloqué el bañador, algunos se babearon al verme con él puesto. Salí de las duchas y me dirigí al área de la piscina m
Así fue que me dispuse a tomar el sol con mi traje de baño blanco.
Dylan se vuelve loco cada vez que me lo ve puesto, porque dice que marca sin tapujos todas las formas de mi verga y de mis bolas, además que hace que mi culo resalte. Y es verdad.
En eso estaba, ocupándome de relajarme sin pensar en nada, riendo conmigo mismo por m travesura del baño cuando de pronto alguien cae encima mio y me despierta sobresaltado. Apenas sentí eso, me incorporé muy molesto y dije: ¿Qué diablos pasa?
Tranquilo señor, no fue mi intención, sólo me tropecé, me llamo Robert, vivo en Nueva Orleans, pero estoy pasando las vacaciones de verano con mi tía Kate. ¿Usted la conoce?
Ese mocoso no tenía más de 20 años, pero era un niño bello. 1,70 de estatura, diría que unos 80 kilos, sin panza, un pecho hermoso con vellos que se deslizaban detrás de la cintura de su short azul celeste, rojizos, que cubrían perfectamente su pecho, abdomen, brazos y piernas. Sus ojos verdes como las esmeraldas y sus dientes perfectamente alineados, con esas pecas sobre los pómulos, me hicieron recordar a Dylan, sólo que muchos años menor.
Tranquilo campeón, no estoy molesto, sólo fue la impresión.
Ehh… De todos modos, no fue mi intención incomodar, lo que pasa es que el tío James me empujó.
Tranquilo, si quieres te invito una cerveza, si es que tienes edad para eso.
Jajajaja… Tengo 22… Sí, ya tengo edad suficiente para eso y más. Dijo riendo y dándome a entender muchas otras cosas, por sus gestos y la forma como miraba detallando cada parte de mi cuerpo. Sobre todo mi entrepierna, que como que deseaba demostrar el interés que despertaba.
Jajaja… Por eso uso shorts en vez de esos bañadores ajustados, son demasiado reveladores, por cierto, está muy bien lo que veo desde aquí. Agregó con el más absoluto descaro.
Ehhhh… ¿Kate sabe que eres gay?
¡Seguro! Fue la primera persona en el mundo a quien se lo conté.
¿Y qué dice al respecto?
¿Qué va a decir? Nada, siempre y cuando no me meta en problemas ni en drogas.
¿Vamos por la cerveza?
Vamos.
Cuando estábamos tomando cerveza accidentalmente rocé su muslo con el dorso de mi mano y se estremeció. No eran ni las 11h00 y ya tenía con quien iluminar el cielo desde mi cama el 4 de julio.
Conversamos de su vida, la mía, le fui totalmente sincero, hasta del acuerdo con Dylan le hablé, lo cual no pareció alterarlo. Me dijo que tenía una novia, en Nueva Orleans, a la cual amaba con el alma, pero que estaba plenamente consciente de que él era bisexual, incluso, ha estado con ella y otros amigos, con quienes la han pasado genial.
Pero… ¿Ha habido contacto sexual entre tú y ellos delante de tu novia?
Por supuesto, y eso la calienta mucho, se corre como loca viéndome cómo me como una verga o cuando me la comen a mi, pero lo que más excitación le causa es que estén dándome por detrás y yo la esté cogiendo. Hasta grita como loca cuando acaba. Y… Como que a ti te está dando mucho morbo la situación. Dijo aludiendo a mi entrepierna que ya tenía un bulto bastante difícil de ocultar y hasta lubricando estaba.
Pues, digamos que no soy inmune a tus comentarios.
Jajajaja… Vamos al agua un rato, y de ahí vemos dónde vamos, si quieres, puedo hacerte compañía, ya que estás solo y no deberías pasar este día así. Siempre y cuando no te sientas forzado.
Cogerte con fuerza es lo que deseo más que nada en el mundo Robert… Por cierto, me llamo Ja…
Jacobo Rodríguez, sí, mi tía me informó. Digamos que soy un niño muy aplicado y que hago mis deberes. Pero… También puedo ser un niño muy tremendo… Jeje…
No eres tan niño, aunque si no fuera por los pelos, diría que no llegas a los 19. Pero tienes 22 y para mi, está bien.
Jajajaja… Es bueno saber eso, y todo tu cuerpo está de acuerdo contigo por lo que se puede ver. Dijo señalando mi verga que parecía que iba a desgarrar la tela elástica de mi bañador. ¿Por qué no pedimos otra cerveza y la colocas entre tus piernas para que «desinflame» un poco y así puedas caminar tranquilo para meternos en la piscina?
Ehhhh… ¿Te molesta mi erección?
En absoluto, pero… Recuerda que no estamos en un club exclusivo para gays, y hay niños en las inmediaciones, ¿te imaginas que alguno diga a sus padres: Miren… Ese hombre tiene una verga de caballo…?
Jajajaja jajajaja… Que locuras dices. Está bien, pide dos más. El consejo lo tomé y sí, dio el resultado esperado, lo único es que hacía más traslúcida la tela del bañador. Terminamos las cervezas y nos fuimos a la piscina. Luego de juguetear un rato nos salimos y fuimos a donde estaba Kate haciendo una barbacoa junto con su marido.
Cariño… Que maravilla verte, me dijo Kate. Aquí estoy, bastante ocupada asando unas hamburguesas.
Sí, ella sentada y yo aquí de pie junto a las brasas. Pero ella es la que cocina…
Si no fuera por mí, habrías comprado la carne congelada y la hablarías puesto directo…
Eeewww… Eso sabe a plástico quemado.
Jajajaja para eso están las salsas tía. Dijo Robert.
Veo que ya se conocieron. ¿Viste que Jacobo es un encanto? Preguntó Kate, a lo que su esposo se giró hacia ella y levantó una ceja. Pero yo tengo la suerte de estar casada con él hombre más encantador, atento, y cariñoso de todo Texas… ¿Verdad que sí amor?
Buehhh… Nosotros siempre tenemos la última palabra… Y dijimos en coro: Sí querida…
Siéntense, sin pena, ya esto está para comer y mejor que coman algo, no está bien que anden sólo bebiendo cerveza.
Hicimos caso, comimos un par de hamburguesas cada uno y fuimos a caminar por el club. El club tiene un pequeño bosque, ahí nos adentramos, hasta no escuchar más las voces que provenían del club, y comenzamos a escuchar algunos ruidos que nos llamaron la atención… Se escuchaban como gemidos y jadeos… Le hice señas a Robert de no hacer ruido y caminar despacio, así fuimos llegando a la parte de donde salían los sonidos.
Pudimos ver un claro, donde terminaba el bosque, y en ese claro, a plena luz del día, había parejas de hombres, de mujeres, hombres y mujeres, teniendo sexo. Robert me miró y me dijo: Hey, como que te gusta lo que ves…
¿Por qué lo dices? Pregunté curioso.
Por esto… Dijo agarrando mi negra y enorme verga que ya no aguantaba más un segundo de encierro.
Yo debo haber parecido una hoja de papel. Jamás, ni en sueños, había creído que eso fuera real. Robert me preguntó si seguíamos o volvíamos. Yo le dije que quería seguir. Quería poseerlo ahí mismo, quería llenarlo con mi leche, quería hacerlo mío por completo, hacerlo sentir toda mi hombría dentro de él, que sintiera lo que era tener sexo con un hombre, no con los mariquitas de fraternidad con los que se revolcaba, no con un tipo cualquiera, conmigo. Lo quería para mí, siempre gozar ese cuerpo, ese culo de infarto, quería mamar su verga ahí mismo, el parecía leer mi mente con bastante claridad, se puso de rodillas ante mí y liberó mi negra, gruesa venosa y babeante verga.
Jesús, esto sí es una verga enorme, dijo al verla libre y erguida.
¿Te gusta?
Puedes apostarlo vaquero.
Demuéstraselo, ¿qué esperas? Mira como se babea por ti.
No tuve que decirle más, en seguida empezó a limpiar mis babas, todo ese preseminal que me salía lo fue limpiando hábilmente con su lengua cálida y húmeda, luego metió la punta en su boca y movía su cabeza de un lado a otro, como si tratara de girar el pomo de una puerta con sus labios. Al tiempo que con la punta de su lengua iba acariciando el orificio por donde seguía saliendo más y más preseminal.
Luego, un poco más confiado, fue engullendo poco a poco toda su longitud hasta casi hacerla desaparecer dentro de su boca, sentí incluso cómo traspasaba hasta su garganta, y él quería más, yo también, así que lo tomé con suavidad por la cabeza y retiré lo necesario para que él pudiera respirar, para después ir metiendo más, volviendo a sacar, y así lo fui llevando hasta que su nariz chocaba con mi pubis. Dios, que delicia de mamada. Ya habiendo podido dominar mi monstruo, comenzó a mamar con más tranquilidad, disfrutando hasta el último resquicio de su longitud y grosor. Así estuvimos una media hora, y yo no veía el momento de acabar, aún cuando teníamos un cine porno ahí mismo, en vivo.
De pronto Robert detuvo la mamada y se puso en cuatro patas en frente de mi, con el culo completamente expuesto. Esas nalgas redondas y blancas, como perlas, con algunos vellos rojizos, uffffff me sentía como que iba a cogerme una versión juvenil de Dylan. Sin pensarlo apunté la cabeza de mi verga y el me dijo: Sin miedo, sin compasión y de una sola vez… Destroza mi culo.
Así hice, le tapé la boca con mis manos para que no fueran a oír sus gritos, y empujé completamente mi hombría dentro de él, se oían sus quejidos, y sentía sus lágrimas rodando por mis manos, lo estaba violando, ahí mismo, posiblemente a la vista de todo Austin, pero eso me excitó más aún, sin embargo, permanecí inmóvil, sé que no es pequeño lo que tengo entre las piernas y necesito que se acostumbre para poder disfrutar, así estuve varios minutos, y mi erección firme como antes.
Cuando vi que se le pasó el dolor, y comenzó a moverse, empecé a moverme también, poco a poco al principio, luego fui aumentando, hasta que el golpeteo de mis ingles con sus nalgas sonaban como un aplauso de una multitud…
Me corroooo dijo Robert después de una hora recibiendo verga en cuatro patas y sin masturbarse. Su culo apretaba de los mil demonios y se dilataba de igual manera. Uffffff… También hacía como si quisiera succionar mi verga mucho más adentro. Mierda, eso me encantó, y sentía como si en donde llegaba la cabeza le diera besos… Uffffff… No pude contener más… Y empecé mi conteo:
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce TRECE!!! UFFFFFF… Trece disparos…
Quedé exhausto, sin posibilidad alguna de seguir, incluso, mi verga, ya sin rigidez alguna, se deslizó fuera de su culo caliente y bien preñado de mi leche, que asombrosamente se cerró como de manera hermética ante mis ojos. Como si nada hubiera sucedido, revise bien y no conseguí restos de nada, limpio completamente todo. Lo que me da a pensar que no fue casualidad. Ya venía preparado. Pero no importaba. Así que me subí de nuevo mi bañador blanco y me acomodé bien todo. Robert hizo lo mismo con su short azul cielo, y nos quedamos viéndonos un rato…
¿Quieres ir a ver aquello mas de cerca? Le pregunté.
Nah… Mejor vamos a darnos una zambullida, comemos algo más y nos vamos à votre maison, je pense que là nous serons beaucoup plus à l’aise, ¿ne le pensez-vous pas?
Jajajaja… Suena muy seductor lo que dijiste, pero sí, si quieres vamos, nos lavamos un poco, comemos y… No sé, de pronto… Podríamos ir a mi casa, si no te parece mala idea. ¿Qué dices? Allá podemos estar más tranquilos…
Jajajaja jajajaja… ¿Piensas hacerme creer que no hablas francés? ¿C’est sérieux?
Ehhhh… No sé nada de francés, pero digamos que hay palabras que relaciono con el idioma de mis padres, el español.
Ahhh… C’est bon.
Jajajaja… ¿Vamos entonces y nos damos un bañooo en la piscinaaaa y después comemoooos y vamos a mi casaaa? ¿Oui?
Ehhhh… ¿Lo pronuncié bien? Dije sonriendo tímidamente.
Jajajaja… Tu francés es terrible, pero puedo enseñarte, así cuando vayas a Nueva Orleans entenderás la otra mitad de lo que te digan.
Pero no puedes quitar mérito por mi esfuerzo…
Ven y dame un beso, eso lo arreglamos luego.
Lo besé y sentí ganas de hacerlo mío nuevamente. Pero aún no.
Caminamos riendo donde Kate y ahí estaba.
Hooooola forasteros… Jajajaja… Veo que se llevan bien. ¿Viste que Jacobo no es del tipo de hombre malo que asusta? Dijo Kate un poco bebida.
En realidad no, es un hombre maravilloso, estoy feliz de haberlo conocido, dijo Robert con una sonrisa que ocultaba un dejo de tristeza.
¿Ocurre algo?
No, simplemente que debo volver a casa cuando terminen las vacaciones.
Yo iré a verte, nos tomamos un café en el MOULIN ROUGE y después nos vamos a una Dicothèque a comer un omelet.
Jajajaja… El Moulin Rouge era un BURDEL en París… ¿En serio vas a buscar huevos revueltos en una discoteca? Salvo que sea en el cuarto oscuro… Jajajaja jajajaja…
Kate, este mocoso se burla de mi francés, dije adoptando una pose estilo Napoleón.
Jajajaja, y ya quisiera ese enano haber medido la mitad de tu estatura, dijo Kate riendo sin cesar.
O ser la mitad de lo atractivo que es Jacobo, dijo James.
Jajajaja me sonrojan… Les dije.
¿Vamos a la piscina? Preguntó Robert.
Vayan ustedes, nosotros les tendremos algo listo para comer cuando salgan del agua. Dijo Kate.
Nos fuimos a las duchas, para luego meternos a la piscina, ya como a las 16h00 fuimos a comer, compartimos con Kate y James para luego irnos a casa. Kate le dijo a su sobrino que no hiciera nada de lo que ella se avergonzara. Y nos fuimos.
Al llegar a la casa eran las 18h45, pero nosotros estábamos tan calientes que no importaba, podía está anocheciendo, pero yo quería pasar infinidades de días con Robert.
Ya dentro de casa, tras cerrar la puerta, nos estorbaba lo que llevábamos puesto. Así que fuimos quitando todo y dejando un camino hacia la habitación.
Antes de entrar a la habitación, me deleité observando su hermoso cuerpo juvenil, su pecho, su abdomen, sus muslos, su verga, sus bolas, sus hermosos brazos, Dios… Su espalda y esas nalgas donde ya hasta lo más profundo de su culo había estado. Lo cargué con cuidado, como quien carga un niño pequeño para acunarlo y lo llevé a la habitación, como una pareja de recién casados, lo acosté sobre la cama y tras colocar sus piernas flexionadas sobre su abdomen le comencé a lamer el culo.
Uffffff papi, dame lengua, decía Robert… Ahhhh cómete mi culo… Ahhhh…
Yo estaba como poseso, desesperado por complacer lo que ese veinteañero me pedía. Estaba frenético, totalmente fuera de toda lógica, lo deseaba, deseaba que fuera mío, lo quería para mí, quería ser parte de su vida… Ahhhh lo oía gemir mientras metía mis dedos en su caliente agujero donde hacía pocas horas había yo vaciado mi leche. Ahhhh… Gemía mi niño hermoso… Uffffff… Dame más papi… Pedía…
Me coloqué de frente a él, con mis rodillas a los lados de sus caderas y fui empujando mi enorme verga negra dentro de ese culo rosado y caliente, la cual entró como cuchillo caliente en mantequilla. Una vez que mi pelvis chocó contra él, lanzó un gemido, ahí sabía que ya estaba dentro de su cuerpo, me pertenecía. Me acerqué a su rostro y lo besé, con deseo, con pasión, con lujuria. Él no paraba de disfrutar, de mis besos, mis caricias, mis abrazos y como perforaba su hermoso culo una y otra vez. Sus tetillas, grandes como las mías, pero rosadas como las de Dylan fueron chupadas por mi boca arrancando más gemidos de mi muchacho. Creo que pasamos una hora o un poco más, y sentí que iba a ser inminente mi acabada. Así que me separé, sin sacar mi verga de su vaina de carne. Veía su pecho ponerse rojo, muy rojo, igual que su cuello y su rostro. Él se estaba aferrando a mis muslos con ambas manos, no quería separarse de mí, lo notaba feliz, excitado, complacido. Yo apretaba sus pezones y los giraba, y en un grito ahogado anunció que estaba por correrse. Ahhhhhhh… Ahhhhhhh… Sus chorros llegaban hasta su cara, había acabado sin tocarse, con gula yo lamí su rostro, degustando el sabor de su leche, mientras su culo succionaba sin parar mi verga al tiempo que se distaba y contraía incesante a todo lo largo… Acabé, con ganas, con fuerza: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, TRECE… nuevamente trece disparos, y mi verga salió satisfecha de su encierro.
Me acosté encima de él y nos giramos hasta que quedó encima de mí, con su cabeza apoyada sobre mi pecho. Me abrazó como hacia tiempo no sentía un abrazo, con amor.
Con Dylan la cosa estaba distinta, desde que ha estado yendo y viniendo nuestro compartir sexual ha mermado en pasión, en deseo, incluso, después de acabar se va a duchar y luego no quiere seguir, esa es la verdad. No voy a negar que aún hay amor, sí lo hay, pero ya no es lo mismo cuando estamos juntos. Esa llama, esa pasión, se ha apagado. Cosa que siento renacer con Robert. Me siento vivo, contento, pleno. Apenas lo acabo de conocer, y ya siento que lo voy a echar de menos cuando se vaya nuevamente a Nueva Orleans.
Veo el despertador y marca las 22h00. Nos habíamos quedado dormidos. La última vez que vi el reloj eran las 19h45. Escucho una llave en la cerradura y que la puerta se abre. Oigo la voz de James que susurra mi nombre. Salgo con cuidado, apenas cubriendo mi cuerpo de la cintura hacia abajo con una sábana.
Menos mal que estás aquí, ¿Robert está contigo?
Sí, está dormido, ¿por qué?
Despiértalo, Dylan está en casa.
¿Dylan?
Sí, vamos, antes que llegue y haya un problema entre ustedes.
Robert había escuchado y salió de la habitación, me dio un beso, se colocó su short y salió rápidamente a montarse en el carro de James. Habrán pasado unos 20 minutos cuando llegó Dylan.
Feliz cuatro de julio amor, me dijo al verme, evidentemente estaba algo pasado de tragos, nos besamos y su boca sabía a tabaco y a bourbon. No te imaginas lo feliz que estoy de verte. Te amo. Decía tambaleándose entre mis brazos. Yo le fui a desabrochar el cinturón para desvestirlo y darnos un baño.
No, no, no… Déjame así… Así estoy bien. Quiero descansar un poco. ¿Aún queda bourbon?
No, no hay bourbon para ti, estás demasiado borracho… En el nombre de Dios, Dylan Harris, mírate como estás… Apestas a que no te has dado un baño en días.
A ti te gustaba mi olor, decías que olía a macho…
Sí, pero hueles terrible, vamos a bañarte.
Bueno, pero si me sigues queriendo después, porque yo te quiero mucho… Ay… Ayúdame a ir al baño…
Lo ayudé a levantarse de la silla donde se había encajado y lo llevé al baño, en seguida se abrazó al fiel amante de los borrachos… El excusado. Y dejó salir todo lo que era y lo que no era también.
Luego de ese vaciado lo ayudé a desvestirse y me metí con él a la ducha. Después de bañarnos ya estaba mejor, preparé un café y cuando estábamos tomándolo me dijo:
Voy a vender la empresa. No tengo intenciones de seguir yendo a San Francisco, quiero estar aquí contigo. Extraño trabajar con Ferdinand y Kate, pero lo que más extraño es la pasión que había entre nosotros. Y quiero retomar eso.
Y… ¿Por qué no dejas que alguien que esté allá se encargue de la empresa y te vienes? Así no tienes que venderla.
Bueno, eso haré… Pero esta noche no quiero pensar mas en eso, quiero estar contigo. Feliz Cuatro de Julio amor… Dijo Dylan antes de darme un beso y recostar su cabeza sobre mi pecho.
Extrañaba esto… Me dijo.
¿Qué cosa?
Esto, estar solos tu y yo, sin nadie que nos interrumpa, sin compartir con más gente. Así. Luego de decir eso se levantó y tomó mi mano para ir a la habitación, misma donde sobre nuestra cama había yo tenido sexo tan bueno hace poco y que él ni cuenta se daría porque hasta las sábanas cambié antes que llegara.
Nos metimos en la cama y comenzamos a besarnos, acariciarnos, ya mi erección estaba a tope, pero Dylan no daba señales de vida en su verga… Poco a poco lo apasionado terminó haciéndose tierno y hasta sueño nos dio. Creo que eran ya las 23h00 cuando comenzaron a sonar los fuegos artificiales de ese 4 de Julio y nos fueron arrullando.
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