Lo pillé comiéndosela al estudiante.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo siempre supe que Carlos era gay.
Sus anemanes así lo demostraban, pero nosotros jamás llegamos a tocar el tema.
Como buen observador que soy, notaba cómo veía y trataba a los alumnos varones del colegio.
Cualquier excusa le servía para tomarlos del brazo, como para hacerlos pasar al salón.
Pero había un chico al que siempre noté lo veía más que a los demás.
Se trata de Luis, un joven de 17 años, delgado, alto, con buen porte, de piel blanca, cabello negro oscuro, y ojos café.
Tiene una mirada muy linda y no digamos la sonrrisa.
Es un chico pícaro y juguetón, de esos que son amigos de todos en la universidad; aunque no es el mejor alumndo, siempre muestra interés en sus clases y se hace ganar a los profesores, sobre todo si son como Carlos.
Siempre tuve la idea de que Carlos lo trataba diferente a él.
Y él siempre tenía alguna excusa para llegar a la oficina de su profesor de matemáticas.
Por eso, no me sorprendí cuando vi lo que vi.
Lo que sí no pude evitar fue la masturbada que me hice pensando en ello.
Era uno de los últimos días de clases, y ya habían pocos alumnos por los pasillos y salones.
Luis estaba como siempre, intentando salvar las materias que les costaba un poco, y una de ellas era matemática.
Esa tarde, estaba con Carlos en la oficina, conversando sobre unos temas de las clases cuando entro y los observo.
No pude evitar notar cómo la mano del profesor posaba sobre la pierna del alumno.
Tomó un tiempo para disimuladamente subirla a la mesa y continuar su explicación.
Me despedí de ambos y les aseguré, "casi no hay nadie en esta ala.
No olvides cerrar la puerta al terminar".
Salí de la oficina y me fijé que nadie me viera.
Me metí por un callejón que da hacia los laterales de la oficia; tenía previsto subirme y observar por las rendijas de la ventana exterior a ver qué sucedía cuando Carlos estaba solo con Luis.
Al principio los vi hablando normalmente.
Carlos de vez en cuando posaba su mano sobre la pierna de Luis, quien estaba "concentrado" en la explicación que Luis le daba.
Por un momento pensé que no pasaría nada más y casi decido irme, pero la curiosidad podía más que yo.
Al cabo de un rato, Carlos se levanta de su asiento y va hacia la puerta.
La abre y sale un pequeño instante.
Supongo que salió a cerciorarse que estaban solos por ahí.
Cerró la puerta nuevamente y se acercó de nuevo a Luis.
Se sentó a su lado, y esta vez su mano no se posó sobre la pierna de Luis, sino su miembro.
La reacción de Luis fue quedarse congelado, mientras veía la mano de su profesor masajear su miembro.
Carlos lo masajeaba, y acariciaba el pene erecto de Luis.
Pasaba su mano delicadamente por el adomen delgado del muchacho y por sus brazos delgados, largos pero formados.
Luis sólo veía hacia el cuaderno, como si no supiera lo que su profesor hacía.
Carlos le decía algo pero no alcancé a escuchar nada.
Apenas si podía observarlos por el pequeño orificio.
Tomo a Luis por los hombros y este se inclinó al espaldar de la silla y tenía su mirada en la mano que tocaba su miembro.
Carlos se colocó frente a él, se agachó y empezó a besar sobre el pantalón la ereción de Luis, quien cerró los ojos, se mordió los labios y tomó por la cabeza a su profesor.
Empujaba su cabeza hacia su miembro y hacía movientos de placer.
Ya se había deshinibido y estaba dispuesto a poner a su profesor a mamarle el pene.
Carlos poco a poco desabotonó el pantalón de Luis, metió su mano y sacó una erección de muy buenas proporciones, por lo que vi.
Con su boca, jugaba con aquel pene juvenil.
Lo chupaba y se lo metía todo en su boca.
Luis lo veía con los labios moridos y una cara de placer indescriptible.
Carlos hundía su cara en la pelvis de aquel muchacho, con el pene todo dentro de su boca, lo que le provocaba muchas muecas placenteras a Luis.
Luis se levantó, se terminó de bajar el pantalón y pude notar mejor su miembro.
Era largo para su edad.
Estaba casi lampiño, pues desde donde estaba no vi muchos pelos.
Sus piernas eran lampiñas y estaban bien formadas, presumo por sus prácticas deportivas.
Su abdomen plano, sin un pelo, y blanco.
Su miembro era blanco igual, rosadito en la punta.
De pie, y Carlos de rodilla, gozaba devorándose el pene de Luis.
Luis empujaba su pene con un ritmo suave, con la mirada puesta en la cara de su profesor, quien se estaba comiendo su pene.
Carlos se la tragaba toda.
Cada vez que la hundia en su garganta, Luis hacía gestos de placer.
Las manos de Carlos no debajan de acariciar las nalgas, el pecho, el estómado y los brazos de aquel muchacho.
La escena era demasiado provocativa.
Carlos empezó a masturbar a Luis.
La posición que adoptó fue genial porque pude verlo.
Su mano movía la piel del pene de Luis de arriba hacia abajo en moviemientos suaves pero firmes.
De vez en cuando, pasaba su lengua por la punta del pene de Luis.
Retraía toda la piel de aquel miembro y gozaba de chupar la punta.
Otra vez hacía Lujs gestos con su cara, cerraba los ojos y se mordía los labios.
La masturbación tomaba un ritmo más acelerado.
Carlos tenía la mano ocupada masturbando a Luis.
Con la otra, acariciaba el pecho de este.
Su boca muy cerca de la punta del pene.
Luis cerró los ojos y pude escuchar por un momento unos gemidos de placer.
Sabía que el momento estaba llegando.
Carlos se levantó, sin dejar de masturbar a Luis.
Se colocó a un lado de él y casi al mismo tiempo pude ver los chorros de semen que salían disparados del miembro de Luis.
Sus gemidos eran opacados, para que no los fueran a oir.
Sus labios mordidos.
Sus ojos cerrados y sus manos agarradas de los brazos del su profesor.
Había logrado deslechar a ese muchacho.
Pronto, el profesor empezó a dejar de hacer movimientos rápidos y se dedico a rozar con sus dedos la cabeza del pene de Luis.
Poco a poco la erección se fue perdiendo y Luis se sentó.
Carlos tomó papel del baño y limpió a Luis.
Le dio unos besos en el estómago,fue subiendo hacia el pecho e intentó llegar a la boca de Luis, pero éste voltió la cara y rechazó el beso.
Carlos se detuvo, y volvio a darle besos en el pecho, creo que hasta jugó con los pezones de Luis, quien ya estaba queriendo levantarse.
Lo hizo, se subió su ropa interior y pantalón, se cerró su cierre y no decía nada.
Por un momento se quedó ahí viendo a Carlos buscar los puntos de semen por el piso y limpiarlos.
Tomó sus cuadernos, los guardó y se despidió con un apretón de manos de su profesor.
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