Lo que le hice mientras dormía
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Adrian.Arteaga.
Hola, mi nombre es Adrián, o al menos así me llamaré para ustedes en esta historia. Soy moreno, mido aproximadamente 1,68m, soy algo gordito pero me han dicho que tengo buen trasero y creo que ese es mi gancho. Lo que les contaré ahora sucedió hace unos años, en una fiesta que organizó mi mejor amigo Celestino, sí lo sé, su nombre es gracioso, pero lo que sucedió no fue con él, fue con Fernando, un chico asiático muy alto, yo diría que de 1,85m (de acuerdo, quizá no era tan alto, pero desde mi punto de vista, lo era). Desde que lo vi me llamó la atención, pero para serles honesto, no tenía idea de qué podía estar pensando él. Era delgado y lo que más me gustó fue su sonrisa, quería pervertirlo, pero no imaginé que sucedería esa noche. La fiesta transcurrió sin mayor novedad. Al acabar, todos se fueron marchando y solo quedamos Celestino, Fernando y yo. Sus padres vendrían a buscarlo (no lo dije, estábamos en preparatoria), pero no terminaban de llegar, así que subimos al cuarto de Celestino y ahí continuamos bebiendo. La madre de Celestino nos pidió que nos acomodáramos, que por la hora lo mejor sería que nos quedáramos allí, así que el primero en acomodarse fue Celestino; se duchó y quedó en ropa interior, lo seguí yo y por último Fernando. Yo era casi parte de la familia, así que sabía dónde estaba todo en la casa, pero Fernando era nuevo y olvidó pedir una toalla antes de entrar al baño. Cuando terminó de ducharse pidió que por favor le pasares una y me negué a desaprovechar la oportunidad, así que tomé la toalla que había usado yo y corrí al baño, abrí la puerta sin tocar y pude apreciar que lindo cuerpo tenía, sobre todo un trasero muy paradito, pálido y lampiño. Entregué la toalla y él se sonrojó. Salí de allí y como a los diez minutos estábamos en el cuarto de Celestino, los tres en ropa interior, y nos acostamos a dormir, pero la verdad es que hacía mucho calor. Celestino y yo estábamos en el suelo y Fernando tomó la cama de Celestino. Pasada aproximadamente 1 hora me desperté, el calor era muy fuerte así que me levanté para ir al baño y tomar otra ducha. Al regresar, el reflejo de la luz me permitió ver el cuero pálido y semi desnudo de Fernando. Siempre había tenido la curiosidad de saber si lo que decían de los asiáticos era cierto, y por lo que podía ver sí lo era, pero no estaba conforme, así que me acerqué lentamente y levanté el elástico de su ropa interior, me asomé y para mi sorpresa, a pesar de ser pequeño, era muy lindo, tenía la cabeza de un color rosa fuerte y estaba erecto. No pude resistir la tentación de llevarlo a mi boca y cupo en su totalidad. Gracias a Dios, el alcohol lo mantuvo dormido. Retiré con mucho cuidado el resto de su ropa interior y pasé mi lengua por sus tiernas erizadas bolitas. Estaba demasiado excitado, y él solo se retorcía en señal de placer pero no terminaba de despertar. De pronto pensé que lo estaba haciendo, pues se movió de manera muy brusca, menos mal solo se estaba dando la vuelta. Quedó de espalda, completamente sudado y con las piernas abiertas. ¡Oh por Dios!, mi pene estaba a punto de explotar, solo quería pasar mi lengua por su agujero y luego follarlo hasta reventar. Así que empecé; pasé mi lengua por entre sus glúteos y él como una buena putica levantó su culito, se retorcía y podía notar que le gustaba. Así estuve un buen tiempo hasta que ya no pude resistir más; tomé rápidamente un condón que tenía en la cartera, su agujero ya estaba suficientemente dilatado por mi lengua, sin embargo, y por si las dudas, al colocar la cabeza de mi pene que mide 18 de circunferencia y 17 cm de largo, coloqué mis manos muy cerca de su boca y empecé a entrar. Como lo sospechaba, abrió los ojos, tapé su boca, me miró pero no protestó, así que seguí. Una vez estuve totalmente adentro me acerqué a su oreja y le dije: te soltaré pero debes prometer no gritar. lo solté y le estampé un beso en la parte de atrás de su cuello. Volteó a verme y ahogó el dolor que sentía por mi embestidas en un beso. Estaba sorprendido, lo giré y conduje su mano a su pene, hice que se masturbara mientras que yo lo penetraba y le daba besos. Así estuvimos alrededor de 15 minutos hasta que ya no pude más al ver cómo su semen salía expulsado y caía sobre su pecho, yo terminé dentro de él. Lamí todo su semen que estaba regado en el pecho, lo tragué, lo abracé, saqué mi pene y le di un tierno beso en su rico agujerito, ahora que lo pienso, hubiese sido más rico si no hubiese tenido condón, y así poder dejar todo mi semen dentro de él. Luego de eso, coloqué de nuevo su ropa interior, me puse la mía y lo abracé hasta que durmió. Yo me volví a tirar a un lado de Celestino y por esa noche fue lo único que sucedió. A la mañana siguiente. Dejaré esta historia hasta acá porque no quiero que se cansen de leer. Gracias por seguirme. Espero sus comentarios.
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