Lo que me sucedió en los vestidores…
Un chico descubre en la ducha de los vestidores a un profesor y al conserje teniendo sexo anal, el chico se emociona y mientras se masturba pierde el equilibrio y ellos lo descubren, es cuando el profe y el conserje le comen el culo al chico..
Lo que me sucedió en los vestidores…
Cuando entré al vestidor, a darme una ducha y cambiarme de ropa, luego que me desnudé inmediatamente comencé a ducharme, ya estaba completamente enjabonado cuando escuché unos susurros.
A mí me pareció que era la voz de un estudiante, que le decía a su pareja, vamos no seas así y dame ese culito.
Provenía de tras de los armarios, para mí en ese instante, me pareció que se trataba de alguno de los chicos del equipo, que trataba de convencer a su novia de que le dejase que él le diera por culo.
Como me dio curiosidad por saber de quienes se trataba, tal y como estaba, completamente enjabonado sigilosamente me fui acercando, con la idea de dar un vistazo, sin ser notado.
Ya que, en numerosas ocasiones, alguno de los miembros del equipo, han llevado a sus novias, a ese oscuro y apartado rincón, de los vestidores, para tener sexo con ellas.
Pero al acercarme lo suficiente, como para poder ver, sin llegar a ser visto, me llevé tremenda sorpresa, se trataba del conserje, que en ese momento le estaba comenzando a dar por el culo al profe de arte.
Asombrado vi como el conserje, pasaba la colorada cabeza de su tremendo miembro entre las nalgas del profe, el cual completamente desnudo, con voz suavemente aflautada, le pedía que no lo hiciera sufrir más, y que terminara de metérselo.
La verdad que me impresionó, ver como con toda su calma, el conserje, comenzó a penetrar el culo del profesor, mientras que este reflejaba una gran felicidad en su rostro.
Por unos instantes, estuve a punto de retirarme, como lo he hecho en sin número de otras ocasiones, en que me he encontrado algún estudiante clavándose alguna chica.
Pero algo hizo que me quedase viéndolos fijamente, y a medida que el conserje continuaba penetrando al profe, y este movía sus paradas y bien formadas blancas nalgas restregándolas con fuerza contra el cuerpo del conserje.
Al tiempo que gemía placenteramente, así que a medida que los seguí observando, no sé qué me impulsó, a comenzar a masturbarme, mientras los miraba.
En las otras ocasiones, digo cuando me he encontrado que se trataba de un chico y una chica, después de un corto rato de estar observándolos, me retiraba discretamente, sin tan siquiera pensar en llegar hacerme una paja.
Pero en esos momentos, no pude detenerme, y a medida que los seguía observando, frenéticamente yo continuaba masturbándome.
Fue cuando seguramente debido a lo enjabonado que me encontraba, al apoyar mi espalda contra una de las paredes, que me servían de escondite, perdí el equilibrio y por culpa del jabón me debí resbalar.
Lo siguiente que recuerdo cuando volví en mí fue, el profesor tan desnudo como lo estaba yo, sentado en el piso, prácticamente encima de mí, mantenía mi golpeada cabeza, acariciándola, entre sus piernas diciéndole al conserje.
“No te preocupes, que seguramente este es uno de los míos, y no le va a ir con el cuento a nadie. Además, tan solo se dio un porrazo en la cabeza, pero ya comenzó a despertarse.”
De inmediato escuché la voz del conserje, decir. “Yo pensé que todo el mundo se había marchado, no sabía que el ayudante de Educación física, refiriéndose a mí, aún estaba en los vestidores.”
“Pero ya cerré las puertas y me aseguré de que no haya más nadie en el gimnasio. Tremendo susto que me dio el cabrón ese, del tiro hasta se me pasmó la verga.”
Fue cuando el profe de arte, aprovechando que yo me encontraba tirado en el piso boca arriba, dejó de acariciar mi golpeada cabeza, y cambiando de lugar, me agarró por los tobillos.
Sin que yo opusiera resistencia alguna, levantó mis piernas y las separó, al tiempo que colocó su verga frente al hueco de mi culo.
Lo que más me sorprendió a mí en ese instante, fue que mi mayor preocupación no era el que ese profesor, completamente desnudo dirigiera su verga a mi culo.
Sino que lo que más me preocupaba era que alguien no nos fuera a encontrar, pero de inmediato recordé a pesar de lo mareado que me encontraba por el golpe que recibí en la cabeza, que el conserje había dicho que cerró la puerta, y que no había más nadie dentro de las instalaciones.
Así que mientras que con una mano el profesor de arte sujetaba uno de mis tobillos, con la otra estaba pasando la cabeza de su verga, y sus dedos, por la raja de mi culo.
Yo la verdad es que no supe ni que hacer en ese momento, en mi vida me había acostado con otro hombre, pero al sentir sus dedos, acariciando mi enjabonado esfínter, no supe ni que hacer, por lo que me quedé como paralizado.
Nada más pensando cómo era posible, que yo me hubiera estado haciendo una paja, mientras los veía a ellos dos tener sexo.
Pero cuando comencé a sentir los hábiles dedos del profe de arte, penetrándome por el culo, en lugar de decirle que se detuviera, y tratar de ponerme de pie.
Lo que hice fue relajarme, y ponerme más cómodo, a medida que el desconocido placer que sentía invadía todo mi cuerpo.
Era como una especie de sabrosa corriente eléctrica que me recorría toda la espalda, y prácticamente me imposibilitaba reaccionar.
El conserje nuevamente frente a mí se había vuelto a sacar su verga del pantalón, y mientras la manoseaba, en parte yo no podía salir del asombro, al ver cuán larga, grande y gruesa era.
Yo lo único que hacía era mirar algo asustado en todas direcciones, sin saber qué hacer, ya que lo que me estaba haciendo el profe de arte, me estaba gustando y mucho.
Por lo que cuando él extrajo varios de sus dedos de mi culo, y colocando la cabeza de su verga la presionó contra mí, me quedé quietecito.
Sentí como centímetro a centímetro su verga iba penetrándome, como mi esfínter se fue abriendo, dejando que su verga que sería más o menos como la mía me penetrase.
Sin que yo opusiera la menor resistencia, es más, a pesar del sabroso dolor que comencé a sentir, deseaba intensamente me que la enterrase toda.
Fue cuando vi al conserje, lavando con jabón, su verga en uno de los lavamanos, y a medida que el profe de arte continuaba penetrándome divinamente, el conserje acercándose a nosotros dos, se arrodilló a un lado de mi cara, y sin más ni más prácticamente me puso su enorme verga frente a mi boca.
No hizo falta que él o el profe dijeran algo yo, aunque de manera algo tímida abrí mi boca, y a los pocos segundos, ya me encontraba chupa que chupa, el gran vergajo del conserje.
A medida que el profe continuaba clavándome su verga dentro de mi culo, y yo lo movía de lado a lado, apretando, y soltando mi esfínter, al mismo tiempo que él continuaba metiendo y sacando su sabrosa verga de mi culo.
Por un buen rato el profe mientras me mantenía en esa posición, recostado boca arriba sobre el piso del vestidor, introduciendo su verga dentro de mis nalgas, con una de sus manos, agarró la mía.
Al mismo tiempo que continuaba metiendo y sacando la suya de mi culo, comenzó sabrosamente a manosear mi verga, la que en cosa de segundos se puso más dura que el mástil de un barco.
Así que mientras el profe me continuaba clavando sabrosamente todo su miembro entre mis nalgas, por otra parte, me fue haciendo una rica paja.
Yo le chupaba, y mamaba, la verga al conserje, hasta que él mismo dijo. “Despacio que también quiero comerte el culo.”
El solo pensar que iba a recibir dentro de mi cuerpo semejante cosota, me excitó a tal grado que terminé viniéndome entre los dedos del profe, quien para mi sorpresa se los ha llevado a su boca, y como si se tratase de un rico dulce, se chupó sus dedos.
Yo en esos instantes estaba o me encontraba como si estuviese borracho, no por el golpe precisamente, sino por todo el placer lo que entre ellos dos me estaban proporcionando.
De golpe el profe sacó su verga de mi culo, y la mantuvo fuera de mi boca, derramando todo su semen en mi cara, al tiempo que el conserje sacaba la suya.
Como si yo fuera un muñequito de papel, me dio vuelta, poniéndome boca abajo, separó mis piernas, y casi de inmediato sentí su tremendo vergajo penetrando mí recién estrenado culo, pensé que me moría de placer, y dolor al sentir como me penetraba.
Ya una vez que me pasó el gran dolor y el conserje continuó metiendo, y sacando su monstruosa cosa de entre mis adoloridas nalgas.
Yo sin importarme donde segundos antes había estado enterrada la verga del profe, me dediqué a mamársela intensamente.
Por un largo y buen rato el conserje hizo con mi culo lo que le vino en gana, hasta que finalmente al momento de acabar lo extrajo y se terminó de venir sobre mi cara y boca.
Yo me quedé por un buen rato, tirado en el piso del vestidor con mi culo bien abierto, hasta que poco a poco comencé a ponerme de pie, mi cuerpo chorreaba el semen de ellos dos por todas partes.
Mientras que ellos dos sin decirme gran cosa se retiraron, solamente el profe me dijo. “Nos veremos en otro momento, y fue un placer para nosotros.”
Yo no lo podía creer, que esos dos hombres me hubieran dado por el culo, sin que yo me hubiera opuesto, es más reconocí que todo lo que ellos me hicieron me había gustado, incluso el que me pusieran a mamar sus vergas y tragarme gran parte de su leche.
Durante varios días luché internamente, para no aceptar que todo lo había disfrutado, pero finalmente nuevamente lo acepté, casualmente el mismo día que me los volví a encontrar a los dos en los vestidores.
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