Los 5 amantes de mi adolescencia CAPITULO 1 (Dhario)
Las historias y nombres que leerán son reales. Todo paso tal y como lo cuento. Mi crecimiento fue inusual y a la vez excitante y trágico. Mi vida puede no ser interesante para muchos. Pero todo es relevante para que sepan quién soy..
Era un hormiguero gigante, las hormigas iban una tras otra cargando hojas y migajas de pan. Yo las observaba y no entendía como es que eran capaces de cargar algo más grande que su propio cuerpo. De pronto el hormiguero se vió inundado por agua y las pobres hormigas corrían de un lado a otro sin parar. Así fue como conocí a Dhario un niño de mi edad 6 años para ser exactos, de piel clara y cabello castaño, sus ojos color miel y unas pestañas grandes que adornaban su cara, juraría que si se pusiera peluca y vestido parecería una niña de lo bello que era. Mientras tanto enojado lo tomé del cuello y lo empujé haciéndolo caer y sobre el, la cubeta con agua que llevaba para inundar el hormiguero. Su pantalón estaba empapado y el en lugar de llorar o enojarse, solamente se puso a reír. Lo cual me enfureció aún más y le dije que dejara de hacerlo pero de lo contrario solo se limitó a levantarse y sin dejar de reir se fue del lugar. El recreo terminó y al volver al salón noté que el no había regresado, así que la maestra preguntó si alguien sabia donde estaba y por temor a que se enteraran que lo empujé levante la mano y le dije que estaba en el baño. Me indico que fuera a avisarle que la clase ya había empezado así que no me quedo de otra más que ir a buscarlo. Pase por los árboles de las orillas de la escuela y entre los autos de los profesores hasta llegar a los baños. No había rastro de él. Ese niño me estaba dando más problemas de los que imagine y mi frustración comenzó crecer. De pronto escuché un ruido detrás del baño de niñas, ahí habían unos árboles que tapaban su propio tronco con sus hojas haciendo un diámetro al rededor de ellos. Abrí las ramas y ahí estaba Dhario en puros calzoncillos y con el pantalón mojado tendido en una gran Roca.
—que haces? Le pregunté extrañado.
— no preguntes si ya sabes— agache la mirada y me reí al verlo en calzoncillos y él tomo la parte de abajo de su suéter y lo bajo lo más que pudo para taparse.
— ahora si te ríes? Todo es tu culpa— me dijo enojado y entonces caí en cuenta que tenía razón. Le dije que el pantalón no se iba a secar y que necesitaba ayuda. Así que me quite mi suéter y se lo puse en la cintura tapandolo y salí debajo de los árboles. Me diriji con el conserje y le conté lo sucedido. El abrio un cajón del locker y saco un pantalón, luego nos dirigimos a donde estaba Dhario. Nos acompaño hasta el salón y la maestra nos resivio sin cuestionar más nada.
Lo siguiente fue el vernos diariamente corriendo, jugando y divirtiendonos todos los días. Poco a poco nos hicimos inseparables sin duda una época que añoro bastante pues fue creo la etapa más feliz y duradera de mi corta vida.
Dhario provenía de una familia bastante bien posicionada. Todos los días iba a su casa y hacíamos la tarea después comíamos palomitas y veíamos películas en una sala grande con un proyector. Su habitación estaba llena de juguetes y su consola de videojuegos era donde nos sumergiamos horas hasta que se oscurecía y mi madre me recogía para ir a casa. Hacia un mes que mi tío se había mudado a otro pais y el era mi única familia cercana en el estado, el era mi confidente al que incluso le conté como es que me divertía con Dhario, la última vez que lo vi me regaló una medalla de San Benito, el patrón de los viajeros. Me dijo que a donde fuera siempre estaría protegido, esa fue la última vez que lo vi, pero esa será otra historia. El primer contacto que tuve con Dhario ocurrio cuando teníamos 9 años, cursabamos 4to de primaria y en ese tiempo el bullyn comenzó a acecharnos, principalmente porque la maestra alentaba a los demás niños a molestarnos diciéndonos los niños novios ya que éramos inseparables. Una tarde cuando estábamos en su habitación jugamos luchas, no era muy común en nosotros ya que éramos bastante tranquilos pero esa tarde fue diferente era bastante calurosa y los dos estábamos en camisola y Dharius con un short corto, en cada rose que teníamos poco a poco se notaba la pérdida de inocencia, una puerta a lo desconocido que estábamos a punto de experimentar. Sudabamos del cansancio pero al ser tan unidos no nos daba importancia y nuestros cuerpos al juntarse ahora era bastante difícil despegarnos pues el sudor secándose hacia nuestra piel chiclosa. Termine rendido y Dharius sobre mi no había ningún pensamiento extraño por lo menos de mi parte solo me reía cansado y Dharius igual. Hasta que intente bajarlo de mi. Yo estaba boca arriba y el sobre mi cadera, de pronto comenzó a decir
— «arre caballo arre»— y comenzó a moverse sobre mi, pero sus movimientos no eran saltando si no más bien meneando la cintura y yo seguía tratando de que se quitara pero entonces sentí un escalofrío agradable en el cuerpo y en lugar de quitarlo de encima solo le movía los brazos riéndome. Siguió y siguió hasta que los movimientos ya no eran bruscos. Su meneo seguía pero los dos estábamos calmados, mirándonos a los ojos. Yo me preguntaba que estaba pasando? Pero me gustaba, Dhario continuó hasta que se detuvo y volteó a su short. Se le notaba un bulto, se levantó extrañado y me dijo;
— ¡mira! — bajo su short junto con su calzoncillo y sin pudor alguno me mostró su pequeño pene parado, aún recuerdo como se movía cuando lo levantaba, mi mirada no se despegaba de aquel pene sin circuncidar del mismo tono de su piel y me resultaba fascinante el tamaño. Me apunto a mi y sin hablar me indico que hiciera lo mismo. Asi que inmediatamente baje mi pantalón y como resorte salió mi pene apuntando hacia arriba. Ya había tenido esa experiencia de sentir el pene duro, pero esta vez era diferente también tenía una sensación electrificante en el cuerpo. Por inercia juntamos los penes para que se tocaran el uno con el otro y esas sensaciones nuevas nos encantaron tanto que las convertimos en un ritual.
No faltaba un día en el que cuando iba a visitarlo entraramos al baño e hiciéramos lo mismo de siempre.
Aunque fue el mejor año de mi vida entre juegos inocentes y morbosos. También se presentó a mi vida la palabra caos, un tremendo cúmulo de emosiones estaba por experimentar.
La maestra en turno en cada oportunidad que tenía nos hablaba como si le pareciera lo más divertido llamarnos niños jotos. Al principio no nos afectaba, pero poco a poco los niños comenzaron a ser más crueles, tanto que ni cuenta nos dimos que éramos el hazme reír de la clase. Entre los insultos comenzaron a aparecer empujones, nos ocultaban las cosas, las mochilas e incluso quitarnos el almuerzo. No éramos tontos todo esto llego a oídos de nuestros padres, pero la maestra mintió…me sentí impotente cuando la maestra comenzó a dejar de revisar mis tareas, dejo de revisar mis trabajo y me excluía en las actividades. Cuando era en parejas le asignaba a Dhario un compañero y me quedaba solo. Aún no comprendo cómo es que tome decisiones que analizando ahora jamás volvería a hacer. Pero mi actitud en ese momento era un niño incomprendido, lastimado y odiado que comencé a agredir a mis compañeros. No por gusto ya que siempre he odiado la violencia. Solo me defendía porque ahora solo era contra mí. Dhario tomo la mejor desicion y se hizo un bajo perfil en donde ignoraba a todos, se agachaba y lloraba en silencio. Yo no podía vivir así. Así que en cada oportunidad me defendía de la misma forma en que me atacaban. Lo malo es que todo eso proboco que mi madre se encontrara cada día en la dirección con reclamos sobre mi conducta. Todo lo acontecido nos afectó de manera progresiva ya no iba a casa de Dhario con frecuencia y dejamos de hacer lo que hacíamos en el baño. Ahora lo que teníamos era temor a ser realmente jotos. Una palabra que a esa edad no comprendiamos pero creíamos que era mala.
La gota que derramó el vaso fue cuando conocí a Jonathan un niño bajito cabezón de piel Morena clara. Su cabello era corto y a simple vista era más pequeño que todo el grupo pero este niño no era más que un problema ya que le bastó una semana en la clase para enterarse de cómo me trataban y comenzó a hacer lo mismo pero a mayor escala.
Yo estaba harto de que además de en la escuela mi casa estuviera llena de reclamos y castigos por parte de mis padres así que quice hacer lo que Dhario y tome una postura diferente con el. Tomaba mis libretas y las rayaba, rompía mis útiles y tiraba a la basura mis cosas, me metía el pie y de vez en cuando jalaba mis cabellos mirándome y riéndose en mi cara. Realmente no me importaba tanto, ya sentía indiferencia por todo y realmente ese enano no me hacía tanto daño al tener menos fuerza que los demás. Aquel día llegue como todos los demás, me senté en mi pupitre y puse mis manos debajo de mi cabeza a esperar a que la clase terminara. Llego Jonathan y con una enorme sonrisa vació sobre mi un jugo. Salte de mi asiento y enojado lo empuje haciéndolo caer al piso. Todos se quedaron atónitos. Nunca le había hecho nada a Ese chiquillo hasta ahora. El niño no se quedó en el piso, se paró y saltó sobre mi con tal fuerza que ahora yo caí al piso. Ya no había vuelta atrás y tomé represalias. Me pare y me puse firme con una mirada de odio y le di un golpe a puño cerrado en la nariz lo cual lo hizo chillar. La sangre le brotaba como si fuera una llave. Y los compañeros fueron a buscar a la maestra que no había llegado aunque las clases habían iniciado hace media hora. No me importó su llanto así que tome su mochila y la arroje por la ventana. 2 chicos más que también me empujaban o tiraban al piso cada que podían. Me tomaron cada uno de un brazo y Jonathan al ver dicha acción dejo de lloriquear y me dio una patada en el estómago. Dhario lloraba en su pupitre al ver lo que pasaba, el siempre fue sensible así que no podía contar con el. La adrenalina hacia que los golpes de aquel niño no me dolieran, pero lo peor fue cuando tomó mi cadena de san Benito y la jalo de mi cuello para guardarla en el bolsillo de su pantalón. Mordi la mano de uno y juro que casi le arranco un pedazo de piel. Se tiró al piso bramando y yo con sangre ahora en la boca, el parteaguas fue cuando llegó la maestra y al ver lo sucedido arremetió contra mí. Tomándome de la oreja y encajando sus filosas uñas en ella. De primera instancia tuve que seguirla pero de a poco comprendí que ella era el principal de mis problemas y de un pisotón la dejé en el patio de la escuela mientras yo corría hacia la salida donde el portero no estaba. Salí del instituto y corrí sin rumbo. Hasta llegar a un lote baldío donde me senté en una estructura en ruinas. No había rastros de insectos así que me recoste y me quede dormido, pensando que es lo que había hecho para que el mundo me tratara de esa manera.
Algunas horas más tarde iba camino a mi casa en brazos de alguien, pero no pude distinguir quién era. Mi padre estaba fuera de la ciudad y cuando me encontraron mi madre le pidió a un policia llevarme a casa. Entre abri los ojos estando recostado en la cama. Mi mamá lloraba y se le notaba una gran molestia en la cara. Se recostó a mi lado y me acarició el cabello. Voltee hacia ella y le dije que la quería mucho. Me dio un beso en la frente que duro muy poco. Queria quedarme ahí para siempre. Los siguientes días no hubieron represalias mis padres me trataban como si fuera a quebrarme pero yo no les había contado nada. Tiempo después me enteré que Dhario había dicho todo lo ocurrido. Mientras tanto mi padre se sentó a platicar conmigo y me dejó en claro que lo que había hecho no estaba bien, pero que estaba orgulloso de que no me diera por vencido. Que para la otra confiara en ellos y arreglaran todo por mi. No volví a esa escuela pero también dejé de frecuentar a Dhario, mis padres me daban excusas y poco a poco dejamos de vernos. Mi otra escuela era genial, los niños me tomaron confianza desde el primer día aunque vivía resentido por lo que había pasado. Me dejé llevar y descubrí que yo no era el problema. Mis padres también lo supieron de inmediato. Pero cuando les decía que quería ver a Dhario se ponían serios y me inventaban cualquier cosa para evitarlo.
Pasaron 3 años e ingresé a la secundaria, el pasado lo dejé en el olvido y mi promedio era excelente, no me costaba nada hacer amigos así que tenía muchos con quienes jugaba fútbol y otros con quienes pasábamos tiempo jugando en casa de alguno. Pero ninguno era como Darhio hasta que conocí a Óscar. Este chico era muy diferente a todo aquel que haya conocido. Pero aún no lo sabía. Nuestras platicas neutras y maduras nos hicieron buenos amigos y con el tiempo logré tener algo parecido a la amistad que tuve con Dhario. 1er año fue algo movido pero el segundo ya con 13 años mi vida cayó en picada cuando mi corazón se rompió.
Regresando a clases lo buscaba por todos lados pero Óscar no llegó, lo que me obligó estar solo en el receso. Pero que tan extraño podía ser el destino cuando de pronto a una distancia no muy lejana pude verlo… era evidente que era el. Su cabello alborotado castaño brillaba bajo la fuerte luz del sol. Su sonrisa era única, esas pestañas que cautivaban a cualquiera seguían siendo su mayor atractivo. Dhario no se había percatado de mi presencia hasta que me acerqué a el.
— ¿como es que lograste esconderte todo un año de mi? — le dije mirandolo a los ojos y esperando que estuviera al mismo grado que yo de felicidad de verlo. Pero por el contrario se giró y me dejó como un tonto hablando solo. Como si no me conociera o como si ya no quisiera saber más de mi. Me encogi al ver que sus amigos se alejaban con el mirándome raro. Pero ellos no me importaban quien me importaba era Dhario pero no sabia que ocurría. Corrí a los baños y me miré al espejo, a caso cambie demasiado como para no reconocerme?.
Toda la semana de inicio de clases Óscar no se presentó así que pedí a mis padres ir a verlo. Me explico que su madre ya no podía pagar sus estudios y mis padres aceptaron hacerlo. Al regresar le conté mi historia y el como había visto hace apenas unos días a el chico de mi vida y el como me ignoró. Me dijo que el sería mediador para planear un encuentro pero le reproche lo que había ocurrido con un compañero llamado Ángel con quien logró ponerme en muy mala posición y ahora el chico me evitaba a toda costa.
Me miró serio y me dijo
— si el es el amor de tu vida, yo te ayudo al menos a que sepa quien eres— su seguridad hacia que confiara plenamente en el y así pasaron varios días hasta que lo topamos en el receso. Oscar se dedicó a observarlo y cuando se dirigía a los baños me hizo una seña para interceptarlo. Entre detrás de el y espere a que estuviera en el lavabo para lavarse las manos. Estaba nervioso ya que al fin le diría quien era yo. Pero al llegar al lavabo antes de dejarme formular la primera palabra. Miro mi reflejo y me sonrió, pero me ganó la emoción y lo abracé. Senti como me apretaba y yo hice lo mismo, pero escuchamos un ruido y me soltó de inmediato. No era nadie así que le pregunté porque no me reconoció hace unos días.
— si lo hice, pero estaba muerto de vergüenza —
Me dijo agachando la mirada.
— no entiendo — le conteste.
me dijo que su padre le prohibio volver a verme, se enteró cual fue el problema y ya no quiso saber más de mi. Que lloró, que incluso una vez salió de su casa solo para ir a buscarme pero su mamá lo alcanzó y le explicó que yo ya no podía estar en su vida. Todo eso me impactó, me sentí impotente y enojado pero luego recapacite.
— ya no importa, el pasado es pasado — le dije tomando sus manos, estaban sudando pensé, pero en realidad era que se había lavado las manos apenas hace un momento. Su piel era suave y su sonrisa inigualable así que por inercia intente darle un beso pero cuando se alejó de mí, recapacite y caí en cuenta que no lo conocía. Resulta que yo ya sabía lo que queria, pero no sabia si el también, tan solo lo asumí y el que me rechazara me puso en una situación muy incómoda.
— perdóname, no quice hacerlo — le dije soltando sus manos. Entonces me tomo detrás del cuello y me besó. Su lengua entro en mi boca explorando cada centímetro, ni si quiera mi cepillo de dientes había sido tan capaz de apoderarse tan bien de ella. Mi lengua también hacía lo suyo, así duramos por lo menos 3 minutos que me parecieron los mejores de mi vida. Solo nos separamos porque escuchamos el timbre….siempre lo odié pero ahora quería destrozarlo a martillazos. Sonrió y me dijo que le alegraba que estuviese de nuevo en su vida, luego se alejó y me quede viendo el espejo. Aún no podía creer que Dhario tambien fuera gay. Quizá estábamos hechos el uno para el otro pensé.
Toda la semana Óscar me cubría y tocaba la puerta del baño anunciando si alguien se acercaba. Era rutina besarme con Dhario en los baños pero me estaba cansando y no porque no quisiera. Al contrario, al estar tan cerca ahora mi cuerpo pedía todo, metía el meñique por la orilla de su bóxer y su piel era bastante cálida, el solo me frotaba el trasero por encima del pantalón y luego pasaba sus manos por debajo de mi camisa hasta llegar a mis pezones. Se dedicaba a jugar con ellos y yo seguía en el juego de que mis manos se limitarán al elástico de su pantalón. Echábamos fuego y en parte el miedo a ser descubiertos me hacía sentir un morbo como ningún otro. Escuchamos a Óscar tocar la puerta y nos separamos de inmediato. Todo esto ocurrió por 3 semanas hasta que decidimos dar el siguiente paso, o eso creía.
Llegue aquel día soleado a la puerta de mi casa, agotado porque habían sido muy pesados los estudios, además no salí al receso y no pude ver a Dhario. Senti entonces sus manos en mis hombros antes de meter la llave a la puerta, era él y no tenía idea de los planes que tenía en mente. Me puso feliz y lo invité a pasar, tuve un dejavu cuando me seguía a mi habitación. Grite a mis padres para saber si estaban en casa y no era así. Entramos y lo primero que hicimos fue tumbarnos en la cama como si ya supiéramos que ese día sería mágico. Lo pensé pero no cerré la puerta, no podía romper el momento y seguimos basándonos como nunca, ese día en particular Dhario llevaba una cadena colgando en el cuello, me molestaba cuando nuestros cuerpos se restregaban, me separé y pude apreciarla pero no podía creerlo. Era la medalla de san Benito aquella que alguna vez me perteneció y que tanto anhele recuperar.
De tajo me senté en la orilla de la cama y Dhario al principio se extrañó, pero supo que no le quité la vista a aquella medalla que traía en el pecho. La tomo y me la puso en las manos, estaba cálida quizá por la fricción con nuestros cuerpos pero en ese momento ya toda la calentura se había esfumado, la medalla me recordó al día que mi tío se fue y nunca más lo volví a ver, pues falleció lejos de mi.
Una lágrima calló por mi mejilla y Dhario me abrazó.
— la cuide por ti pero no entiendo, no creí que fuera tan importante — me dijo cerrando mi mano con el collar en ella.
En ese preciso instante entendí que el era mi destino y en un beso profundo hundi mis sentimientos y sabia que ese seria el día en que nuestras almas se conectarian al fin después de tanto tiempo.
Con 13 años y después de haber tenido mi primera experiencia a los 11. Ya tenía la madurez, la voluntad
Y las ganas de abrirle paso al amor. Sus manos no dejaban en paz a mi trasero y mis dedos pasaban por el elástico de su pants. Luego bajaron al de sus boxers y pude sentir nuevamente su piel cálida. Esta vez mis manos no se contuvieron y desidieron seguir camino más adentro, sus piernas eran suaves sin rastros de bellos, así fue que decidí tocar sus firmes nalgas hasta juntar mis dos manos con los dedos en la rayita inexplorada aún por mi. Las palmas de mis manos no abarcaban su enorme trasero y el hacia lo mismo conmigo pero aún seguíamos basándonos como si nuestro aliento dependiera de ese beso. El fue quien dio el siguiente paso y con sus dedos busco camino hacia mi orificio virgen, esta vez al parecer sería yo quien sería el pasivo. Así que por inercia lo rodie con mi pie para que hiciera lo que quisiera ahí en donde nadie más me había tocado. Sus manos eran suaves, como de una niña, su olor a colonia ligera y fresca me volvía loco, yo suspiraba una y otra vez con la cabeza hacia atrás mientras el besaba mi cuello. Estaba siendo todo suyo. Como pudo y sin quitar los dedos que estaban en mi entrada, me despojó de mi playera para luego hacer lo mismo con la suya, ahora mis pezones eran las víctimas de Dhario y vaya que sabía lo que hacía. Mi cuerpo sintió esa electricidad que sentí a los 6 pero no sabía que era. Ahora ya podía sentir esa sensación excitante desde la punta de mis pezones hasta la punta de mi pene que palpitaba a mil mientras chocaba con el suyo sutilmente, solo la tela de nuestra ropa evitaba que esos dos falos de carne se reencontraran después de tantos años. Entonces su lengua fue bajando por mi pecho para luego encontrarse con mi ombligo y llegar a mi zona genital en donde de una, bajo mi pantalón con todo y calzoncillo y mi pene saltó como resorte pegándole en la mejilla, se río por lo acontecido y luego me quitó lo que me quedaba de ropa solo dejándome en calcetines. Se acomodó debajo y con la punta de su lengua tocó mi glande descubierto y escurriendo precum como nunca antes lo había hecho. Sentí como su boca cubría mi pene en cuestión de segundos sintiendo la calidad y acolchada, sentía que no aguantaba y que iba a correrme en ese instante pero entonces lo dejo en paz para poder hacer lo mismo ahora con mis testículos, toda mi zona genital estaba libre de bello. Siempre fui un niño bastante retrasado en la pubertad y aunque ya eyaculaba, aun era lampiño por todos lados. Escuchaba su boca mientras chupaba cada uno y se atraganta con los dos para luego seguir bajando y entonces… un suspiro me hizo perder concentración de lo que me estaba haciendo. Pues su lengua hizo contacto con mi año y todo su alrededor ahora era suyo. Esa sensación era única. Ahora entendí porque brayan gritaba como loco. Mi cuerpo temblaba mientras su lengua de vez en cuando intentaba ingresar dentro de mi. Pero era muy estrecho. Se lo ponía muy difícil, pero el juego seguía igual hasta que sentí sus suaves dedos en mi entrada, esta vez ellos al tener más fuerza lograron ingresar haciéndome retorcer y gritar por un ligero dolor que me causaron, pero desapareció de inmediato mientras entraban y salían como si mi cuerpo hubiese decidido que ellos tenían todo el derecho de hacer lo que quisieran en esa zona, nunca sentí algo tan agradable. Me sentía pleno. Pero como es que Dhario era tan experto en cosas así. Significaba que ya lo había hecho antes? Inclusive me sentí inferior pues crei que yo sería el de la experiencia. Regreso a mi pene y se dispuso a hacerme un oral. Mi cuerpo temblaba y yo gemía como loco sin importar que mis padres pudiesen aparecer en cualquier momento. Succionaba con entusiasmo una y otra vez, casi me hacía terminar pero lo detuve, lo tomé del cuello y lo besé con desespero. Su lengua no solo recorría toda mi boca, si no también mi mentón, mis pómulos y cachetes hasta llegar a mis orejas y yo a las suyas. Me percaté del bulto que traía bajo el pantalón y ahora era mi turno para imprecionarlo. Así que lo giré a la cama y lo despoje de toda la ropa que le quedaba, viendo de nuevo aquel pedazo de carne al que no había visto hace mucho tiempo, no era más grande que el mío pero sin duda era el más gordo que había visto, incluso que el pene de un chico de 18 años que alguna vez vi en un baño público. Me arrodille y levantandolo solo un poco, pude ver sus testículos hinchados, llenos de leche que seguramente quería escapar. Su olor a colonia estaba impregnada en todo su cuerpo pero la combinación con el olor a ropa limpia más su ligero sudor hicieron que amara esa parte de su cuerpo, masajeaba de arriba abajo su pene mientras decidía que parte comenzar a lamer. Lo miré a la cara y me percaté que traía los ojos cerrados. Mi lengua desapareció su cabeza por completo y el arrojo un suspiro silencioso pero largo, me percaté que su pene comenzó a arrojar precum por lo salado que sabia, no era experto pero al parecer le gustaba y ami igual. Nunca había deseado algo tanto, ni siquiera en mi primera experiencia sexual a los 11. Mis manos y mi boca hacían de las suyas con su pene y el lo disfrutaba, sus testículos estaban gordos pero al igual que su pene también cabian en mi boca, se retorcía y gemía como una chica. En ese momento me percaté de lo que me hicieron en mi primera vez, así que presione su pene con mi pecho hacia su panza y como un sándwich o más bien un hotdog quedo su ser atrapado entre los 2. Con mi boca, lamia su estómago y mis manos tomaron sus pezones para comenzar a jugar con ellos. Aún así me movía de un lado a otro frotando su pene y el seguía arrojando suspiros en señal de gusto. De un momento a otro al igual que yo, me detuvo y me dijo que parara, pues iba a terminar y no quería. Se paró frente a mi y me dio un beso más apasionado que los que nos dábamos en los baños de la secundaria, me tumbó en la cama boca abajo y se untó saliba en los dedos para luego ponerla en mi año, era fría pero se sentía bien, yo sabía lo que estaba a punto de hacerme y lo dejé. El era el amor de mi vida y quería más que nadie estar con el para siempre. El problema fue que nunca me había tocado esa parte de mi cuerpo y el tenía el pene más gordo que yo haya visto, así que al querer entrar, por más que aflojara el cuerpo ese trozo no entraba aunque el hacia un enorme esfuerzo. El dolor comenzó a hacerse presente y me cuestioné si seguir o no. Pero ya era tarde, tenía que aportar más. Me levanté y le dije que me esperara, salí desnudo hacia la recámara de mis padres y tomé del cajón un aceite que había visto hace algunos días. Olía a coco, antes de regresar con Dhario escuche la llegada de un automóvil. Era mi padre, un conjunto de enojo y excitación me invadieron pero actué rápido. Corrí a mi cuarto y le dije a Dhario que entrara al baño. Rodie mi cintura con una toalla y me diriji a la entrada en donde mi papá estaba entrando con un maletin. Le dije que tomaría un baño y que me dormiría toda la tarde porque estaba cansado. Que ya había comido y hecho mis deberes. Me palmeo la cabeza y me dijo que estaba bien. Tambien pregunto si me sentía mal. Respondi que era puro cansancio por la escuela y se río y me dijo@;
— ok, pero no tardes tanto en la ducha campeón —con una sonrisa pícara y con un movimiento rápido hizo como si fuera a quitarme la toalla, me hice hacia atrás riendo. Siempre fue el tipo de padre que hacía chistes sobre mi crecimiento y el pudor nunca existió entre nosotros, aún así desde los 10 años dejamos de bañarnos juntos, principalmente por mi sexualidad y mi crecimiento. El aún no lo sabía pero alguna vez me dijo que quería ir a un temazcal en donde tendríamos que estar desnudos, no le había tomado la palabra puesto que a pesar de que nunca pensaría de mi padre de forma sexual. Para mi seria muy vergonzoso al ver de nuevo su pene. No quería tener que tenerlo en la mente así que evitaba esas charlas. Casi tumba mi toalla y en forma expresiva le dije «papa»…se río y siguio su camino a la cocina. Regrese a mi habitación en donde Dhario me esperaba en la ducha. Abri la llave de la regadera y lo empuje hacia ella. Me pregunto por mis padres y lo calle con mi dedo en su boca. Tome de nuevo su pene y entre masajes comenzó a pararse de nuevo, estábamos bajo la regadera basándonos, así que tomé shampoo y lo unte en todas las partes de su cuerpo pero hacia énfasis en su gordo pene. Luego el me giro y prosiguió con lo que estábamos. Ahora el shampoo sería cómplice en nuestro juego adolescente y sus dedos entraban y salían fácilmente una y otra vez, yo trataba de no gritar pero de vez en cuando se me salía uno que otro suspiro. Cuando por fin su pene decidió suplir a sus dedos pudo entrar pero sentí que me desgarró por completo, grite tapando mi boca pero Dhario no termino ahí. De inmediato comenzó un mete y saca pensando en que cada que volviera entrar sería más fácil. Pero para mí no era así, cada embestida me causaba un dolor que llegaba hasta mi estómago, mis gritos aunque no eran fuertes se mezclaban con el golpeteo de sus piernas con mis nalgas, el agua hacia su parte aumentando el sonido de este. Poco a poco me fui acostumbrando al intruso y el dolor fue desapareciendo hasta que comencé a sentir algo indescriptible, mi pene tomó forma de nuevo y el besaba mi cuello mientras el agua caía sobre los dos haciendo un momento mágico y único. Sentia que mariposas volaban sobre nosotros, fue el día más feliz de mi vida, sus movimientos aumentaron en velocidad y fuerza y de la nada sentí algo caliente dentro. Un grito me confirmó que acababa de arrojar todo su ser dentro de mi. Y entonces mi padre llego corriendo y tocando la puerta pregunto si me encontraba bien. Cerré la regadera y le contesté nervioso que si. El sonido del pestillo y un ligero movimiento me asustó y le dije a mi papa que no entrara.
— pero de verdad te encuentras bien? — volvió a preguntar
— en ese momento decidí decirle la verdad, era hora de que supiera quién era yo, le pase una toalla a Dhario quien se encontraba asustado detrás de la cortina, me puse mi toalla y sin duda alguna abrí la puerta, Dhario gritó y mi padre nos vio a los dos dentro.
— que pasa aquí?—
— señor no es lo que cree.— le dijo Dhario a mi padre con la voz entrecortada.
— este soy yo papá, el es Dhario te acuerdas de él? Al final la maestra tenía razón. —
La cara de mi padre era de sorpresa pero no por lo que yo pensaba.
— hijo… ya lo sabia, cres que no te conozco?, la pregunta aquí no es que están haciendo si no porque lo hacen mal.—
Definitivamente ahora el de la sorpresa era yo. Sali del baño pero Dhario se quedó dentro, talvez por vergüenza.
— escuchen— also la voz para que escuchara mi amante hasta el baño.
— ya eres un niño grande, pero no del todo. Así que debes saber que aunque crean que están protegidos, no lo están. Ya deben haber escuchado en clases sobre los preservativos no es así?—
Asenti y luego caí en cuenta a lo que iba.
— pero no soy mujer, no puedo embarazarme.—
Puso su mano en mi hombro y me dijo;
— las enfermedades venéreas son lo peor y no querrán contraer alguna. Se que ninguno de los dos tiene, pero siempre es mejor la prevención.—
Me abrazo y con una sonrisa me guiño el ojo. —Los dejo tortolos—…y salió de mi habitación. No podía haber sido mejor para mí. Si el lo tomó de la mejor manera, mi madre lo tomaría mejor. Ahora si estaba seguro de que mi vida cambiaría para siempre. Estaba listo para contárselo a Óscar, a todos quería gritar de emoción pero compartirlo con Dhario quien salió del baño con la cabeza agachada y de inmediato comenzó a vestirse, yo lo miraba sonriente mientras lo hacía y el no me dirigía la mirada. Cuando terminó. Me dijo algo que me confundió bastante.
— como pudiste? — salió de mi habitación corriendo y luego de mi casa. Obviamente no lo pude detener después de la entrada porque yo seguía con la toalla. En la entrada de mi casa había un hormiguero gigante, las hormigas cargaban trozos de hierbas más grandes que ellas mismas, si ellas podían con ese peso yo igual podría con un peso de esa magnitud, pensé…pero no fue así. El siguió corriendo dejándome pensativo el resto del día. Ese fue el último dia en que conocí a Dhario como lo había hecho siempre porque lo que vino después me destrozó por completo.
QUE FUE LO QUE HIZO DESPUES EL PENDEJO DE DARIO TE HUMILLO TE GOLPEO VOLVIERON A COGER Y LE DISTE DE ACTIVO, SE ENTERARON TUS SUEGROS ,PORQUE REACCIONO ASI.
Que pasa con Dario le gano el que diran
Que tu le des de activo a Dhario y se disculpe por esa actitud
Que tal, que bueno que te gusto. Ojalá hubiese podido estar de nuevo con el. Ya envié mi segundo relato…ojalá y sea de tu agrado.
Ola e, me venía a hacer una paja rápida y terminé chillando JAJJAJAA, en fin, es una historia linda y tengo entre miedo y curiosidad por saber lo que pasa después, espero ver más y me encantaría poder hablar contigo!, 10/10
Muchas gracias. Me alegra saber que al me nos a alguien le gustó y no solo les gusta la lectura de puro sexo y rudo. Jeje tmbn me gustaría platicar contigo
comos igue
Hola. El segundo relato está en proceso de ser aprobado. 🙂