LOS 7 PECADOS SEXUALES 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Beto43286158.
Volvíamos del Ministerio Publico y yo muy divertido porque mamá había ido casi semidesnuda por mí.
Intentó asustarme comentando que le diría a Papá que había pasado la noche en la cárcel y yo le dije:
-Mientras no se entere que andabas sin sostén en la comisaría, tus pezones se notaban y hasta casi creo que no tra…
¡ZAZ! Un golpe en seco se escuchó.
Al principio no supe lo que realmente sucedió pero, sentía un ardor en mi mejilla y había perdido el equilibrio, y no fue hasta que vi que mi madre tenía una mano levantada y en posición de acabar de tirarme un golpe, que entendí que me acababa de bofetear.
Fue tan rápida que ni siquiera alcancé a ver cuando lo hizo.
Pero mi sangre comenzó a hervir de coraje y me lancé y la tomo del pelo con unas ganas intensas de arrancárselo todo.
Y para mi sorpresa, al lastimarla ella gime como si en lugar de desgreñarla la estuviera penetrando.
Me asusto (y me excita un poco) y tratamos de cambiar el tema, ella pregunta que cómo pasé la noche, y por la excitación que me acababa de provocar, comienzo a recordar la noche anterior.
Cuando el oficial Rodríguez me sube a la patrulla y que como protocolo te llevan esposado al entrar al vehículo, colocan la mano en la cabeza del detenido y le dicen “cuidado con la cabeza”.
En mi caso fue algo diferente, la colocó en mi trasero y dijo muy despacio, casi a mis oídos:
-Cuidado con las nalgas, Raul.
¿O prefieres que te diga Raulita otra vez?
Intenté ignorarlo y solo entré en la patrulla.
Cuando el entró al vehículo, no dijo nada solo condujo y después de algunos minutos, me di cuenta de que n íbamos al Ministerio Público, hasta entonces hablé.
-No me llevas a la cárcel –Dije- a dónde vamos.
-Ya verás.
– Dijo el oficial Rodriguez al momento que esbozaba una sonrisa y levantaba su teléfono particular para hacer una llamada.
Alguien contestó al otro lado de la línea y Rodriguez dijo:
-Ron, el hijito del muertero vino a visitarnos.
Dile a Erik que necesitamos un kit de limpieza y lubricación.
Esta va a ser una noche larga.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza, estaba asustado, no sabía a dónde iba, pero si sabía quiénes eran Ron y Erik, además, también sabía lo que me harían.
Llegamos a unos departamentos que ya conocía y un portón eléctrico se abrió, entramos, me bajó del vehículo me indicó que pasara al cuarto siguiente y estando allí observé varios muebles muy peculiares.
Recordé que ya había estado allí y Rodríguez me dijo:
-Colócate allí, ya sabes la posición.
– señaló una cama de masajes.
Me acerqué, me coloqué de frente a la cama y acosté mi torso de frente sobre ella, quedando mis piernas como si estuviera aún parado, pero mi pecho acostado boca abajo en la cama de masajes.
Él se acercó sobre mí y tomándome de la cintura me desabrochó el pantalón, me los bajó junto con mi bóxer hasta los tobillos dejando mis nalgas desnudas y mi culito expuestos, mientras que mi pene ya erecto junto con mis bolas, estaban atrapadas entre la fría cama de masajes de forro sintético y yo.
Uno a uno quitó mis zapatos, terminó de sacar el pantalón y hábilmente colocó dos pares de esposas que sujetaban mis tobillos de la cama de masajes.
En ese momento se escuchó que llega un vehículo y dos tipos entran a la casa por la puerta principal.
-Hola Raulita.
– Dice uno de ellos.
-Hola perrilla.
-Dice el otro.
-Hola muchachos.
Tiempo sin verlos.
– Les saludo y sonrío mientras que Rodríguez me levanta me quita las esposas, la camisa y me vuelve a recostar.
Erik y Ron se acercan frente a mí, y cada uno me esposa una mano estirada hacia el frente y los laterales de la angosta cama.
-Espero que no hayas empezado sin nosotros.
– comenta uno de ellos.
-No te preocupes, no lo hice.
Esta noche vamos a disfrutarla completita, por lo tanto no debemos lastimarlo.
Vamos haciéndolo suave y con cuidado.
Los tres se colocaron atrás de mí, y comenzaron a sacar de las bolsas que traían los mencionados artículos de limpieza.
Comenzaron lubricándome la entrada con un gel muy suave, después sentí tan rico cuando lentamente introdujeron en mi culito una pequeña pipeta que lentamente me llenaba el culito de un líquido frío que al inicio me incomodó un poco, pero que después me adapté rápidamente.
Debíamos esperar 10 minutos, por lo que me tomaron de la cadera y me jalaron fuerte hacia atrás para lograr desatrapar mi pene y mis bolas que estaban entre la mesa y yo.
Quedaron allí ambos, mis bolas y mi palo duro.
Entonces como si fuesen a ordeñar una vaca, se pusieron en cuclillas, y comenzaron a masturbarme, acariciaron mis bolas y mi prepucio lo trasladaban hacia arriba y hacia abajo presionándolo muy fuerte, las venas de mi verga a resaltadas formaban un perfecto adorno y mi glande muy marcado y redondo con un color uva, les provocaba mucha excitación, uno de ellos arrimó su boca y comenzó a chuparlo, sentí aquellos tibios labios, que apenas si cubrieron mi grande y una lengua juguetona que intentaba entrar en mi uretra.
Me soltaron solo las esposas de las manos, pusieron una cubeta detrás de mí y me agacharon para que sacara lo que estaba dentro de mi culito, me incorpore, me volvieron a sujetar las esposas de las manos un poco mas flojas, para que mi cabeza pudiera hacerse hacia los lados.
La excitación estaba al tope y lo mejor comenzaba, ya que otro enema se introducía, pero este solo era para dejar un poco de lubricante adentro.
Cuando lo sacaron, una lengua caliente comenzó a jugar con mi arrugado culito.
Mientras otro se colocaba debajo de mí y comenzaba nuevamente, a chupar mi palo y por último, rodríguez se colocaba a un lado de mí, justo en frente de mi cara, y para mi sorpresa ya no traía sus pantalones puestos, su verga era gigante, una mole de carne y venas tan saltadas que parecía que le iban a estallar, su glande era aún más grande, pareciera que incluso no perteneciera a su propio pene, lo hacía verse deforme.
Lo acercó a mi boca y como siempre, me daba trabajo tragármelo, ya que mi boca era más pequeña que aquel gigante.
Abrí todo lo que pude mis mandíbulas, y con un empujón de sus manos en mi nuca, entró esa cosa en mi boca, se sentía caliente y seca, pero con mi lengua, poco a poco la fui llenando de mis jugos salivales.
Comenzó a retroceder y empujar dentro de mi boca llegando siempre al tope de mi garganta, lo cual no me incomodaba, porque ya estaba acostumbrado a esa deliciosa verga desde hace 5 meses, al ver esto, Ron que chupaba mi culito y metía su juguetona lengua en él, se incorporó y ya sin pantalones también, me metió muy suavecito su pequeño pene, (el tenia siempre el privilegio de iniciarme, ya que su pene era apenas un poco más grueso que un dedo, y aunque largo no me dolía en lo más mínimo cuando este entraba en mi culito previamente lubricado y calentado.
Al entrar en mi culo, comenzó a bombear tan rico mi próstata, y sintiendo la lengua de Erick en mi glande comencé a contraer mis testículos.
Un chorro de leche tras otro salieron de mi verga y entraron directamente en la boca de Erik, el comenzó a chupar tan fuerte que no sabía si sentía placer, dolor, ganas de orinar o estaba muriendo y resucitando al mismo tiempo.
Las contracciones de mi orgasmo hicieron que mi culito apretara tanto la polla de Ron que él se empezó a venir al mismo tiempo que gemía y me bombeaba como un taladro dentro de mi culito ya abierto.
Sentía como algo caliente volvía a llenarme el culito y mis mandíbulas sin pensar mordían la mole de Rodríguez.
El sin desesperarse volteaba hacia el cielo y me bombeaba la boca desde la base de su glande hasta el tope de su pelvis.
Su enorme glande recorría toda mi boca forzando mi garganta a abrirse a tope cuando lo introducía todo.
De repente se detiene, justo en medio de mi boca, su glande palpitando como si fuera su propio corazón dentro de mi boca.
Unos enormes chorros de leche viscosa, salada y un poco astringente, invaden toda mi garganta y boca, no había terminado de tragarlos cuando ya me estaba llenando nuevamente la boca.
Se salió de mí y fue entonces cuando Erik comenzó a bombear mi culito ya iniciado ya previamente por Ron.
Me bombeó con ese rico pene que tiene, grande pero no enorme, y sentí como me dejaba mi colita mucho más abierta que antes.
Con mucho aguante Erik, Ron y Rodriguez se turnaban para que les chupara sus vergas y cuando lograron recuperarse nuevamente entonces vino lo más divertido de nuestro encuentro.
Rodríguez ocupó el lugar de Erik penetrándome con aquella enorme bestia venuda, era un dolor en el culo que me hacía ponerme de puntillas, pero al cual también ya estaba acostumbrado, poco a poco mi culo se fue comiendo esa deliciosa verga hasta que llegó al tope de su pelvis.
Se inclinó hacia mí, y Erick se colocó detrás de Rodríguez penetrándolo también, y por último, Ron, penetraba a Erik.
Rodríguez me toma del cabello, me jala y me dice:
-¡Hazlo!- yo comienzo a hacer un ruido muy parecido al del silbato de una locomotora.
-Tuuuú, tuuuuú.
– y enseguida todos comienzan a hacer el chucu chucu, mientras a mí me hacen chaca chaca.
Tuuuú tuuuú, chucu chucu, chucu, chucu.
Se escuchaba en la habitación mientras una fila de cuatro hombres, metían sus vergas a el culo de adelante mientras otra verga entraba a su propio culo, en una vaivén de excitación orgásmica, y en la cual yo encabezaba la fila recibiendo la bestia de Rodriguez en mi culo con gran satisfacción.
Así estuvimos por un largo rato, todos vaciaron sus lechitas adentro del culo que tenían delante, me desesposaron, chupé sus vergas, hicimos varios 69, cambiamos de pareja, nos duchábamos, hacíamos trio, nos lubricábamos, volvíamos a cambiar de compañeros, nos volvíamos a duchar, nos volvíamos a lubricar, nos volvíamos a penetrar, nos bebíamos nuestras leches, las compartíamos, descansábamos y volvíamos a iniciar, ya casi para amanecer, nos vestimos, y nos dirigimos a la estación de policía, mientras en el camino, Rodríguez toma su celular y hace una llamada.
Del otro lado de la línea se escucha:
-¿Raúl? – Rodríguez se sorprende, pero rápidamente contesta.
-Eh, ¿Señora Blanca?, Soy el oficial Rodríguez, estoy seguro que ha estado preocupada por su hijo.
-Por todos los cielos.
¿Qué ha pasado?- Dice mi Madre, que es a quien está llamando Rodríguez.
-Su hijo está perfectamente – contesta– pero la verdad me apena muchísimo lo que tengo que decirle y preferiría que pasara a la oficina antes de que los empleados comiencen a llegar.
En ese momento me doy cuento que estoy ensimismado en mis pensamientos, ya estoy en casa y mi madre está frente a mí viéndome de una forma extraña, ya que tengo una gran sonrisa dibujada en mi rostro y para calmarla solo le digo:
-No estuvo tan mal después de todo.
El único inconveniente es que se vuelve imposible dormir en un lugar con gente como esa.
Bueno, nuevamente me disculpo, Má, no quise hacerte daño.
-No te preocupes, estoy bien.
Anda sube ya que me estas dejando la casa toda oliendo a no sé qué.
En ese momento veo que llega mi hermana y subo para no verla en este momento.
(10 horas antes en otro punto de la ciudad)
Mi celular suena, y me emociona ver que es Sofía.
-Aloooo hermosa, ¿cómo estás?- Mi nombre es Brenda y salgo con Sofía desde hace dos meses.
– ¿Cómo te fue en tu misión? ¿Cómo te trata la policía?
– Todo salió mejor de lo que esperaba, ya estoy con tus amigos los polis, y la verdad me tratan muy bien.
– comentó Sofía- Ya puedes venir por mí, la verdad te extraño, hay algo que no pude terminar y necesito de tu ayuda.
– Llegué a la estación de policía me paro en frente del único oficial que estaba en el escritorio y me dice sonriente:
-Dígame, en que le puedo ayudar señorita?
-Vengo a liberar a una amiga- le digo.
-Pues libérela.
– Me contesta el oficial cruzando sus brazos.
Yo coloco una mano en mi vestido por dentro del escote y saco una de mis bubis para mostrársela.
El más sonriente me pregunta:
– ¿Y qué quiere que yo haga?
-Pues que libere a mi otra amiga- El estira su mano toma mi escote por la bubi que aún estaba dentro de mi vestido y lo baja un poco, solo para dejar salir a mis dos nenas.
-¡Pareja, venga a ver esto!- Grita y al momento otro oficial sale de la parte de atrás y los dos embobados solo se quedaron viendo mis pechos.
Los guardo de nuevo, y aunque los dos se quejan, les digo:
-El trato ya lo pagué, falta su parte.
– Entonces entra uno de ellos nuevamente a la parte de atrás y regresa con Sofía.
Cuando veníamos en el auto le pregunté:
-¿Y qué tal, te gustó?
-Fue maravilloso, estoy aún temblando de emoción pero la verdad es que no tuve ni un solo orgasmo, me hiciste falta.
Si no me crees, tengo casi 4 horas mojada, y puedes revisarlo.
Sofía estaba sentada en el asiento del copiloto del auto, abrió las piernas y aunque su falta cubría su sexo, me fue muy sencillo levantar esa diminuta tela para encontrar sus labios lampiños, húmedos y tibios.
Los acaricie desde abajo hacia arriba, mojándome totalmente mis dedos con sus jugos y haciendo la presión necesaria para hacerla gemir justo cuando mis húmedos dedos llegaban y remolían su clítoris.
Retiré mi mano y me dispuse a manejar al mismo tiempo que le comentaba.
-Creo que ya estas lista para mi.
– Ambas reímos pícaramente.
– Y además estoy segura de que Ron me grabará un video excelente de cuando Rodriguez se coja a mi hermano.
– Las dos soltamos una carcajada de complicidad y nos dirigimos a mi nueva casa.
Mi hermano Raúl siempre ha sido un pesado conmigo, toda la vida me ha molestado, me golpeaba cuando podía, me quitaba mi lunch en la escuela, ensuciaba mi ropa, le metía el dedo a mi comida, me quitaba la toalla cuando salía de bañar e incluso me espiaba en la ducha.
Sofía siempre había tenido la fantasía de que tuviéramos sexo en público, pero como yo jamás me anime, le propuse se hiciera de novia falsa de mi hermano y orillarlo a él a hacerlo en público, de esta manera lo logramos que la policía lo atrapara, y como ya sabíamos que Rodríguez le encantaba bombearlo, Sofía sobornó al oficial Ron con una mamada para que en escondidas lo grabara.
Cuando llegamos a casa, Sofía no se desvistió solo se bajó la blusa a su cintura y comenzó a besarme.
Sus besos eran más mordidas que caricias, estaba frenética, me lamia el cuello, mordía mis orejas, me acariciaba el trasero, mi cara, mis pechos y mi vagina por encima del pantalón.
Poco a poco me fue quitando la ropa, y cada que quitaba una prenda lamia completamente el lugar que iba dejando desnudo como si quisiera comerme toda, cuando chupó mis pezones, sentí tan rico y tan tibio, y tan húmedo que sentía como mi vagina comenzaba a contraerse.
Fue bajando poco a poco, recorriendo mi vientre con sus manos y sus labios.
Se detuvo en mi ombligo, no sé si a jugar, o solo por hacerme esperar antes de que su lengua acariciara mi clítoris.
Me empujó hacia la cama, abrió mis piernas totalmente, observaba cómo mis labios vaginales ya húmedos pedían sus caricias.
Lentamente comenzó a besarlo me recorría toda mi zona como explorándola una y otra vez.
Se incorporó, se acostó sobre mí y nos besamos, nuestras pelvis se movían en un sube y baja como la marea del mar.
Nos hincamos en la cama frente a frente, yo me senté en su pierna y ella en la mía, comenzamos a galopar, sentía como su húmeda concha bañaba mi pierna y yo sentía que mi clítoris descargaba destellos de electricidad en todo mi cuerpo, de repente ella comienza a clavar sus uñas en mi espalda, me aprienta con fuerza y gime tan fuerte y tan rico que me volvía loca, toda su piel se erizó y entonces paró de moverse.
Se tiró de lado en la cama y nos acariciamos suavemente.
-¿No me dejarás a medias verdad?- Le dije cuando le vi intensiones de dormir.
-Claro que nooo.
– me dijo mientras reía.
Nos besamos intensamente, y cruzamos nuestras piernas formando unas perfectas tijera, nos tomamos de las manos y comenzamos a frutar nuestras conchas tan rico, tan tibio, tan fuerte que solo fue unos instantes de gritos y gemidos que comencé a tener un orgasmo y Sofi gritaba, -¡Me vengo, me vengo!- Un último gemido al unísono nos envolvió y caímos rendidas en la cama.
Por la mañana Sofía me despertó y me dijo:
-Me tengo que ir.
Ya levántate flojita.
– Me besó la boca- Te amo- dijo, y se fue.
Yo iría a casa por Bobby.
Más tarde ese mismo día, Pedro iba con Estrella de regreso de la secundaria, ella pregunta:
-Papi ¿Puedo dormir hoy en tu cuarto contigo y con mami?
-No, ya estas grande y debes aprender a dormir sola.
– Le dije.
-Ayer no pude dormir.
Solo es hasta que me acostumbre.
-Ya te dije que no.
Cuando llegamos a casa Estrella corrió con mamá y le hizo la misma pregunta.
Volteé a ver a Blanca y ella le dijo suavemente a Estrella:
-Sabes que a tu padre no le gusta, pero estaremos contigo toda la tarde.
– Y así pasó, toda la tarde jugamos y cenamos juntos.
A la hora de dormir ella se subió antes y cerró su puerta.
Yo miré a los ojos a Blanca y le dije:
-Terminemos lo que comenzamos.
– Ella sonrió emocionada y nos fuimos a la habitación y cerré con llave.
A la mañana siguiente Blanca se levanta y va al cuarto de Estrella.
-¡Raúl!- Grita desde allá.
–Estrella no está.
– Salgo corriendo del cuarto y me dirijo hacia allá, su cama estaba ya tendida.
Buscamos en su ropero y debajo de la cama, y nada.
Bajo corriendo las escalera y la veo sentada a la mesa.
-¿Qué haces aquí?
-No podía dormir y me levante temprano- Dijo muy tranquila
-No nos vuelvas a hacer eso.
–le ordené.
-No te preocupes.
No lo volveré a hacer.
Continuará…
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