Los albañiles de la construcción
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Fue realmente delicioso haber sido poseido por esos cinco machotes de la obra en construcción a la cual accedí sin siquiera proponérmelo.
Desde ese dia en adelante casi todas las tardes me dejaba caer por la obra y no faltaba alguno de ellos a quienes les sobraba semen y querían depositarlo dentro de mi hermoso culito adolecente.
A veces coincidía en que me comia a dos y otras , la mayoría, solo a uno pero como cambiaban los turnos, era como conocer a alguien nuevo todas las tardes.
Con el Capataz fue con quien mas sexo tuve ya que a veces oficiaba de rondín en la obra y se quedaba solito toda la noche aunque si bien yo no me podía amanecer en sus brazos musculosos, si podía quedarme un poco mas tarde y realmente disfrutaba esas culeadas ya que al estar solos, el se prodigaba en ser un buen amante, gentil, apasionado y nunca me dejó ir vació.
Siempre regresaba a mi casa con millones de sus hijitos dentro de mis tripitas.
Con el practique variadas poses amatorias.
De pie apoyado en la muralla, tendido sobre la mesa de comedor con mis talones en sus hombros, en cucharitas, a lo perrito, a borde de catre en 4.
Otras veces le practicaba una felación profunda a toda garganta y allí me depositaba sus "chiquillos malcriados" a fondo de mi garganta.
Una tarde de esas en que estábamos reposando el primer polvo estando ambos completamente desnudos y yo me recostaba tiernamente sobre su pecho, me preguntó si le molestaría volver a tener una nueva sesión de sexo grupal; esta vez eso si con una diferencia.
Participaría su hijito de 11 añitos, el Ingeniero Jefe de la obra y aquel obrero vergón a quienes todos apodaban el "monstruo".
Está demás decir que yo accedí de inmediato ya que un panorama como ese no se desecha bajo circunstancia alguna máxime si ya estaban por terminar mis vacaciones escolares de invierno.
Yo le abrace apasionadamente y parando mi cola le hice saber que estaba listo para un segundo polvo diciéndole que no me iría asi nomas a mi casa con tan pocos de sus "chiquillos" en mi interior.
Esta vez me tendí yo sobre su pecho y separando mis níveas piernitas, me comencé a restregar sobre su cuerpo hasta que sentí que su verga estaba al cien por ciento una vez mas.
Alli la tome con una de mis manos y me enterré el sólo glande pasada la puerta de entrada de mi reino de placer.
Me fui incorporando poco a poco mientras retrocedía moviéndome como una serpiente para lado y lado hasta que su poderosa herramienta hubo entrado completamente.
Sentí que los vellos pubianos se restregaban contra mi pancita siendo esa la señal para transformarme yo en un torbellino de placer.
Como teníamos tiempo cuando notaba que estaba por comenzar a eyacular, me detenía hasta que se le pasaban los gusto para, acto seguido; volver a ejercer toda mi sapiencia de putito adolescente y recomenzar el ciclo una vez mas.
De verdad ambos estábamos gozando del polvo.
El con su madurez y virilidad y yo con mi apasionado y explosivo carácter que tanto gustaba a todos.
Le hice pasar por ese ciclo unas tres o cuatro veces y cuando decidía que ya estaba bueno puesto que yo de verdad necesitaba sentir su acabada dentro mio, me prodigué en hacerle gozar hasta que, aferrándome de mi cinturita me dio dos clavadas profundas y vació toda su simiente en mis intestinos.
Yo aun no había acabado y de verdad lo necesitaba asi que, los últimos estertores de su prodigiosa eyaculada, los aproveche restregando mi enhiesto pene sobre su bajo vientre, lo que me llevó a acabar sin siquiera haberme tocado.
Esa característica fascinaba a mis amantes ya que todos se sentía que eran capaz de hacerme acabar por el culito.
Para que les iba a decir que yo era asi con todos y que de chico había aprendido a manos de un Juez de Menores la técnica y los movimientos necesarios para lograr unas acabadas preciosas que me dejaban laxo, agotado, tembloroso y feliz y por ese medio hacía aun mas feliz a mis numerosos amantes.
Me incorporé saliendo de la estacada donde me encontraba y al despegarme de su rico pene y como me había dejado bien abiertito, gran parte de su semen escurrió afuera regándose sobre su vientre y pecho.
Me enderece para asearme someramente ya que era mi fascinación quedarme con todas sus semillas dentro mio y me vestí rápidamente y después de darle un beso con toda la lengua, me dirigí a mi casa donde soñaría con la prometida nueva sesión de sexo grupal; me volvería a comer al "monstruo" y tendría la posibilidad de que me culeara el ingeniero Jefe de la obra.
Además al fin conocería al tan ponderado hijito del Capataz de quien se contaban muchas historias para no creer y que ya me traían un tanto celosillo.
Le di un beso de buena noches a mi ingenua madre y tal como la canción de Serrat.
" la niña duerme en casa y en un reloj darán las diez.
Dolmance2016
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