Los baños de la universidad y su intimidad II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Nervioso y ansioso, yo y mi culo.
Le dejé actuar, sabría mejor como hacerlo.
Empezó con un dedo que previamente había untado en su sabrosa saliva (con algún resto de su néctar que yo había dejado ahí).
Podía notar como lo metía perseverantemente, y sin mucha oposición, continuó con dos dedos, esto empezó a molestar un poco (en mi defensa, debo decir que sus dedos eran los de un hombre de verdad, no unos meros palos de helado), pero era una molestia que no me desagradaba en absoluto.
Me encantaba la manera en la que arqueaba los dedos dentro de mí y me presionaba para dejar hueco al siguiente dedo.
Así, el último que iba a estar dentro de mí entró.
No noté demasiada diferencia, supongo que estaría demasiado excitado y que había hecho buen trabajo en la fase anterior.
Sin ninguno mediar palabra, decidió que era el momento, sacó sus dedos de mí y empecé a notar algo con menos robustez en el principio de mi dilatado ano.
Fue metiéndola poco a poco, y este momento no me gustó tanto como hubiera querido.
Por fin llegó al final y entonces sentí todos los centímetros de lo que me asediaba.
Tenía una imagen bastante nítida delo que tenía dentro, podía dibujar su glande, su prepucio, incluso alguna vena que modificaba la forma de perfecto cilindro.
Llegó el momento que la sacó un poco y la volvió a meter, varias veces.
En algunas envestidas sufría, pero pronto el dolor se convirtió en un placer nada esperado.
Al cabo de unos minutos, disfrutaba tanto que me uní al balanceo de su ritmo para controlar más el placer que de mi dios griego recibía.
En un momento de rapidez, solo medido por la excitación, aproveché para tocarme a la vez.
No puedo decir que tardara mucho en salpicar la puerta del baño.
Aquel orgasmo fue mayor que cualquiera que hubiera sentido antes.
Liberaba ráfagas cada vez que sentía su miembro más dentro de mí.
Fue tan largo que casi se me olvida respirar.
No me importó haber acabado, disfrutaba de seguir sintiéndole dentro de mí.
Por fin, él también llegó a su momento culmen.
Noté algo nuevo, como su fruto llenaba mis cavidades interiores, era cálido y espeso, como el que había recibido en la boca.
Cuando ya liberó todo lo que podía liberar en mí, agotado se recostó sobre mí para echar los últimos jadeos de aire caliente en mi oreja.
Cuando volvió al mundo de los vivos y salió de mi interior, yo pensaba limpiar lo que iba a salir de mi abertura, pero él me mantuvo mirando a la pared con sus dos manos en mi espalda.
En ese momento no sabía que quería, pero lo descubriría cuando sentí algo húmedo acariciar las puertas de mi culo, y me dijo: devuélvemelo todo.
Así lo hice, o lo intenté hacer.
Continúa en el capítulo 3
Muchas gracias por haber leído mi relato.
Me gusta leer vuestros comentarios, buenos o malos, así puedo mejorar para el tercer capitulo
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